Servicio diario - 26 de enero de 2019


 

Papa Francisco a los jóvenes: María, la primera ‘influencer’, la ‘influencer’ de Dios
Rosa Die Alcolea

Panamá: El Papa consagra el altar de la Catedral Basílica Santa María la Antigua
Rosa Die Alcolea

Vigilia JMJ: La custodia del Santísimo Sacramento está hecha con balas fundidas
Rosa Die Alcolea

“Dame de beber”, antídoto del Papa para el “cansancio de la esperanza”
Rosa Die Alcolea

Panamá: 10 jóvenes almuerzan con el Papa “como una verdadera comida en familia”
Rosa Die Alcolea

La presencia de la Virgen Peregrina de Fátima en Panamá es un “tiempo de gracia”
Rosa Die Alcolea

Arzobispo Ulloa: “Santo Padre, usted no está solo en este proceso de renovación y conversión”
Rosa Die Alcolea

La abuela que “hace lío” en Panamá se llama Hageera Suhara Mollick
Rosa Die Alcolea

JMJ Panamá: Encuentro del Papa con 40 jóvenes polacos del velero ‘Regalo de la Juventud’
Rosa Die Alcolea

Mons. Enrique Díaz Díaz: “Lo sacaron de la ciudad”
Enrique Díaz Díaz

San Enrique de Ossó y Cervelló, 27 de enero
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

27/01/2019-01:41
Rosa Die Alcolea

Papa Francisco a los jóvenes: María, la primera `influencer', la `influencer' de Dios

(ZENIT — 26 enero 2019).- "María no compró un seguro de vida, María dijo ¡sí! Es una influencer, la influencer de Dios. El 'sí' y las ganas de servir fueron más fuertes que las dudas y las dificultades",

"Hágase en mí según tu palabra" es el lema de esta Jornada Mundial de la Juventud 2019, en Panamá, y y el mensaje principal que ha comunicado el Santo Padre a los jóvenes en la Vigilia celebrada con ellos en el Campo 'San Juan Pablo II' de Metro Park, Ciudad de Panamá, esta noche, sábado 26 de enero de 2019.

“La joven de Nazaret no salía en las redes sociales de la época –ha ilustrado el Pontífice– no era una influencer, pero sin quererlo ni buscarlo se volvió la mujer que más influenció en la historia”.

En este contexto, el Papa ha apelado a los jóvenes a  decir ‘sí’ al Señor como María, “Él quiere escribir esta historia de amor”, les ha dicho. “La verdadera caída, la que es capaz de arruinarnos la vida es permanecer en el piso y no dejarse ayudar”, y ha pedido el Papa a los jóvenes “no permanecer caído”.

 

“Sentirse convocados”

Francisco ha alertado de la tendencia social a la cultura del abandono y de la falta de consideración. “Muchos jóvenes sienten que dejaban de existir para otros, para la familia, para la comunidad. Sienten que son invisibles”.

El Santo Padre ha expresado con preocupación que “muchos sienten que no tienen mucho o nada para aportar porque no cuentan con espacios reales desde donde sentirse convocados”, y ha planteado: “¿Cómo van a pensar que Dios existe si ellos hace tiempo dejaron de existir para sus hermanos?”.

 

Estar “conectados”

“Lo sabemos bien, no basta estar todo el día conectado para sentirse reconocido o amado. Sentirse considerado e invitado a algo es más grande que estar en la red”, ha advertido. “Significa encontrar espacios en el que puedan con sus manos, con su corazón y con su cabeza sentirse parte de una comunidad más grande que los necesita y que también ustedes necesitan”.

 

Darles las raíces

Y así, el Santo Padre ha hecho un llamamiento a los mayores a crear con los jóvenes una comunidad, una familia donde con trabajo y estudio se sientan amados. “Darles raíces desde donde sujetarse para que puedan llegar al cielo”, como hizo San Juan Bosco, ha recordado el Papa.

Sigue el discurso completo del Papa Francisco a los jóvenes, en la vigilia de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) 2019, en Panamá.

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Discurso del Santo Padre

Queridos jóvenes, ¡buenas tardes!

Vimos este hermoso espectáculo sobre el Árbol de la Vida que nos muestra cómo la vida que Jesús nos regala es una historia de amor, una historia de vida que quiere mezclarse con la nuestra y echar raíces en la tierra de cada uno. Esa vida no es una salvación colgada “en la nube” esperando ser descargada, ni una “aplicación” nueva a descubrir o un ejercicio mental fruto de técnicas de autosuperación. Tampoco un “tutorial” con el que aprender la última novedad. La salvación que el Señor nos regala es una invitación a ser parte de una historia de amor que se entreteje con nuestras historias; que vive y quiere nacer entre nosotros para que demos fruto allí donde estemos, como estemos y con quien estemos. Allí viene el Señor a plantar y a plantarse; es el primero en decir “sí” a nuestra vida, a nuestra historia, y quiere que también digamos “sí” junto a Él. Él siempre va primero. Él siempre nos primerea, es primero.

Así sorprendió a María y la invitó a formar parte de esta historia de amor. Sin lugar a dudas la joven de Nazaret no salía en las “redes sociales” de la época, no era una influencer, pero sin quererlo ni buscarlo se volvió la mujer que más influenció en la historia.

María, la influencer de Dios. Con pocas palabras se animó a decir “sí” y a confiar en el amor y en las promesas de Dios, única fuerza capaz de hacer nuevas todas las cosas.

Siempre llama la atención la fuerza del “sí” de esa joven, de ese «hágase» que le dijo al ángel. Fue una cosa distinta a una aceptación pasiva o resignada o un “sí” como diciendo: bueno, vamos a probar a ver qué pasa. Fue algo más, algo distinto. Fue el “sí” de quien quiere comprometerse y arriesgar, de quien quiere apostarlo todo, sin más seguridad que la certeza de saber que era portadora de una promesa. Tendría, sin dudas, una misión difícil, pero las dificultades no eran una razón para decir “no”. Tendría complicaciones, ciertamente, pero no serían las mismas complicaciones que se producen cuando la cobardía nos paraliza por no tener todo claro o asegurado de antemano.

María no compró un seguro de vida, María ¡dijo sí! Es una influencer, la influencer de Dios. El “sí” y las ganas de servir fueron más fuertes que las dudas y las dificultades.

Esta tarde también escuchamos cómo el “sí” de María hace eco y se multiplica de generación en generación. Muchos jóvenes a ejemplo de María arriesgan y apuestan guiados por una promesa. Gracias Erika y Rogelio por el testimonio que nos han regalado. Fueron valientes estos, ¿eh? Merecen un aplauso.

Compartieron sus temores, dificultades y todo el riesgo vivido ante el nacimiento de su hija Inés. En un momento dijeron: «A los padres, por diversas circunstancias, nos cuesta aceptar la llegada de un bebé con alguna enfermedad o discapacidad», eso es cierto y comprensible. Pero lo sorprendente fue cuando agregaron: «al nacer nuestra hija decidimos amarla con todo nuestro corazón». Ante su llegada, frente a todos los anuncios y dificultades que aparecían, tomaron una decisión y dijeron como María «hágase», decidieron amarla. Frente a la vida de vuestra hija frágil, indefensa y necesitada la respuesta fue un “sí” y ahí tenemos a Inés. ¡Ustedes creyeron que el mundo no es solo para los fuertes!

