Servicio diario - 25 de enero de 2019


 

Papa Francisco: "Padre, como María queremos aprender a estar"
Rosa Die Alcolea

El Papa inspira esperanza a los jóvenes infractores: "Abran la ventana y miren el horizonte"
Rosa Die Alcolea

Via Crucis con los jóvenes: Caminar con Jesús será siempre una gracia y un riesgo
Rosa Die Alcolea

Liturgia penitencial con el Papa en el Centro de Cumplimiento de Menores Las Garzas
Rosa Die Alcolea

53' Jornada Mundial Comunicaciones Sociales — Mensaje del Papa Francisco
Redacción

El Papa confiesa a 5 adolescentes del Centro de Cumplimiento Las Garzas
Rosa Die Alcolea

La presencia de la Virgen Peregrina de Fátima en Panamá es un "tiempo de gracia"
Rosa Die Alcolea

JMJ 2019: Encuentro del Papa con jóvenes de Scholas Occurrentes
Redacción

México: El Papa nombra Arzobispo de Tlalnepantla a Mons. Fernández Hurtado
Redacción

Perú: El Papa acepta la renuncia del Cardenal Juan Luis Cipriani
Redacción

Beato Miguel Kozal, 26 de enero
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

26/01/2019-03:37
Rosa Die Alcolea

Papa Francisco: "Padre, como María queremos aprender a estar"

(ZENIT – 25 enero 2019).- “María fue la mujer fuerte del “sí”, que sostiene y acompaña, cobija y abraza. Ella es la gran custodia de la esperanza”, ha remarcado el Papa Francisco en su reflexión del vía crucis, en la tarde del viernes, 25 de enero de 2019, ante miles de jóvenes, llegados a Panamá de todos los continentes para participar en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).

A las 17:30 horas (23:30 horas en Roma) ha iniciado la ceremonia, con la llegada del Papa al Campo de Santa María de la Antigua, donde estaba ya la cruz, símbolo de la JMJ, colocada delante del altar.

“Padre, hoy el vía crucis de tu Hijo se prolonga en el grito sofocado de los niños a quienes se les impide nacer y de tantos otros a los que se les niega el derecho a tener infancia”, Francisco ha comentado la pasión del Señor, en el contexto de la sociedad moderna, de los problemas reales y humanos.

Así, el Pontífice ha invitado a los jóvenes a mirar a María, como modelo de entrega: “Contemplamos a María, mujer fuerte. De ella queremos aprender a estar de pie al lado de la cruz. Con su misma decisión y valentía, sin evasiones ni espejismos”.

La pasión se prolonga en “jóvenes con rostros fruncidos que perdieron la capacidad de soñar, de crear e inventar el mañana”; “en tantos jóvenes y familias absorbidos en una espiral de muerte a causa de la droga, el alcohol, la prostitución y la trata”.

 

Abandonados y descartados

El Papa ha denunciado la realidad de la cultura del descarte: “Se prolonga en el dolor oculto e indignante de quienes, en vez de solidaridad por parte de una sociedad repleta de abundancia, encuentran rechazo, dolor y miseria, y además son señalados y tratados como los portadores y responsables de todo el mal social”; también en “la soledad de los ancianos abandonados y descartados”.

 

Pueblos originarios

Asimismo, el Santo Padre ha mencionado a los pueblos originarios, sobre los “se prolonga la pasión de Cristo” –ha señalado– por “ser despojados de sus tierras, raíces y cultura”.

Del mismo modo, ha hablado de “nuestra madre tierra”, en la que se prolonga la pasión por estar “herida en sus entrañas por la contaminación de sus cielos, por la esterilidad en sus campos, por la suciedad de sus aguas, y que se ve pisoteada por el desprecio y el consumo enloquecido que supera toda razón”.

Concluida la oración del vía crucis, el Santo Padre ha bendecido a los miles de peregrinos y visitantes en la Cinta Costera, y se ha trasladado a la Nunciatura Apostólica.

RD

Publicamos las palabras del Papa Francisco, pronunciadas al final del vía crucis.

***

 

Palabras de Santo Padre

Señor, Padre de misericordia, en esta Cinta Costera, junto a tantos jóvenes venidos de todo el mundo, hemos acompañado a tu Hijo en el camino de la cruz; ese camino que ha querido recorrer para mostrarnos cuánto nos amas y cuán comprometido estás con nuestras vidas.

El camino de Jesús hacia el Calvario es un camino de sufrimiento y soledad que continúa en nuestros días. Él camina y padece en tantos rostros que sufren la indiferencia satisfecha y anestesiante de nuestra sociedad que consume y se consume, que ignora y se ignora en el dolor de sus hermanos.

También nosotros, tus amigos, Señor, nos dejamos llevar por la apatía y la inmovilidad. No son pocas las veces que el conformismo nos ha ganado y paralizado. Ha sido difícil reconocerte en el hermano sufriente: hemos desviado la mirada, para no ver; nos hemos refugiado en el ruido, para no oír; nos hemos tapado la boca, para no gritar.

Siempre la misma tentación. Es más fácil y “pagador” ser amigos en las victorias y en la gloria, en el éxito y en el aplauso; es más fácil estar cerca del que es considerado popular y ganador.

Qué fácil es caer en la cultura del bullying, del acoso y de la intimidación.

Para ti no es así Señor, en la cruz te identificaste con todo sufrimiento, con todo aquel que se siente olvidado.

Para ti no es así Señor, pues quisiste abrazar a todos aquellos que muchas veces consideramos no dignos de un abrazo, de una caricia, de una bendición; o, peor aún, ni nos damos cuenta de que lo necesitan.

Para ti no es así Señor, en la cruz te unes al vía crucis de cada joven, de cada situación para transformarla en camino de resurrección.

Padre, hoy el vía crucis de tu Hijo se prolonga: se prolonga en el grito sofocado de los niños a quienes se les impide nacer y de tantos otros a los que se les niega el derecho a tener infancia, familia, educación; en los niños que no pueden jugar, cantar, soñar… en las mujeres maltratadas, explotadas y abandonadas, despojadas y ninguneadas en su dignidad; en los ojos tristes de los jóvenes que ven arrebatadas sus esperanzas de futuro por falta de educación y trabajo digno; se prolonga en la angustia de rostros jóvenes, amigos nuestros que caen en las redes de gente sin escrúpulos ―entre ellas también se encuentran personas que dicen servirte, Señor―, redes de explotación, de criminalidad y de abuso, que se alimentan de sus vidas.

El vía crucis de tu Hijo se prolonga en tantos jóvenes y familias que, absorbidos en una espiral de muerte a causa de la droga, el alcohol, la prostitución y la trata, quedan privados no solo de futuro sino de presente. Y así como repartieron tus vestiduras, Señor, queda repartida y maltratada su dignidad.

El vía crucis de tu Hijo se prolonga en jóvenes con rostros fruncidos que perdieron la capacidad de soñar, de crear e inventar el mañana y se “jubilan” con el sinsabor de la resignación y el conformismo, una de las drogas más consumidas en nuestro tiempo.

Se prolonga en el dolor oculto e indignante de quienes, en vez de solidaridad por parte de una sociedad repleta de abundancia, encuentran rechazo, dolor y miseria, y además son señalados y tratados como los portadores y responsables de todo el mal social.

