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“Las palabras de los abuelos tienen algo especial para los jóvenes”

 

El Papa Francisco escribe el Prefacio del libro “Francisco. La sabiduría del tiempo” del jesuita italiano Antonio Spadaro en el que expresa su deseo de alianza entre ambas generaciones para ir hacia delante.

 

 

23 octubre 2018, 18:58 | Mireia Bonilla – Ciudad del Vaticano


 

 

El nuevo libro del jesuita italiano Antonio Spadaro, director de la revista italiana “La Civiltà Cattolica”, ha sido presentado en la tarde de hoy en el Aula Magna del Augustinianum de Roma. El volumen, bajo el título “Francisco. La sabiduría del tiempo” se trata de un diálogo con el Santo Padre sobre las grandes cuestiones de la vida, en el que a través de 250 entrevistas realizadas a ancianos de 30 países diferentes, el Papa las comenta compartiendo incluso momentos de su propia biografía personal.

Sin duda uno de los apartados más significativos del nuevo libro de padre Spadaro es su Prefacio, realizado por el mismo Pontífice. En él, Francisco escribe que nuestra sociedad “ha privado a los abuelos de su voz”. “Les hemos quitado su espacio y la oportunidad de contar sus experiencias, sus historias, su vida” asegura el Papa, puntualizando que incluso “les hemos puesto a un lado y hemos perdido el bien de su sabiduría”. Ante esto – continúa el Papa – “debemos despertar el sentido civil de gratitud, de aprecio, de hospitalidad, capaz de hacer que los ancianos se sientan parte viva de su comunidad” o de lo contrario nos faltarán “los modelos” y “los testimonios vividos” y – subraya – “estamos perdidos”.

 

La misión de los abuelos

El Papa también expresa en el Prefacio cual es la misión de los abuelos: Estimular a los jóvenes a buscar del sentido de la vida. “Las palabras de los abuelos tienen algo especial para los jóvenes” dice el Papa, pues la fe “también se transmite a través del testimonio de los ancianos que han hecho la levadura de su vida”. “Lo sé por experiencia personal”.

 

Necesitamos abuelos soñadores

Por último expresa un pensamiento que desde hace un poco de tiempo – escribe – le ronda por la cabeza: Que haya una alianza entre los ancianos y los jóvenes. “Solo si nuestros abuelos tienen el coraje de soñar y nuestros jóvenes profetizan grandes cosas, nuestra sociedad irá adelante”. “Necesitamos abuelos soñadores!” – concluye – pues son ellos “quienes inspirarán a los jóvenes a avanzar con la creatividad de la profecía. Hoy los jóvenes necesitan los sueños de los ancianos para tener esperanza, para tener un mañana”.