Decir “sí” al Señor, es animarse a abrazar la vida como viene con toda su fragilidad y pequeñez y hasta muchas veces con todas sus contradicciones e insignificancias con el mismo amor con el que nos hablaron Erika y Rogelio. Es abrazar nuestra patria, nuestras familias, nuestros amigos tal como son, también con sus fragilidades y pequeñeces. Abrazar la vida se manifiesta también cuando damos la bienvenida a todo lo que no es perfecto, puro o destilado, pero no por eso menos digno de amor. ¿Acaso alguien por ser discapacitado o frágil no es digno de amor?, ¿alguien por ser extranjero, por haberse equivocado, por estar enfermo o en una prisión no es digno de amor? Así lo hizo Jesús: abrazó al leproso, al ciego y al paralítico, abrazó al fariseo y al pecador. Abrazó al ladrón en la cruz e incluso abrazó y perdonó a quienes lo estaban crucificando.

Les hago una pregunta. Alguien que es discapacitado. ¿Es digno de amor? –¡Sí!– ¿Cómo? No se les oye bien. –¡¡Sí!!– Otra pregunta, a ver como responden: Alguien por ser extranjero, por haberse equivocado, ¿es digno de amor? ¡Sí! Gritan los jóvenes. Solo lo que se ama puede ser salvado.

¿Por qué? Porque solo lo que se ama puede ser salvado. Solo lo que se abraza puede ser transformado. El amor del Señor es más grande que todas nuestras contradicciones, fragilidades y pequeñeces, pero es precisamente a través de nuestras contradicciones, fragilidades y pequeñeces como Él quiere escribir esta historia de amor. Abrazó al hijo pródigo, abrazó a Pedro después de sus negaciones y nos abraza siempre, siempre, después de nuestras caídas ayudándonos a levantarnos y ponernos de pie. Porque la verdadera caída, la que es capaz de arruinarnos la vida es permanecer en el piso y no dejarse ayudar. (…) No permanecer caído.

¡Qué difícil se hace muchas veces entender el amor de Dios! Pero, ¡qué regalo es saber que tenemos un Padre que nos abraza más allá de todas nuestras imperfecciones!

¡El primer paso es no tener miedo de recibir la vida como viene, abrazar la vida!

Gracias Alfredo por tu testimonio y la valentía de compartirlo con todos nosotros. Me impresionó mucho cuando decías: «comencé a trabajar en la construcción hasta que se terminó dicho proyecto. Sin empleo las cosas tomaron otro color: sin colegio, sin ocupación y sin trabajo». Lo resumo en los cuatro “sin” que dejan nuestra vida sin raíces y se seca: sin trabajo, sin educación, sin comunidad, sin familia.

¿Se animan ustedes los grandes (adultos) a ver a los jóvenes con los ojos de Dios? ¿A darles raíces para que después puedan llegar al Cielo?

Es imposible que alguien crezca si no tiene raíces fuertes que ayuden a estar bien sostenido y agarrado a la tierra. Es fácil “volarse” cuando no hay desde donde sujetarse. Esta es una pregunta que los mayores estamos obligados a hacernos, es más, es una pregunta que ustedes tendrán que hacernos y tendremos el deber de respondérsela: qué raíces les estamos dando, qué cimientos para construirse como personas les facilitamos. Qué fácil resulta criticar a los jóvenes y pasar el tiempo murmurando si les privamos de oportunidades laborales, educativas y comunitarias desde donde agarrarse y soñar el futuro. Sin educación es difícil soñar futuro, sin trabajo es muy difícil soñar futuro, sin familia y comunidad es casi imposible soñar futuro. Porque soñar el futuro es aprender a responder no solo para qué vivo, sino para quién vivo, para quién vale la pena gastar la vida.

Como nos decía Alfredo, cuando uno se descuelga y queda sin trabajo, sin educación, sin comunidad y sin familia al final del día nos sentimos vacíos y terminamos llenando ese vacío con cualquier cosa. Porque ya no sabemos para quién vivir, luchar y amar.

Recuerdo una vez charlando con unos jóvenes que uno me pregunta: Padre, ¿por qué hoy muchos jóvenes no se preguntan sobre si Dios existe o les cuesta creer en Él y les falta tanto compromiso con la vida? Les contesté: Y ustedes, ¿qué piensan sobre esto?.

Entre las respuestas que surgieron en la conversación me acuerdo de una que me tocó el corazón y tiene que ver con la experiencia que Alfredo compartía: “Padre, es que muchos de ellos sienten que, poco a poco, dejaron de existir para otros, se sienten muchas veces invisibles”. Muchos jóvenes sienten que dejaban de existir para otros, para la familia, para la comunidad. Sienten que son invisibles. Es la cultura del abandono y de la falta de consideración. No digo todos, pero muchos sienten que no tienen mucho o nada para aportar porque no cuentan con espacios reales desde donde sentirse convocados. ¿Cómo van a pensar que Dios existe si ellos hace tiempo dejaron de existir para sus hermanos?

Lo sabemos bien, no basta estar todo el día conectado para sentirse reconocido o amado. Sentirse considerado e invitado a algo es más grande que estar “en la red”. Significa encontrar espacios en el que puedan con sus manos, con su corazón y con su cabeza sentirse parte de una comunidad más grande que los necesita y que también ustedes necesitan.

Eso los santos lo entendieron muy bien. Pienso por ejemplo en Don Bosco que no se fue a buscar a los jóvenes a ninguna parte lejana o especial, sino que aprendió a ver todo lo que pasaba en la ciudad con los ojos de Dios y, así, fue golpeado por cientos de niños y jóvenes abandonados sin estudio, sin trabajo y sin la mano amiga de una comunidad. Muchos vivían en la misma ciudad, muchos criticaban a esos jóvenes, pero no sabían mirarlos con los ojos de Dios.

Él lo hizo y se animó a dar el primer paso: abrazar la vida como se presenta y, a partir de ahí, no tuvo miedo de dar el segundo: crear con ellos una comunidad, una familia donde con trabajo y estudio se sintieran amados. Darles raíces desde donde sujetarse para que puedan llegar al cielo.

Pienso en muchos lugares de nuestra América Latina que promueven lo que llaman familia grande hogar de Cristo que, con el mismo espíritu de la Fundación Juan Pablo II que nos contaba Alfredo y tantos otros centros, buscan recibir la vida como viene en su totalidad y complejidad porque saben que «una esperanza guarda el árbol: si es cortado, aún puede retoñar, y no dejará de echar renuevos» (Jb 14,7).

Y siempre se puede “retoñar y echar renuevos” cuando hay una comunidad, calor de hogar donde echar raíces, que brinda la confianza necesaria y prepara el corazón para descubrir un nuevo horizonte: horizonte de hijo amado, buscado, encontrado y entregado a una misión. Por medio de rostros concretos es como el Señor se hace presente. Decir “sí” a esta historia de amor es decir “sí” a ser instrumentos para construir, en nuestros barrios, comunidades eclesiales capaces de callejear la ciudad, abrazar y tejer nuevas relaciones. Ser un “influencer” en el siglo XXI es ser custodios de las raíces, custodios de todo aquello que impide que nuestra vida se vuelva gaseosa, se evapore en la nada. Sean custodios de todo aquello que nos permita sentirnos parte los unos de los otros. Que nos pertenecemos.

Así lo vivió Nirmeen en la JMJ de Cracovia. Se encontró con una comunidad viva, alegre, que le salió a su encuentro, le dio pertenencia y le permitió vivir la alegría que significa ser encontrada por Jesús.

Un santo una vez se preguntó: «El progreso de la sociedad, ¿será sólo para llegar a poseer el último auto o adquirir la última técnica del mercado? ¿En eso se resume toda la grandeza del hombre? ¿No hay nada más que vivir para esto?» (cf. S. ALBERTO HURTADO, Meditación de Semana Santa para jóvenes, 1946). Yo les pregunto: ¿Esa es vuestra grandeza? ¿No habrán sido creados para más? María lo comprendió y dijo: ¡Hágase! Erika y Rogelio lo comprendieron y dijeron: ¡Hágase! Alfredo lo comprendió y dijo: ¡Hágase! Nirmeen lo comprendió y dijo: ¡Hágase! Amigos, les pregunto: ¿Están dispuestos a decir “sí”?

