Servicio diario - 23 de octubre de 2018


 

Sínodo 2018: 'La sabiduría del tiempo', un diálogo entre jóvenes y mayores
Rosa Die Alcolea

Taiwan: El Papa recuerda a las víctimas del accidente ferroviario en el condado de Yilan
Rosa Die Alcolea

Sínodo 2018: Los padres sinodales ya tienen el borrador del documento final
Rosa Die Alcolea

Santa Marta: "Si sabes esperar, no te decepcionarás"
Anne Kurian

La Jornada Mundial de la Juventud, vivo reflejo del diálogo entre jóvenes y ancianos
Rosa Die Alcolea

Iraq: Los jóvenes agradecen al Papa su aliento
Marina Droujinina

P. Antonio Rivero: "La fe tiene su proceso, como lo experimentó el ciego de nacimiento"
Antonio Rivero

San Luigi Guanella, 24 de octubre
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

23/10/2018-19:37
Rosa Die Alcolea

Sínodo 2018: 'La sabiduría del tiempo', un diálogo entre jóvenes y mayores

(ZENIT — 23 oct. 2018).- "Si los ancianos no sueñan, los jóvenes no pueden ver el futuro. Los ancianos sueñan y los jóvenes tienen visiones. Pero si el anciano no sueña, el joven no puede ver el futuro. Necesitamos abuelos soñadores y memoriosos", es el mensaje del Papa Francisco que da vida al proyecto La sabiduría del tiempo.

Se trata de un libro que recoge 250 entrevistas a personas mayores, realizadas a ancianos de 30 países diferentes, y el Papa las comenta compartiendo incluso momentos de su propia biografía personal.

Este martes, 23 de octubre de 2018, a las 16 horas, se ha presentado el proyecto La sabiduría del tiempo con la presencia del Santo Padre, en el Instituto Patrístico Augustinianum de Roma, institución universitaria que pertenece a la Orden de San Agustín, y está afiliada a la Pontificia Universidad Lateranense.

Es una iniciativa del padre jesuita Antonio Spadaro, director de la revista La Civiltá Cattolica, quien ha intervenido en el acto de presentación del libro, enmarcada en el Sínodo de los obispos, que tiene lugar del 3 al 28 de octubre en Roma, sobre los jóvenes, la fe y discernimiento vocacional.

 

JMJ Panamá 2019

Monseñor José Domingo Ulloa Mendieta, arzobispo de Panamá y presidente del Comité Organizador de la Jornada Mundial de la Juventud 2019, ha ofrecido unas palabras al Santo Padre y a todos los presentes.

El prelado panameño ha dado su propio testimonio de esta experiencia: En Panamá "hemos iniciado estos espacios de diálogo, en el contexto de la preparación para la Jornada Mundial de la Juventud. Llamamiento lanzado por el Papa a los jóvenes al concluir la JMJ en Cracovia para que se dirijan hacia la JMJ de Panamá de la mano de los ancianos, de sus abuelos".

Tras las palabras del arzobispo de Panamá, el padre Antonio Spadaro ha narrado cómo surgió la iniciativa: Este bonito proyecto intergeneracional ha sido posible gracias a la colaboración de dos asociaciones: El Servicio Jesuita de Refugiados y Unbound, que se ocupa de más de 300.000 ancianos y niños en 18 países.

En un año y medio —ha señalado el P. Spadaro— gracias a Unbound, asociación sin ánimo de lucro, se han recogido más de 250 historias en un año y medio. El jesuita le presentó esta recopilación de historias al Papa Francisco.

El Papa ha participado triplemente en este proyecto, ha señalado Antonio Spadaro: Ha escrito el prefacio del libro, ha dado su aportación su aportación como persona mayor, "explicando que ha tenido que aprender a ser anciano" —señala el P. Spadaro—y ha ha contribuido escribiendo algunos relatos.

 

El Papa recuerda a su abuela

Al plantearle el proyecto al Papa Francisco —ha compartido Spadaro—, mientras responde "es como si enfocara sus ojos en la historia de las personas. Él fija la foto, y la mirada se posa en las caras, en las manos, que son como una contraseña que puede revelar el corazón y los años".

"Él tiene un vívido recuerdo de sus abuelos, en particular la abuela Rosa": 'Ella ha sido despojada tantas veces por los afectos, pero siempre miró hacia arriba, diciendo algunas cosas de simple sabiduría, no aconsejaba mucho, pero pensaba mucho y rezaba tanto...', me dijo. Esta mirada hacia arriba es la que busca Francisco en los ancianos", ha relatado el promotor de La sabiduría del tiempo.

 

Martin Scorsese

Así, como reflejo del propio libro, la presentación de La sabiduría del tiempo ha sido un diálogo intergeneracional, en el que han participado jóvenes y personas mayores, y han planteado al Santo Padre algunas preguntas.

