Servicio diario - 27 de noviembre de 2018


 

Festividad de la Virgen Guadalupe: Francisco celebrará la Misa en el Vaticano
Rosa Die Alcolea

Visita del Papa a la exposición 'Peregrinación por el Arte Ruso'
Rosa Die Alcolea

Santa Marta: "¿Cómo me gustaría que el Señor me encontrara cuando me llame?"
Rosa Die Alcolea

El Papa irá al Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola el 14 de febrero
Rosa Die Alcolea

Obispos del Perú: "No podemos tolerar más convivir con la corrupción"
Esther Nuñez Balbín

Padre Antonio Rivero: "Salgamos al encuentro de Cristo que viene"
Antonio Rivero

Beato Luis Campos Gorriz, 28 de noviembre
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

27/11/2018-21:42
Rosa Die Alcolea

Festividad de la Virgen Guadalupe: Francisco celebrará la Misa en el Vaticano

(ZENIT — 27 nov. 2018).- "Como se está ya convirtiendo en feliz tradición", también el próximo 12 de diciembre, festividad de Nuestra Señora de Guadalupe, el Santo Padre Francisco presidirá la Celebración Eucarística en la Basílica de San Pedro, ha anunciado la Pontificia Comisión para América Latina.

"Se trata de una fiesta muy querida por el Papa Francisco y especialmente evocadora para los latinoamericanos", se puede leer en el comunicado emitido por la Comisión este martes, 27 de noviembre de 2018.

La Santa Misa en la festividad de Nuestra Señora de Guadalupe está prevista para las 18 horas. Será precedida por el rezo del Santo Rosario, a partir de las 17:30 horas, que concluirá con el canto del himno de la ya próxima Jornada Mundial de los Jóvenes en Panamá. La celebración será acompañada por los cánticos en los que se alternarán el Coro de la Capilla Sixtina y el Coro del Colegio Pío Latino Americano.

Están especialmente invitados todos los residentes de los países latinoamericanos que, por razones de estudio, familia y trabajo, viven en Roma (o en otras localidades italianas) o quienes se encuentren durante ese día como turistas o peregrinos.

Por supuesto, esta Celebración Eucarística "no está reservada sólo a latinoamericanos", señala la Comisión Latinoamericana. "La Virgen de Guadalupe es Madre de nuestros pueblos, también Emperatriz de todo el continente y Patrona de Filipinas, y su devoción tiene actualmente una gran difusión universal". Los fieles que deseen participar en esa Celebración deberán solicitar los billetes a la Prefectura de la Casa Pontificia.

 

"Evangelio encarnado en nuestros pueblos"

Uno de los próceres de nuestra historia, el sacerdote mexicano José María Morelos y Pavón, escribió lo siguiente: "Espera la América más que en sus propias fuerzas, en el poder de Dios y en la intercesión de su Santísima Madre, que en su portentosa imagen de Guadalupe, aparecida en las montañas del Tepeyac para nuestro consuelo y defensa, visiblemente nos protege".

Es "el Evangelio encarnado en nuestros pueblos" -se lee en el Documento conclusivo de lalll Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Puebla de los Angeles (n. 446}- que "los congrega en una originalidad histórico cultural que llamamos América Latina" y cuya "identidad se simboliza muy luminosamente en el rostro mestizo de María de Guadalupe, que se yergue al inicio de la Evangelización".

Tenemos todavía muy presente ese intercambio de mirada entre la Morenita y el Papa Francisco, que marcó su viaje apostólico en México: "Ante todo, la Virgen Morenita nos enseña -decía en esa ocasión- que la única fuerza capaz de conquistar el corazón de los hombres es la ternura de Dios".

Por eso, "nos es muy grato convocar a la participación a esta próxima Santa Misa del 12 de diciembre del corriente año", anuncian los miembros de la Pontificia Comisión para América Latina. "Será un precioso acontecimiento para poner en el corazón de la Madre los mejores anhelos de solidaridad y fraternidad, de paz, justicia y felicidad en la vida de nuestros pueblos y naciones, así como para encomendarle las intenciones de nuestro querido Santo Padre Francisco".