El evangelio nos enseña que el mundo no será mejor porque haya menos personas enfermas, débiles, frágiles o ancianas de quien ocuparse e incluso no porque haya menos pecadores, sino será mejor cuando sean más las personas que, como estos amigos, estén dispuestos y se animen a gestar el mañana y creer en la fuerza transformadora del amor de Dios. ¿Quieren ser “influencer” al estilo de María, que se animó a decir «hágase»? Solo el amor nos vuelve más humanos, más plenos, todo el resto son buenos pero vacíos placebos.

Dentro de un momento nos encontraremos con Jesús vivo en la eucaristía. Seguro que tendrán muchas cosas que decirle, contarle sobre distintas situaciones de sus vidas, de sus familias y de sus países. Estando frente a Él, cara a cara, no tengan miedo de abrirle el corazón y que renueve el fuego de su amor, que los impulse a abrazar la vida con toda su fragilidad y pequeñez, pero también con toda su grandeza y hermosura. Que los ayude a descubrir la belleza de estar vivos.

No tengan miedo de decirle que ustedes también quieren tomar parte en su historia de amor en el mundo, ¡que están para más!

Amigos: Les pido también que en ese cara a cara con Jesús le pidan por mí para que yo tampoco tenga miedo de abrazar la vida, cuide las raíces y diga como María: ¡Hágase según tu palabra!

 

 

 

26/01/2019-16:33
Rosa Die Alcolea

Panamá: El Papa consagra el altar de la Catedral Basílica Santa María la Antigua

(ZENIT — 26 enero 2019).- "Una Catedral española, india y afroamericana se vuelve así Catedral panameña, de los de ayer pero también de los de hoy que la han hecho posible. Ya no pertenece solo al pasado, sino que es belleza del presente", ha dicho el Santo Padre a los panameños.

Francisco ha consagrado el altar de la primera catedral de tierra firme en la Catedral, Basílica Santa María La Antigua, en una ceremonia cargada de significado y de alegría para el pueblo cristiano de Panamá, en la mañana del sábado, 26 de enero de 2019.

 

Encuentro con su esposa

El Papa ha felicitado, en primer lugar, al Arzobispo Mons. Ulloa, que “por primera vez después de casi 7 años, puede encontrarse con su esposa, con este iglesia, viuda provisoria durante todo este tiempo. Y felicitar a la viuda que deja de ser viuda hoy con el encuentro con con su esposo”, palabras que los fieles presentes han aplaudido con entusiasmo.

Asimismo, el Santo Padre ha agradecido “a todos los que hicieron posible esto”, ha dicho: a las autoridades y a todo el pueblo de Dios, “todo lo que hicieron para que el señor arzobispo pudiera encontrarse con su pueblo no en casas prestadas sino en la suya”, a lo que han respondido más aplausos.

En el nuevo altar se han colocado las reliquias de tres santos latinoamericanos: Santa Rosa de Lima, San Arnulfo Romero, San Martín de Porres y de un santo polaco, San Juan Pablo II; todos patronos de la Jornada Mundial de la Juventud 2019.

 

Consagración

Para dedicar un altar, solo basta con la celebración de la Santa Misa, misterio central de la fe católica. Sin embargo, la tradición de la Iglesia propone una oración especial de consagración, así lo ha hecho el Santo Padre.

Luego el Papa ha ungido la mesa del altar. Son cuatro los pasos de este rito: la unción con el santo crisma, la incensación, el revestimiento de la mesa y la iluminación. Todos estos signos expresan algo de aquella acción invisible que Dios realiza por medio de la Iglesia cuando ésta celebra los sagrados misterios, en especial, la Eucaristía.

 

Figura del pelícano

En el altar está grabada en mármol la figura del pelícano junto a sus polluelos. Es símbolo de Cristo, cuando el pelícano no encuentra alimento para sus polluelos, el pelícano los alimenta con su propia sangre, el Señor derramó su sangre para alcanzarnos la salvación, para alcanzarnos con su ejemplo que la medida del amor es amar sin medida.

La Catedral esta situada en el Casco Antiguo de Panamá, se trata de la Sede Episcopal de la Arquidiócesis.

 

Santa María la Antigua

En 1608 comienzan las labores de construcción de este monumento colonial, culminándose en 1716, pero la consagración no se realiza hasta 1796. En 2014 por una petición de la Conferencia Episcopal Panameña, la Congregación por el Culto Divino y la “Disciplina de los Sacramentos” se confirió a la catedral al rango de Basílica Menor.

La imagen original de Santa María la Antigua, se encuentra en la Catedral de Sevilla, y fue traída por los conquistadores españoles en 1510. Santa María la Antigua, patrona de la República de Panamá desde 2001, se celebra cada año el 9 de septiembre. Panamá será la primera Catedral en América cuyo altar será consagrado por un Sumo Pontífice.

 

200 peregrinos de Francia

Antes de ingresar a la Basílica Catedral de Santa María La Antigua para la misa con la dedicación del altar a la presencia de sacerdotes, movimientos consagrados y laicos, el Santo Padre saludó a un grupo de 200 jóvenes peregrinos franceses acompañados por el Vicario de la Arquidiócesis. de París, monseñor Benoist de Sinety.

 

 

 

27/01/2019-01:01
Rosa Die Alcolea

Vigilia JMJ: La custodia del Santísimo Sacramento está hecha con balas fundidas

(ZENIT — 26 enero 2019).- La custodia del Santísimo Sacramento que se ha utilizado en la Vigilia de la Jornada Mundial de la Juventud 2019 (JMJ) está realizada con balas.

En concreto, el lugar en el que se coloca la hostia consagrada está hecho con casquillos fundidos de bala. El escultor colombiano Armando Granja, llegado hace 40 años a Panamá, fue el encargado de confeccionarla, simbolizando un profundo mensaje de paz.

La custodia es María quien sostiene a Jesús en su vientre, acunado en sus manos, con la luna bajo sus pies, así como señala el Apocalipsis. La corona y la forma están inspiradas en las peinetas y las prendas de la pollera (traje típico femenino de Panamá).

Una representación que se sale de lo común y con la que se pretende reflejar la realidad que vive latinoamérica en torno a la violencia. Según la agencia de noticias, AICA, Armando Granja explicó que “recuperamos miles de miles de cartuchos de bala y los sacamos de circulación. Los fundimos y los convertimos en la Virgen, que tiene una carga poética que para mí es fundamental. Es negar la muerte y afirmar la vida”.

 

 

 

26/01/2019-17:24
Rosa Die Alcolea

"Dame de beber", antídoto del Papa para el "cansancio de la esperanza"

(ZENIT — 26 enero 2019).- "Hermanos —ha exhortado el Papa al pueblo panameño— no nos dejemos robar la esperanza, la belleza que hemos heredado de nuestros padres, que ella sea la raíz viva y fecunda que nos ayude a seguir haciendo bella y profética la historia de salvación en estas tierras".

El sábado, 26 de enero de 2019, tercer día del Santo Padre en Panamá, ha presidido la ceremonia de consagración del altar de la Catedral Basílica Santa María la Antigua, catedral de la primera diócesis americana en tierra firme.

Ha sido una celebración eucarística con ocasión para el encuentro del Pontífice con sacerdotes, consagradas y consagrados, religiosas y religiosos, y laicos.

El evangelio que se ha leído en la Eucaristía nos presenta a Jesús cansado de caminar, ha relatado el Papa. “Al mediodía, cuando el sol se hace sentir con toda su fuerza y poder, lo encontramos junto al pozo”.