Se prolonga en la resignada soledad de los ancianos abandonados y descartados.

Se prolonga en los pueblos originarios, a quienes se despoja de sus tierras, raíces y cultura, silenciando y apagando toda la sabiduría que pueden aportar.

Padre, el vía crucis de tu Hijo se prolonga en el grito de nuestra madre tierra, que está herida en sus entrañas por la contaminación de sus cielos, por la esterilidad en sus campos, por la suciedad de sus aguas, y que se ve pisoteada por el desprecio y el consumo enloquecido que supera toda razón.

Se prolonga en una sociedad que perdió la capacidad de llorar y conmoverse ante el dolor.

Sí, Padre, Jesús sigue caminando, cargando y padeciendo en todos estos rostros mientras el mundo, indiferente, consume el drama de su propia frivolidad.

Y nosotros, Señor, ¿qué hacemos?

¿Cómo reaccionamos ante Jesús que sufre, camina, emigra en el rostro de tantos amigos nuestros, de tantos desconocidos que hemos aprendido a invisibilizar?

Y nosotros, Padre de misericordia, ¿consolamos y acompañamos al Señor, desamparado y sufriente, en los más pequeños y abandonados?

¿Lo ayudamos a cargar el peso de la cruz, como el Cireneo, siendo operadores de paz, creadores de alianzas, fermentos de fraternidad? ¿Nos animamos a permanecer al pie de la cruz como María?

Contemplamos a María, mujer fuerte. De ella queremos aprender a estar de pie al lado de la cruz. Con su misma decisión y valentía, sin evasiones ni espejismos. Ella supo acompañar el dolor de su Hijo, tu Hijo, Padre; sostenerlo en la mirada y cobijarlo con el corazón. Dolor que sufrió, pero no la resignó. Fue la mujer fuerte del “sí”, que sostiene y acompaña, cobija y abraza. Ella es la gran custodia de la esperanza.

Nosotros también, Padre, queremos ser una Iglesia que sostiene y acompaña, que sabe decir: ¡Aquí estoy! en la vida y en las cruces de tantos cristos que caminan a nuestro lado.

De María aprendemos a decir “sí” al aguante recio y constante de tantas madres, padres, abuelos que no dejan de sostener y acompañar a sus hijos y nietos cuando “están en la mala”.

De ella aprendemos a decir “sí” a la testaruda paciencia y creatividad de aquellos que no se achican y vuelven a comenzar en situaciones que parecen que todo está perdido, buscando crear espacios, hogares, centros de atención que sean mano tendida en la dificultad.

En María aprendemos la fortaleza para decir “sí” a quienes no se han callado y no se callan ante una cultura del maltrato y del abuso, del desprestigio y la agresión y trabajan para brindar oportunidades y condiciones de seguridad y protección.

En María aprendemos a recibir y hospedar a todos aquellos que han sufrido el abandono, que han tenido que dejar o perder su tierra, sus raíces, sus familias, sus trabajos.

Padre, como María queremos ser la Iglesia que propicie una cultura que sepa acoger, proteger, promover e integrar; que no estigmatice y menos generalice en la más absurda e irresponsable condena de identificar a todo emigrante como portador de mal social.

De ella queremos aprender a estar de pie al lado de la cruz, pero no con un corazón blindado y cerrado, sino con un corazón que sepa acompañar, que conozca de ternura y devoción;que entienda de piedad al tratar con reverencia, delicadeza y comprensión. Queremos ser una Iglesia de la memoria que respete y valorice a los ancianos y reivindique el lugar que tienen como custodios de nuestras raíces.

Padre, como María queremos aprender a “estar”.

Enséñanos Señor a estar al pie de la cruz, al pie de las cruces; despierta esta noche nuestros ojos, nuestro corazón; rescátanos de la parálisis y de la confusión, del miedo y la desesperación.

Padre, enséñanos a decir: Aquí estoy junto a tu Hijo, junto a María y junto a tantos discípulos amados que quieren hospedar tu Reino en el corazón. Amén

Tras haber vivido la pasión del Señor junto a María al pie de la cruz nos vamos con el corazón silencioso y en paz, alegre y con muchas ganas de seguir a Jesús. Que Jesús los acompañe, y que la Virgen los cuide.

 

 

 

25/01/2019-16:55
Rosa Die Alcolea

El Papa inspira esperanza a los jóvenes infractores: "Abran la ventana y miren el horizonte"

(ZENIT — 25 enero 2019).- "Abran la venta y miren el horizonte, no se olviden", ha dicho el Papa a los jóvenes infractores panameños al despedirse de ellos, en el Centro de Cumplimiento de Menores Las Garzas de Pacora, el viernes, 25 de enero de 2019.

En la liturgia penitencial que el Santo Padre ha celebrado con los chicos en la capilla del centro, un joven ha contado al Papa su historia, se ha leído el Evangelio y después Francisco ha dado un mensaje de esperanza, sencillo, directo, mirando a los ojos a los chicos que cumplen condena en este centro panameño: "Todos tenemos un horizonte. Todos. Yo no lo tengo, puede decir alguno. Abrí la ventana y lo verás, abrí la ventana y lo vas a encontrar.

"Todos somos pecadores. Todos. Todos los que estamos acá. Y si alguno no se siente pecador, sepa que el Señor no lo va a recibir. Se pierde lo mejor", les ha asegurado el Pontífice.

El Centro de Cumplimiento de Menores Las Garzas, inaugurado en 2012, tiene una capacidad de 192 reclusos. Está considerado modelo de reinserción integral a través de aspectos como el educativo, familiar y de salud.

 

Incluir e integrar

"Una sociedad se enferma cuando no es capaz de hacer fiesta por la transformación de sus hijos, una comunidad se enferma cuando vive de la murmuración aplastante, condenatoria e insensible", ha advertido.

"Una sociedad es fecunda cuando logra generar dinámicas capaces de incluir e integrar, de hacerse cargo y luchar para crear oportunidades y alternativas que den nuevas posibilidades a sus hijos, cuando se ocupa en crear futuro con comunidad, educación y trabajo".

***

 

Homilía del Papa Francisco

«Este recibe a los pecadores y come con ellos» acabamos de escuchar al inicio del evangelio (Lc15,2). Es lo que murmuraban algunos fariseos y escribas bastante escandalizados y molestos con el comportamiento de Jesús.

Con esa expresión pretendían descalificarlo y desvalorizarlo delante de todos, pero lo único que consiguieron fue señalar una de sus actitudes más comunes y distintiva: «este recibe a los pecadores y come con ellos». Y todos somos pecadores. Todos. Todos los que estamos acá. Y si alguno no se siente pecador, que sepa que el Señor no lo va a recibir. Se pierde lo mejor.
Jesús no tiene miedo de acercarse a aquellos que, por un sinfín de razones, cargaban sobre sus espaldas con el odio social como eran los publicanos ?recordemos que los publicanos se enriquecían en base a saquear a su mismo pueblo; ellos provocaban mucha pero mucha indignación? o con el peso de sus culpas, errores o equivocaciones como los así llamados pecadores. Jesús lo hace porque sabe que en el cielo hay más fiesta por un solo pecador convertido que por noventa y nueve justos que no necesitan conversión (cf.Lc 15,7).