 

 

27/11/2018-17:36
Rosa Die Alcolea

Visita del Papa a la exposición 'Peregrinación por el Arte Ruso'

(ZENIT — 27 nov. 2018). Esta mañana, el Santo Padre ha visitado la exposición Peregrinación por el Arte Ruso, instalada en el Braccio di Carlo Magno desde el 20 de noviembre de 2018, fecha en que se inauguró.

Greg Burke, Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, ha informado este martes, 27 de noviembre de 2018, a mediodía del acontecimiento.

Francisco llegó en torno a las 10 horas a la galería que comunica la Columnata de Bernini en la Plaza de San Pedro con la Basílica Vaticana. Durante aproximadamente 40 minutos el Papa ha recorrido la muestra, atendiendo a las explicaciones de Barbara Jatta, Directora de los Museos Vaticanos, y de Zelfira Tregulova, Directora de la Galería Tretyakov.

La muestra, que cuenta con 54 obras de arte desde Dionisio hasta Malevich, procedentes de la Galería Nacional Tretyakov, en Moscú, y de otros museos rusos, se inauguró el 20 de noviembre de 2018 y se puede visitar gratuitamente hasta el 16 de febrero de 2019.

 

Mensaje cultural y espiritual

La exposición, comisariada por Arkadi Ippolitov, Tatyana Udenkova y Tatyana Samoilova, tiene un objetivo ambicioso: "presentar el mensaje cultural y espiritual del arte ruso en el corazón del mundo cristiano occidental", aseguran los Museos Vaticanos.

Las obras maestras se insertan en un itinerario de exhibición simple y elegante en el que iconos antiguos y pinturas realistas del siglo XIX interactúan entre sí sobre la base de similitudes inesperadas pero evidentes.

La exposición no sigue un principio cronológico definido, sino que atraviesa el arte figurativo ruso desde el siglo XV hasta el XIX. Sólo aparentemente tan distantes y diferentes, las obras cuentan cómo la historia del arte ruso, en todas sus épocas, siempre ha estado marcada por los mismos códigos culturales y espirituales.

 

Iconos

Por lo tanto, La aparición de Cristo a la gente por Alexander Ivanov se encuentra junto a los iconos Bautismo y Transfiguración que entran en una relación con La Trinidad de Paisius, que está colgando frente a ella. El Dolor inconsolable de Ivan Kramsky se opone al icono No llores, madre y su Cristo en el desierto está al lado de Cristo en el secreto, una escultura de madera del siglo XVIII de Perm.

La vida está en todas partes, de Nikolay Yaroshenko, es adyacente a la Madonna de Kykkos de Simon Ushakov, haciéndose eco del formato y el color del icono y, en cierto sentido, de su composición rítmica.

El icono de Solvychegodsk La visión del elogio se coloca frente a la pintura Más allá de la paz eterna de Isaac Levitan y el Juicio final del siglo XVI, junto a la Plaza Negra de Kazimir Malevich. La exposición termina con Cristo cargando una cruz de Mikhail Nesterov y el icono del siglo 16 Alégrate, que encarna el espíritu del conciliarismo ruso, la unidad espiritual de todas las personas en la iglesia y en la vida mundana.

 

Pinturas principales

Entre las otras "pinturas principales" del arte ruso que salen de las paredes de la Galería Tretyakov y van a los Museos Vaticanos están: No esperado, Procesión religiosa en la provincia de Kursk y Antes de la confesión de Ilya Repin; Troika. Los alumnos-artesanos traen agua y Ahogada de Vasily Perov; ¿Qué es la verdad? Cristo y Pilato y Calvario de Nikolay Ge; El demonio (sentado) de Mikhail Vrubel; Trinidad de Natalia Goncharova; Moscú. La Plaza Roja de Vasily Kandinsky; Baño del caballo rojo y 1918 en Petrogrado de Kuzma Petrov-Vodkin.

Sólo un retrato presente: la famosa obra de Vasily Perov, Retrato de F. M. Dostoevskij.

 

 

27/11/2018-21:25
Rosa Die Alcolea

Santa Marta: "¿Cómo me gustaría que el Señor me encontrara cuando me llame?"