 

Fidelidad creativa

“Dame de beber es lo que pide el Señor y es lo que nos pide que digamos”, llama Francisco.

“Es volver sobre nuestros pasos y, en fidelidad creativa, escuchar cómo el Espíritu no engendró una obra puntual, un plan pastoral o una estructura a organizar sino que, por medio de tantos ‘santos de la puerta de al lado’ regaló vida y oxígeno a un contexto histórico determinado que parecía asfixiar y aplastar toda esperanza y dignidad”.

 

El cansancio de la esperanza

Francisco ha observado que de un tiempo a esta parte “parece haberse instalado en nuestras comunidades una sutil especie de fatiga, que no tiene nada que ver con la fatiga del Señor”. Se trata de una tentación que podríamos llamar “el cansancio de la esperanza”, ha matizado.

“Sería imposible tratar de abarcar todas las situaciones que resquebrajan la vida de los consagrados, pero en todas sentimos la necesidad urgente de encontrar un pozo que pueda calmar y saciar la sed y el cansancio del camino”, ha explicado. “Todas reclaman, como grito silencioso, un pozo desde donde volver a empezar”.

 

Desilusionados con la realidad

“Desilusionados con la realidad que no entendemos o que creemos que no tiene ya lugar para nuestra propuesta, podemos darle “ciudadanía” a una de las peores herejías posibles para nuestra época: pensar que el Señor y nuestras comunidades no tienen nada que decir ni aportar en este nuevo mundo que se está gestando” ha advertido el Papa. “Y entonces sucede que lo que un día surgió para ser sal y luz del mundo termina ofreciendo su peor versión”.

“Las fatigas del camino acontecen y se hacen sentir. Gusten o no gusten están, y es bueno tener la misma valentía que tuvo el Maestro para decir: «dame de beber»”.

Sigue la homilía completa del Papa Francisco en la Misa de consagración del altar de la Catedral Basílica Santa María la Antigua, en Ciudad de Panamá.

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Homilía del Papa Francisco

En primer lugar quiero felicitar al señor arzobispo que por primera vez después de casi 7 años, puede encontrarse con su esposa, con este iglesia, viuda provisoria durante todo este tiempo. Y felicitar a la viuda que deja de ser viuda hoy con el encuentro con con su esposo.

También quiero agradecer a todos los que hicieron posible esto, las autoridades y a todo el pueblo de Dios, todo lo que hicieron para que el señor arzobispo pudiera encontrarse con su pueblo no en casas prestadas sino en la suya. Muchas gracias.

En el programa estaba previsto que esta ceremonia, por falta de tiempo, tuviera dos significados: la consagración del atar y el encuentro con sacerdotes, religiosas, religiosos, laicos, consagrados. Así que lo voy a decir va a estar un poco en esa línea, pensando en los sacerdotes, las religiosas, los religiosos, los laicos, los consagrados… son todos los que trabajan en esta iglesia particular.

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«Jesús, fatigado del camino, se había sentado junto al pozo. Era la hora del mediodía. Una mujer de Samaría fue a sacar agua, y Jesús le dijo: “Dame de beber”» (Jn 4,6-7).

El evangelio que hemos escuchado no duda en presentarnos a Jesús cansado de caminar. Al mediodía, cuando el sol se hace sentir con toda su fuerza y poder, lo encontramos junto al pozo. Necesitaba calmar y saciar la sed, refrescar sus pasos, recuperar fuerzas para continuar la misión.

Los discípulos vivieron en primera persona lo que significaba la entrega y disponibilidad del Señor para llevar la Buena Nueva a los pobres, vendar los corazones heridos, proclamar la liberación a los cautivos y la libertad a los prisioneros, consolar a los que estaban de duelo y proclamar un año de gracia a todos (cf. Is 61,1-3). Son todas situaciones que te toman la vida y la energía; y “no ahorraron” en regalarnos tantos momentos importantes en la vida del Maestro donde también nuestra humanidad pueda encontrar una palabra de Vida.

 

Fatigado del camino

Es relativamente fácil para nuestra imaginación, compulsivamente productivista, contemplar y entrar en comunión con la actividad del Señor, pero no siempre sabemos o podemos contemplar y acompañar las “fatigas del Señor”, como si esto no fuera cosa de Dios. El Señor se fatigó y en esa fatiga encuentran espacio tantos cansancios de nuestros pueblos y de nuestra gente, de nuestras comunidades y de todos los que están cansados y agobiados (cf. Mt 11,28).

Las causas y motivos que pueden provocar la fatiga del camino en nosotros sacerdotes, consagrados y consagradas, miembros de movimientos laicales son múltiples: desde largas horas de trabajo que dejan poco tiempo para comer, descansar y estar en familia, hasta “tóxicas” condiciones laborales y afectivas que llevan al agotamiento y agrietan el corazón; desde la simple y cotidiana entrega hasta el peso rutinario de quien no encuentra el gusto, el reconocimiento o el sustento necesario para hacer frente al día a día; desde habituales y esperables situaciones complicadas hasta estresantes y angustiantes horas de presión. Toda una gama de peso a soportar.

Sería imposible tratar de abarcar todas las situaciones que resquebrajan la vida de los consagrados, pero en todas sentimos la necesidad urgente de encontrar un pozo que pueda calmar y saciar la sed y el cansancio del camino. Todas reclaman, como grito silencioso, un pozo desde donde volver a empezar.

De un tiempo a esta parte no son pocas las veces que parece haberse instalado en nuestras comunidades una sutil especie de fatiga, que no tiene nada que ver con la fatiga del Señor. Se trata de una tentación que podríamos llamar el cansancio de la esperanza. Ese cansancio que surge cuando ―como en el evangelio― el sol cae como plomo y vuelve fastidiosas las horas, y lo hace con una intensidad tal que no deja avanzar ni mirar hacia adelante. Como si todo se volviera confuso. No me refiero a la «particular fatiga del corazón» (cf. Carta enc. Redemptoris Mater, 17; Exhort. apost. Evangelii Gaudium, 287) de quienes “hechos trizas” por la entrega al final del día logran expresar una sonrisa serena y agradecida; sino a esa otra fatiga, la que nace de cara al futuro cuando la realidad “cachetea” y pone en duda las fuerzas, recursos y viabilidad de la misión en este mundo tan cambiante y cuestionador.

Es un cansancio paralizante. Nace de mirar para adelante y no saber cómo reaccionar ante la intensidad y perplejidad de los cambios que como sociedad estamos atravesando. Estos cambios parecieran cuestionar no solo nuestras formas de expresión y compromiso, nuestras costumbres y actitudes ante la realidad, sino que ponen en duda, en muchos casos, la viabilidad misma de la vida religiosa en el mundo de hoy. E incluso la velocidad de esos cambios puede llevar a inmovilizar toda opción y opinión y, lo que supo ser significativo e importante en otros tiempos parece ya no tener lugar.

El cansancio de la esperanza nace al constatar una Iglesia herida por su pecado y que tantas veces no ha sabido escuchar tantos gritos en el que se escondía el grito del Maestro: «Dios mío, ¿por qué me has abandonado?» (Mt 27,46).

Así podemos acostumbrarnos a vivir con una esperanza cansada frente al futuro incierto y desconocido, y esto deja espacio a que se instale un gris pragmatismo en el corazón de nuestras comunidades. Todo aparentemente parecería proceder con normalidad, pero en realidad la fe se desgasta y se degenera. Desilusionados con la realidad que no entendemos o que creemos que no tiene ya lugar para nuestra propuesta, podemos darle “ciudadanía” a una de las peores herejías posibles para nuestra época: pensar que el Señor y nuestras comunidades no tienen nada que decir ni aportar en este nuevo mundo que se está gestando (cf. Exhort. apost. Evangelii gaudium, 83). Y entonces sucede que lo que un día surgió para ser sal y luz del mundo termina ofreciendo su peor versión.

