Servicio diario - 05 de febrero de 2019


 

Francisco en el vuelo de Abu Dhabi a Roma: "Encontré buena voluntad para iniciar un proceso de paz en Yemen"
Deborah Castellano Lubov

Misa del Papa en Abu Dhabi: Para entender las bienaventuranzas, "miremos como vivió Jesús"
Rosa Die Alcolea

Emiratos Árabes Unidos: El Papa confirma en la fe a más de 120.000 católicos
Rosa Die Alcolea

El Papa y el Gran Imán de Al-Azhar reafirman que "la vida debe salvaguardarse siempre"
Rosa Die Alcolea

Abu Dhabi: Francisco se encuentra con la comunidad católica en la Catedral de San José
Rosa Die Alcolea

Abu Dhabi: Francisco concluye su viaje apostólico a los Emiratos Árabes Unidos
Redacción

San Felipe de las Casas, 6 de febrero
Isabel Orellana Vilches

Padre Antonio Rivero: "¿A qué te ha llamado a ti el Señor?"
Antonio Rivero


 

 

 

05/02/2019-18:53
Deborah Castellano Lubov

Francisco en el vuelo de Abu Dhabi a Roma: "Encontré buena voluntad para iniciar un proceso de paz en Yemen"

(ZENIT — 5 feb. 2019).- El Papa Francisco ha señalado que durante su viaje histórico a los Emiratos Árabes Unidos, encontró buena voluntad para iniciar un proceso de paz en Yemen.

Hizo este potente anuncio durante la conferencia de prensa en el vuelo que regresaba de la capital de los Emiratos Árabes Unidos, Abu Dhabi, a Roma, marcando su 27a visita apostólica en el extranjero y la 41a nación que ha visitado, cuando le preguntaron si creía que sus advertencias sobre el sufrimiento y el derramamiento de sangre en el país árabe han tenido un impacto.

La corresponsal principal de Zenit en el Vaticano, Deborah Castellano Lubov, ha estado cubriendo el viaje histórico de Francisco en el vuelo papal, la primera vez que un Papa visitó la Península Arábiga, y la primera vez que se ha celebrado la Misa en un lugar público en el país islámico.

 

`Año de la Tolerancia'

Los Emiratos Árabes Unidos han sido vistos por muchos como un modelo de coexistencia pacífica entre religiones y culturas, a pesar de las limitaciones. Han proclamado 2019 como el 'Año de la Tolerancia', han instituido un Ministerio de Tolerancia, han cambiado el nombre a la Gran Mezquita para llamarse Gran Mezquita "María, Madre de Jesús", y así sucesivamente.

"Las pocas parroquias católicas a lo largo de los Emiratos son prósperas y vitales", le contaron a Deborah Lubov en sus entrevistas exclusivas con el Vicario Apostólico de Arabia Saudí, el Obispo Paul Hinder, y con la religiosa jordana Madeleine Dababneh, de las Hermanas del Rosario, quién es pionera en la educación católica allí y ha estado viviendo en los Emiratos Árabes Unidos, así como con los fieles que habló en el país.

La Iglesia católica en los Emiratos Árabes Unidos representa casi el 10 por ciento de la población, con unos 900.000, y todos son extranjeros que han venido a los EAU por trabajo, principalmente de la India y Filipinas.

Durante esta visita del 3 al 5 de febrero, el Papa Francisco y el Gran Imán de Al Azhar firmaron una declaración conjunta sobre la Fraternidad Humana, pidiendo a todas las partes interesadas que promuevan la libertad religiosa, protejan los lugares de culto y ofrezcan la ciudadanía, incluso a las minorías religiosas.

 

Condena a toda forma de terrorismo

Al responder a las preguntas sobre la declaración sobre 'Fraternidad humana' firmada entre Francisco y el Gran Imán de Al-Azhar, el Santo Padre subrayó que condena toda forma de terrorismo.

Al preguntarle cómo se aplicaría, dijo: "El documento ha sido preparado a través de mucha reflexión y oración. Tanto el Gran Imán como yo... rezamos mucho. Para elaborar este documento".

"Porque", enfatizó, "solo hay un gran peligro en este momento: la destrucción, la guerra, el odio entre nosotros, y nosotros los creyentes no somos capaces de darnos la mano y abrazarnos, entonces nuestra fe será derrotada. Este documento nace de la fe en Dios, que es padre de todos, el padre de la paz. Y condena toda destrucción, todo terrorismo".

El documento, explicó en respuesta a una pregunta relacionada, se hizo en el espíritu del Concilio Vaticano II. "Antes de tomar la decisión, deseaba que algunos teólogos dijeran que era aceptable, incluido el teólogo oficial de la casa papal, un dominico, para asegurarse de que era correcto. "Aprobó" y lo firmamos, dijo Francisco.

 

Yemen

Durante el discurso del Papa en el Encuentro Interreligioso Internacional sobre Fraternidad Humana, elogió el modelo de convivencia y tolerancia que encontró en los Emiratos Árabes Unidos, pero también hizo referencia al sufrimiento en Yemen, de quien los Emiratos Árabes Unidos han sido aliados de Arabia Saudí en una coalición militar en la Guerra Civil que se ha estado librando durante cuatro años contra Irán.

