Servicio diario - 05 de mayo de 2019


 

Bulgaria: "Dios llama, Dios sorprende, Dios ama"- Homilía del Papa
Larissa I. López

"No tengáis miedo de ser los santos que esta tierra necesita"- El Papa en Bulgaria
Larissa I. López

Bulgaria: El Papa se encuentra con el Patriarca Neófito y con el Santo Sínodo
Rosa Die Alcolea

Rezo del Regina Caeli en Bulgaria: "¡Él vive y te quiere vivo! Él está en ti"
Redacción

"Dios bendiga a Bulgaria y la conserve pacífica y acogedora" — Discurso del Papa
Larissa I. López

Bulgaria: El Papa reza frente a los santos Cirilo y Metodio
Larissa I. López

Bulgaria: Francisco se reúne con Rumen Radev, Presidente de la República
Rosa Die Alcolea

Bulgaria: Bienvenida al Papa Francisco en el aeropuerto
Larissa I. López

ENTREVISTA: Presidente de los obispos búlgaros, obispo Proykov de Sofía, sobre la visita del Papa a Bulgaria
Deborah Castellano Lubov

Beatificación de Conchita Cabrera en México: "Su fuerza espiritual, la oración"
Redacción

Macedonia del Norte: "Cultivando la cultura del encuentro y fraternidad en Europa y en todo el mundo"
Anita Bourdin

Bulgaria y Macedonia del Norte: Programa del viaje del Santo Padre
Rosa Die Alcolea

San Pedro Nolasco, 6 de mayo
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

05/05/2019-15:27
Larissa I. López

Bulgaria: "Dios llama, Dios sorprende, Dios ama"- Homilía del Papa

(ZENIT — 5 mayo 2019).- En la tarde de hoy, 5 de mayo de 2019, el Papa Francisco ha celebrado la Santa Misa en la plaza Knyaz Alexande de Sofía, Bulgaria.

Durante la homilía sobre el Evangelio según San Juan, el Pontífice se ha referido a tres certezas que marcan nuestra vida de discípulos: "Dios llama, Dios sorprende, Dios ama".

 

Dios llama

En el Evangelio se narra como Pedro y los apóstoles, después de ver morir a Jesús y de la promesa de su Resurrección, vuelven a su vida de antes. Pedro vuelve a coger las redes "a las que había renunciado por Jesús", dice el Papa y los demás le acompañan.

Según explica en Papa, las redes de Pedro, simbolizan en nuestra vida la tentación de la "nostalgia del pasado", de recobrar algo que se había abandonado anteriormente. "Frente a las experiencias de fracaso, dolor e incluso de que las cosas no resulten como se esperaban, siempre aparece una sutil y peligrosa tentación que invita a desanimarse y bajar los brazos". Esto es lo que el Papa denomina "la psicología del sepulcro que tiñe todo de resignación, haciendo que nos apeguemos a una tristeza dulzona que, como polilla, corroe toda esperanza".

No obstante, en esa situación de derrota de Pedro, Jesús vuelve a llamarlo. Lo mismo ocurre con nosotros: "El Señor no espera situaciones ni estados de ánimo ideales, los crea. No espera encontrarse con personas sin problemas, sin desilusiones, pecados o limitaciones", indicó el Papa. Y añadió que "Dios no se cansa de llamar y "Todas las mañanas, nos busca allí donde estamos y nos invita 'a alzarnos, a levantarnos de nuevo con su Palabra, a mirar hacia arriba y a creer que estamos hechos para el Cielo, no para la tierra; para las alturas de la vida' (...)".

Por último, el Papa indicó, remitiendo a la reciente homilía de Pascua (20 de abril), que cuando acogemos al Señor "subimos más alto, abrazamos nuestro futuro más hermoso, no como una posibilidad sino como una realidad".

 

Dios sorprende

Después, el Papa ha definido a Dios como "el señor de las sorpresas que no sólo invita a sorprenderse sino a realizar cosas sorprendentes". El Señor llama y cuando ve que los discípulos no han pescado nada, les hace una propuesta arriesgada: pescar de día, algo que no se solía hacer en el lago.

Con esta invitación, el Señor nos invita a ser audaces, "para superar la sospecha, la desconfianza y el temor que se esconden detrás del "siempre se hizo así". No hay que tener miedo porque, tal y como el Santo Padre indicó el pasado domingo de Resurrección, el Señor "en el pecado, él ve hijos que hay que elevar de nuevo; en la muerte, hermanos para resucitar; en la desolación, corazones para consolar. No tengas miedo, por tanto: el Señor ama tu vida, incluso cuando tienes miedo de mirarla y vivirla".

 

Dios ama

La certeza definitiva es consecuencia de las dos anteriores: "Dios llama, Dios sorprende porque Dios ama", explicó el Pontífice. Jesús invitó a Pedro y nos invita a nosotros con su pregunta "¿Me amas?". La respuesta de Pedro,"Tú conoces todo" (Jn 21,17), supone el reconocimiento humilde de su incapacidad y la confianza en el amor de Dios para superarse. Ya no confía en sí mismo, sino desde Jesús ("Tú").

Así, el Santo Padre nos estimula a renovar nuestra "fuerza" cada día porque Dios nos ama: "Ser cristiano es una invitación a confiar que el amor de Dios es más grande que toda limitación o pecado".

En este sentido, Francisco ha evidenciado que "Uno de los grandes dolores y obstáculos que experimentamos hoy, no nace tanto de comprender que Dios sea amor, sino de que hemos llegado a anunciarlo y testimoniarlo de tal manera que para muchos este no es su nombre".