Mientras esta gente se limitaba a murmurar o indignarse coartando y cerrando así todo tipo de cambio, conversión e inserción, Jesús se acerca y se compromete, Jesús pone en juego su reputación e invita siempre a mirar un horizonte capaz de hacer nueva la vida y la historia. Todos tenemos un horizonte. Todos. Yo no tengo horizonte, me decía alguno de vosotros. Abré la ventana y lo verás (...) Dos miradas bien diferentes que se contraponen. Una mirada estéril e infecunda ?la de la murmuración y el chisme? y otra que invita a la transformación y conversión ?la del Señor.

 

La mirada de la murmuración y el chisme

Muchos no toleran y no les gusta esta opción de Jesús, es más, entre dientes al principio y con gritos al final, manifiestan su disgusto buscando desacreditar su comportamiento y el de todos aquellos que están con él. No aceptan y rechazan esta opción de estar cerca y ofrecer nuevas etiquetas que congelan y estigmatizan no solo el pasado sino también el presente y el futuro de las personas. (...) Hay gente que pone etiquetas (...) Rótulos que, en definitiva, lo único que logran es dividir: acá están los buenos y allá están los malos; acá los justos y allá los pecadores. (...) Nos encanta adjetivar a la gente, nos encanta (...). La cultura del adjetivo, esto Dios no lo acepta.

Esta actitud contamina todo porque levanta un muro invisible que hace creer que marginando, separando o aislando se resolverán mágicamente todos los problemas. Y cuando una sociedad o comunidad se permite esto y lo único que hace es cuchichear, chismorrear y murmurar, entra en un círculo vicioso de divisiones, reproches y condenas; curioso esta que no acepta a Jesús así, y se están condenando entre ellos. Entra en una actitud social de marginación, exclusión y de una confrontación tal que le hace decir irresponsablemente como Caifás, mejor que se muera... nosotros queremos vivir tranquilos (...). Y normalmente el hilo se corta por la parte más fina: la de los pobres y la de los indefensos.

Qué dolor genera ver cuando una sociedad concentra sus energías más en murmurar e indignarse que en luchar y luchar para crear oportunidades y transformación.

 

La mirada de la conversión

En cambio, todo el evangelio está marcado por esta otra mirada que no es nada más y nada menos que la que nace del corazón de Dios. Dios nunca te va a echar. Dios no echa a nadie. Dios te dice: vení, Dios te busca y te abraza. El Señor quiere hacer fiesta cuando ve a sus hijos que retornan a casa (cf. Lc 15,11-32). Así lo testimonió Jesús manifestando hasta el extremo el amor misericordioso del Padre. Tenemos Padre, hijitos, tenemos Padre. Me gustó esa confesión tuya: "Yo tengo Padre". Un amor que no tiene tiempo para murmurar, sino que busca romper el círculo de la crítica superflua e indiferente, neutra e imparcial y asume la complejidad de la vida y de cada situación; un amor que inaugura una dinámica capaz de ofrecer caminos y oportunidades de integración y transformación, de sanación y de perdón, caminos de salvación. Comiendo con publicanos y pecadores, Jesús rompe la lógica que separa, excluye, aísla y divide falsamente entre "buenos y malos". Y no lo hace por decreto o con buenas intenciones, tampoco con voluntarismos o sentimentalismo, lo hace creando vínculos capaces de posibilitar nuevos procesos; apostando y celebrando cada paso posible.

Así rompe también con otra murmuración nada fácil de detectar y que "taladra los sueños" porque repite como susurro continuo: no vas a poder, no vas a poder. Es el cuchicheo interior que aparece en quien, habiendo llorado su pecado y consciente de su error no cree que pueda cambiar. Es cuando se cree interiormente que el que nació "publicano" tiene que morir "publicano"; y esto no es verdad.

Los apóstoles traicionaron a Jesús y Jesús los buscó uno a uno (...). Cuidado con la polilla de "no vas a poder", mucho cuidado.

Amigos: Cada uno de nosotros es mucho más que sus rótulos. Así Jesús nos lo enseña e invita a creer. Su mirada nos desafía a pedir y buscar ayuda para transitar los caminos de la superación. Hay veces que la murmuración parece ganar, pero no la crean, no la escuchen. Busquen y escuchen las voces que impulsan a mirar hacia delante y no las que los tiran abajo. Escuchen las voces que le abren la ventana y le hacen ver el horizonte. Está lejos... es difícil. Sí, pero vas a poder. ¡Vas a poder!

La alegría y la esperanza del cristiano ?de todos nosotros, también del Papa? nace de haber experimentado alguna vez esta mirada de Dios que nos dice: vos sos parte de mi familia y no puedo dejarte a la intemperie, no puedo perderte en el camino, estoy aquí contigo. ¿Aquí? Sí, aquí. Es haber sentido como lo compartiste vos, Luis, que en aquellos momentos que parecía que todo se había acabado algo te dijo: ¡No! Todo no ha terminado, porque tenés un propósito grande que te permite comprender que el Padre Dios estaba y está con todos nosotros y nos regala personas con las que caminar y ayudarnos a alcanzar nuevas metas.

Y así Jesús transforma la murmuración en fiesta y nos dice: "¡Alegrate conmigo!".

Hermanos: Ustedes son parte de la familia, ustedes tienen mucho para compartir, ayúdennos a saber cuál es la mejor manera para estar y acompañar el proceso de transformación que, como familia, todos necesitamos.

Una sociedad se enferma cuando no es capaz de hacer fiesta por la transformación de sus hijos, una comunidad se enferma cuando vive de la murmuración aplastante, condenatoria e insensible. Una sociedad es fecunda cuando logra generar dinámicas capaces de incluir e integrar, de hacerse cargo y luchar para crear oportunidades y alternativas que den nuevas posibilidades a sus hijos, cuando se ocupa en crear futuro con comunidad, educación y trabajo. Y si bien puede experimentar la impotencia de no saber el cómo, no se rinde y lo vuelve a intentar. Todos tenemos que ayudarnos para aprender, en comunidad, a encontrar estos caminos. Es una alianza que tenemos que animarnos a realizar: ustedes, chicos, los responsables de la custodia y las autoridades del Centro y del Ministerio, y sus familias, así como los agentes de Pastoral. Todos, peleen y peleen para encontrar y buscar los caminos de inserción y transformación. Eso el Señor lo bendice, sostiene y acompaña.

En breve continuaremos con la celebración penitencial donde todos podremos experimentar la mirada del Señor, que no mira un rótulo ni una condena, sino que mira hijos. Mirada de Dios que desmiente las descalificaciones y nos da la fuerza para crear esas alianzas necesarias que nos ayudan a todos a desmentir las murmuraciones, alianzas fraternas que permiten que nuestras vidas sean siempre una invitación a la alegría de la salvación. a la Algeria de tener un horizonte delante, a la alegría de la fiesta de hijos, vayamos por este camino. Gracias.