Según las estadísticas de la ONU, el humanitario ha dejado a casi 10 millones de personas hambrientas, incluidos muchos niños.

Cuando los periodistas a bordo del vuelo preguntaron sobre el apoyo de los Emiratos Árabes Unidos en la guerra contra los rebeldes en Yemen, Francisco expresó que "encontró buena voluntad para iniciar un proceso de paz".

Consultado sobre los informes recientes de abusos sexuales contra monjas por parte del clero, el Papa admitió que "es un problema" y que "se debe hacer más" para prevenirlo. También elogió a su predecesor, Benedicto XVI, quien hizo grandes esfuerzos personales para contrarrestar este problema.

 

Carta de Maduro al Papa

Dado que ayer, los periodistas, incluido Zenit, hablaron con el Secretario de Estado del Vaticano, el Cardenal Pietro Parolin, quien fue Nuncio Apostólico en Venezuela, y al preguntar si el Papa recibió una carta de Maduro de Venezuela solicitando la mediación, el Cardenal Parolin lo confirmó hoy.

El Papa ha aclarado que recibió una carta del presidente de Venezuela antes de partir hacia Abu Dhabi, pero aún no ha tenido la oportunidad de leerla.

"Abriré la carta. Veré qué se puede hacer, pero las condiciones iniciales son que ambas partes deben pedirlo" —subrayó Francisco— señalando que es lo mismo cuando ambas partes van al sacerdote, porque hay un problema entre el esposo y la esposa. "¿Viene uno o no viene? Alguien lo quiere o no lo quiere? Siempre debe ser solicitado o solicitado por ambas partes", dijo.

 

La niña que corrió al papamóvil

Cuando un periodista local le preguntó acerca de la niña que sorprendentemente corrió al papamóvil durante la Misa histórica de hoy, admitió que aún no ha tenido tiempo de revisar sus cartas, pero dio su impresión: "Ella fue valiente. Yo dije: `no, dejadla venir'. Esa chica tiene un futuro. Me atrevo a decir: "¡pobre marido!" Ella era valiente, me gustó... se necesita coraje para hacer eso... luego otra chica la siguió".

 

Valentina Alazraki

Al final de la conferencia de prensa aerotransportada, el Papa Francisco felicitó a la periodista mexicana, Valentina Alazraki Crastich, a bordo en el avión, por su 150° vuelo papal. La tripulación trajo un pastel y el Papa dijo (en tono de broma): "Me dijeron que celebramos el 150 cumpleaños de Valentina (risas)... No la veo momificada... Es una mujer con raíces muy interesantes. Si ella se hace un examen de sangre, el hematólogo se sorprendería".

El Papa Francisco concluyó, diciéndole a los periodistas presentes que oraran por él. "Lo necesito", dijo.

Este artículo está siendo actualizado continuamente por la principal corresponsal de Zenit en el Vaticano, Deborah Castellano Lubov, viajando en el vuelo papal.

 

 

05/02/2019-08:08
Rosa Die Alcolea

Misa del Papa en Abu Dhabi: Para entender las bienaventuranzas, "miremos como vivió Jesús"

(ZENIT — 5 febrero 2019).- "Miremos cómo vivió Jesús", ha exhortado el Papa Francisco en la Misa celebrada en los Emiratos Árabes. "Pobre de cosas y rico de amor, devolvió la salud a muchas vidas, pero no se ahorró la suya. Vino para servir y no para ser servido; nos enseñó que no es grande quien tiene, sino quien da".

“Queridos hermanos y hermanas, en la alegría de encontrarles, esta es la palabra que he venido a decirles: bienaventurados”: Son palabras de aliento del Papa Francisco a los católicos que viven en los Emiratos Árabes Unidos –unos 900.000–, pronunciadas en la homilía de la Misa celebrada en estadio de Zayed Sport City, en Abu Dhabi, el martes a las 10:30 horas (7:30 horas en Roma).

“No serás bienaventurado, sino que eres bienaventurado: esa es la primera realidad de la vida cristiana”, ha expresado el Pontífice. “No consiste en un elenco de prescripciones exteriores para cumplir o en un complejo conjunto de doctrinas que hay que conocer. Ante todo, no es esto; es sentirse, en Jesús, hijos amados del Padre”.

Se calcula que han participado en la Santa Misa más de 130.000 personas –datos ofrecidos por Vatican News— entre ellos 4.000 musulmanes y católicos de más de 100 nacionalidades diferentes. Entre ellas, las más numerosas son las de Venezuela, Corea, India o Filipinas.

 

“Miremos como vivió Jesús”

El Santo Padre ha exhortado a “mirar a Jesús”, lo único necesario para vivir las Bienaventuranzas, ha asegurado. “No se necesitan gestos espectaculares”, ha explicado Francisco, “miremos a Jesús: no dejó nada escrito, no construyó nada imponente. Nos ha pedido que llevemos a cabo una sola obra de arte, al alcance de todos: la de nuestra vida”.

“Miremos como vivió Jesús”, ha reiterado el Pontífice. “Vino para servir y no para ser servido; nos enseñó que no es grande quien tiene, sino quien da”. “Las Bienaventuranzas no son para súper-hombres, sino para quien afronta los desafíos y las pruebas de cada día”, ha anotado.