 

Dame de beber

Las fatigas del camino acontecen y se hacen sentir. Gusten o no gusten están, y es bueno tener la misma valentía que tuvo el Maestro para decir: «dame de beber». Como le sucedió a la Samaritana y nos puede suceder a cada uno de nosotros, no queremos calmar la sed con cualquier agua sino con ese «manantial que brotará hasta la vida eterna» (Jn 4,14). Sabemos, como bien lo sabía la Samaritana que cargaba desde hacía años los cántaros vacíos de amores fallidos, que no cualquier palabra puede ayudar a recuperar las fuerzas y la profecía en la misión. No cualquier novedad, por muy seductora que parezca, puede aliviar la sed. Sabemos, como bien lo sabía ella, que tampoco el conocimiento religioso, la justificación de determinadas opciones y tradiciones pasadas o presentes, nos hacen siempre fecundos y apasionados «adoradores en espíritu y en verdad» (Jn 4,23).

Dame de beber es lo que pide el Señor y es lo que nos pide que digamos. Al decirlo, le abrimos la puerta a nuestra cansada esperanza para volver sin miedo al pozo fundante del primer amor, cuando Jesús pasó por nuestro camino, nos miró con misericordia, nos pidió seguirlo; al decirlo recuperamos la memoria de aquel momento en el que sus ojos se cruzaron con los nuestros, el momento en que nos hizo sentir que nos amaba y no solo de manera personal sino también como comunidad (cf. Homilía en la Vigilia Pascual, 19 abril 2014). Es volver sobre nuestros pasos y, en fidelidad creativa, escuchar cómo el Espíritu no engendró una obra puntual, un plan pastoral o una estructura a organizar sino que, por medio de tantos “santos de la puerta de al lado” ―entre los cuales encontramos padres y madres fundadores de vuestros institutos, obispos y párrocos que supieron poner fundamento a sus comunidades―, regaló vida y oxígeno a un contexto histórico determinado que parecía asfixiar y aplastar toda esperanza y dignidad.

“Dame de beber” significa animarse a dejarse purificar y rescatar la parte más auténtica de nuestros carismas fundantes ―que no solo se reducen a la vida religiosa sino a la Iglesia toda― y ver de qué forma se pueden expresar hoy. Se trata no solo de mirar con agradecimiento el pasado sino de ir en búsqueda de las raíces de su inspiración y dejar que resuenen nuevamente con fuerza entre nosotros (cf. PAPA FRANCISCO – FERNANDO PRADO, La fuerza de la vocación, 42).

“Dame de beber” significa reconocer que necesitamos que el Espíritu nos transforme en hombres y mujeres memoriosos de un paso, del paso salvífico de Dios. Y con confianza, así como lo hizo ayer, lo seguirá haciendo mañana: «ir a las raíces nos ayuda sin lugar a dudas a vivir el presente, sin miedo. Tenemos necesidad de vivir sin miedo respondiendo a la vida con la pasión de estar empeñados con la historia, inmersos en las cosas. Con pasión de enamorados» (cf. ibíd., 44).

La esperanza cansada será sanada y gozará de esa «particular fatiga del corazón» cuando no tema volver al lugar del primer amor y logre encontrar, en las periferias y desafíos que hoy se nos presentan, el mismo canto, la misma mirada que suscitó el canto y la mirada de nuestros mayores. Así evitaremos el riesgo de partir desde nosotros mismos y abandonaremos la cansadora auto-compasión para encontrar los ojos con los que Cristo hoy nos sigue buscando, nos sigue llamando e invitando a la misión como lo hizo en aquel primer encuentro, el encuentro del primer amor.

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No me parece un acontecimiento menor que esta Catedral vuelva a abrir sus puertas después de mucho tiempo de renovación. Experimentó el paso de los años, como fiel testigo de la historia de este pueblo y con la ayuda y el trabajo de muchos quiso volver a regalar su belleza. Más que una formal reconstrucción, que siempre intenta volver a un original pasado, buscó rescatar la belleza de los años abriéndose a hospedar toda la novedad que el presente le podía regalar. Una Catedral española, india y afroamericana se vuelve así Catedral panameña, de los de ayer pero también de los de hoy que la han hecho posible. Ya no pertenece solo al pasado, sino que es belleza del presente.

Y hoy, nuevamente es regazo que impulsa a renovar y alimentar la esperanza, a descubrir cómo la belleza del ayer se vuelve base para construir la belleza del mañana.

Así actúa el Señor.

Nada de cansancio de la esperanza, sí la peculiar fatiga del corazón, del que lleva adelante todos los días lo que le fue encomendado la mirada del primer amor.

Hermanos, no nos dejemos robar la esperanza, la belleza que hemos heredado de nuestros padres, que ella sea la raíz viva y fecunda que nos ayude a seguir haciendo bella y profética la historia de salvación en estas tierras.

 

 

 

27/01/2019-00:19
Rosa Die Alcolea

Panamá: 10 jóvenes almuerzan con el Papa "como una verdadera comida en familia"

(ZENIT – 26 enero 2019).- Hoy el Santo Padre ha almorzado en privado en el Seminario Mayor San José con un grupo de 10 jóvenes participantes en la JMJ, 5 varones y 5 mujeres, de diferentes nacionalidades, en representación de los 5 continentes.

Del almuerzo, en un clima particularmente familiar y festivo, ha participado también el Arzobispo de Panamá, Mons. José Domingo Ulloa Mendieta.

El Arzobispo Mons. José Domingo Ulloa Mendieta ha participado en la reunión, que los chicos han calificado "como una verdadera comida en familia", un encuentro "que recordarán toda su vida", han dicho a los periodistas en el Centro Internacional de Prensa de la JMJ 2019.

Miguel Ángel Croche Fontela, español, ha contado que el Papa les ha animado a escuchar a los mayores. “Que siempre que escuchen a los viejos”, él habla así, hay que aprender de nuestros mayores y de nuestro pasado para poder no vivir con el pasado, pero aprender de él, y poder mejorar en un futuro”.

“Estoy muy agradecida” ha dicho Emilda Santo Montezuma, de Panamá, quien ha relatado que el Papa le ha comentado el rol de los jóvenes indígenas, especialmente de América Latina, es un momento tan importante. “¿Qué podemos hacer?” ha preguntado ella al Santo Padre, a lo que él ha respondido que este el momento para que los jóvenes de los pueblos originarios tomen la iniciativa de crear, de promover.

Después del almuerzo, el Papa se ha dirigido a la Capilla del Seminario donde se ha recogido en oración por algunos minutos. Saludando a los seminaristas los ha estimulado a servir siempre al Señor. Australia

Además, de Emilda y Miguel, han comido con el Pontífice el australiano Dennis Montano Galdamez; la palestina Dana George Daoud Salah; Brenda Berenice Noriega, de Estados Unidos; el asiático Bedwin Taitus K, de India; y la africana Nayire Kobalora Angeline Karen, de Burkina Faso.

 

 

 

26/01/2019-06:18
Rosa Die Alcolea

La presencia de la Virgen Peregrina de Fátima en Panamá es un “tiempo de gracia”

(ZENIT — 26 enero 2019).- "La recepción de la Virgen Peregrina, aquí en Panamá, fue muy cálida", han señalado los miembros de la delegación portuguesa que acompaña a la Virgen Peregrina de Nuestra Señora de Fátima en Panamá, en una rueda de prensa ofrecida en el Centro Internacional de Prensa de la Jornada Mundial de la Juventud 2019 (JMJ), el viernes, 25 de enero de 2019.