 

 

26/01/2019-04:39
Rosa Die Alcolea

Via Crucis con los jóvenes: Caminar con Jesús será siempre una gracia y un riesgo

(ZENIT — 25 enero 2019).- Realidad de los Jóvenes y la Iglesia Mártir es el tema pastoral de este vía crucis, cuyo texto se ha diseñado en base a las estaciones compuestas por San Juan Pablo II, uno de los 8 patronos de la JMJ 2019.

San Juan Pablo II rezaba el vía crucis todos los días. Estas meditaciones acompañaron el Via Crucis presidido por el Sumo Pontífice en el Coliseo de Roma el Viernes Santo del año 2003.

El papa polaco se sirvió de este texto para los ejercicios espirituales que, siendo cardenal arzobispo de Cracovia, dirigió al Papa Pablo VI y a la Curia romana, en el año 1976, en la capilla Matilde (actualmente capilla Redemptoris Mater) del Vaticano. Las meditaciones fueron publicadas con el emblemático título Signo de contradicción (en español, BAC, Madrid 1978).

 

Gracia y Riesgo

"Caminar con Jesús será siempre una gracia y un riesgo", ha compartido el Santo Padre con los jóvenes, al comienzo de la oración.

"Es Gracia, porque nos compromete a vivir en la fe y a conocerlo, entrando en lo más hondo de su corazón, comprendiendo la fuerza de su palabra", y "es Riesgo, porque en Jesús, sus palabras, sus gestos, sus acciones, contrastan con el espíritu del mundo, con la ambición humana, con las propuestas de una cultura del descarte y del desamor.

"Hay una certeza que llena de esperanza este Camino de la Cruz", ha anunciado el Papa. "Jesús lo recorrió con amor y también lo vivió la Virgen Gloriosa, la que desde el comienzo de la Iglesia ha querido sostener con su ternura el camino de la evangelización".

 

Estaciones del Via Crucis

La primera estación, dedicada a la contemplación de Jesús en los Huertos de los Olivos (Mc 14, 32-36) se ha encomendado por los Pobres, Jóvenes y vocaciones, y ha sido leído por un joven de Honduras.

El ecumenismo ha sido el tema al que se ha dedicado la segunda estación del vía crucis, rezado por jóvenes de Cuba, "Jesús es traicionado por Judas y arrestado" (Mc 14, 43-46).

Una pareja de El Salvador ha leído la reflexión de la tercera estación, que se ha dedicado a rezar por la Iglesia de los Mártires, y jóvenes de Guatemala encomendaron especialmente por los indígenas la 4a estación: Jesús es negado por Pedro. (Mc. 14, 66-72)

 

Casa Común

Costa Rica es el país encargado de proclamar la 5a estación: "Jesús es juzgado por Pilato". (Lc 23, 1- 4,23-24), encomendada a orar por la Casa Común. La 6a estación la rezan dos jóvenes de Venezuela, "Jesús es flagelado y coronado de espinas". (Mt. 27, 26¬30) por los migrantes y refugiados.

“Jesús carga con la cruz” (Jn 19, 16-17), séptima estación se reza por las víctimas y es Haití el país elegido para introducirla. Octava estación: “Jesús es ayudado por el Cirineo” (Mc 15,21), jóvenes brasileños leen el texto para orar por la esperanza.

 

Madres

La violencia contra la mujer es la intención de oración la estación novena, por jóvenes de la República Dominicana, mientras que los colombianos rezan por los Derechos humanos en la 10ª estación.

La 11ª estación se reza por la corrupción, por jóvenes de Puerto Rico: “Jesús promete su Reino al buen ladrón” (Lc 23, 39-43), y la 12ª estación se dedica a las madres y se encargan jóvenes de Belice de presentarla.

El aborto y el terrorismo son los temas que se han abordado en las 2 últimas estaciones del vía crucis.

 

 

25/01/2019-17:11
Rosa Die Alcolea

Liturgia penitencial con el Papa en el Centro de Cumplimiento de Menores Las Garzas

(ZENIT — 25 enero 2019).- El Papa ha llegado a las 10:25 horas al Centro de Cumplimiento de Menos Las Garzas de Pacora, ubicado a 42 kilómetros por vía terrestre desde la Nunciatura Apostólica, en Ciudad de Panamá.

A su llegada, el Santo Padre ha sido recibido por el Arzobispo de Panamá Mons. José Domingo Ulloa Mendieta y por la Directora Nacional del Instituto de Estudios Interdisciplinarios, Emma Alba Tejeda.

El Papa se ha encontrado con 180 jóvenes privados de la libertad, quienes se prepararon material y espiritualmente con la ayuda de los seminaristas. Como es costumbre para el Pontífice Francisco en sus Viajes Apostólicos, predica la misericordia a través de signos concretos, como visitar enfermos, niños huérfanos, asilos o personas en detención.

El Centro de Cumplimiento de Menores Las Garzas, fue inaugurado en el año 2012 y tiene una capacidad de 192 reclusos. Considerado ahora modelo no sólo en Panamá, ofreciendo a los jóvenes un itinerario de reinserción integral a través de aspectos como el educativo, familiar y de salud. Los internos deben participar de modo obligatorio en los seminarios organizados por el Instituto Nacional para la Formación Profesional y la Formación para el Desarrollo Humano (INADEH).

Además, un equipo de asistentes sociales, psicólogos, profesores, cooperan a un sistema de rehabilitación bajo la supervisión de UNICEF, para desarrollar esta misión, la institución también ha recibido el apoyo económico de la Unión Europea.

A su llegada, los jóvenes han cantado "La oración del pobre", para luego escuchar el testimonio de uno de ellos. Posteriormente el Papa realizará la Liturgia Penitencial, que consiste en un momento de oración, escucha de la Palabra de Dios (Lucas 15,1-7 "Hay más alegría por un pecador que se arrepiente"), homilía del Santo Padre y celebración del sacramento de la confesión, después el Papa hará un saludo de agradecimiento a la directora y realizarán un intercambio de regalos.

Finalmente el Papa ha sido despedido por los 30 detenidos que construyeron los confesionarios para la Jornada Mundial de la Juventud, mientras abordaba el helicóptero militar que lo ha llevado de regreso a Panamá, al Aeropuerto Marcos A. Gelabert en un vuelo de 30 minutos, desde allí será trasladado por tierra a la Nunciatura.

 

 

25/01/2019-21:24
Redacción

53' Jornada Mundial Comunicaciones Sociales — Mensaje del Papa Francisco

Publicamos a continuación el Mensaje del Papa para la LIII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales que este año se celebra, en muchos países, el domingo 2 de junio, Solemnidad de la Ascensión del Señor.

 

«Somos miembros unos de otros» (Ef4,25).

De las comunidades en las redes sociales a la comunidad humana

 

Queridos hermanos y hermanas:

Desde que internet ha estado disponible, la Iglesia siempre ha intentado promover su uso al servicio del encuentro entre las personas y de la solidaridad entre todos. Con este Mensaje, quisiera invitarles una vez más a reflexionar sobre el fundamento y la importancia de nuestro estar-en-relación; y a redescubrir, en la vastedad de los desafíos del contexto comunicativo actual, el deseo del hombre que no quiere permanecer en su propia soledad.

