VATICANO | Papa Pablo VI

 

Evangelii Nuntiandi: evangelizar un mundo en cambio

 

La Exhortación Apostólilca Evangelii Nuntiandi fue publicada por el papa Pablo VI en 1975. Este documento es fruto del Sínodo de Obispos de 1974 y presenta un concepto amplio de evangelización que muestra la acción evangelizadora como la razón de ser de la Iglesia: “...Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar...” (EN. 14)

 

 

07 diciembre 2018, 18:01 | Manuel Cubías – Ciudad del Vaticano


 

 

La Evangelii Nuntiandi identifica la misión de Jesús con la misión de la Iglesia. Esta misión busca mostrar el rostro del Padre a todos los seres humanos. Por ello, el primer empeño de Jesús es mostrar al Padre que lo ha enviado. Para Jesús el reinado de Dios es lo más importante, es el núcleo de la buena nueva. De igual manera, lo es para la Iglesia. El anuncio del Reino hoy pasa por la liberación religiosa integral y plena, que trae como consecuencia, un cambio radical, hondo en el ser humano y en la comunidad a la que pertenece; este cambio debe ser dinámico y permanente.

 

Mirar el presente y el futuro

No hay cambio posible si el ser humano no es consciente de su caminar por la vida, de su propia historia. La mirada tiene que ser entusiasta, pues ese entusiasmo le permitirá a las personas sentir que son actores de lo que les ocurre. Mons. Rino Fisichella, presidente del Pontificio Consejo  para la Promoción de la Nueva Evangelización insiste  en que las personas tengan capacidad de mirar el presente y el futuro con entusiasmo.

 

Mirar el presente y el futuro es comprometerse

Descubrir a Dios como Padre implica también, descubrir a los que me rodean como hermanos. Es con ellos que estamos llamados a construir una nueva humanidad, previa renovación de los seres  humanos: hombres nuevos para una humanidad nueva. Mons. Fisichella nos invita a dirigir nuestra mirada hacia los pobres, los marginados y aquellas personas a las que se les pisotea su dignidad. Mirarlos es comprometerse con la mirada de Dios, que no es decorativa ni superficial, sino profunda, pues evangelizar a las personas es testimonio del amor de Dios a la humanidad. Es defender a los más débiles de la creación.

 

Promoción humana

La evangelización busca la promoción humana. Si el ser humano es parte activa de su historia, no se puede separar la fe y la historia humana. A este propósito Pablo VI se pregunta: “¿Cómo proclamar el mandamiento nuevo sin promover mediante la justicia y la paz, el verdadero, el auténtico crecimiento del hombre?” (EN, 31).