Ahora bien, vivir como bienaventurados y seguir el camino de Jesús “no significa estar siempre contentos”, ha añadido el Papa. “Quien está afligido, quien sufre injusticias, quien se entrega para ser artífice de la paz sabe lo que significa sufrir”.

 

Coro de variedad de naciones

“Son un coro compuesto por una variedad de naciones, lenguas y ritos; una diversidad que el Espíritu Santo ama y quiere armonizar cada vez más, para hacer una sinfonía. Esta alegre sinfonía de la fe es un testimonio que dan a todos y que construye la Iglesia”, les ha dicho el Papa Francisco.

“Todos juntos, pidamos hoy en este lugar, la gracia de redescubrir la belleza de seguir a Jesús, de imitarlo, de no buscar más que a él y a su amor humilde”.

Así, el Santo Padre ha narrado una anécdota que le impresionó: “Me ha impactado lo que Mons. Hinder dijo una vez, que no solo él se siente su Pastor, sino que vosotros, con vuestro ejemplo, sois a menudo pastores para él”. “Gracias por esto”, ha expresado.

“Pido para vosotros la gracia de conservar la paz, la unidad, de hacerse cargo los unos de los otros, con esa hermosa fraternidad que hace que no haya cristianos de primera y de segunda clase”, ha dicho Francisco a la heterogénea comunidad católica de Emiratos Árabes, compuesta por indios, pakistaníes, filipinos, coreanos, venezonalos, africanos, y otras nacionalidades.

Publicamos a continuación la homilía y el saludo final que pronuncia el Papa durante la misa:

***

 

Homilía del Papa Francisco

Bienaventurados: es la palabra con la que Jesús comienza su predicación en el Evangelio de Mateo. Y es el estribillo que él repite hoy, casi como queriendo fijar en nuestro corazón, ante todo, un mensaje fundamental: si estás con Jesús; si amas escuchar su palabra como los discípulos de entonces; si buscas vivirla cada día, eres bienaventurado. No serás bienaventurado, sino que eres bienaventurado: esa es la primera realidad de la vida cristiana. No consiste en un elenco de prescripciones exteriores para cumplir o en un complejo conjunto de doctrinas que hay que conocer. Ante todo, no es esto; es sentirse, en Jesús, hijos amados del Padre. Es vivir la alegría de esta bienaventuranza, es entender la vida como una historia de amor, la historia del amor fiel de Dios que nunca nos abandona y quiere vivir siempre en comunión con nosotros. Este es el motivo de nuestra alegría, de una alegría que ninguna persona en el mundo y ninguna circunstancia de la vida nos puede quitar. Es una alegría que da paz incluso en el dolor, que ya desde ahora nos hace pregustar esa felicidad que nos aguarda para siempre. Queridos hermanos y hermanas, en la alegría de encontrarles, esta es la palabra que he venido a decirles: bienaventurados.

Ahora bien, Jesús llama bienaventurados a sus discípulos, sin embargo, llaman la atención los motivos de las diversas bienaventuranzas. En ellas vemos una transformación total en el modo de pensar habitual, que considera bienaventurados a los ricos, los poderosos, los que tienen éxito y son aclamados por las multitudes. Para Jesús, en cambio, son bienaventurados los pobres, los mansos, los que se mantienen justos aun corriendo el riesgo de ser ridiculizados, los perseguidos. ¿Quién tiene razón, Jesús o el mundo? Para entenderlo, miremos cómo vivió Jesús: pobre de cosas y rico de amor, devolvió la salud a muchas vidas, pero no se ahorró la suya. Vino para servir y no para ser servido; nos enseñó que no es grande quien tiene, sino quien da. Fue justo y dócil, no opuso resistencia y se dejó condenar injustamente. De este modo, Jesús trajo al mundo el amor de Dios. Solo así derrotó a la muerte, al pecado, al miedo y a la misma mundanidad, solo con la fuerza del amor divino. Todos juntos, pidamos hoy en este lugar, la gracia de redescubrir la belleza de seguir a Jesús, de imitarlo, de no buscar más que a él y a su amor humilde. Porque el sentido de la vida en la tierra está aquí, en la comunión con él y en el amor por los otros. ¿Creen en esto?

He venido también a darles las gracias por el modo como vivís el Evangelio que hemos escuchado. Se dice que entre el Evangelio escrito y el que se vive existe la misma diferencia que entre la música escrita y la interpretada. Ustedes aquí conocéis la melodía del Evangelio y viven el entusiasmo de su ritmo. Son un coro compuesto por una variedad de naciones, lenguas y ritos; una diversidad que el Espíritu Santo ama y quiere armonizar cada vez más, para hacer una sinfonía. Esta alegre sinfonía de la fe es un testimonio que dan a todos y que construye la Iglesia. Me ha impactado lo que Mons. Hinder dijo una vez, que no solo él se siente su Pastor, sino que ustedes, con su ejemplo, son a menudo pastores para él. Gracias por esto.

