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El Papa a Mercedarios: Entrega total a Dios, sin guardarse cosas en los bolsillos

 

El Papa se reúne con la Orden de la Merced con motivo del Jubileo que están celebrando por los 800 años de su fundación y les anima a experimentar en sí mismos la redención de Cristo para poder ayudar a los hermanos necesitados.

 

 

06 diciembre 2018, 13:47 | Mireia Bonilla – Ciudad del Vaticano


 

 

Lo primero que el Papa Francisco ha querido advertir a los Mercedarios reunidos en la Sala Clementina del Vaticano ha sido “que no pierdan el primer amor” el cual expresan a través del “voto de redención” y que nos recuerda a todos, y de modo especial a los religiosos, “que seguir a Cristo significa dar la vida para salvar almas”. Hablando sobre ese “primer amor” relata una anécdota que vivió en una de sus Audiencias de los miércoles en la Plaza de San Pedro en el Vaticano: “Hace un tiempo, en una Audiencia de la Plaza, mientras saludaba a la gente, había un matrimonio anciano pero muy juveniles. Cumplían 60 años de casados y no parecía y yo les pregunté: “¿Y siguen enamorados?”, ellos se miraron entre ellos, volvieron a mirarme a mí y tenían los ojos mojados y me dijeron: “Estamos enamorados”. Les dejo esa imagen”.

 

Seguir a Cristo, sin malentendidos en el camino

Francisco también ha hablado sobre uno de los errores en los que caemos cuando seguimos a Cristo, asegurando que a veces, en vez de seguirlo, “planteamos nuestra vida como si fuera Él el que nos tiene que seguir a nosotros” y eso es “una tentación” ha puntualizado. “Seguir a Jesús no es cuestión de metodología, sino es dejar que Él nos preceda y marque el ritmo del caminar personal y comunitario”.

 

Entrega total a Dios, sin guardarse algo en los bolsillos

En este sentido, Francisco les pide “fiarse del Señor” que no es nada más ni nada menos que entregarse “sin guardase nada en el bolsillo”: “no solo dando lo material y lo superfluo – ha especificado - sino darle todo lo que consideramos como propio, nuestros gustos y opiniones” porque la entrega de la propia vida “no es algo opcional”, sino que es “la consecuencia de un corazón que ha sido “tocado” por el amor de Dios”.

 

La visita y la liberación deben ser las premisas de los Mercedarios

Comentando el carisma mercedario, el Papa expresa que están llamados a “dejarse interpelar por los nuevos campos de acción y de servicio redentor”, como pueden ser la promoción de la dignidad de la persona humana, la prevención de esclavitudes físicas o espirituales, el acompañamiento y la reinserción de los más vulnerables de nuestra sociedad. También asegura que la Orden de la Merced hace eco del Evangelio de la salvación que dice: «El Señor ha visitado y redimido a su pueblo» (Lc 1,68) y que el gesto de “visitar y liberar” es “el que marca toda su vocación y su acción misionera”. Dicho esto, el Papa les pide que “no se dejen arrastrar por la tentación de considerar su sacrificio y su entrega como una inversión destinada al provecho personal, para alcanzar una posición o una seguridad de vida” y se esfuercen más bien “por hacer realidad esta oblación y consagración al servicio de Dios y de los hombres”.

 

Estar alerta al triple peligro: mundo, demonio y carne

Un discurso en el que el Santo Padre también les ha exhortado a “estar atentos” al triple peligro: el mundo, el demonio y la carne, los cuales, adormecen la conciencia y provocan parálisis espiritual que lleva a la muerte interior. “Estos enemigos – ha dicho el Papa - a veces, se nos presentan de frente pero la mayoría de las veces van despacito, despacito... adormeciéndonos y uno no se da cuenta. No se da cuenta y hace falta la Gracia de Dios para decir: ¿Dónde estoy?, ¿Cómo he venido de caer de allá a acá?, esa anestesia, vigilen, vigilen, para que no terminen anestesiados”.

 

Imprescindible experimentar la redención para poder ayudar a los descartados

Por último, el Pontífice les anima a “experimentar primero en sí mismos la redención de Cristo” para luego poder ayudar a sus hermanos a descubrir al Dios que salva y a llevar a todos los que son descartados por la sociedad “la ternura y la misericordia de Dios”.