(ZENIT – 27 nov. 2018).- “¿Cómo será mi fin? ¿Cómo me gustaría que el Señor me encontrara cuando me llame?” –ha reflexionado el Papa en la homilía de esta mañana–. “Es prudente pensar en el final, nos ayuda a avanzar, a hacer un examen de conciencia sobre qué cosas debo corregir y cuáles llevar adelante porque son buenas”.

El Santo Padre ha celebrado la Eucaristía, en la Capilla de la Residencia Santa Marta, este martes, 27 de noviembre de 2018.

Hoy el Papa ha profundizado sobre el fin del mundo y de la propia vida, siguiendo la primera lectura de leída en la Misa, del Apocalipsis, en la que San Juan habla del fin del mundo “con la figura de la mies”, con Cristo y un ángel armado con una hoz.

“Cuando llegue nuestra hora, deberemos mostrar la calidad de nuestro trigo, la calidad de nuestras vidas”, afirmó el Pontífice. “Es una gracia” que la Iglesia nos invita a meditar sobre esto –ha dicho el Santo Padre– “porque no nos gusta pensar en el fin, siempre posponemos este pensamiento para mañana”.

“Esta es mi vida. Este es mi trigo. Esta es mi calidad de vida. ¿Me he equivocado?” ha indicado el Papa que le diremos al Señor al final de nuestra vida, cuando “cada uno de nosotros se encontrará con el Señor”.

“Todos deberemos decir esto, porque todos cometemos errores” ha aconsejado el Pontífice, y también diremos “he hecho cosas buenas”- porque todos hacemos cosas buenas; “y así haremos para mostrar al Señor el grano”, puntualizó Francisco.

“Nos hará bien esta semana pensar en el final. Si el Señor me llamara hoy, ¿qué haría? ¿Qué le diría?” ha exhortado Francisco en la Misa matutina, que ha presidido en la Casa de Santa Marta.

“El pensamiento del fin nos ayuda a avanzar; no es un pensamiento estático: es un pensamiento que avanza porque es llevado adelante por la virtud, por la esperanza. Sí, habrá un fin, pero ese fin será un encuentro: un encuentro con el Señor. Es verdad, será un ‘rendir cuentas’ de lo que he hecho, pero también será un encuentro de misericordia, de alegría, de felicidad. Pensar en el fin, el fin de la creación, el fin de la propia vida, es sabiduría; el sabio lo hace”, afirmó el Papa.

 

 

 

27/11/2018-12:40
Rosa Die Alcolea

El Papa irá al Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola el 14 de febrero

(ZENIT — 27 nov. 2018).- El Papa Francisco estará presente el 14 de febrero de 2019 en la ceremonia de apertura de la 42a sesión del Consejo de los Gobernadores del Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA), Organismo de las Naciones Unidas en Roma.

Es una declaración del Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Greg Burke, pronunciada el 27 de noviembre de 2018.

 

Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola

El Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA, en inglés IFAD, International Fund for Agricultura! Development) es una agencia especializada de las Naciones Unidas cuyo objetivo es proporcionar fondos y movilizar recursos adicionales para promover el progreso económico de los habitantes pobres de zonas rurales, principalmente mejorando la productividad agrícola.

Su sede se encuentra en Roma, Italia. Desde 2017 el presidente del FIDA es el togolés Gilbert Houngbo.

Se estableció como institución financiera internacional en diciembre de 1977 como uno de los principales resultados de la conferencia mundial sobre alimentación de 1974 y como respuesta? a las sequías y hambrunas que afectaron a África y Asia en los años precedentes.

 

 

27/11/2018-11:00
Esther Nuñez Balbín

Obispos del Perú: "No podemos tolerar más convivir con la corrupción"

(ZENIT — Lima, 26 nov. 2018).- "¿Qué está pasando en nuestro país?" se preguntan los Obispos del Perú, ante la grave crisis que agobia a todos los peruanos como consecuencia del deterioro de los valores éticos, sustentaron los miembros del episcopado peruano durante una conferencia de prensa ofrecida en la sede de la Conferencia Episcopal Peruana (CEP).