Ahora bien, vivir como bienaventurados y seguir el camino de Jesús no significa estar siempre contentos. Quien está afligido, quien sufre injusticias, quien se entrega para ser artífice de la paz sabe lo que significa sufrir. Ciertamente, para ustedes no es fácil vivir lejos de casa y quizá sentir la ausencia de las personas más queridas y la incertidumbre por el futuro. Pero el Señor es fiel y no abandona a los suyos. Nos puede ayudar un episodio de la vida de san Antonio abad, el gran fundador del monacato en el desierto. Él había dejado todo por el Señor y se encontraba en el desierto. Allí, durante un largo tiempo, sufrió una dura lucha espiritual que no le daba tregua, asaltado por dudas y oscuridades, tentado incluso de ceder a la nostalgia y a las cosas de la vida pasada. Después de tanto tormento, el Señor lo consoló y san Antonio le preguntó: «¿Dónde estabas? ¿Por qué no apareciste antes para detener los sufrimientos?». Entonces percibió con claridad la respuesta de Jesús: «Antonio, yo estaba aquí» (S. ATANASIO, Vida de Antonio, 10). El Señor está cerca. Frente a una prueba o a un período difícil, podemos pensar que estamos solos, incluso después de estar tanto tiempo con el Señor. Pero en esos momentos, aun si no interviene rápidamente, él camina a nuestro lado y, si seguimos adelante, abrirá una senda nueva. Porque el Señor es especialista en hacer nuevas las cosas, y sabe abrir caminos en el desierto (cf. Is 43,19).

Queridos hermanos y hermanas: Quisiera decirles también que para vivir las Bienaventuranzas no se necesitan gestos espectaculares. Miremos a Jesús: no dejó nada escrito, no construyó nada imponente. Y cuando nos dijo cómo hemos de vivir no nos ha pedido que levantemos grandes obras o que nos destaquemos realizando hazañas extraordinarias. Nos ha pedido que llevemos a cabo una sola obra de arte, al alcance de todos: la de nuestra vida. Las Bienaventuranzas son una ruta de vida: no nos exigen acciones sobrehumanas, sino que imitemos a Jesús cada día. Invitan a tener limpio el corazón, a practicar la mansedumbre y la justicia a pesar de todo, a ser misericordiosos con todos, a vivir la aflicción unidos a Dios. Es la santidad de la vida cotidiana, que no tiene necesidad de milagros ni de signos extraordinarios. Las Bienaventuranzas no son para súper-hombres, sino para quien afronta los desafíos y las pruebas de cada día. Quien las vive al modo de Jesús purifica el mundo. Es como un árbol que, aun en la tierra árida, absorbe cada día el aire contaminado y devuelve oxígeno. Les deseo que estén así, arraigados en Jesús y dispuestos a hacer el bien a todo el que está cerca de vosotros. Que sus comunidades sean oasis de paz.

Por último, quisiera detenerme brevemente en dos Bienaventuranzas. La primera: «Bienaventurados los mansos» (Mt 5,4). No es bienaventurado quien agrede o somete, sino quien tiene la actitud de Jesús que nos ha salvado: manso, incluso ante sus acusadores. Me gusta citar a san Francisco, cuando da instrucciones a sus hermanos sobre el modo como han de presentarse ante los sarracenos y los no cristianos. Escribe: «No entablen litigios ni contiendas, sino que estén sometidos a toda humana criatura por Dios y confiesen que son cristianos» (Regla no bulada, XVI). No entablen litigios ni contiendas: en ese tiempo, mientras tantos marchaban revestidos de pesadas armaduras, san Francisco recordó que el cristiano va armado solo de su fe humilde y su amor concreto. Es importante la mansedumbre: si vivimos en el mundo al modo de Dios, nos convertiremos en canales de su presencia; de lo contrario, no daremos frutos.

La segunda Bienaventuranza: «Bienaventurados los que trabajan por la paz» (v. 9). El cristiano promueve la paz, comenzando por la comunidad en la que vive. En el libro del Apocalipsis, hay una comunidad a la que Jesús se dirige, la de Filadelfia, que creo se parece a la de ustedes. Es una Iglesia a la que el Señor, a diferencia de casi todas las demás, no le reprocha nada. En efecto, ella ha conservado la palabra de Jesús, sin renegar de su nombre, y ha perseverado, es decir que, a pesar de las dificultades, ha seguido adelante. Y hay un aspecto importante: el nombre Filadelfia significa amor entre hermanos. El amor fraterno. Una Iglesia que persevera en la palabra de Jesús y en el amor fraterno es agradable a Dios y da fruto. Pido para vosotros la gracia de conservar la paz, la unidad, de hacerse cargo los unos de los otros, con esa hermosa fraternidad que hace que no haya cristianos de primera y de segunda clase.

Jesús, que les llama bienaventurados, les da la gracia de seguir siempre adelante sin desanimaros, creciendo en el amor mutuo y en el amor a todos (cf. 1 Ts 3,12).

© Librería Editorial Vaticano

 

 

 

05/02/2019-08:24
Rosa Die Alcolea

Emiratos Árabes Unidos: El Papa confirma en la fe a más de 120.000 católicos

(ZENIT – 5 febrero 2019).- El Papa Francisco ha confirmado en la fe –uno de los principales motivos de este viaje apostólico a Abu Dhabi– a más de 120.000 católicos residentes en los Emiratos Árabes Unidos, de 100 nacionalidades diferentes, con la celebración de la Santa Misa, este martes, 5 de febrero de 2019, en la Ciudad Deportiva de Zayed.