 

Las metáforas de la "red" y de la "comunidad"

El ambiente mediático es hoy tan omnipresente que resulta muy difícil distinguirlo de la esfera de la vida cotidiana. La red es un recurso de nuestro tiempo. Constituye una fuente de conocimientos y de relaciones hasta hace poco inimaginable. Sin embargo, a causa de las profundas transformaciones que la tecnología ha impreso en las lógicas de producción, circulación y disfrute de los contenidos, numerosos expertos han subrayado los riesgos que amenazan la búsqueda y la posibilidad de compartir una información auténtica a escala global. Internet representa una posibilidad extraordinaria de acceso al saber; pero también es cierto que se ha manifestado como uno de los lugares más expuestos a la desinformación y a la distorsión consciente y planificada de los hechos y de las relaciones interpersonales, que a menudo asumen la forma del descrédito.

Hay que reconocer que, por un lado, las redes sociales sirven para que estemos más en contacto, nos encontremos y ayudemos los unos a los otros; pero por otro, se prestan también a un uso manipulador de los datos personales con la finalidad de obtener ventajas políticas y económicas, sin el respeto debido a la persona y a sus derechos. Entre los más jóvenes, las estadísticas revelan que uno de cada cuatro chicos se ha visto envuelto en episodios de acoso cibernético. [1]

Ante la complejidad de este escenario, puede ser útil volver a reflexionar sobre la metáfora de la red que fue propuesta al principio como fundamento de internet, para redescubrir sus potencialidades positivas. La figura de la red nos invita a reflexionar sobre la multiplicidad de recorridos y nudos que aseguran su resistencia sin que haya un centro, una estructura de tipo jerárquico, una organización de tipo vertical. La red funciona gracias a la coparticipación de todos los elementos.

La metáfora de la red, trasladada a la dimensión antropológica, nos recuerda otra figura llena de significados: la comunidad. Cuanto más cohesionada y solidaria es una comunidad, cuanto más está animada por sentimientos de confianza y persigue objetivos compartidos, mayor es su fuerza. La comunidad como red solidaria precisa de la escucha recíproca y del diálogo basado en el uso responsable del lenguaje.

Es evidente que, en el escenario actual, la social network community no es automáticamente sinónimo de comunidad. En el mejor de los casos, las comunidades de las redes sociales consiguen dar prueba de cohesión y solidaridad; pero a menudo se quedan solamente en agregaciones de individuos que se agrupan en torno a intereses o temas caracterizados por vínculos débiles. Además, la identidad en las redes sociales se basa demasiadas veces en la contraposición frente al otro, frente al que no pertenece al grupo: este se define a partir de lo que divide en lugar de lo que une, dejando espacio a la sospecha y a la explosión de todo tipo de prejuicios (étnicos, sexuales, religiosos y otros). Esta tendencia alimenta grupos que excluyen la heterogeneidad, que favorecen, también en el ambiente digital, un individualismo desenfrenado, terminando a veces por fomentar espirales de odio. Lo que debería ser una ventana abierta al mundo se
convierte así en un escaparate en el que exhibir el propio narcisismo.

La red constituye una ocasión para favorecer el encuentro con los demás, pero puede también potenciar nuestro autoaislamiento, como una telaraña que atrapa. Los jóvenes son los más expuestos a la ilusión de pensar que las redes sociales satisfacen completamente en el plano relacional; se llega así al peligroso fenómeno de los jóvenes que se convierten en "ermitaños sociales", con el consiguiente riesgo de apartarse completamente de la sociedad. Esta dramática dinámica pone de manifiesto un grave desgarro en el tejido relacional de la sociedad, una laceración que no podemos ignorar.

Esta realidad multiforme e insidiosa plantea diversas cuestiones de carácter ético, social, jurídico, político y económico; e interpela también a la Iglesia. Mientras los gobiernos buscan vías de reglamentación legal para salvar la visión original de una red libre, abierta y segura, todos tenemos la posibilidad y la responsabilidad de favorecer su uso positivo.

Está claro que no basta con multiplicar las conexiones para que aumente la comprensión recíproca. ¿Cómo reencontrar la verdadera identidad comunitaria siendo conscientes de la responsabilidad que tenemos unos con otros también en la red?

 

"Somos miembros unos de otros"

Se puede esbozar una posible respuesta a partir de una tercera metáfora, la del cuerpo y los miembros, que san Pablo usa para hablar de la relación de reciprocidad entre las personas, fundada en un organismo que las une. «Por lo tanto, dejaos de mentiras, y hable cada uno con verdad a su prójimo, que somos miembros unos de otros» (Ef4,25). El ser miembros unos de otros es la motivación profunda con la que el Apóstol exhorta a abandonar la mentira y a decir la verdad: la obligación de custodiar la verdad nace de la exigencia de no desmentir la recíproca relación de comunión. De hecho, la verdad se revela en la comunión. En cambio, la mentira es el rechazo egoísta del reconocimiento de la propia pertenencia al cuerpo; es el no querer donarse a los demás, perdiendo así la única vía para encontrarse a uno mismo.

La metáfora del cuerpo y los miembros nos lleva a reflexionar sobre nuestra identidad, que está fundada en la comunión y la alteridad. Como cristianos, todos nos reconocemos miembros del único cuerpo del que Cristo es la cabeza. Esto nos ayuda a ver a las personas no como competidores potenciales, sino a considerar incluso a los enemigos como personas. Ya no hay necesidad del adversario para autodefinirse, porque la mirada de inclusión que aprendemos de Cristo nos hace descubrir la alteridad de un modo nuevo, como parte integrante y condición de la relación y de la proximidad.

Esta capacidad de comprensión y de comunicación entre las personas humanas tiene su fundamento en la comunión de amor entre las Personas divinas. Dios no es soledad, sino comunión; es amor, y, por ello, comunicación, porque el amor siempre comunica, es más, se comunica a sí mismo para encontrar al otro. Para comunicar con nosotros y para comunicarse a nosotros, Dios se adapta a nuestro lenguaje, estableciendo en la historia un verdadero diálogo con la humanidad (cf. Conc. Ecum. Vat. II, Const. dogm. Dei Verbum, 2).

En virtud de nuestro ser creados a imagen y semejanza de Dios, que es comunión y comunicación-de-sí, llevamos siempre en el corazón la nostalgia de vivir en comunión, de pertenecer a una comunidad. «Nada es tan específico de nuestra naturaleza —afirma san Basilio— como el entrar en relación unos con otros, el tener necesidad unos de otros». [2]

El contexto actual nos llama a todos a invertir en las relaciones, a afirmar también en la red y mediante la red el carácter interpersonal de nuestra humanidad. Los cristianos estamos llamados con mayor razón, a manifestar esa comunión que define nuestra identidad de creyentes. Efectivamente, la fe misma es una relación, un encuentro; y mediante el impulso del amor de Dios podemos comunicar, acoger, comprender y corresponder al don del otro.

La comunión a imagen de la Trinidad es lo que distingue precisamente la persona del individuo. De la fe en un Dios que es Trinidad se sigue que para ser yo mismo necesito al otro. Soy verdaderamente humano, verdaderamente personal, solamente si me relaciono con los demás. El término persona, de hecho, denota al ser humano como `rostro' dirigido hacia el otro, que interactúa con los demás. Nuestra vida crece en humanidad al pasar del carácter individual al personal. El auténtico camino de humanización va desde el individuo que percibe al otro como rival, hasta la persona que lo reconoce como compañero de viaje.