Y es que la corrupción está enraizada en las instituciones con la implicación de políticos y grupos de poder a nivel local, regional y nacional. Esta situación desprestigia la institucionalidad del Estado, afirman los obispos en el extenso comunicado presentado en conferencia de prensa el 22 de noviembre.

El silencio se ha convertido en cómplice del blindaje político de aquella inaceptable primacía de los intereses personales y grupales en desmedro del bien común reflexionan en el comunicado.

Esta situación genera en la población indignación, creciente rechazo y una profunda desconfianza además del clamor de una auténtica justicia, puntualiza el mensaje.

 

Construir esperanza

Los obispos en conjunto exhortaron a los peruanos a construir esperanza. "Es indispensable consolidar una sociedad que se sustente en el respeto irrestricto de los principios democráticos" subrayaron en su reflexión.

A su turno, el cardenal Pedro Barreto Jimeno sostuvo que "le toca a todas las autoridades peruanas promover una cultura de la honestidad. La honestidad crea no solo una riqueza moral, sino también económica", puntualizó el también primer vicepresidente de la CEP.

"¿Qué Perú queremos heredar a las próximas rgeneraciones?", se interpelan los prelados. No se puede tolerar más convivir con la corrupción. Urge eliminar este flagelo de forma inmediata. Es preciso garantizar un estado de derecho íntegro, honesto e independiente, que imponga sanciones efectivas a quienes sean penalmente responsables sostuvieron enérgicamente en el pronunciamiento que lleva la firma de los obispos integrantes de la presidencia del episcopado peruano.

Es de imperiosa necesidad sentar las bases de nuestro país a partir de la reserva y conciencia moral de la población. En consecuencia, urge la tarea de recomponer la clase política, y consolidar los poderes del Estado en su independencia y autonomía.

 

Elegir con responsabilidad

La ciudadanía tiene derecho a ser informada, así como la obligación de informarse a fin de emitir un voto cívico, consciente y responsable, han propuesto los obispos. Este instrumento de participación ciudadana ofrece a todos los peruanos la oportunidad de encausar la fuerza de un pueblo que hoy clama por un cambio radical.

Más aún ante la cercanía de la celebración del bicentenario de la independencia del Perú los peruanos debemos buscar la construcción de un país cada vez más justo, y así fortalecer el compromiso de promover la institucionalidad democrática y elegir autoridades con verdadera vocación de servicio que logren acompañar el ansiado desarrollo integral de nuestro querido pueblo, finalizan los obispos.

Acompañaron en esta declaración al Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana monseñor Miguel Cabrejos Vidarte, el secretario general de la CEP monseñor Norberto Strotmann, el primer y segundo vicepresidente de la CEP respectivamente monseñor Pedro Barreto Jimeno y monseñor Robert Francis Presvot obispo de Chiclayo, entre otras autoridades eclesiales.

 

 

27/11/2018-11:13
Antonio Rivero

Padre Antonio Rivero: "Salgamos al encuentro de Cristo que viene"

 

Domingo 1° de Adviento

Ciclo C

Textos: Jer 33, 14-16; 1 Tes 3, 12-4,2; Lc 21, 25-28.34-36

Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor en el Noviciado de la Legión de Cristo en Monterrey (México) y asistente del Centro Sacerdotal Logos en México y Centroamérica, para la formación de sacerdotes diocesanos.

 

INTRODUCCIÓN AL CICLO C

EVANGELIO DE LUCAS

Daré algunas pinceladas para entender mejor a san Lucas, evangelista que nos acompañará durante todo este ciclo C.

Cada evangelista tiene su propio estilo y finalidad teológica. Lucas, aunque se ha servido de fuentes anteriores, sobre todo de Marcos, lo hace a su modo, con originalidad, y nos transmite bastantes páginas exclusivas, como los relatos de la infancia de Jesús, las parábolas del buen samaritano y del hijo pródigo, los discípulos de Emaús.