El director de cine Martin Scorsese, ha estado presente en el acto de presentación y ha formulado una pregunta al Papa Francisco: "Santo Padre, hoy en día, comúnmente se cree que las personas son incapaces de cambiar, que la bondad no es más que una postura, y que la humillación, la destrucción y el terror son simplemente 'el camino del mundo'. Uno escucha, lee y ve esto en todas partes. Es un punto de vista aceptado. ¿Cómo vive un ser humano una vida buena y justa en una sociedad motivada por la codicia y la vanidad y controlada por el ejercicio del poder violento, en otras palabras, en presencia del mal?".

 

6 preguntas

Un grupo de 3 chicas jóvenes (naturales de Italia, Colombia y Estados Unidos) y 4 personas mayores (una profesora de Florencia, un matrimonio de abuelos de Malta y el cineasta americano Martin Scorsese) han planteado al Papa seis cuestiones sobre la transmisión de la fe, la convivencia y el respeto a los demás en el contexto de la cultura del descarte o la presencial del mal en nuestra sociedad contemporánea.

 

 

23/10/2018-11:21
Rosa Die Alcolea

Taiwan: El Papa recuerda a las víctimas del accidente ferroviario en el condado de Yilan

(ZENIT — 23 oct. 2018).- Su Santidad, el Papa Francisco, "se entristeció profundamente" al enterarse del descarrilamiento de trenes en el condado de Yilan, en Taiwán, y ha expresado su "solidaridad e interés" a todos los afectados por la tragedia.

El Cardenal Secretario de Estado del Vaticano, Mons. Pietro Parolin, escribió de parte del Santo Padre este telegrama de pésame por las víctimas del accidente ferroviario ocurrido ayer, 22 de octubre de 2018, en el condado de Yilan, según informó la Oficina de Prensa de la Santa Sede el mismo día.

Así, señaló que el Pontífice "recuerda en sus oraciones a los fallecidos y a los que lloran su pérdida", e invoca las bendiciones divinas de la "curación, la fortaleza y la paz" para los heridos y sus seres queridos, así como para las autoridades civiles y el personal de emergencia.

 

 

23/10/2018-13:54
Rosa Die Alcolea

Sínodo 2018: Los padres sinodales ya tienen el borrador del documento final

(ZENIT — 23 oct. 2018).- Los padres sinodales y participantes en el Sínodo de los Obispos sobre los jóvenes, la fe y el dicernimiento vocacional (del 3 al 28 de octubre), han recibido hoy, martes, 23 de octubre de 2018, el borrador del documento final de la XV Asamblea General Ordinaria del Sínodo.

Lo ha revelado el Cardenal Luis Antonio G. Tagle, miembro del Consejo Ordinario del Sínodo y arzobispo de Manila (Filipinas), en el briefing informativo sobre las sesiones de trabajos en la Asamblea que han tenido lugar en la mañana del martes, 23 de octubre de 2018.

La rueda de prensa se ha celebrado a las 13:30 horas en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el 23 de octubre de 2018. Además del Cardenal Tagle, han intervenido el cardenal Charles Maung Bo, arzobispo de Yangon (Myanmar), el P. Antonio Spadaro, director de la revista "La Civiltá Cattolica" (Italia), Joseph Sapati Moeono-Kolio, auditor, miembro de Caritas Internationalis de Oceanía (Samoa), y Mons. Bienvenu Manamika Bafouakouahou, Obispo de Dolisie (República del Congo).

 

Documento final integral, no "eurocéntrico"

A la pregunta de si se está enfocando el documento final del Sínodo desde una perspectiva eurocéntrica y occidental, todos los que participantes del Sínodo que han intervenido hoy en el briefing han coincidido en que no, y han apuntado que a pesar de tratar algunos temas que no preocupan tanto en otros países (como en África o en Asia), en general se están abordando temas universales.

En concreto, el Obispo de Dolisie (República del Congo), Mons. Bienvenu Manamika Bafouakouahou, se ha referidoal tema de la homosexualidad como un tema que "no es candente en África", y ha explicado que esto podría verse como "eurocéntrico", pero ha aclarado que la mayoría de temas que se tratan son universales.

El auditor en el Sínodo Joseph Sapati Moeono-Kolio, miembro de Caritas Internationalis de Oceanía (Samoa), trabaja en el mismo grupo de la asamblea sinodal que el Cardenal Tagle (uno de los Círculos Menores en inglés).

El joven de Oceanía ha expresado que la experiencia "ha sido una gracia tener la oportunidad de escuchar a tantas personas de tantos países como Zafa, de Irak, como Daniel, de Pakistán... El proceso sinodal nos ha permitido comprender la integridad, integralmente, los temas que están afrontando los jóvenes del mundo".

Y ha especificado: "Yo no sé si habrá un punto específico en el documento final, pero puedo decir que durante el proceso que ha llevado la redacción del documento final, todos han hecho lo posible para que esto no sea un Sínodo eurocéntrico".