Después de visitar la Catedral de San José en Abu Dhabi, el Pontífice ha llegado al estadio sobre las 10 horas (7 horas en Roma) donde le esperaban más de 130.000 personas, entre ellas 4.000 musulmanas.

Después del recorrido en el popamóvil entre los fieles, a las 10.30 hora local (7.30 a.m. en Roma), el Papa ha celebrado la misa “Por la paz y la justicia” [en inglés y en latín]. Después de la proclamación del Evangelio, pronuncia la homilía.

Al final de la celebración eucarística, Mons. Paul Hinder, O.F.M. Cap., obispo de Macon y vicario apostólico del sur de Arabia, ha ofrecido al Santo Padres unas palabras de agradecimiento, así como el Papa ha agradecido la presencia de todos, y ha dado la bendición final. Después, el Pontífice ha abandonado la ciudad deportiva de Zayed y se ha desplazado en automóvil al aeropuerto presidencial de Abu Dabi para la ceremonia de despedida de los Emiratos Árabes Unidos.

Las peticiones de la Santa Misa han sido leídas por 6 fieles en diferentes lenguas: coreano, Konkani (una de las lenguas que se hablan en la India), francés, tagalo (Filipinas), pakistaní, y malayalam (lengua que se habla en la India).

De los fieles católicos que residen en los Emiratos Árabes, la comunidad más numerosa es la venezonala, debido al gran número de personas que emigraron a los Emiratos para trabajar en el petróleo, en la época de Chavez.

La plegaria eucarísitica se ha iniciado con las ofrendas, presentadas por un matrimonio al Pontífice.

 

 

 

05/02/2019-12:26
Rosa Die Alcolea

El Papa y el Gran Imán de Al-Azhar reafirman que "la vida debe salvaguardarse siempre"

(ZENIT — 5 feb. 2019).- El documento "Fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común", firmado por el Papa y el Gran Imán de Al-Azhar, representa "un paso de gran importancia en el diálogo entre cristianos y musulmanes" y un "poderoso signo de paz y esperanza" para el futuro de la humanidad, declaró Alessandro Gisotti, Director ad interim de la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

El Documento es un llamamiento acuciante para "responder con el bien al mal", para "fortalecer el diálogo interreligioso" y "promover el respeto mutuo", para "bloquear el camino a aquellos que soplan sobre el fuego del choque de civilizaciones", apuntó.

En Abu Dabi, Francisco y Al-Tayyib han indicado juntos un camino de paz y reconciliación que pueden recorrer todos los hombres de buena voluntad, no solo los cristianos y los musulmanes.

El Documento es "valiente y profético" porque "enfrenta, llamándolos por nombre, los temas más urgentes de nuestro tiempo sobre los cuales los que creen en Dios están llamados a interpelar sus conciencias y a asumir con confianza y decisión su responsabilidad de dar vida a un mundo más justo y solidario".

 

Nombre de Dios

"Con palabras inequívocas", el Papa y el Gran Imán advierten de que "nadie está autorizado a instrumentalizar el nombre de Dios para justificar la guerra, el terrorismo y cualquier otra forma de violencia". Y reafirman que "la vida debe salvaguardarse siempre, al igual que los derechos de las mujeres deben ser plenamente reconocidos, rechazando cualquier práctica discriminatoria contra ellas".

Frente a una humanidad herida por tantas divisiones y fanatismos ideológicos, el Pontífice y el Gran Imán de Al-Azhar muestran que promover la cultura del encuentro no es una utopía, sino la condición necesaria para vivir en paz y dejar a las generaciones futuras un mundo mejor que aquel en que vivimos.

 

 

05/02/2019-16:09
Rosa Die Alcolea

Abu Dhabi: Francisco se encuentra con la comunidad católica en la Catedral de San José

(ZENIT – 5 feb. 2019).- Esta mañana, martes, 5 de febrero de 2019, el Papa Francisco ha visitado en privado la Catedral de San José, una de las dos iglesias católicas de Abu Dabi.

Antes de dejar su residencia, el Santo Padre Francisco saludó, además del personal del Al Mushrif Palace, al nuncio apostólico en los Emiratos Árabes Unidos y delegado apostólico de la Península Arábiga, S.E. Mons. Francisco Montecillo Padilla, con sus familiares y un grupo de frailes capuchinos y sacerdotes del Vicariato, acompañados por S.E. Mons. Paul Hinder, O.F.M. Cap., vicario apostólico de Arabia del Sur.

A su llegada, el Papa fue recibido por el vicario apostólico de Arabia del Sur, por el vicario general y el párroco.

Luego, mientras se entonaba un canto, el Papa Francisco entró en procesión en la catedral, dentro de la cual había una representación de la comunidad católica compuesta por unos trescientos fieles. Mons. Hinder presentó al Papa la comunidad de fieles presentes y el Santo Padre, dirigiéndose a ellos con un breve saludo, dijo que para él era una gran alegría visitar las iglesias jóvenes como la de los Emiratos y agradeció a los fieles su testimonio.