 

Del "like" al "amén"

La imagen del cuerpo y de los miembros nos recuerda que el uso de las redes sociales es complementario al encuentro en carne y hueso, que se da a través del cuerpo, el corazón, los ojos, la mirada, la respiración del otro. Si se usa la red como prolongación o como espera de ese encuentro, entonces no se traiciona a sí misma y sigue siendo un recurso para la comunión. Si una familia usa la red para estar más conectada y luego se encuentra en la mesa y se mira a los ojos, entonces es un recurso. Si una comunidad eclesial coordina sus actividades a través de la red, para luego celebrar la Eucaristía juntos, entonces es un recurso. Si la red me proporciona la ocasión para acercarme a historias y experiencias de belleza o de sufrimiento físicamente lejanas de mí, para rezar juntos y buscar juntos el bien en el redescubrimiento de lo que nos une, entonces es un recurso.

Podemos pasar así del diagnóstico al tratamiento: abriendo el camino al diálogo, al encuentro, a la sonrisa, a la caricia... Esta es la red que queremos. Una red hecha no para atrapar, sino para liberar, para custodiar una comunión de personas libres. La Iglesia misma es una red tejida por la comunión eucarística, en la que la unión no se funda sobre los like" sino sobre la verdad, sobre el "amén" con el que cada uno se adhiere al Cuerpo de Cristo acogiendo a los demás.

Vaticano, 24 de enero de 2019

Fiesta de San Francisco de Sales

 

FRANCISCUS

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[1] Para reaccionar ante este fenómeno, se instituirá un Observador internacional sobre el acoso cibernético con sede en el Vaticano.
[2] Regole ampie, III, 1: PG 31, 917; cf. Benedicto XVI, Mensaje para la 43 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales (2009).

 

 

25/01/2019-12:31
Rosa Die Alcolea

El Papa confiesa a 5 adolescentes del Centro de Cumplimiento Las Garzas

(ZENIT — 25 enero 2019).- El Papa Francisco ha administrado el sacramento del Perdón a 5 jóvenes del Centro de Cumplimiento Las Garzas, de Pacora, y otros 7 se han acercado a recibir la Reconciliación con otros sacerdotes, en la liturgia penitencial celebrada el viernes, 25 de enero de 2019, en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).

El acercamiento del Papa a las realidades de dolor y sufrimiento, y en concreto, el querer estar cerca de los jóvenes que por un motivo u otro, no han podido participar en los actos centrales de la JMJ 2019 en Panamá, han sido características esenciales en esta 15a encuentro mundial de los jóvenes católicos.

"Es la primera vez que un acto de liturgia penitencial de una Jornada Mundial de la Juventud se realiza en un centro de detención, y por tratarse de un centro de esta naturaleza, correspondió solo a los internos, sea la preparación, así como el desempeño de todos los ministerios de la liturgia, como el canto, los lectores y las invocaciones", ha puntualizado Paolo Ruffini, Prefecto del Dicasterio de Comunicación del Vaticano.

 

Libertad

La ceremonia penitencial, en la que han participado 180 jóvenes infractores, del Centro de Las Garzas y de otros, ha tenido lugar en la capilla del recinto.

Uno de los chicos ha querido dar su testimonio al Santo Padre, agradeciéndole su cercanía: "Le agradezco que como servidor de nuestro Señor Jesús se tome el tiempo de escuchar a un joven privado de libertad como yo. No hay palabras para describir la libertad que siento en este momento", palabras que han emocionado al Papa.

A continuación, se ha leído el Evangelio y el Papa ha pronunciado unas esperanzadoras palabras a los chicos, cara a cara y de manera muy familiar, cercana y directa.

Aquí reproducimos las palabras del joven panameño:

 

Testimonio del joven de Pacora

Bienvenido al Centro de Cumplimiento de las Garzas de Pacora. Mi nombre es Luis Oscar Martínez y tengo 21 años de edad.

Mi vida ha sido difícil: al cumplir un año de edad, mi padre abandonó a mi madre. Ella siguió la batalla de la vida, no solo conmigo, sino con mi hermana y mi hermano.

Cuando iba creciendo sentía que me faltaba algo, que había un vacío dentro de mí. Hoy sé que ese algo que faltaba era la voz de un papá que me guiara con amor.

En el 2015 Dios tocó mi corazón y tomé la decisión de aceptar a Cristo como mi Señor y Salvador. Ese día volví a tener papá.

Pero tiempo después tropecé, y cometí un delito. No imaginé que tendría consecuencias graves como perder a parte de mi familia, mis estudios y estar en un lugar como este.

Causé un daño muy profundo a un ser querido y a mí. Cuando me detuvieron en abril del 2016, creí que todo había acabado. Al principio fue duro convivir con otras personas privadas de libertad, pero cuando me trasladaron al Centro de Cumplimiento de Pacora, meditando una noche algo me dijo que no todo ha terminado porque mi propósito es grande. En ese momento comprendí que mi Padre Dios estaba conmigo, y que si estoy en este momento hablando con usted es por gracia y amor de parte de Dios, mi Cristo amado. Me siento agradecido, porque puso aquellas personas en mi caminar para ayudarme a poder culminar mis estudios secundarios y lograr ese cambio en mi vida. Lo que espero, o cómo me veo en un futuro, es siendo un Chef internacional y un técnico en refrigeración especializada. Espero darle esa alegría a mi madre y estar en comunión con aquella parte de mi familia que perdí.

También quisiera darle las gracias a usted. Le agradezco que como servidor de nuestro Señor Jesús se tome el tiempo de escuchar a un joven privado de libertad como yo. No hay palabras para describir la libertad que siento en este momento.

Gracias por eso.

 

 

26/01/2019-06:18
Rosa Die Alcolea

La presencia de la Virgen Peregrina de Fátima en Panamá es un "tiempo de gracia"

(ZENIT — 26 enero 2019).- "La recepción de la Virgen Peregrina, aquí en Panamá, fue muy cálida", han señalado los miembros de la delegación portuguesa que acompaña a la Virgen Peregrina de Nuestra Señora de Fátima en Panamá, en una rueda de prensa ofrecida en el Centro Internacional de Prensa de la Jornada Mundial de la Juventud 2019 (JMJ), el viernes, 25 de enero de 2019.

"Diría que estamos positivamente sorprendidos. Ya esperábamos una calurosa bienvenida, pero hemos superado nuestras más altas expectativas", dijo el rector del Santuario de Fátima, padre Carlos Cabecinhas.

La peregrinación de la imagen de Nuestra Señora de Fátima en Panamá tuvo tres principales motivos, subrayó el Rector a los periodistas. La Virgen Peregrina se encuentra en Panamá “por invitación del arzobispo de la Ciudad de Panamá, Monseñor José Domingo Ulloa Mendieta” y también “porque el Santuario de Fátima es consciente de la gran devoción del pueblo de Panamá a Nuestra Señora”. En fin, “porque esta Jornada Mundial de la Juventud tiene en concreto, un tema mariano”.