"Diría que estamos positivamente sorprendidos. Ya esperábamos una calurosa bienvenida, pero hemos superado nuestras más altas expectativas", dijo el rector del Santuario de Fátima, padre Carlos Cabecinhas.

La peregrinación de la imagen de Nuestra Señora de Fátima en Panamá tuvo tres principales motivos, subrayó el Rector a los periodistas. La Virgen Peregrina se encuentra en Panamá “por invitación del arzobispo de la Ciudad de Panamá, Monseñor José Domingo Ulloa Mendieta” y también “porque el Santuario de Fátima es consciente de la gran devoción del pueblo de Panamá a Nuestra Señora”. En fin, “porque esta Jornada Mundial de la Juventud tiene en concreto, un tema mariano”.

 

Tienda del Encuentro

La imagen Peregrina de Nuestra Señora de Fátima está en la Tienda del Encuentro, con su propio programa de oración y celebración. “Ha sido enorme el interés de las personas en tener estos encuentros, tanto de jóvenes participantes en la Jornada como de muchos fieles de Panamá“, dijo el Rector del Santuario de Fátima.

En una oportunidad, la imagen visitó el Centro Penitenciario, como lo describe el rector para que las privadas de libertad “tengan una intensa experiencia espiritual y les ofrezcan un momento festivo” y una iniciativa, según el apostolado del Papa Francisco, en el acercamiento a las periferias.

José Nuno, director del Departamento de Pastoral del Santuario de Fátima, que también estaba presente en la conferencia de prensa, destacó la importancia de la peregrinación para la pastoral del mensaje de Fátima sobre todo entre los jóvenes.

Estos días aquí nos ha permitido percibir que Fátima no es solamente una realidad portuguesa“, dijo el padre José Nuno, añadiendo que la mayor experiencia delante de la Imagen Peregrina es: “La de conexión y afecto que los jóvenes pueden cultivar en Nuestra Señora de Fátima”. Además, porque “Fátima es la experiencia de que Dios cuida maternalmente del hombre“.

 

Sor Lucía

Construida bajo las instrucciones de Sor Lucía de Jesús y del Inmaculado Corazón, la mayor de las tres videntes de Fátima, la Imagen fue ofrecida por el Obispo de Leiria y coronada solemnemente el 13 de mayo de 1947. Desde entonces, ha viajado varias veces alrededor del mundo, visitando 64 países de diferentes continentes, algunos de ellos en varias ocasiones.

“En menos de una década, esta imagen ha atravesado todos los continentes. Y podemos decir que, según los últimos estudios que hemos realizado, esta imagen ya ha recorrido más de 360 mil kilómetros, o sea, ya ha dado quince vueltas por el mundo; es la imagen, la escultura, la obra de arte que más ha viajado en toda la historia”, explicó Marco Daniel Duarte.

Actualmente, la Imagen Peregrina de Fátima está entronizada en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Fátima (Santuario de Fátima).

En el contexto del programa de la JMJ, la Imagen Peregrina de Fátima estará con el Papa Francisco durante la vigilia del sábado, 26 de enero, y en la misa dominical, el 27.

 

 

 

26/01/2019-17:46
Rosa Die Alcolea

Arzobispo Ulloa: "Santo Padre, usted no está solo en este proceso de renovación y conversión"

(ZENIT — 26 enero 2019).- "Santo Padre, usted no está solo en este proceso de renovación y conversión. Cuente con nuestra fidelidad y nuestras oraciones", ha expresado el Arzobispo Ulloa al Papa Francisco esta mañana, en la consagración del altar de Santa María la Antigua como Catedral de Ciudad de Panamá.

La Iglesia Católica en Panamá "ha entretejido su historia con la historia del pueblo", ha descrito Mons. José Domingo Ulloa al Papa Francisco. Y este templo "ha sido testigo de ese caminar, en el que hemos tenido muchas alegrías y tristezas, pero sobre todo también de esperanza".

El Arzobispo de Ciudad de Panamá, Mons. José Domingo Ulloa Mendieta, ha agradecido al Papa este gesto con el pueblo panameño, la consagración del altar de Catedral Basílica de Ciudad de Panamá, el sábado 26 de enero de 2019.

En esta Catedral Basílica de Santa María la Antigua está presente la Iglesia Católica, "expresión de un pueblo que recibió la fe hace 505 años de las manos de la Virgen María", ha descrito. "Esta es la fe que queremos renovar ante el Sucesor de Pedro, Vicario de Cristo, para decir como María: 'He aquí la sierva del Señor, hágase en mi según tu palabra"'.

"Hoy abrimos una nueva página en la historia del pueblo de Dios en Panamá, en esta Basílica Catedral dedicada a Santa María la Antigua, donde se han dado acontecimientos importantes de la vida eclesial y del país", ha agradecido el prelado de Panamá al Santo Padre.

 

Conversión de la Iglesia

"Santo Padre, usted no está solo en este proceso de renovación y conversión. Cuente con nuestra fidelidad y nuestras oraciones", ha declarado el Arzobispo Ulloa a Francisco.

Como sucesores de los apóstoles, en comunión con el Vicario de Cristo "estamos convencidos y comprometidos en acompañarlo en este proceso de conversión que necesita la Iglesia para recuperar el rostro de la auténtica Iglesia de Jesucristo: una Iglesia misericordiosa, cercana, acogedora, servidora, pobre para los pobres, para ser casa de acogida y de comunión para todos, sin exclusión de nadie", ha expresado Mons. Ulloa.

Estamos confiados —ha asegurado el obispo— en la promesa de Nuestro Señor Jesucristo cuando dijo: "Yo te digo que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella." (Mateo 16, 18).

Así, el Arzobispo ha finalizado con palabras de esperanza mirando a la Virgen: "Somos una Iglesia que camina de la mano de María con esperanza, bajo la advocación de Santa María la Antigua".

 

 

26/01/2019-23:14
Rosa Die Alcolea

La abuela que "hace lío" en Panamá se llama Hageera Suhara Mollick

(ZENIT— 26 enero 2019).- Hageera es la "viejita" que el Papa ha citado en sus discursos (en el discurso a los obispos centroamericanos) como ejemplo de que aquí en Panamá no solo está congregada la juventud del Papa, sino todas las generaciones.

"Hablando de las abuelas, ya es la segunda vez que la veo, la vi ayer y la vi hoy. Bajita y flaquita. Tenía un cartel que decía: 'Santidad, las abuelas también hacemos lío'. Una maravilla de pueblo", contó como anécdota el Pontífice a los obispos de Centro América, el pasado jueves, 24 de enero de 2019.

Hageera Suhara Mollick, odontóloga de profesión, cumplió el sueño de su vida: esta mañana, sábado 26 de enero de 2109, frente a la Nunciatura, el Papa Francisco hizo un alto, se bajó del vehículo, se le acercó y la felicitó por su cumpleaños número 69. "Esta viejita que es más joven que yo, es valiente, hoy cumple años, así que le cantaremos cumpleaños". Luego le regaló un rosario.

 

Regalo del Papa

Junto a ella había un grupo de personas que gritaba "Esta es la juventud del Papa". "Nosotras también sabemos hacer lío" , dice la cumpleañera; que portaba un atuendo con las banderas de los equipos que clasificaron al pasado Mundial de Fútbol y un cartel que decía "Las abuelitas también armamos lío".

Minutos antes de este encuentro, una periodista avisó a la señora Hageera de que el Papa le iba a dar un regalo en su cumpleaños, informan los organizadores JMJ de Panamá.

Ella respondió: "Si se puede, amén; sería el mejor regalo de toda mi vida, pero comprendo que él tiene una agenda muy apretada, ayer sentí una paz enorme desde que el Papa me mencionó en el encuentro con los obispos, porque hace un año y cuatro meses falleció mi hijo".