Después de haber depositado en el altar un ramo de flores que le dio una familia y tras un breve momento de meditación, el Papa Francisco bendijo a los presentes y se trasladó en automóvil a la Zayed Sports City para la celebración de la santa misa.

 

 

05/02/2019-16:54
Redacción

Abu Dhabi: Francisco concluye su viaje apostólico a los Emiratos Árabes Unidos

(ZENIT – 5 feb. 2019).- A las 12:50, hora local (9:50 horas en Roma), el Santo Padre Francisco llegó al aeropuerto presidencial de Abu Dabi, donde tuvo lugar la ceremonia de despedida de los Emiratos Árabes Unidos.

A su llegada, el Papa fue recibido por el Príncipe Hereditario, Su Alteza el Jeque Mohammed bin Zayed Al Nahyan.

Las delegaciones del Vaticano y de los Emiratos Árabes saludaron al Papa Francisco y al Príncipe Heredero, antes de que el Pontífice subiera por su propio pie a bordo de un avión Eldiad B787 para regresar a Italia.

La delegación papal que lo ha acompañado en este viaje ha estado formada por el cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin, el Prefecto de la Congregación para las Iglesias orientales, el cardenal Leonardo Sandri, el Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, el cardenal Fernando Filoni, el Sustituto de la Secretaría de Estado, Mons. Edgar Peña Parra, el Secretario del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, Mons. Miguel Ángel Ayuso Guixot.

El avión con a bordo el Santo Padre a su regreso del viaje apostólico a los Emiratos Árabes Unidos despegó de Abu Dhabi a las 13:13 hora local (10:23 horas en Roma). La llegada al aeropuerto de Roma-Ciampino está prevista para las 17 horas.

***

 

Telegrama al Presidente de los Emiratos Árabes Unidos

Inmediatamente después de la salida en avión de Abu Dabi, el Santo Padre Francisco ha enviado a Su Alteza el Jeque Khalifa bin Zayed Al-Nahyan, Presidente de los Emiratos Árabes Unidos, el siguiente mensaje telegráfico:

A su Alteza el Jefe Jalifa Bin Zayed Al-Nahyan,
Presidente de los Emiratos Árabes Unidos
Abu Dhabi

En el momento de dejar los Emiratos Árabes Unidos, renuevo mi profundo aprecio a su Alteza, al gobierno y al pueblo de los Emiratos Árabes Unidos por su calurosa bienvenida y su generosa hospitalidad. Le aseguro de mis oraciones e invoco sobre todos las abundantes bendiciones divinas.

Franciscus PP.

 

 

05/02/2019-08:16
Isabel Orellana Vilches

San Felipe de las Casas, 6 de febrero

«Atendiendo a su carácter díscolo, cuando este patrón de México era niño, lo que menos pudieron imaginar en su entorno es que llegaría a los altares. Le costó mucho decidirse a seguir a Cristo. Luego fue un mártir de la fe»

Este primer mexicano canonizado tenía ascendencia española, castellana y andaluza por parte de padre y madre respectivamente. Nació en México el 1 de mayo de 1572 y en el bautismo le impusieron el mismo nombre con el que fue encumbrado a los altares. Fue el primogénito de una numerosa prole. Era un niño despierto e inquieto, rasgos que mantuvo siendo adulto aunque con diferentes matices.

La agitación infantil rubricada por travesuras debió tener tal impacto en su niñera que cuando ésta vio que ingresaba con los padres franciscanos de Puebla manifestó que sería santo cuando la higuera seca, que conservaban en el patio de la vivienda, rebrotase. Eso da idea de lo que debió pasar la pobre mujer para reconducirlo por la buena senda; además, estaría informada también de los gestos díscolos del chico en el colegio. Pero eran cosas de niños y ahí irían quedándose, sepultadas en un pasado que no tuvo mayor relevancia excepto quizá para perfilar una personalidad intrépida, dispuesta a una entrega plena, que tuvo por objeto central de su vida a Dios.

Bien es verdad que durante un tiempo persistió en su interior una etapa de búsqueda. De hecho, en el convento franciscano que tenía entonces entre sus integrantes al beato Sebastián de Aparicio, no se sintió encajado y volvió a casa de sus padres. Puede que entonces su nodriza, con cierta soma, le recordara eso de que no sería santo viendo persistir en él la inestabilidad que conocía.

Fracasado su primer intento de convertirse en religioso, Felipe eligió la profesión de platero que pronto constató tampoco le satisfacía, poniendo de relieve su carácter indómito y poco centrado que tuvo que ver en esta decisión. Su padre no le dejó vivir a su libre arbitrio sino que ejerció responsablemente su misión. Por eso, como tenía 18 años no dudó en señalarle nada menos que las islas Filipinas para que se buscase la vida, como hoy se diría.

La entrada en Manila, donde se afincó, fue como haber puesto una pica en Flandes. Encantado de lo que veía, se dispuso a insertarse de lleno en un mundo nuevo para él que venía cargado de intereses que nada tenían que ver con Dios. Y en medio de tanto ajetreo mundano, de nuevo la voz de Dios se abría paso en su corazón. No le cerró las puertas, y ahí radica su mérito porque pudo haber actuado como el joven rico y se hubiera desviado de la gloria que le aguardaba.