Los rasgos característicos de Lucas los podríamos resumir así:

  • Lucas ve la historia de la salvación en tres tiempos: primero, el Antiguo Testamento, hasta la llegada del Bautista; segundo, el tiempo de Jesús; y el tercero, el tiempo de la Iglesia, que continúa la misión de Jesús hasta el final de los tiempos (Hechos de los Apóstoles).
  • En esta historia de la salvación, el protagonista invisible es el Espíritu Santo.
  • Lucas es el evangelista más universalista: la salvación es para todos, también para romanos y samaritanos.
  • Lucas también es el evangelista de la misericordia: Dios perdona y se alegra de la vuelta del pecador.
  • La vida cristiana para Lucas consiste en seguir a Cristo.
  • Lucas, finalmente, es el evangelista que más nos habla de la Virgen María.

 

Ahora resumamos el primer domingo de adviento.

Idea principal: Avivar el deseo de salir con confianza al encuentro de Cristo, acompañados por las buenas obras y una vida santa (oración colecta y 2a lectura).

Síntesis del mensaje: Comenzamos el Adviento, tiempo de espera para rememorar el evento más grande ocurrido en la historia: la venida de Dios al mundo mediante la Encarnación. La primera venida en Belén fue en la sencillez y humildad. La segunda y última se verá precedida por signos y señales. Por eso nos urge prepararnos con buenas obras buenas y como conviene (2a lectura) para recibir ambas venidas: a Cristo recostado en el pesebre y a Cristo al final de los tiempos. Es verdad, vivimos en tensión entre la venida del pasado y la del futuro, no por huir del hoy, sino porque es de sabios tener en cuenta de dónde venimos y adónde vamos.

 

Puntos de la idea principal:

En primer lugar, mucho me temo que no nos tocará presenciar sentados en el suelo el grandioso espectáculo de este evangelio de Lucas que nos habla del futuro del mundo. Falta mucho para la función. Antes tienen que ocurrir tres cosas, que llevan ya muchos siglos sin cumplirse: primera, la predicación del Evangelio en todo el mundo (cf. Mt 24, 14); segunda, la apostasía de las naciones evangelizadas (cf. 2 Tes 2, 3) y tercera, la conversión de los judíos al Evangelio (Eccli 48, 1-11; Rm 11, 1-12; 9, 4-5). A continuación, el fin del mundo. ¿Se han cumplido esas tres cosas? No. Tantas naciones que no conocen todavía el evangelio. Es verdad, hay apostasías aquí o allá de individuos, pero no de todas las naciones enteras. Por supuesto, algunos judíos, gracias a Dios, se han convertido, pero no todos. Por tanto, aquellos profetas de desgracias que predican el fin inmediato del mundo no tienen fundamento. Falta, falta. Dios es rico en misericordia y nos da tiempo para prepararnos a fondo para esta su última venida gloriosa con obras buenas y rectas. La intención de Jesús, por tanto, no es catastrófica, sino al contrario, de esperanza: su venida debe producir alegría y confianza, pues se acerca nuestra total liberación.

En segundo lugar, será Jeremías en la primera lectura quien, siglos antes de Cristo, y en medio de circunstancias trágicas para su pueblo, también anunció palabras de esperanza: "Dios nos enviará un Salvador". El profeta anuncia la salvación y la paz para todos, que se realizó en Cristo Jesús. ¡Fuera por tanto el miedo! Nos hace bien mirar hacia delante con valentía y seguir caminando con esta esperanza que es Cristo Jesús. Despiertos y en pie (evangelio), porque encontraremos ladrones en el camino que nos querrán asaltar. Despiertos, para que no se nos embote la mente con el vicio, la bebida y la preocupación del dinero. El Adviento es un excelente despertador, porque tendemos a dormimos, a caer en la pereza, bloqueados por mil preocupaciones de esta vida, y no tenemos enchufado el "wiff' hacia los valores del espíritu para poder crecer en este Adviento en virtudes y obras buenas de caridad, justicia, solidaridad, buscando a nuestro hermano necesitado, descartado, arrinconado, discriminado, herido...y transmitirle la ternura de Dios traída e infundida por Cristo a nuestros corazones desde el día del bautismo.

