Vaticano

 

Por qué la renuncia de Burke y García Ovejero no es "inesperada"

 

El editor del diario Crux, John L. Allen, analiza la comunicación del Vaticano y reflexiona sobre la salida de los directores de la Oficina de Prensa

 

 

04/01/19


 

 

El editor del diario online Crux, John L. Allen, ha analizado la "repentina"  renuncia de los dos portavoces oficiales del Vaticano, el estadounidense Greg Burke y la española Paloma García Ovejero. Entiende que muchos titulares subrayaron las palabras "repentina" e "inesperada". "Sin embargo, para ser completamente honesto, no creo que sea algo inesperado en absoluto, ya que lo he anticipado desde que los dos fueron nombrados en 2016", apunta.

Y explica: "La razón es simple: Burke y García Ovejero son, en el fondo, periodistas, y los periodistas simplemente no deben ser portavoces corporativos. Ambos, por supuesto, son católicos devotos, y cuando la Iglesia les pidió su colaboración, dijeron que sí. Sin embargo, esa es precisamente la cuestión: se podría decir que la Iglesia debería haber sabido que tanto Burke como García Ovejero son más valiosos en el exterior, como observadores, en lugar de al revés".

Allen recuerda que Burke es un veterano periodista estadounidense con un profundo conocimiento de Roma y el Vaticano que ha trabajado en Time y en Fox News. García Ovejero fue corresponsal en Roma de la Cope, donde fue conocida como la periodista más trabajadora de la ciudad, así como una generosa colega.

 

Acceso directo al Santo Padre

"Quizás las cosas hubieran sido diferentes si Burke y García Ovejero hubieran tenido la oportunidad real de dar forma al mensaje del Vaticano, con acceso directo al Santo Padre y un papel significativo en el proceso de toma de decisiones. Sin embargo, nunca fue así como se concibieron sus roles: informaban a la Secretaría de Estado del Vaticano, no a Francisco directamente, lo que significa que tenían periodistas dependientes de burócratas", expresa Allen.

Según el editor de Crux, esta fórmula conduce al fracaso. "En lugar de asesorar a Francisco sobre cómo se recibirán ciertas decisiones, declaraciones o informaciones, para evitar malentendidos y transmitir las ideas exactas, Burke y García Ovejero redujeron su trabajo a la gestión de aspectos como twitter, Instagram o el mantenimiento básico de la Oficina de prensa".

"Esas tareas no necesitan a periodistas altamente talentosos, creativos y motivados", destaca.

 

Más humanidad en la Oficina de Prensa

Para Allen, sin embargo, Burke y García Ovejero, "inyectaron un espíritu más relajado y humano a la Oficina de Prensa, convirtiéndolo en un lugar donde los periodistas realmente se sintieron tratados con respeto y cortesía básica. (Puede que no parezca mucho, pero créanme, en los últimos 20 años, más o menos, no siempre ha sido así)", señala.

Además, fueron pioneros en nuevas formas de entregar información: como los "puntos de encuentro" informales entre los generadores de noticias y los reporteros, por ejemplo, evitando declaraciones preparadas y haciendo un uso más eficiente del tiempo. Los viajes papales también fueron más sencillos.

También, comprendieron que el Vaticano tiene un ritmo internacional, asegurando que las traducciones sólidas de textos importantes estuvieran disponibles en los idiomas clave. Los detalles sobre eventos, noticias de última hora y desarrollos en historias se transmitieron en tiempo real, haciendo uso de aplicaciones como Telegram.

 

Preguntas que los reporteros se ven obligados a hacer

"Tanto Burke como García Ovejero entendieron las presiones de los plazos, respondiendo a las llamadas telefónicas y los mensajes en tiempo real, "en el caso de García Ovejero, incluso a las 3:00 a.m. y muchos de nosotros nos preguntamos cuándo dormía. Ambos también entienden el tipo de preguntas que los reporteros se ven obligados a hacer, y no se ponen nerviosos ni a la defensiva", explica Allen.

El editor del periódico de noticias católicas consideran que ni Burke ni García Ovejero seleccionaron a periodistas favoritos con un tratamiento especial, "un sello distintivo de la forma en que funcionaba el sistema desde tiempos inmemoriales".

 

Deuda de gratitud

Para Allen, "por todo eso y mucho más, cualquier persona que haya tenido tratos con la Oficina de Prensa del Vaticano desde que se hicieron cargo tiene una deuda de gratitud con Burke y García Ovejero. Sin embargo, tenía que ser una situación frustrante para ambos, viviendo cada día con la brecha entre la realidad de una situación y lo que podría haber sido".

El editor indica que dado que dicha brecha está básicamente conectada a la forma en que el Vaticano maneja las comunicaciones, lo que, por cierto, "es poco probable que cambie a pesar de la rotación de las últimas semanas, es justo decir que Burke y García Ovejero siempre estuvieron destinados a golpearse en la pared".

 

Crisis de abusos sexuales

Allen explica lo que ha supuesto la comunicación de la Iglesia en los dos últimos años: "Supongamos que en los últimos dos años, un par de reporteros extremadamente talentosos (personas que tienen excelentes contactos, que entienden profundamente el contexto de las noticias de última hora y que siempre tienen la información correcta) habían estado en condiciones de contar la historia de la crisis de los abusos sexuales, por ejemplo, o las tensiones internas desatadas en la era del Papa Francisco, o la reforma financiera del Vaticano. Al hacerlo, esos reporteros podrían haber expuesto el estancamiento y la mala conducta burocrática, promoviendo una comprensión pública mejor informada del papado, y quizás incluso obligaron a la Iglesia a limpiar sus actos en algunas áreas clave".

"Ahora pregúntese: ¿habría sido un mejor uso de su tiempo que ejecutar lo que equivale a una gigantesca máquina de copia de relaciones públicas? En cualquier caso, no hemos escuchado lo último de Burke ni de García Ovejero en el ritmo del Vaticano. Honestamente, sospecho que se avecinan sus mejores días, mientras regresan al lado de la calle donde probablemente siempre pertenecieron", finaliza.