 

Después del Sínodo

Asimismo, los padres sinodales presentes en el briefing, y el joven auditor, han ofrecido sus impresiones sobre este Sínodo.

El Card. Charles Maung Bo, arzobispo de Yangon (Myanmar), quien ha participado 6 veces en el Sínodo de la Iglesia (incluyendo esta), ha expresado que "la Iglesia está evolucionando de la forma adecuada" y ha manifestado su esperanza a prestar atención a los jóvenes, "siguiendo el ejemplo de Francisco", también después del Sínodo.

 

Iglesias locales

Del mismo modo, el Card. Tagle ha hablado del Sínodo "como forma de aprendizaje", y ha indicado que es una manera de comprender la "complejidad de las situaciones y diversidad de las mismas".

"Hay que tener los pies en la realidad", ha dicho. "Hay veces que no entendemos otras realidades. Está bien ponerse los zapatos de otras personas".

También ha señalado que es importante plantear cómo se trasladará todo lo tratado en las Iglesias locales, después del Sínodo: "Esperamos que acojan el mensaje del Sínodo", ha aclarado. "El mensaje de los que acompañarán a los jóvenes es importantísimo". También el rol de los padres y los abuelos es importante, ha añadido el Arzobispo de Manila. "También los políticos, los líderes... ¿cómo preparamos a estas personas para acompañar a los jóvenes?", ha planteado.

 

 

23/10/2018-20:29
Anne Kurian

Santa Marta: "Si sabes esperar, no te decepcionarás"

(ZENIT — 23 oct. 2018).- "¿Uno espera el cielo como un resumen o como un encuentro?" Preguntó el Papa Francisco el 23 de octubre de 2018, durante su homilía en la Misa en la Casa de Santa Marta en el Vaticano. "Si sabes esperar, no te decepcionarás", afirmó.

En su homilía, informada por Vatican News', el Santo Padre meditó sobre los términos "conciudadanos" y "herencia". "Nuestra identidad debe ser sanada por el Señor, ser construida como comunidad y tener el Espíritu Santo en nosotros", dijo.

La herencia "es lo que buscamos en nuestro camino, lo que recibiremos al final", gracias a la esperanza que es "la virtud que quizás sea la más difícil de entender. "¿Qué es la esperanza?", preguntó. Es para esperar en el cielo, "pero, ¿qué es el cielo para ti?".

"Vivir con esperanza es caminar hacia un premio, hacia una felicidad que nunca tendremos aquí, pero la tendremos allí (en lo alto)... Es una virtud que es difícil de entender. Es una virtud muy humilde. Es una virtud que nunca decepciona: si esperas, nunca te decepcionará, nunca, nunca", continuó.

La esperanza también es "una virtud concreta". "Pero, ¿cómo puede ser concreta, si no conozco el cielo o lo que me espera?", ha reflexionado el Papa. "La esperanza, nuestra herencia, no es una idea, no es estar en un lugar encantador... no. Es un encuentro". "Jesús siempre enfatiza esta parte de la esperanza, el hecho de estar en la expectativa, del encuentro", continuó.

El Papa Francisco dio una imagen para ilustrar la esperanza: una mujer embarazada que espera un hijo. Ella va al médico y él le muestra la ecografía: "Ah, sí, la niña... está bien". "¡No! Ella está alegre y todos los días ella acaricia su abdomen para acariciar al niño, está esperando al niño, vive esperando al niño".

Esta imagen puede ayudarnos a comprender qué es la esperanza: vivir para este encuentro, ha explicado Francisco. "La mujer imagina cómo son los ojos de su hijo, cómo será su sonrisa, si es rubio o marrón. Se imagina el encuentro con su hijo".

"¿Espero así, concretamente, o espero de una manera algo difusa, algo gnósticamente? — preguntó en conclusión. La esperanza es concreta; Es de todos los días porque es un encuentro. Y cada vez que nos encontramos con Jesús en la Eucaristía, en la oración, en el Evangelio, en los pobres, en la vida comunitaria; cada vez que damos un paso adicional hacia este encuentro definitivo ".

Así, el Pontífice ha manifestado su deseo de que el cristiano "tenga la sabiduría de saber disfrutar de los pequeños encuentros de la vida con Jesús, mientras se prepara para este encuentro definitivo ".

 

 

23/10/2018-20:14
Rosa Die Alcolea

La Jornada Mundial de la Juventud, vivo reflejo del diálogo entre jóvenes y ancianos

(ZENIT — 23 oct. 2018).- El arzobispo de Panamá y presidente del Comité Organizador de la Jornada Mundial de la Juventud 2019, Mons. José Domingo Ulloa Mendieta, ha ofrecido unas palabras en el acto de presentación del libro La sabiduría del tiempo, que recoge 250 entrevistas realizadas a personas mayores, principalmente por jóvenes.

En el encuentro, así como en el propio proyecto, han participado el Santo Padre Francisco, y el padre jesuita Antonio Spadaro, director de la revista La Civiltá Cattolica, promotor de la iniciativa.