Finalmente, comencemos el Adviento de la mano de María Santísima, madre de la esperanza. Ella también tuvo su Adviento. Ella guardó durante nueve meses ver con sus propios ojos a Aquel en quien creía y de quien lo esperaba todo. ¡Cuántas obras buenas no hizo María durante ese primer Adviento, sintetizadas en los tres meses en que sirvió a su prima Isabel, que estaba en cinta y necesitada de unas manos disponibles, de unos ojos abiertos, de unos labios piadosos! Por eso, la Iglesia y cada uno de nosotros, debemos mirar a María y unirnos a Ella para aprender a esperar. María es la Madre de la esperanza. No sólo nos ha de disponer convenientemente para aguardar al Niño, sino que también nos ha de preparar adecuadamente de modo que estemos prevenidos para su segunda venida, con el corazón custodiado por esta Madre. Aguardemos todos de la mano de esta Madre la consumación de los siglos y la segunda venida del Señor. Así Cristo nos reconocerá que somos de los suyos porque tenemos la marca de la Madre María, que es su Madre y nuestra Madre.

Para reflexionar: ¿Qué cosas debilitan mi esperanza? ¿Qué hago para superarlas? ¿Qué es lo que habitualmente afirma mi esperanza cristiana? ¿Recurro a ella en mis momentos de dificultad? ¿Cómo puedo prepararme mejor en este Adviento? ¿Qué obras buenas, concretas estoy dispuesto a hacer en este tiempo de gracia?

Para rezar: María, camina cerquita mío en este Adviento. Acompáñame, madre buena, fortalece mi esperanza para que sea el motor de mi entrega, el pozo donde beber para seguir adelante, el refugio donde descansar y retomar fuerzas. Anuda mi esperanza al proyecto del Padre. Dame firmeza y hasta tozudez para seguir adelante. Llena mi corazón de la esperanza que libera para vivir el amor solidario. Lo que se espera se consigue con esfuerzo, con trabajo y con la vida. Me confío en tus manos, Madre del Adviento, para que me hagas fuerte en la fe, comprometido en la solidaridad y firme, muy firme, en la esperanza del Reino. Amén.

 

 

27/11/2018-07:54
Isabel Orellana Vilches

Beato Luis Campos Gorriz, 28 de noviembre

«Laico, integrante de la Asociación Católica de Propagandistas, de la que era una de sus columnas cuando fue fusilado en el fragor de la Guerra Civil española, en 1936, por el hecho de profesar la fe católica, como otros mártires»

Muy arraigada tenía Luís su fe, y, por tanto, claridad en lo que ella conlleva, cuando afirmó: «Mi misión es realizar la unidad de los católicos. Antes de sembrar es necesario arar». Ignoraba que sería su sangre la que esparciría esa semilla que nunca muere porque la memoria de su martirio mantendría viva su voz prolongando sus afanes apostólicos. Si a cualquier persona le preguntaran qué haría si le dijeran que iba a morir en plazo fijo, seguramente le vendrían a la mente unas cuantas cosas, entre otras ponerse a bien con quien no lo estuviera, porque la reconciliación es sentimiento que suele acompañar a los postreros instantes. Los genuinos seguidores de Cristo responderían confirmando la bondad de su acontecer que ya discurría guiado por el afán de dar a Dios lo máximo en el día a día. Porque los santos están espiritualmente preparados de antemano, listos para presentarse ante el Padre cuando así lo dispone.

Ante este dramático trance, en 1936 integrantes de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas, como tantos otros católicos de pro, compartían en checas de diversas ciudades españolas sus más altos ideales con el espíritu de las primeras comunidades de cristianos, aguardando juntos la palma del martirio. Mientras en el exterior de la prisión se respiraban aires de revancha, ellos apuraban los últimos días orando y compartiendo la fe, aunque fuera en penosas condiciones. Sabían que las súplicas que se elevan a Dios nunca caen en saco roto, y entre sus peticiones incluían la unidad y reconciliación de todos los católicos.