 

 

26/01/2019-18:01
Rosa Die Alcolea

JMJ Panamá: Encuentro del Papa con 40 jóvenes polacos del velero 'Regalo de la Juventud'

(ZENIT — 26 enero 2019).- El Santo Padre ha recibido esta mañana en la Nunciatura Apostólica a una delegación de 40 jóvenes polacos del velero Dar Mlodziezy (Regalo de la Juventud), que realizan un crucero alrededor del mundo con motivo de la JMJ de Panamá y el Centenario de la reconquista de la independencia de Polonia.

El ministro polaco de transporte marítimo, Marek Gróbarczyk, ha estado presente en la reunión con el Pontíifce, ha informado la Oficina de Prensa de la Santa Sede, en un comunicado enviado el 26 de enero de 2019.

Al saludarlos, el Santo Padre les ha agradecido por esta bella iniciativa. El crucero, que inició el pasado mes de mayo en Polonia, ha reunido 200 jóvenes. El velero llegó a Panamá el 22 de enero de 2019, día en que comenzó la Jornada Mundial de la Juventud.

 

3.500 polacos en Panamá

Unos 3 mil 500 jóvenes católicos polacos participan en este Encuentro Mundial en Panamá del 22 al 27 de enero —anunció la conferencia episcopal polaca—después de haberse celebrado en su país en julio de 2016.

Los jóvenes de Polonia son la delegación europea más numerosa de las que se desplazarán a Panamá, según la Iglesia polaca.

Son unos 700 jóvenes procedentes de la diócesis de Cracovia, la antigua capital del reino de Polonia y la ciudad donde ejerció como arzobispo Karol Wojtyla antes de convertirse en el papa Juan Pablo II.

Unos 123 voluntarios polacos, tres de ellos durante un largo periodo de tiempo, están trabajando en la organización de esta JMJ Panamá 2019, además de 150 scouts, informó la conferencia episcopal.

 

Matrimonio en la JMJ

Ésta ha sido la JMJ del amor. Numerosas parejas de peregrinos se han comprometido en esta Jornada Mundial de la Juventud, celebrada en Panamá.

Sin embargo, el caso de esta pareja de polacos es algo inédito: Comprometidos en la pasada Jornada Mundial de la Juventud en Polonia, que tuvo lugar en julio de 2016, esta pareja de novios se han casado ante decenas de peregrinos panameños y extranjeros, en Monagrillo, Panamá.

 

 

27/01/2019-04:19
Enrique Díaz Díaz

Mons. Enrique Díaz Díaz: "Lo sacaron de la ciudad"

Jeremías 1, 4-5. 17-19: "Te consagré profeta de las naciones"
Salmo 70: "Señor, tú eres mi esperanza"
I Corintios 12, 31-13, 13: "Entre estas tres virtudes: la fe, la esperanza y el amor; el amor es la mayor de las tres"
San Lucas 4, 21-30: "Jesús, como Elías y Eliseo, no fue enviado tan sólo a los judíos"

 

Obligados por la violencia y los temores, nos hemos encerrado detrás de rejas y protecciones. Es cada día más frecuente encontrar carteles en los accesos a los fraccionamientos donde se prohíbe la entrada a personas extrañas, se exigen documentos de identidad y se reservan el derecho de admisión. Y yo diría también el "derecho de expulsión". Muros, barreras, alambradas... todo para protegerse del "otro". También los paisanos de Jesús quieren protegerse de quien juzgan peligroso, ponen sus barreras y "lo sacan de la ciudad".

El domingo anterior nos dejaba Jesús con admiración y esperanza al proclamar: "Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura que ustedes acaban de oír", afirmando la actualización del mensaje de Isaías. Hoy se nos presentan las reacciones de su auditorio: mucha alegría porque alguien de la propia comunidad puede afirmar estas palabras y explicarlas con claridad. Admiran su sabiduría y todos dan testimonio de él. Poco después, empiezan las suspicacias y a dudar quién es Jesús. Al oír aplicar en presente el proverbio sobre el médico que debe curarse a sí mismo, y la no aceptación del profeta, al escuchar los ejemplos de la viuda de Sarepta, del sirio rico y leproso Naamán, sus corazones se llenan de ira y lo pretenden matar. ¿Qué es lo que hace cambiar su corazón? Quizás a sus oyentes no les gustó la opción de Dios a favor de los gentiles, o quizás la preferencia de los pobres como aquella viuda, o que concede un favor a un rico extranjero sin aceptarle sus bienes. Algo hay en Jesús que no encaja en la forma de pensar de sus paisanos y deciden expulsarlo: "No es bienvenido". Puede ser que los oyentes reflejen ese estilo de personas convenencieras: les gusta escuchar palabras bonitas y edificantes, pero no aceptan que se realicen en su mundo y en su tiempo, no aceptan que trastornen sus estructuras.

Teóricamente aceptan las palabras del profeta y están de acuerdo en que es una gran liberación, pero ellos "están bien", no sufren, no tienen ningún interés especial en cambiar su situación, porque todo cambio implica riesgos, inconvenientes que pueden resultar desventajosos para ellos. Todo mundo está de acuerdo en que hay que hacer cambios y buscar la justicia, pero no queremos empezar por nosotros mismos. Quizás también les causa fastidio que los milagros impliquen un esfuerzo y un riesgo para quien los recibe: la viuda arriesga su alimento y comparte su último mendrugo con Elías; el leproso, siendo general, no es recibido y debe lavarse en el Jordán, el pequeño río casi desconocido, que implicaría humillación y ofensa para él. Los ejemplos de Jesús muestran que cada milagro implica una disposición, un salir de uno mismo y un compromiso grande. Los milagros no caerán del cielo. El anuncio de Jesús: la Buena Nueva, el Año de Gracia y liberación, llegarán sólo con el compromiso serio de quienes se arriesgan en el cambio y conversión. Además, los ejemplos de milagros a los que alude Jesús, de repente parecen muy pequeños: Elías ayudó a una sola viuda; Eliseo curó únicamente a un leproso. Sí, pero ambos hicieron que una persona experimentara la salvación de Dios. Así se construye el Reino de Dios.

Jesús, que antes había sido alabado y objeto de admiración, de repente se convierte en un estorbo y no es "bienvenido" en su propia sociedad. Quizás suceda igual en nuestro mundo. Todos, cristianos y no cristianos, expresamos admiración por Jesús, por sus ideales, su doctrina y su forma de vivir, pero eso no quiere decir que sea admitido a formar parte de nuestra vida diaria. Lo expulsamos de nuestro mundo, de nuestras estructuras, de los sistemas educativos, de la relación con los hermanos. Puede presidir desde su cruz nuestras asambleas, las decisiones de los importantes, pero que no hable, que no actúe, que no diga su palabra y que no influya en los demás, porque su doctrina es peligrosa. Siempre el amor y la justicia serán peligrosos para una sociedad que se rige por la ganancia y el poder. Por eso nos interpela hoy la palabra de San Pablo en su carta a los Corintios diciéndonos que no es importante hacer mucho ruido, sino amar. Es la enseñanza de Jesús: amar, con todo lo que implica el amor: es paciente, no tiene envidia, no lleva cuentas del mal, perdona sin límites, cree sin límites, espera sin límites, se entrega sin límites. Jesús lo supo vivir hasta el final y es lo que propone. Vivir en el amor implica riesgos. Es fácil decir que no haya discriminaciones, que no haya injusticias y después no atrevemos a vivir plenamente el amor. Expulsamos a Jesús de nuestras vidas. Lo expulsamos cada vez que, en nombre de falsas protecciones o buenas conductas, expulsamos a un hermano de nuestras vidas.