La sabiduría del tiempo es un proyecto global para promover el diálogo entre jóvenes y ancianos, compartiendo sus experiencias de vida con el fin de que viejas y nuevas generaciones "caminen juntas".

En la tarde del martes 23 de octubre de 2018, el prelado panameño ha compartido con el Papa y con todos los presentes su propio testimonio de esta experiencia: En Panamá "hemos iniciado estos espacios de diálogo, en el contexto de la preparación para la Jornada Mundial de la Juventud. Llamamiento lanzado por el Papa a los jóvenes al concluir la JMJ en Cracovia para que se dirijan hacia la JMJ de Panamá de la mano de los ancianos, de sus abuelos".

En este contexto, Mons. Ulloa ha indicado que "la existencia de las relaciones intergeneracionales implica que en las comunidades se posea una memoria colectiva, pues cada generación retoma las enseñanzas de sus antecesores, dejando así un legado a sus sucesores. Esto constituye marcos de referencia para cimentar sólidamente una sociedad en el mundo actual".

A continuación, ofrecemos el discurso del Arzobispo José Domingo Ulloa, en exclusiva de Zenit.

***

 

Discurso del Arzobispo Ulloa

Beatísimo Padre, queridos mayores y jóvenes:

Quiero darles la bienvenida a este encuentro que es parte de la iniciativa de nuestro Santo Padre Francisco, para regenerar el diálogo entre jóvenes y adultos del mundo, que se hace cada más importante ante los desafíos actuales en la sociedad donde se impone cada vez más la cultura del descarte y se amplía la brecha generacional.

De forma paralela, también en nuestro pequeño istmo panameño, hemos iniciado estos espacios de diálogo, en el contexto de la preparación para la Jornada Mundial de la Juventud. Llamamiento lanzado por el Papa a los jóvenes al concluir la JMJ en Cracovia para que se dirijan hacia la JMJ dePanamá de la mano de los ancianos, de sus abuelos.

La existencia de las relaciones intergeneracionales implica que en las comunidades se posea una memoria colectiva, pues cada generación retoma las enseñanzas de sus antecesores, dejando así un legado a sus sucesores. Esto constituye marcos de referencia para cimentar sólidamente una sociedad en el mundo actual.

El auge del individualismo que caracteriza nuestras sociedades modernas no parece haber cuestionado la intensidad de los lazos intergeneracionales, ni la existencia de grupos familiares. La presencia de los vínculos intergeneracionales no es solo un vestigio de las sociedades anteriores o tradicionales, como se ha podido pensar, sino que sobre todo constituye uno de los impulsores actuales de la solidaridad. Que fomenta escenarios de encuentro, colaboración y aprendizaje entre generaciones.

La intergeneracionalidad es un medio y un objetivo en sí misma, que además garantiza la cohesión social y el desarrollo, a través del diálogo y la cooperación y sin excluir a nadie.

"Derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán y vuestros jóvenes verán visiones y vuestros ancianos soñarán sueños". Joel 3, 1. Palabras que resonaron en la mañana de Pentecostés.

Ahora las hacemos nuestras, mientras avanzan los trabajos sinodales, mientras seguimos preparando con amor y alegría la Jornada Mundial de la Juventud en Panamá, en la que le esperamos con fe y con esperanza.

Es un versículo hermoso y sugerente porque alude a dos edades importantes del ser humano: la juventud y la ancianidad. Este texto nos ilumina para reconocer que la misión de la Iglesia es favorecer y acompañar los encuentros. La Iglesia es, por vocación divina, "tienda del encuentro" en la que conversan Dios y el hombre, la Iglesia y el mundo.

1. Jóvenes que ven visiones, entendido como una juventud capaz de vislumbrar el futuro, un porvenir en el horizonte. Algo que solo puede completarse con la aportación sapiencial de los ancianos. Ya usted, Santo Padre recogía esta idea en su discurso el pasado marzo en la apertura de la Asamblea Plenaria de la Reunión pre-sinodal. "Vuestros ancianos soñarán y vuestros jóvenes profetizarán", citaba así también al profeta Joel. Y a continuación usted explicaba de forma sabia el planteamiento: "Nosotros necesitamos jóvenes profetas, pero tened cuidado: nunca seréis profetas si no tomáis los sueños de los viejos. Es más: si no vais a hacer soñar a un viejo que está allí aburrido porque nadie lo escucha. Haced soñar a los viejos y estos sueños os ayudarán a seguir adelante. Dejaos interpelar por ellos".

Es propio de la juventud todo lo dinámico, todo lo que se proyecta, pero es preciso clarificar qué es Visión. Visión es una expresión gozosa, da la sensación de frescura, de novedad, de algo que está destinado a llenar la vida. Necesitamos jóvenes visionarios, que vean con los ojos del corazón, que vean lo que puede llegar a ser la humanidad si ésta se atreve a vivir desde lo profundo y no desde la superficie. El mundo necesita la manifestación masiva de jóvenes apasionados, que no se dejen adormilar por los cantos de sirena del sistema establecido.