Uno de los insignes Propagandistas que ni siquiera tuvo tiempo de permanecer en una checa fue Luís, un valenciano nacido el 30 de junio de 1905, que había sido alumno de los jesuitas y cursado estudios de filosofía y derecho, materia en la que se había doctorado en la Universidad Central de Madrid. Una persona valiosa, comprometida, cercana al cardenal Ángel Herrera Oria, que tuvo en él un insigne discípulo. Luís le acompañó en muchos de sus viajes y acciones evangelizadoras. Era un apóstol incansable, ciertamente ejemplar en su vida, que había dejado huella entre los estudiantes católicos de Valencia. En esos precisos momentos era el secretario general de la Asociación Católica de Propagandistas y secretario del CEU (Centro de Estudios Universitarios).

Su esposa, Carmen Arteche Echezuría, con la que se había casado en 1933, apenas había podido compartir los sueños que forjarían en común, porque murió antes de estallar la Guerra Civil en 1936 en el transcurso de una enfermedad imprevista y fulminante; Dios le ahorró el sufrimiento de ver asesinado a su esposo. Hasta Torrente —la localidad valenciana en la que residía el padre de Luís, delicado de salud entonces, y junto al que se encontraba— llegaron los funestos aires de guerra. Él ejercía como abogado desde 1930 y en el primer momento pudo continuar su vida sin excesivos sobresaltos, completamente entregado a consolar y procurar aliento a los componentes de la Asociación, con celo y brío ejemplares, lleno de fe, sin ceder un ápice al desaliento. Buscando para su esposa e hija un remanso de paz en medio de tanta tragedia, en 1936 las había conducido a su tierra, y allí quedó la pequeña huérfana de madre, tutelada por su abuelo, sin saber que su querido padre estaba a punto de dejar este mundo tras haber apurado la palma del martirio.

Luís era un hombre lleno de fortaleza que brillaba con singular fulgor en medio de la adversidad. Es memorable la carta que en abril de 1936 dirigió a su hermano relatando la enfermedad y posterior deceso de su esposa; un testimonio emocionante de amor y ternura, que rezuma esperanza y gozo espiritual. En ella se aprecia su urgencia apostólica y su preocupación por asistir a todos, especialmente a los más frágiles en esa situación de gravísima convulsión política que se vivía. Oraba y sufría viendo el despropósito de tanto odio, como siempre estéril y sinsentido, y lo combatió aferrado a la oración. De tantas súplicas a María, horas santas, Ejercicios, velas nocturnas, generosa acogida en su propio hogar de los perseguidos, etc., brotarían frutos abundantes para la mayor gloria de Cristo y de su Iglesia, a los que tanto amó.

Como ha sucedido siempre en estos casos de martirio, la condena se produjo el 28 de noviembre en un seudo-juicio sumarísimo, a cargo de un grupo de milicianos armados. Una vez confirmaron lo que ya sabían de antemano: que Luís era fidelísimo a Cristo y a la Iglesia, y que no había escatimado esfuerzos en hacer todo el bien posible, una de cuyas acciones había sido la organización del Congreso Católico de Madrid, no precisaban saber más. Sin dilación alguna, ese mismo día le condujeron al Picadero de Paterna. Valiente, heroico en su caridad como todos los mártires, dedicó los últimos instantes a uno de los verdugos que, ante el nuevo gesto de violencia que iba a protagonizar, temblaba de tal forma que era incapaz de liar un cigarrillo. Luís, que era un hombre de una vez, repartió entre el grupo de milicianos los que tenía, rogó que le dejaran abrazarles y pidió expresamente que no le dispararan por la espalda. ¡Qué gestos tan elegantes, tan gallardos y conmovedores! Pero no los supieron ver los que se disponían a segar su vida, cercenándola a sus 31 años.

Lo fusilaron mientras mantenía los brazos en cruz y portaba un rosario entre sus manos, perdonando de corazón a los autores de su muerte, como todos los que sucumbieron de este modo por causa de su fe, signo inequívoco de su autenticidad. Juan Pablo II lo beatificó el 11 de marzo de 2001 junto a 233 mártires de la Guerra Civil española. Un enjambre de virtud atravesando España, sembrada en sus cuatro puntos cardinales con la sangre de numerosos seguidores de Cristo: religiosos, sacerdotes, laicos, y componentes de diversas realidades eclesiales.