Una vez más los franciscanos fueron los elegidos para encauzar su vida religiosa —esta vez ya para siempre— emprendiendo un camino de perfección que terminó con su último aliento. Tomó el nombre de Felipe de Jesús, se ocupó de los enfermos, estudió y ¡cosas de la providencia!, en 1596, a punto de ser ordenado sacerdote, sus superiores determinaron que regresase a México. Allí tendría lugar la solemne ceremonia, rodeado de los suyos, siendo consagrado por el obispo, autoridad eclesiástica que no había en Manila. Con ese fin tomó el galeón san Felipe.

Las inclemencias meteorológicas fueron funestas en grado extremo al punto que el barco, enredado en un temible tifón, terminó en las costas japonesas. Tan larvado estaba dentro de sí el espíritu de ofrenda, que el religioso agradeció al cielo esta tempestad que le iba a permitir evangelizar ese país en el que san Francisco Javier había dejado antes su fecunda huella apostólica.

Al llegar a su destino postrero a finales de 1596 se encontró con una comunidad que, aún en medio de graves contratiempos, actuando en la clandestinidad e integrada hasta en su forma de vestir como el resto de la población, seguía transmitiendo la fe, sabiendo que con ello contravenía la consigna de gobernantes que habían decretado la expulsión de muchos misioneros y abatido sus iglesias.

El sueño apostólico de Felipe se truncó no mucho tiempo después de haber descendido del galeón. La excusa perfecta para la autoridad del lugar era incautar la nave que contenía considerables bienes. Era un robo en toda regla que se trató de justificar vertiendo en los religiosos la bilis de sus flaquezas. Los acusó de prosélitos y los consideró como una amenaza para el país.

Justamente a los franciscanos, que por su carisma siempre han sido portadores de paz y de bien, les atribuyeron afanes de conquista bélica, intenciones imposibles de sostener y aceptar por cualquiera que hubiera contemplado el rostro sereno de los religiosos.

Renovado el edicto en contra de ellos (aunque existía una excepción para los náufragos como Felipe, prebenda a la que renunció) casi una treintena de consagrados, españoles, portugueses, mexicanos y un coreano, además de los jesuitas japoneses Pablo Miki, Juan de Goto y Diego Kisai, cuyo martirio también se celebra hoy, fueron condenados a muerte, noticia que acogieron con gozo. El superior de los franciscanos prorrumpía en alabanzas: «Bendito sea Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo por hacernos esta merced de padecer con alegría por su amor».

El ardor misionero y pasión por el martirio se extendió entre los más pequeños de la comunidad cristiana. Los niños también querían entregar su vida por Cristo.

El 3 de enero de 1597 comenzaron en Meako los crueles preámbulos del martirio en inútil intento por amedrentar a los creyentes. Después, transportados en carretas y expuestos al escarnio de las gentes, los condujeron a la isla Kyushu, cuya colina fue mudo testigo de una masiva crucifixión que tuvo entre sus mártires a Felipe. A éste, en concreto, que se abrazó fuertemente a su cruz, le asfixiaba tanto el sedileque le aplicaron al cuello que prácticamente sofocó su victoriosa exclamación: «¡Jesús, Jesús, Jesús!», siendo rematado allí mismo con dos lanzas cruzadas.

Fue el primero de los ajusticiados el 5 de febrero de 1597 y, por tanto, pionero en atravesar el umbral de la gloria eterna conquistada por todos ellos. Cuenta la tradición que en ese mismo instante la higuera de su remoto hogar dio frutos. Fue beatificado por Urbano VIII el 14 de septiembre de 1627. Y canonizado por Pío IX el 8 de junio de 1862.

 

 

05/02/2019-15:44
Antonio Rivero

Padre Antonio Rivero: "¿A qué te ha llamado a ti el Señor?"

 

QUINTO DOMINGO TIEMPO COMÚN

Ciclo C

Textos: Is 6, 1-2a. 3-8; 1 Co 15, 1-11; Lc 5, 1-11

Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor en el Noviciado de la Legión de Cristo en Monterrey (México) y asistente del Centro Sacerdotal Logos en México y Centroamérica, para la formación de sacerdotes diocesanos.

Idea principal: La vocación, o sea, el llamado de Jesús a seguirle.

Síntesis del mensaje: Continuamos con el ministerio de Jesús en Galilea. Ahora, con la vocación de sus primeros discípulos, junto al lago de Tiberíades y la pronta respuesta de dos parejas de hermanos. Como preparación de esta escena leemos en la primera lectura la vocación profética de Isaías. Hoy se nos invita a reflexionar en el sentido de la vocación en la vida de todo cristiano.