Es por ello que urge proponer a nuestros jóvenes y vivir con ellos verdaderas experiencias de humanidad y de divinidad, perder el miedo a ser humanos y a dejar que Dios sea Dios. El Hermano Roger de Taizé decía: "si a un joven le pides un poco quizá no te dé nada, pero si le pides mucho, te lo dará todo". Quizá somos nosotros, los adultos los que no creemos en la capacidad visionaria de nuestros jóvenes, en su potencial para atravesar los acontecimientos, para ver lo que de verdad hay tras ellos. Esta falta de fe la pagamos caro, cuando no nos atrevemos a "encontrarnos" y hacer caminos recios con ellos, desde la hondura humana y divina.

Qué bello seríaque nuestra juventud pudiera ver visiones de Dios, de gloria, de esperanza. Seríabueno que a quienes ahora nos coronan las canas, signo del paso inexorable del tiempo, se nos concedierala dicha de ayudarles a ver con claridad la voluntad de Dios, el amor divino, la misma vida en esas visiones de esperanza que contrastan con el horrible espectáculo de un mundo dividido, de un panorama enrarecido, de una sociedad que yace en el espectáculo doloroso de sus frustraciones.

Ayúdenos, Santo Padre, a que la gracia del Espíritu nos permita ser portadores de la lámpara de la fe que ayude a quienes comienzan el camino de la vida, a quienes merecen que nuestro testimonio pueda ser parte de esa visión de vida y de esperanza que todos necesitamos.

Vemos con esperanza el Sínodo de Obispos que se desarrolla en estos momentos centrados en Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional. El dinamismo y la participación de los jóvenes se ha hecho sentir; también ha sido unaescucha atenta de los padres sinodales. Se vislumbran nuevos tiempos protagonizados por los jóvenes, con el acompañamiento de la Iglesia y de los mayores.

2. Ancianos soñadores. Vuestra Santidad y muchos de los que aquí estamos ya hemos recorrido un camino. Anhelamos que los jóvenes reconozcan con amor y agradecimiento, que los ancianos son la memoria de la humanidad. Antes las culturas valoraban con gozosa alegría la memoria histórica de los ancianos, pero hoy se diluyen en las nuevas tecnologías quepor una parte,tanto nos sirven y que por otra, muchas veces nos esclavizan.

La memoria del anciano no es solo cuantitativa sino sobre todo cualitativa. No son una enciclopedia de datos sino un tesoro de experiencias y en ellosno faltan cicatrices de heridas que enseñaron a vivir y huellas de caricias sinceras y limpias que enseñaron a amar. El anciano que, además, ha vivido ese recorrido vital y le ha permitido morir al ego, ha hecho transparencia del Ser esencial.
Ese anciano vuelve a ser un niño: nada teme, todo lo acoge, de todo se sorprende, la mirada de un anciano tiene algo que enamora, quizá porque es la mirada de quien está ya soltando las amarras finales y está más próximo a lo eterno y definitivo. La ancianidad nos regala algo que nos devuelve al niño que fuimos a la vez que permite emerger una nueva sabiduría. Por ello los ancianos han de poder soñar y nos han de poder explicar sus sueños.

3. Jóvenes que sueñan, ancianos que ven visiones: Que los jóvenes aprendan a interpretar las visiones que el Espíritu despierta, para lo cual es necesaria la clave de los sueños realizados de nuestros mayores y la memoria sapiencial de quienes aprendieron a vivir, a veces desde las heridas, porque las cicatrices, vistas desde el mejor lado, son sueños rotos que sólo se curan con visiones de esperanza.

Un camino pastoral sin ancianos carece de algo importantísimo y nuestros ancianos sin jóvenes cerca, se sienten exiliados de las corrientes de la vida. Corresponde a la Iglesia propiciar el encuentro gratuito que favorezca la conversación. Porque conversar es acoger, es un modo de hospitalidad humana, es detenernos a vivir un rito de contemplación y de gozo; está abierto a las sorpresas y al misterio que mueve la conversación. No se programa; surge en cualquier momento.

Comola joven Rut cuidóasu suegra Noemí. Una opción libre, en la que empeñó la hondura de su amor, donde una tenía el conocimiento y la otra la juventud y la fuerza.

Nuestra sociedad necesita ancianos soñadores que nos encandilen con su saber, con su perspicacia, con su "nada que perder" que les hace prácticos y locos a la vez. Creo que es la vivencia de aquello que denominamos místico donde todo esto puede florecer.

Santo Padre: qué fortuna saber que Vuestra Santidad quiere combinar en su corazón la visión de los jóvenes a través del lente inefable de los sueños de los ancianos. En ese equilibrio de sueño y visión, ayúdenos a ver soñando. Y, antes de que nos diga "oren por mí" reciba la certeza de nuestras oraciones para que, al decir de San Agustín, siga siendo Obispo para nosotros y cristiano con nosotros.

