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Protección Menores. Chile. Mons. Ramos: No más víctimas en la Iglesia

 

Es el compromiso que se asume el episcopado chileno, tras los escándalos que revolucionaron la Iglesia de este país del Suramérica. Entrevista

 

 

23 febrero 2019, 19:41 | Griselda Mutual – Ciudad del Vaticano


 

 

En uno de los países donde el vínculo Iglesia/clérigos e Iglesia/Pueblo de Dios parece haberse roto tras el escándalo de los abusos desatado por el caso Karadima, se está realizando un camino de rendición de cuentas y transparencia. Y en ese camino, necesitado también de conversión – tal fuese el exhorto del Papa Francisco en su Carta del 8 de abril de 2018 – el episcopado chileno tiene “la esperanza de poder comprometernos aún más en la lucha contra este verdadero flagelo”, tal como lo asegura el Secretario de la CECh interpelado en el marco del encuentro en Vaticano.

 

¿Cómo están viviendo este encuentro sobre protección de menores tras caso Karadima en Chile, los encuentros con Papa, etc?

R.- Hemos venido a este encuentro con mucha esperanza. Ha sido un acierto muy grande del Santo Padre convocar a los representantes de todas las conferencias episcopales del mundo, religiosos, religiosas y de otras circunscripciones eclesiásticas, para poder reflexionar en profundidad este tema que es muy importante y muy grave. Cuando se comete un abuso sexual a un menor de edad no sólo es pecado, no sólo es algo grave, sino que es un delito grave tanto del punto de vista canónico como de la legislación civil de cada uno de los países. Ha sido un gran acierto y venimos con la esperanza de poder comprometernos aún más en la lucha contra este verdadero flagelo.

 

¿Se puede recuperar la confianza del pueblo de Dios chileno y dar un impulso nuevo en la Iglesia en su país?

R.- Creo que en la medida que nuestros fieles vean que, por una parte, los que somos o tenemos algún rol de liderazgo en la Iglesia estamos decididamente involucrados en atacar este flagelo, primero recibiendo las denuncias, dando todo tipo de ayuda y la confianza a las víctimas de que sus testimonios son válidos, llevando adelante todos los procedimientos que se están estableciendo en la Iglesia para combatir este flagelo, invocando la sanciones que correspondan a estos grandes delitos, por una parte, ayudará a recuperar la confianza.

Por otra parte, tenemos que involucrar toda la Iglesia, no sólo los sacerdotes, obispos, religiosos/as, sino también los laicos para crear ambientes sanos y seguros en nuestras comunidades, que tengan particularmente la atención en que los menores de edad encuentren un espacio de protección, cuidado y que responda a sus necesidades.

 

¿Cómo piensan involucrar a los fieles?

R.- Se puede hacer mucho en este sentido. En cada una de las diócesis se están creando consejos y departamentos de protección de menores. Allí los laicos tienen un rol muy activo, tanto personal, como profesional, con psicólogos, abogados. También otras personas que ayudan en la pastoral de la Iglesia, que se han ido preparando para que en cada lugar, se cree un ambiente de protección a los menores. En este sentido en Chile hemos formado más de 25 mil agentes pastorales. Tenemos que seguir trabajando: es un trabajo capilar, de mucho detalle y esfuerzo que estamos llevando adelante y no vamos a cesar en él.

 

¿Cómo se ha sentido tras oír los testimonios de víctimas que han conmocionado a la Asamblea, ustedes que están en un proceso de escucha además de asunción de responsabilidad, rendición de cuentas, transparencia?

R.- Comenzamos el encuentro escuchando testimonios, todos muy impactantes, que ayudaron a poder, desde nuestra subjetividad, “escuchar” a las personas que han sufrido experiencias muy dolorosas y graves, y ponerlos en el centro de este encuentro. En las oraciones de la tarde hemos escuchado otros testimonios incluso más largos. Esto ha impactado mucho a la Asamblea, y nos convence que tenemos que estar más comprometidos en escuchar a las víctimas, creerles, acogerlas y colaborar en la medida de nuestras posibilidades en la reparación de su dolor, y para convencernos que tenemos que trabajar intensamente para que no haya más víctimas en la vida de la Iglesia.

 

¿Usted ha escuchado a las víctimas en Chile?

R.- Varias veces me encontrado con víctimas. Particularmente con ocasión de este encuentro, se nos pidió y me reuní con seis de ellas. Fueron encuentros largos en los que quedé muy impactado escuchando el testimonio del dolor que sufrieron (por el hecho ndr.), como aquel porque no se sintieron escuchados, porque se sintieron desacompañados. Todo esto nos permite abrir mucho más nuestros ojos, nuestra alma y nuestra comprensión, de que esto es un fenómeno espantoso y que tenemos que luchar todos para evitarlo.