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Erradicar el hambre en el mundo para el 2030, es posible

 

La ONU asegura que se trata de un objetivo real y viable, siempre y cuando los sistemas económicos mundiales "unan sus fuerzas y trabajen juntos", poniendo al centro de todo al ser humano.

 

 

22 octubre 2018, 16:15 | Sofía Lobos - Ciudad del Vaticano


 

 

Una de cada nueve personas en el mundo no tiene suficiente comida: unas 820 millones padecen hambre, en su mayoría mujeres.

Al mismo tiempo, alrededor de 155 millones de niños sufren malnutrición crónica, una condición que puede afectar en el retraso de su crecimiento, e incluso conducirlos hasta la muerte, ya que el hambre causa casi la mitad de las defunciones de niños menores de un año.

 

Mayor voluntad política y más apoyo financiero

Ante esta alarmante situación, la Organización Mundial de las Naciones Unidas busca aunar esfuerzos para conseguir alcanzar el objetivo del Hambre Cero en el mundo para el año 2030.

Y para ello, ha lanzado recientemente con motivo del Día Mundial de la Alimentación 2018; una campaña de concientización social bajo el lema “Nuestras Acciones son nuestro Futuro”, una idea que compartió el director general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), José Graziano da Silva, durante la celebración del Día Mundial en Roma.

“Lo que necesitamos es una mayor voluntad política y más apoyo financiero. Sabemos lo que hay que hacer. Y tenemos que actuar ahora. Lograr el Hambre Cero para 2030 es aún posible si trabajamos todos juntos”, afirmó.

 

Hay recursos para alimentar a todo el planeta

Actualmente, el sector alimentario y el sector agrícola a nivel global ofrecen soluciones claves para el desarrollo y son vitales para la eliminación del hambre y la pobreza.

Gestionadas de forma adecuada, la agricultura, la silvicultura y la acuicultura pueden suministrar comida nutritiva a todo el planeta, así como generar ingresos decentes, apoyar el desarrollo centrado en las personas del campo y proteger el medio ambiente.

Tal como afirman los últimos informes publicados por la ONU, nuestros suelos, océanos, bosques; nuestra agua potable y biodiversidad están sufriendo un rápido proceso de degradación debido a procesos de sobreexplotación.

 

Las inversiones en agricultura son cruciales

A esto se añade el cambio climático, que repercute sobre los recursos de los que dependemos y aumenta los riesgos asociados a los desastres naturales tales como las sequías y las inundaciones. Muchas campesinas y campesinos ya no pueden ganarse la vida en las tierras que trabajan, lo que les obliga a emigrar a las ciudades en busca de oportunidades.

Por ello, es necesario llevar a cabo una profunda reforma del sistema agrario y alimentario mundial si se quiere nutrir a los 815 millones de hambrientos que existen actualmente en el planeta y a los dos mil millones de personas adicionales que vivirán en el año 2050.

Y en este contexto, las inversiones en agricultura son cruciales para aumentar la capacidad productiva agrícola y los sistemas de producción alimentaria sostenibles son necesarios para ayudar a mitigar las dificultades del hambre.

 

La voz del Papa contra el hambre

Ante este escenario mundial, resuena también la voz del Papa Francisco en su mensaje enviado a la FAO, con motivo del Día Mundial de la Alimentación de este año:

“Los pobres aguardan de nosotros una ayuda eficaz que los saque de su postración, no meros propósitos. En este siglo XXI, que ha visto considerables adelantos en el campo de la técnica, la ciencia, las comunicaciones y las infraestructuras, tendríamos que sonrojarnos por no haber conseguido los mismos avances en humanidad y solidaridad, y así satisfacer las necesidades primarias de los más desfavorecidos”, subraya el Pontífice.

“La iniciativa Hambre Cero 2030 ofrece un marco propicio para ello y, sin duda, servirá para cumplir el segundo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030, que busca erradicar el hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible. Alguno puede decir que aún tenemos doce años por delante para llevarlo a cabo. Y, sin embargo, los pobres no pueden esperar. Su calamitosa situación no lo permite”, concluyó.