© Arzobispado de Panamá

 

 

23/10/2018-20:37
Marina Droujinina

Iraq: Los jóvenes agradecen al Papa su aliento

(ZENIT — 23 oct. 2018).- En un video publicado en YouTube, los jóvenes iraquíes agradecen al Papa Francisco por su ánimo, informó 'Vatican News' en italiano, el lunes 22 de octubre de 2018.

Su gratitud se registró en italiano, francés e inglés, con la participación de varias niñas y jóvenes, así como algunos sacerdotes y Monseñor Shlemon Warduni, obispo auxiliar de Bagdad, quien prometió orar por el Papa y le aseguró su unidad con toda la iglesia Los jóvenes invitaron al Santo Padre a visitar Irak y le dijeron: "Hasta pronto".

El video es en respuesta al del Papa Francisco filmado durante una reunión el 13 de octubre pasado con Safa Al-Abbia, de 26 años, miembro de la Iglesia Caldea y auditor del Sínodo sobre los jóvenes, que tuvieron que regresar a su país.

Durante la reunión en la residencia de Santa Martha, el pontífice dirigió un mensaje especial a los jóvenes iraquíes, que Safa publicó después de regresar a su país. El Papa confió que lleva en su corazón a los jóvenes de Irak y que está consciente de sus sufrimientos. Él los alentó a tener confianza en el futuro, a no desanimarse ya confiar en el Señor. El Santo Padre les aseguró sus oraciones y les dio su bendición.

 

 

23/10/2018-10:26
Antonio Rivero

P. Antonio Rivero: "La fe tiene su proceso, como lo experimentó el ciego de nacimiento"

 

DOMINGO 30 DEL TIEMPO ORDINARIO

Ciclo B

Textos: Jer 31, 7-9; Heb 5, 1-6; Mc 10, 46-52

Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor en el Noviciado de la Legión de Cristo en Monterrey (México) y asistente del Centro Sacerdotal Logos en México y Centroamérica, para la formación de sacerdotes diocesanos.

Idea principal: Proceso de fe e iluminación de este ciego hasta llegar a Jesús, encontrarse con Él, recibir la curación y seguirlo.

Síntesis del mensaje: la dinámica de la fe es la esencia del discipulado, porque sólo la adhesión total —la comunión estrecha con el Maestro- hace posible el seguimiento de él en todos los aspectos de la vida. Este hombre ciego y pobre es el modelo del que sabe responder al llamado de Jesús: "¡Ánimo, levántate, el Maestro te llamar (10,49), pasando del estar "sentado a la orilla del camino" (10,46) al "seguirlo por el camino" (10,52).

 

Puntos de la idea principal:

En primer lugar, veamos la situación de este ciego. A la orilla del camino, aparece Bartimeo, humilde ciego y mendigo, quien ha ido a acomodarse en el lugar preciso por el que deben pasar los peregrinos. Excluido de la vida religiosa por su misma enfermedad, y estaba solo. En esta época del año, en el que la gente es más generosa, el ciego espera captar más limosnas. Él ya sabe la estrategia para lograrlas, por eso está allí en su "lugar de trabajo". Ciertas enfermedades —en este caso la ceguera- eran consideradas castigo de Dios. Así, a la situación de ceguera de Bartimeo, se sumaba el prejuicio social. Los ciegos, al igual que otros enfermos y las mujeres, estaban eximidos y excluidos de participar en las fiestas religiosas. Bartimeo es el símbolo del hombre que busca en Jesús la luz de la fe. Y como "la fe no es propia de los soberbios, sino de los humildes" (San Agustín, Catena Aurea VI, p. 297), este ciego fue premiado. La fe está a punto de hacer ese milagro: el ciego, al dejar su manto, deja tras de sí una "vieja" vida para asumir una nueva detrás de Jesús. Quien estaba al margen del camino, ahora sigue a Jesús, que es el "Camino".