Bien pronto entendieron las gentes de Galilea la propuesta de Jesús y no lo quieren en medio de ellos, por eso tratan de despeñarlo, hacerlo desaparecer. Porque sus palabras ponen en evidencia los egoístas propósitos de los oyentes. Pero Jesús pasa libremente en medio de ellos. Hoy también hay quien quiere callar a Jesús y a muchos de sus seguidores les da miedo. No tendríamos que perder los ánimos en nuestra misión de ser testigos de los valores de Cristo en un mundo que tal vez ni nos quiere escuchar. También a nosotros nos dice el Señor como a Jeremías: "No temas, no titubees delante de ellos... no podrán contigo porque yo estoy a tu lado". Que mirando la libertad y valentía con que actúa Jesús, cada discípulo hoy fortaleza su corazón para anunciar la Palabra. ¿Cómo proclamamos y vivimos la palabra de Jesús? ¿Qué significará ser profeta en nuestro tiempo? ¿De qué ambientes hemos expulsado a Jesús o en qué situaciones no queremos que Él intervenga?

Concédenos, Señor, Dios Nuestro, estar dispuestos a recibir tu Palabra, no acomodarnos ni acomodarla a las circunstancias; amarte con todo el corazón y, con el mismo amor, amar y comprometernos con nuestros hermanos. Amén

 

 

27/01/2019-04:24
Isabel Orellana Vilches

San Enrique de Ossó y Cervelló, 27 de enero

«Estuvo influenciado por la espiritualidad de Teresa de Jesús. Se aprecia la huella de esta santa castellana en las obras que emprendió para contrarrestar la indiferencia religiosa. Hizo vida el lema: todo por Jesús y por su gloria»

Hoy festividad de santa Ángela de Merici celebramos también la vida de este santo. Era natural de Vinebre, Tarragona, España, donde nació el 16 de octubre de 1840. Su madre, que fue la que deseó verlo sacerdote, no pudo cumplir su sueño; murió, víctima del cólera, cuando Enrique era adolescente. El padre consideraba que, dada su inteligencia y otras cualidades, debía dedicarse al comercio, como Jaime, el primogénito, pero no se opuso a que ingresara en el seminario de Tortosa. Creció prendado de las vidas de santos que su progenitor le narraba cuando ambos paseaban por la rivera del río.

Había confiado a su madre que quería ser maestro, pero el sacerdocio de algún modo ya entraba en sus planes; estaba muy vinculado a la parroquia desde la infancia. Siendo adolescente, y mientras un tío suyo le enseñaba el arte del comercio en una localidad zaragozana, estuvo a punto de morir. Tanto es así que su primera comunión por fuerza tuvo que vincularse a la unción de enfermos, sacramentos que recibió a la par. Entonces curó tan repentinamente que atribuyeron el hecho a la Virgen del Pilar. Luego María, bajo la advocación de Montserrat, le concedió muchos favores.

Al perder a su madre, lleno de desconsuelo revivió su más ferviente anhelo, y se encaminó hacia el sacerdocio. Su hermano Jaime, emulando ese deseo maternal, también le animó en el empeño y se ofreció para ayudarle. Pero Enrique ya tenía sobradamente tomada la decisión. De hecho, no había dudado en dejar el trabajo que tenía en Reus, sin conocimiento de su familia, buscando el bien de su espíritu en Montserrat, y huyendo de un ambiente que no se correspondía con sus ideales. En la carta que envió a su padre no dejaba duda respecto a la autenticidad de su resolución: «Mi ausencia le causará tristeza, padre; pero es la gloria de Dios lo que me motiva. Su dolor se transformará en gozo si recuerda que pronto nos encontraremos en el cielo... Dé mi ropa y otras pertenencias a los pobres... la vida es corta y las riquezas no sirven de nada si no las usamos bien».Ese espíritu de pobreza, unido a la confianza ilimitada en la divina Providencia, le acompañó siempre.Fue ordenado en 1867, y a continuación comenzó a impartir clases de matemáticas y de física en el seminario de Tortosa, sin descuidar la catequesis, que fue una de las líneas predilectas de su acción pastoral. De hecho, organizó una escuela de catecismo en varias parroquias de Tortosa, y redactó la «Guía práctica» para los catequistas.

Los conflictos políticos, con ínfulas liberales y anticatólicas, le obligaron a recluirse con los seminaristas en el palacio episcopal así como en diversos domicilios. De ese modo pudo seguir formándoles. En 1870 creó la «Asociación de congregantes de la Purísima Concepción» pensando en los jóvenes. Desde 1871 llevó a cabo una importante labor de difusión de la doctrina de pontífices como Pío IX y León XIII. Era un gran devoto de santa Teresa de Jesús. De ella había extraído esta consigna: «Que perezca el mundo antes que ofender a Dios, porque debo más a Dios que a nadie»,de la que se apropió cuando se preparaba para el sacerdocio. Mantenía vivas las hondas convicciones de la santa: «Sólo Dios basta».«Quien a Dios tiene, nada le falta». Oración e imitación de Jesús eran las claves de su acontecer, líneas maestras del plan que se trazó entonces y que no dejó de cumplir después.

En 1872 puso en marcha la publicación de una revista teresiana, que tuvo difusión internacional. Aunque la revolución seguía en su apogeo, impulsó entre las jóvenes una «Congregación mariana» para campesinos, seguida de la Asociación de «Hijas de María Inmaculada y Santa Teresa de Jesús». Ésta y el «Rebañito del Niño Jesús», que fundó en 1876, nacieron con la finalidad de contrarrestar la indiferencia religiosa que había calado entre las gentes: «Ser cristianos, auténticos cristianos en el propio ambiente».

En 1874 había publicado su obra «El cuarto de hora de oración», un libro aclamado, reeditado en numerosas ocasiones y traducido a diversos idiomas. Pero fue en 1876 cuando fundó en Tarragona, junto a Teresa Blanch, la Compañía de Santa Teresa de Jesús. Su objetivo: «Extender el reinado del conocimiento y amor a Jesucristo por todo el mundo por medio de los apostolados de la oración, enseñanza y sacrificio». La iniciaron ocho mujeres dedicadas a la docencia, y no tardaron en ver reconocida su labor por las autoridades académicas. Enrique decía: «Educar a un niño es educar a un hombre, y educar a una mujer, es educar una familia».Unos años más tarde fundó la «Hermandad Josefina», integrada por hombres. Junto a esta intensa labor apostólica dejó escritas, entre otras, las «Siete Moradas en el Corazón de Jesús», redactadas en Roma durante los meses de abril a agosto de 1894.

Fue un gran sacerdote, cercano, abnegado y lleno de fe, un hombre de oración, fidelísimo a la cátedra de Pedro, devoto de Jesús y de María, un valiente y fervoroso apóstol que no cesó de predicar el Evangelio por todos los medios posibles. La última etapa de su vida fue dolorosa. Le persiguieron las contrariedades y la incomprensión por parte de superiores y personas cercanas. Jamás se le vio quejarse. A estas pruebas se unieron sus enfermedades. Había dicho: «Pensar, sentir, amar como Cristo Jesús». « Sí, Jesús mío, todo por ti y todo por tu gloria, en vida, en muerte y por toda la eternidad».

Buscando la soledad para dedicarse por completo a la oración, estuvo un tiempo con los carmelitas de Castellón y, finalmente, en el convento de los franciscanos de Gilet (Valencia). Su entrega había sido ilimitada, como la de todos los auténticos seguidores de Cristo. Y hallándose en este convento, el 27 de enero de 1896 su fatigado organismo se desplomó; el corazón no le respondía. Apenas si tuvo tiempo de pedir auxilio a los religiosos. En pocas horas murió. Fue beatificado el 14 de octubre de 1979 por Juan Pablo II, y canonizado por este mismo pontífice el 16 de junio de 1993.