 

Tienda del Encuentro

La imagen Peregrina de Nuestra Señora de Fátima está en la Tienda del Encuentro, con su propio programa de oración y celebración. "Ha sido enorme el interés de las personas en tener estos encuentros, tanto de jóvenes participantes en la Jornada como de muchos fieles de Panamá", dijo el Rector del Santuario de Fátima.

En una oportunidad, la imagen visitó el Centro Penitenciario, como lo describe el rector para que las privadas de libertad "tengan una intensa experiencia espiritual y les ofrezcan un momento festivo" y una iniciativa, según el apostolado del Papa Francisco, en el acercamiento a las periferias.

José Nuno, director del Departamento de Pastoral del Santuario de Fátima, que también estaba presente en la conferencia de prensa, destacó la importancia de la peregrinación para la pastoral del mensaje de Fátima sobre todo entre los jóvenes.

"Estos días aquí nos ha permitido percibir que Fátima no es solamente una realidad portuguesa", dijo el padre José Nuno, añadiendo que la mayor experiencia delante de la Imagen Peregrina es: "La de conexión y afecto que los jóvenes pueden cultivar en Nuestra Señora de Fátima". Además, porque "Fátima es la experiencia de que Dios cuida maternalmente del hombre".

 

Sor Lucía

Construida bajo las instrucciones de Sor Lucía de Jesús y del Inmaculado Corazón, la mayor de las tres videntes de Fátima, la Imagen fue ofrecida por el Obispo de Leiria y coronada solemnemente el 13 de mayo de 1947. Desde entonces, ha viajado varias veces alrededor del mundo, visitando 64 países de diferentes continentes, algunos de ellos en varias ocasiones.

"En menos de una década, esta imagen ha atravesado todos los continentes. Y podemos decir que, según los últimos estudios que hemos realizado, esta imagen ya ha recorrido más de 360 mil kilómetros, o sea, ya ha dado quince vueltas por el mundo; es la imagen, la escultura, la obra de arte que más ha viajado en toda la historia", explicó Marco Daniel Duarte.

Actualmente, la Imagen Peregrina de Fátima está entronizada en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Fátima (Santuario de Fátima).

En el contexto del programa de la JMJ, la Imagen Peregrina de Fátima estará con el Papa Francisco durante la vigilia del sábado, 26 de enero, y en la misa dominical, el 27.

 

 

26/01/2019-06:00
Redacción

JMJ 2019: Encuentro del Papa con jóvenes de Scholas Occurrentes

(ZENIT — 25 enero 2019).- Jóvenes de Honduras y Panamá, representantes de Scholas Occurrentes tuvieron, este viernes, 25 de enero de 2019, un encuentro no previsto con el Papa Francisco en la Nunciatura de Panamá, informan los organizadores de la JMJ 2019.

En su encuentro, los jóvenes le presentaron su propuesta de organizar una marcha pacífica de estudiantes pidiendo se resuelva la crisis actual en la región de América Central y el Caribe.
Scholas Occurrentes es una organización internacional de Derecho Pontificio creada por el Papa Francisco y que tiene por objetivo lograr la integración de todos los alumnos del mundo a través de propuestas tecnológicas, deportivas y artísticas que promueven la educación desde la cultura del encuentro.

Brayan Rodríguez, un joven panameño de 17 años, fue uno de los representantes de los estudiantes de Scholas que le pidió al Papa que continúe el diálogo con los gobernantes para que ellos aprendan a escuchar a los jóvenes y que respeten sus identidades: "Queremos una educación que no nos condene a ser empleados sino que nos permita ser emprendedores, transformadores de nuestra realidad".

Por su parte, Orlin García de Honduras y Ana Karina Villalba de Venezuela, pidieron al Papa más experiencias de Scholas en sus países; además Ana Karina le entregó una carta de parte de su familia.

Martha Avila, de Honduras, lo abrazó, lloró y pudo transformar su dolor como víctima de bullying en una canción que se animó a cantarle a cappella al Papa. Al terminar el Papa les dijo: "Ustedes han tocado mi corazón, quiero que esta canción, si me permites su letra, se difunda por todas partes".

www.scholasoccurrentes.org

 

 

25/01/2019-21:14
Redacción

México: El Papa nombra Arzobispo de Tlalnepantla a Mons. Fernández Hurtado

(ZENIT — 25 enero 2019).- El Santo Padre ha nombrado arzobispo metropolitano de Tlalnepantla (México) a Mons. José Antonio Fernández Hurtado, trasladándolo desde la sede metropolitana de Durango.

 

Mons. José Antonio Fernández Hurtado

Mons. José Antonio Fernández Hurtado nació el 2 de diciembre de 1952 en Morelia, en la archidiócesis homónima. Ingresó en el Seminario menor de Tula en 1966 y luego pasó al Seminario de Montezuma en los Estados Unidos durante dos años.

Sucesivamente completó sus estudios eclesiásticos en el Seminario Interregional de Tula y obtuvo una licenciatura en Pastoral Juvenil y Catequética en la Universidad Pontificia Salesiana de Roma (1986-1989).

Recibió la ordenación presbiteral el 14 de octubre de 1978, incardinándose en la diócesis de Tula, donde ocupó los siguientes cargos: Coordinador diocesano de pastoral vocacional (1979-1986); coordinador diocesano de pastoral juvenil (1980-1983); Rector del Seminario Menor (1989-1996); profesor de Teología Pastoral en el Seminario Mayor (1990-2005); secretario canciller de la Curia Diocesana y coordinador diocesano de la Comisión para el Clero (1990-1994); miembro del Colegio de Consultores y del Consejo de Asuntos Económicos (1995-2005); vicario general y párroco de la catedral (1996¬2005).

El 11 de febrero de 2005 fue nombrado obispo de Tuxtepec y recibió la ordenación episcopal el 11 de mayo sucesivo. El 26 de septiembre de 2014, fue promovido a arzobispo metropolitano de Durango.

En el contexto de la Conferencia del Episcopado Mexicano, ha sido responsable de la dimensión catequética de la Comisión Episcopal para la Pastoral Profética.

 

 

25/01/2019-20:19
Redacción

Perú: El Papa acepta la renuncia del Cardenal Juan Luis Cipriani

(ZENIT — 25 enero 2019).- El Santo Padre ha aceptado la renuncia al gobierno pastoral de la archidiócesis de Lima (Perú), presentada por el cardenal Juan Luis Cipriani Thorne.

El Papa ha nombrado arzobispo metropolitano de la archidiócesis de Lima a Mons. Carlos Castillo Mattasoglio, del clero de la misma archidiócesis, profesor de Teología en la Pontificia Universidad Católica del Perú, ex párroco de la parroquia de "San Lázaro" en el distrito de Rímac de la ciudad de Lima.