En segundo lugar, veamos el camino del ciego hacia Jesús.La rutina del mendigo se rompe, y para siempre, cuando toma información y se entera que muy cerca de él pasa Jesús. Proceso: Primero, escucha el paso de Jesús; la fe viene por el oído; y de la ceguera pasa a la visión y de la marginalidad en el camino pasa a ser su activo peregrino. Segundo, el grito de la fe: Bartimeo, reconociéndole como Mesías, clama misericordia. Su oración tiene como trasfondo la oración penitencial del Salmo 51 (" miserere", ten piedad), pero también la promesa mesiánica de Isaías 35,2-5: "se despegarán los ojos de los ciegos". Tercero, superación de los obstáculos: además de sus dos primeras limitaciones, su ceguera y su pobreza, es reprimido para que se calle; él es imagen del que entra en el Reino despojado, abandonado con absoluta confianza en la presencia y la palabra de Jesús. El despojo es todavía más radical cuando hace dos gestos: arroja el manto y, dando un salto, va hacia Jesús. El manto es el mayor bien de un pobre, lo único que le queda (cf. Éxodo 22,25-26), es su cobija para la noche, su abrigo para el frío, su recipiente para la limosna. Su salto (¡inaudito para un ciego!) es un gesto de confianza total, expresión de apoyo en la palabra de Jesús. ¿Resultado? El ciego logra su objetivo: Jesús, se detiene ante él y lo llama. El encuentro personal comienza con una pregunta de Jesús: "¿Qué quieres que te haga?". Y termina con la curación. Bartimeo ha cambiado completamente de situación: era ciego y ahora ve, estaba sentado al borde del camino y ahora está en el camino, estaba solo y ahora está con Jesús y su grupo. También podemos suponer que al recobrar la vista e incorporarse a la comunidad habrá dejado de mendigar. Y todo termina con el seguimiento a Jesús. Ahora Jesús tiene un nuevo discípulo, quien ha recibido el don de la vista y se caracteriza por su fe.

Finalmente, y nosotros, ¿qué? Me regocija saber que Jesús se deja cambiar de rumbo ante mi pedido, que va a detenerse para escucharme a mí, como hizo con este ciego Bartimeo. Pero también pienso que a veces los reclamos de los necesitados me molestan y busco acallarlos o prefiero no oír. Quiero tener como maestro de oración a Bartimeo, que sabía qué pedir, cómo pedir, dónde pedir y no se dejaba tapar la boca ni siquiera por los que estaban cerca de Jesús. Bartimeo pedía limosna, pero cuando Jesús pasó, pidió lo que realmente quería, que era ver. Quiero tener esa franqueza y esa libertad delante de Dios, y pedirle lo que realmente necesito para mi vida. Sin palabrerías ni oraciones floridas ni fórmulas de otros, con mi necesidad.

Para reflexionar: Meditemos este texto de san Gregorio Magno: "Quien ignora el esplendor de la eterna luz, es ciego. Con todo, si ya cree en el Redentor, entonces ya está sentado a la vera del camino. Esto, sin embargo, no es suficiente. Si deja de orar para recibir la fe y abandona las imploraciones, es un ciego sentado a la vera del camino, pero sin pedir limosna. Solamente si cree y, convencido de la tiniebla que le oscurece el corazón, pide ser iluminado, entonces será como el ciego que estaba sentado en la vera del camino pidiendo limosna. Quienquiera que reconozca las tinieblas de su ceguera, quienquiera que comprenda lo que es esta luz de la eternidad que le falta, invoque desde lo más íntimo de su corazón, grite con todas las energías de su alma, diciendo: 'Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí" (Homil. in Ev. 2, 2.8).

Para rezar: Mi Señor, que yo vea con tus ojos, que yo vea el bien y su fecundidad en medio de tantas tinieblas. Que mis ojos de fe provoquen tu obrar misericordioso en beneficio de los pobres pecadores, de las almas. Padre mío, que mi alma se enriquezca con la luz de la fe que brote de unos ojos de fe... que yo vea... que yo te vea en todo y en todos... que mi fe me lance audazmente a confiar ciegamente esperándolo TODO de Ti.

 

 

23/10/2018-20:41
Isabel Orellana Vilches

San Luigi Guanella, 24 de octubre

«Sacerdote, fundador de los Siervos de la Caridad y de las Hijas de Santa María de la Providencia, conocido como el padre los pobres por haberse desvivido por ellos. Pío XI lo denominó el 'Garibaldi' de la caridad»

Nació en Fraciscio di Campodolcino, Italia, el 19 de diciembre de 1842, en un momento en el que se producía el tránsito de san José Benito Cottolengo. Don Bosco, tomando el testigo, daba inicio a su Oratorio. La vida de Luigi fue signada por la misericordia y un afán incontenible de asistir a los que nada poseen: «No podemos detenernos mientras haya pobres que socorrer». Se preguntaba: «¿Cómo es posible creer que en la frente del pobre está esculpida la imagen de Dios y no correr a ayudarlo, a servirlo?». Nada lo iba a detener: «¿Qué importa siquiera ir a prisión por los pobres, por la causa de los pobres? ¡Se llegaría a ser mártir!».

Fue el noveno de trece hijos y experimentó tempranamente una inmensa piedad por los necesitados. Tenía 7 años cuando se dio de bruces con un anciano mendigo, famélico y solitario, que se acercó a él pidiendo ayuda. Rápidamente escondió los caramelos que su padre le acaba de comprar, antes de oír misa, para no tener que dárselos. El viejecito desapareció. Según develó años más tarde, lo consideró una aparición. A esa edad la Virgen le hizo ver que debía dedicarse a los necesitados. Y a los 12, con madura determinación, comunicó a sus padres: «¡Quiero ser sacerdote!». Partía con un caudal de bendiciones, llevando en su equipaje una fe bien cimentada y otras muchas cualidades y habilidades que aprendió en su hogar en las que se encerraban grandes valores como el sacrificio, el esfuerzo y el desprendimiento.