 

Puntos de la idea principal:

En primer lugar, Dios a unos llama para la vida consagrada o sacerdotal. ¿Quién llama? Dios nuestro Señor y Padre. ¿A través de qué o de quiénes llama? A través de causas segundas: un sacerdote, un amigo, una lectura, un accidente, un retiro, una decepción. ¿A quién llama? A hombres y mujeres normales, con virtudes y defectos, pero que sienten en su corazón un llamado especial a dar la vida y energías a Dios mediante una especial consagración. ¿A qué llama? A consagrarse a Cristo en cuerpo y alma, ya sea como sacerdote, o monja, o religioso o consagrado laico. ¿Por qué llama?Porque Dios es libre y llama a quien quiere por amor y libertad; no se vio obligado a escogernos por ser buenos; ni tampoco nuestros pecados le impidieron de elegimos. ¿Para qué llama? Para estar con Él, intimar con Él, conocer los secretos de su corazón, y después para ir a predicar y llevar su nombre y su mensaje de salvación por todas las partes del mundo, echando las redes con todo el arte a derecha y a izquierda, adelante y atrás (evangelio). ¿Dónde llama? A unos llama en la parroquia, a otros en el colegio o universidad, a otros en un hospital, y quién sabe si también a través de sueños o después de haber caído en el pozo oscuro y lóbrego del pecado. ¿Cómo llama? Con gran respeto de nuestra libertad, pero con mucho amor y confianza; a veces con insistencia, otras, suavemente. ¿Qué pide?Dejar todo y seguirlo, confiados en Cristo que nos llama. ¿Qué ofrece? Aquí en la tierra, su amistad y compañía, su gracia y consuelo; y después, la vida eterna. ¿Cuál debería ser la respuesta de ese hombre y de esa mujer? La misma de los profetas, apóstoles y tantos hombres y mujeres de todos los siglos: "Aquí me tienes. ¿Qué quieres de mí? Mándame". ¿Por qué algunos y algunas dan negativas a Dios? Por el misterio de la libertad, porque les cuesta dejar todo, como le pasó a ese joven rico, por tanto, por apego a este mundo y a sus vanidades.

En segundo lugar, a otros Dios llama para la vida matrimonial. Ya escuchamos tantas reflexiones que los obispos pronunciaron durante el sínodo de la familia. El matrimonio es un don y regalo que Dios concede a unos hombres y mujeres para ser sacramento del amor de Cristo con su Iglesia, para ser signos del amor esponsal de Cristo con la Iglesia, para prolongar el amor fecundo de Dios en otros seres queridos, los hijos, traídos al banquete de la vida por amor y en el amor. En ese matrimonio no puede faltar nunca el vino del amor, como pasó en Caná; y cuando las tinajas amenacen por vaciarse, imploremos a María que interceda ante su Hijo por esos matrimonios tentados, en crisis, en desajustes y dificultades normales, provocados por alguno de los cónyuges y permitidos por Dios para que maduren en su entrega. En la vocación matrimonial también esposo y esposa e hijos están llamados a la santidad de vida, viviendo en la fidelidad y en la educación humana y cristiana de los hijos, a quienes Dios les encomendó. Por eso, urge reconquistar las prácticas de piedad en familia, como se dijo en el sínodo: misa dominical, oración antes de las comidas, el rezo del santo rosario. El mundo quiere ver hoy esas "iglesias domésticas" donde reina la unión, la armonía, el aprecio. Son ya antesalas del cielo. Y los hijos aprenderán el valor de la familia. Y como dice el padre Zezinho en su famosa canción: "...y que el hombre retrate la gracia de ser un papá. La mujer sea cielo, ternura, afecto y calor, y los hijos conozcan la fuerza que tiene el amor. Bendecid, oh Señor, las familias. Amén".

Finalmente, también hay un tercer grupo a quien Dios llama para una vida de solteros dedicados a una causa noble y digna, no por cobardía ni miedo a una vida matrimonial o consagrada. Es un hecho que Dios no quiere "solterones" —basta releer el libro del Génesis-, pero puede pedir a algunos la soltería para dedicarse a una misión específica que pide también la entrega de todo el ser y energías. Aquí no tratamos de quien tiene alguna discapacidad permitida por Dios; ya es bastante la cruz que lleva encima. Hablamos de los que están en su sano juicio y con buena salud. Hermoso es ver un hijo o una hija cuidando de su padre o de su madre enfermos. Edificante contemplar esa persona dedicada las 24 horas a esos prójimos que se encuentran en un hospital. O aquel maestro o maestra felices, abocados a la enseñanza de niños y niñas en escuelas del interior o en colegios de la ciudad. Mucho mérito tiene también quien se consagra a los ancianos en residencias o geriátricos. Todas estas son causas nobles y dignas que exigen la totalidad de la vida y fuerzas. Detrás de estas vocaciones se esconde la fuerza del amor, pues "si no tengo amor, nada soy".

Para reflexionar: ¿Ya descubrí la vocación de Dios en mi vida? ¿A qué espero para responderle con prontitud y amor? ¿Qué voy a perder si dejo todo y le sigo? ¿Qué voy a ganar? Meditemos estas palabras de santo Tomás: "A los que Dios elige para una misión, los dispone y prepara de suerte que resulten idóneos para desempeñar la misión para la que fueron elegido" (Suma Teológica, 3, q.27, a. 4c).

Para rezar: Entonemos la famosa canción de Cesáreo Garabain:

Señor, me has mirado a los ojos,
Sonriendo has dicho mi nombre.
En la arena he dejado mi barca:
Junto a Ti buscaré otro mar.

Para cualquier duda, pregunta o sugerencia, aquí tienen el email del padre Antonio, arivero@legionaries.org