 

Carlos Castillo Mattasoglio

El reverendo Carlos Castillo Mattasoglio nació en Lima el 28 de febrero de 1950. Completó sus estudios primarios en el Colegio "Dalton de Lince" y los secundarios en el Colegio "San Agustín" en Lima. De 1968 a 1973 asistió a la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional "San Marcos" de Lima, obteniendo el Bachillerato en Ciencias Sociales. Ingresó en el Seminario Mayor "Santo Toribio di Mogrovejo" de la archidiócesis de Lima, y ??fue enviado a Roma para sus estudios eclesiásticos donde, en 1979, obtuvo el Bachillerato en Filosofía y, en 1983, en Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana. Fue ordenado presbítero, incardinándose en la archidiócesis de Lima el 15 de julio de 1984. En 1985 obtuvo la Licencia y, en 1987, el Doctorado en Teología Dogmática en la Pontificia Universidad Gregoriana.

Ha ocupado los siguientes cargos: profesor de Teología en la Pontificia Universidad Católica de Perú (desde 1987 hasta hoy); consejero de la Unión Nacional de Estudiantes Católicos (1987-1998); vicario parroquial de "San Francisco de Asís" (1987¬1990); vicario parroquial de "La Encarnación" (1990-1991); responsable archidiocesano de la pastoral universitaria de Lima y colaborador en la parroquia de "San Juan Apóstol" (1991-1999); vicario para la pastoral juvenil de Lima, organizador de la vicaría para la juventud y responsable de la pastoral vocacional (1996-1999); consejero nacional de la Comisión Episcopal para la juventud de la Conferencia Episcopal del Perú (1990-2001); Vicario parroquial de "San Juan Apóstol" (1999-2001); consejero nacional de pastoral para la juventud (2000); párroco de la "Virgen Medianera" (2002-2009); director de relaciones con la Iglesia y miembro del Consejo Universitario de la Pontificia Universidad Católica del Perú (2003-2006); párroco de "San Lázaro" (2010-2015).

Es autor de varios libros y artículos de carácter teológico.

Además de español habla italiano y francés.

Actualmente, además de ser profesor de Teología en la Pontificia Universidad Católica del Perú, es colaborador de la parroquia "San Francisco Solano" y consejero del Centro de Asistencia Pastoral Universitaria de la Pontificia Universidad Católica del Perú.

 

 

25/01/2019-06:27
Isabel Orellana Vilches

Beato Miguel Kozal, 26 de enero

«Este mártir de la fe, que sucumbió bajo el régimen nazi, mostró una fortaleza verdaderamente admirable. De él se puede afirmar, con toda propiedad, que pasó por este mundo sosteniendo la Iglesia con la propia vida»

No existe ningún integrante de la vida santa que haya puesto en duda, ni siquiera someramente, la grandeza de la Iglesia fundada por Cristo; esta flaqueza no anida en sus corazones. Habrán podido atravesar situaciones complejas, sufrir ciertos desaires infligidos por alguno de sus miembros, pero han tenido claro, sin tener que detenerse a reflexionarlo, que existe una clara disociación entre estos deslices de mayor o menor gravedad causados por personas concretas, y la Iglesia como tal, que es santa. Lucharon por ella unidos a los pontífices del momento y se avinieron a padecer las contrariedades que les salieron al paso sabiendo que sobre sus hombros debía descansar el preciado legado que Cristo había ofrecido al mundo. Incontables hombres y mujeres de todos los siglos han mostrado fehacientemente su fidelidad, y muchos la han llevado al extremo entregando de forma literal su vida, como hizo Miguel Kozal, un martirio al que en no pocas ocasiones, como le sucedió a él, les han conducido razones de índole política.

Nació el 25 de septiembre de 1893 en una localidad polaca cercana a Poznan. Su infancia se caracterizó por una inclinación natural a lo religioso. Sus padres inculcaron a su numerosa prole el amor a Dios. Como se había criado en una familia pobre, sabía lo que era la abnegación y el valor del esfuerzo. Fue uno de esos alumnos ejemplares que a veces pueblan las aulas, y se integró activamente en la organización católica clandestina «Asociación Tomás Zen». Inquieto por la injerencia del estado alemán en la educación, puso sus dotes al servicio de la defensa de ésta, y fue nombrado presidente de la organización. En 1914 ingresó en el seminario Leonium de Poznan, aunque la Primera Guerra Mundial le obligó a recluirse en Gniezno, donde concluyó los estudios eclesiásticos. Fue ordenado sacerdote en 1918. Ejerció un ejemplar ministerio pastoral como párroco en distintos lugares. Fue prefecto de una escuela femenina de humanidades, director espiritual del seminario mayor de Gniezno y su rector, pese a no contar con la titulación académica pertinente.

En junio de 1939 Pío XII le encomendó la sede de Wloclawek, a la que fue enviado como obispo auxiliar. Era un lugar altamente comprometido y peligroso, ya que el Führer desplegaba desde allí todo su poder militar con objeto de invadir Rusia. De hecho, el 1 de septiembre los nazis ocuparon Polonia. Y las gentes, aterradas por la situación, acudían al beato en busca de consuelo. Para los fieles las dificultades aún eran mayores, y Miguel no estaba dispuesto a encajar el trato injusto y discriminatorio que recaía sobre todos ellos. Habían cercenado de raíz las actividades pastorales, clausuradas las publicaciones católicas, se apoderaron de los bienes patrimoniales de la Iglesia y fueron encarcelando a los sacerdotes. En estas penosas condiciones, Miguel seguía asistiendo a todos y negándose a abandonar la ciudad, pese a que así lo reclamaban las autoridades.

Su enérgica oposición a la intervención nazi, que despojó a la Iglesia de todo derecho, y su insistente defensa de la fe y de la libertad, amén de su negativa a aceptar las directrices que le dieron, supuso su arresto domiciliario por parte de la Gestapo en noviembre de 1939. Con él detuvieron a otros compañeros sacerdotes. Ya entonces fue sometido a torturas y lo mantuvieron aislado. Pero su fe era imbatible y al proseguir la obligada reclusión domiciliaria en Lad, como tenía cerca a otros seminaristas y sacerdotes del Instituto Salesiano, volvió a reconstruir el seminario dentro de la clandestinidad. Precisamente allí haría entrega a Dios de su vida, pensando en la Iglesia y en su amada Polonia.

Los nazis fueron diezmando el clero en los campos de concentración, y Miguel contemplaba impotente y lleno de aflicción la tragedia que acontecía ante sus ojos. Ni siquiera los esfuerzos diplomáticos de la Santa Sede fueron capaces de trocar un ápice la sinrazón del ejército invasor. A primeros de abril de 1941 siguió los pasos de los sacerdotes que le habían precedido en el martirio. Fue deportado al campo de concentración de Inowroclaw. Las torturas le causaron graves lesiones en los miembros inferiores y en la oreja izquierda. Y a finales de ese mismo mes y año fue enviado al campo de concentración de Dachau. Le esperaban otros años de periódicos suplicios. Finalmente, cuando ya estaba aquejado de tifus, el 26 de enero de 1943 uno de los médicos le aplicó una dosis de veneno en el brazo, y este mártir de la fe entregó su alma a Dios. Un integrante del grupo de médicos, dijo: «Así será más fácil el camino a la eternidad». Su cuerpo fue incinerado en el horno crematorio de Dachau el 30 de enero de 1943. Es uno de los miles de mártires polacos que testificaron su fe dando su vida.

Fue beatificado por Juan Pablo II el 14 de junio de 1987.