Se formó en el colegio Gallio de Como, y luego prosiguió estudios en el seminariodiocesano. Fue ordenado por el obispo de Foggia en 1866. Su primera misión pastoral fue auxiliar a un anciano presbítero. Afligido por la lejanía de la Iglesia que algunos mostraban, inició un camino de ayunos y mortificaciones que unía a su oración suplicando la conversión de todos, hasta que el rigor que se impuso comenzó a dañar su salud, y el virtuoso y lúcido sacerdote se las vetó. El anticlericalismo acérrimo de ciertos ciudadanos vinculados a la política, y los declarados masones, le obligó a oficiar misa teniendo detrás a la policía que lo vigilaba.

En 1875 se trasladó a Turín con el fin de unirse a la labor apostólica de Don Bosco; consideraba que le serviría de gran ayuda para la misión que debía iniciar. Él le ofreció ir a América, pero aunque le hubiera gustado aceptar la oferta, se dejó guiar por la impresión espiritual que le instaba a responder a los mensajes sobrenaturales que había recibido. Siendo vicario parroquial en Traona, en 1880 creó un colegio para niños pobres. Incomprendido por personas de la diócesis, tuvo que cerrarlo con todo el dolor de su corazón. Después pasó por Olmo dejando atrás soledad y sufrimientos, expectante por dilucidar la voluntad divina; esperaba ver los signos pertinentes para poder actuar en consecuencia.

Supo aguardar a que llegase lo que denominó: «la hora de la misericordia», vislumbrada a sus 40 años. Tiempo atrás le había confiado a Don Bosco: «Tengo en el alma la caridad y la conciencia de que Dios nos ha enviado al mundo para construir una sociedad justa y convertirnos para estas personas en sus padres, madres o hermanos, y servir en esta alegría de vivir». Llegó a Pianello del Lario en 1881, por indicación del obispo, para ocuparse de una casa que había dejado al morir el P. Carlo Coppini. Desde 1878 cinco mujeres con inclinación a la vida religiosa ayudaban al desparecido sacerdote a auxiliar a los huérfanos y ancianos que había recogido. Ellas fueron el germen de una de las fundaciones de Guanella: las Hijas de Santa María de la Providencia surgidas en 1886, y de la que nació la Congregación de Siervos de la Caridad.

En 1890 Luigi ya albergaba a 200 enfermos y pobres de todas las edades y condiciones. Esta obra de caridad vio la luz en medio, y a pesar, de los muchos recelos surgidos en su entorno. A los que padecían alguna discapacidad nunca los calificó como retrasados, ni consintió que otros lo hicieran. Eran sus «buenos niños», sus «tesoros». Cuando en 1896 los extremistas prendieron fuego a esta Casa de la Providencia, condujo a todos al templo. Mientras les consolaba, oraba así: «Señor, en tus designios has permitido que nuestra casa se quemase. Nos volveremos a alojar aquí en la tuya». Sin perder tiempo, comenzaron a ponerla en pie. Un día, cuando levantaban la capilla, aunque nada permitía pensar en un accidente, dio la indicación de que se apartaran de la zona sin dilación. A renglón seguido el andamio caía en medio de gran estrépito, sin haber dañado a nadie.

Confiar en la providencia de Dios, esperar en Él, era su lema. Ante el asombro por los logros que obtenía, decía: «Dios es el que hace el trabajo». Se ocupó de que hubiera una imagen de María dedicada a sus obreros, que denominó Nuestra Señora del Trabajo. Las obras de beneficencia se multiplicaron dentro y fuera de Italia. No hay más que ver la expansión que se produjo en Roma con la ayuda de su amigo san Pío X. En 1903 se estableció en la colina romana de Monte Mario. En el terremoto de 1905 realizó una admirable labor asistiendo a los damnificados. En la colina del Gianicolo abrió un centro para ancianos en 1907. Dos años más tarde erigió una iglesia dedicada a san José, además de otras obras de carácter educativo.

Realizó un viaje apostólico al continente americano para visitar a los emigrantes, y al regreso siguió extendiendo su obra. Además, promovió la devoción a la Virgen de Lourdes e instituyó la Pía Unión del Tránsito de San José. En 1915 auxilió a los damnificados en el terremoto de Abruzzo. Ésto mermó su ya delicada salud por sus muchos afanes y sufrimientos. En septiembre de ese año quedó paralítico. No se recuperó y el 24 de octubre falleció en Como. Pablo VI lo beatificó el 24 de octubre de 1964. Benedicto XVI lo canonizó el 23 de octubre de 2011. Denominado «padre de los pobres», Pío XI lo consideró el «Garibaldi de la caridad».