 

No tengáis miedo

Finalmente, el Papa, citando a la exhortación Gaudete et exsultate, se dirigió al pueblo búlgaro diciendo: "No tengáis miedo de ser los santos que esta tierra necesita, una santidad que no os quitará fuerza, vida o alegría; sino más bien todo lo contrario, porque vosotros y los hijos de esta tierra llegaréis a ser lo que el Padre soñó cuando os creó. Llamados, sorprendidos y enviados por amor".

***

 

Homilía completa

Queridos hermanos y hermanas, Cristo ha resucitado. Es maravilloso el saludo con el que los cristianos de vuestro país comparten la alegría del Resucitado durante el tiempo pascual.

Todo el episodio que hemos escuchado, que se narra al final de los Evangelios, nos permite sumergirnos en esta alegría que el Señor nos envía a "contagiar, recordándonos tres realidades estupendas que marcan nuestra vida de discípulos: Dios llama, Dios sorprende, Dios ama.

Dios llama. Todo sucede en las orillas del lago de Galilea, allí donde Jesús había llamado a Pedro. Lo había llamado a dejar su oficio de pescador para convertirse en pescador de hombres (cf. Lc 5,4-11). Ahora, después de todo el camino recorrido, después de la experiencia de ver morir al Maestro y a pesar del anuncio de su resurrección, Pedro vuelve a la vida de antes: «Me voy a pescar», dice. Los otros discípulos no se quedan atrás: «Vamos también nosotros contigo» (Jn 21,3). Parece que dan un paso atrás; Pedro vuelve a tomar las redes, a las que había renunciado por Jesús. El peso del sufrimiento, de la desilusión, incluso de la traición se había convertido en una piedra difícil de remover en el corazón de los discípulos; heridos todavía bajo el peso del dolor y la culpa, la buena nueva de la Resurrección no había echado raíces en su corazón. El Señor sabe lo fuerte que es para nosotros la tentación de volver a las cosas de antes. En la Biblia, las redes de Pedro, como las cebollas de Egipto, son símbolo de la tentación de la nostalgia del pasado, de querer recuperar algo que se había querido dejar. Frente a las experiencias de fracaso, dolor e incluso de que las cosas no resulten como se esperaban, siempre aparece una sutil y peligrosa tentación que invita a desanimarse y bajar los brazos. Es la psicología del sepulcro que tiñe todo de resignación, haciendo que nos apeguemos a una tristeza dulzona que, como polilla, corroe toda esperanza. Así se gesta la mayor amenaza que puede arraigarse en el seno de una comunidad: el gris pragmatismo de la vida, en la que todo procede aparentemente con normalidad, pero en realidad la fe se va desgastando y degenerando en mezquindad (cf. Exhort. apost. Evangelii gaudium, 83).

Pero precisamente allí, en el fracaso de Pedro, llega Jesús, comienza de nuevo, con paciencia sale a su encuentro y le dice «Simón» (v. 15): era el nombre de la primera llamada. El Señor no espera situaciones ni estados de ánimo ideales, los crea. No espera encontrarse con personas sin problemas, sin desilusiones, pecados o limitaciones. Él mismo enfrentó el pecado y la desilusión para ir al encuentro de todo viviente e invitarlo a caminar. Hermanos, el Señor no se cansa de llamar. Es la fuerza del Amor que ha vencido todo pronóstico y sabe comenzar de nuevo. En Jesús, Dios busca dar siempre una posibilidad. Lo hace así también con nosotros: nos llama cada día a revivir nuestra historia de amor con Él, a volver a fundarnos en la novedad, que es Él mismo. Todas las mañanas, nos busca allí donde estamos y nos invita «a alzarnos, a levantarnos de nuevo con su Palabra, a mirar hacia arriba y a creer que estamos hechos para el Cielo, no para la tierra; para las alturas de la vida, no para las bajezas de la muerte» y nos invita a no buscar «entre los muertos al que vive» (Homilía de la Vigilia Pascual, 20 abril 2019). Cuando lo acogemos, subimos más alto, abrazamos nuestro futuro más hermoso, no como una posibilidad sino como una realidad. Cuando la llamada de Jesús es la que orienta nuestra vida, el corazón se rejuvenece.

Dios sorprende. Es el Señor de las sorpresas que no sólo invita a sorprenderse sino a realizar cosas sorprendentes. El Señor llama y, al encontrar a los discípulos con sus redes vacías, les propone algo insólito: pescar de día, algo más bien extraño en aquel lago. Les devuelve la confianza poniéndolos en movimiento y lanzándolos nuevamente a arriesgar, a no dar nada ni, especialmente, nadie por perdido. Es el Señor de las sorpresas que rompe los encierros paralizantes devolviendo la audacia capaz de superar la sospecha, la desconfianza y el temor que se esconden detrás del "siempre se hizo así". Dios sorprende cuando llama e invita a lanzar mar adentro en la historia no solamente las redes, sino a nosotros mismos y a mirar la vida, a mirar a los demás e incluso a nosotros mismos con sus mismos ojos porque «en el pecado, él ve hijos que hay que elevar de nuevo; en la muerte, hermanos para resucitar; en la desolación, corazones para consolar. No tengas miedo, por tanto: el Señor ama tu vida, incluso cuando tienes miedo de mirarla y vivirla» (ibid.).

Llegamos así a la tercera certeza de hoy. Dios llama, Dios sorprende porque Dios ama. Su lenguaje es el amor. Por eso pide a Pedro y nos pide a nosotros que sintonicemos con su mismo lenguaje: «¿Me amas?». Pedro acoge la invitación y, después de tanto tiempo pasado con Jesús, comprende que amar quiere decir dejar de estar en el centro. Ahora ya no comienza desde sí mismo, sino desde Jesús: «Tú conoces todo» (Jn 21,17), responde. Se reconoce frágil, comprende que no puede seguir adelante sólo con sus fuerzas. Y se funda en el Señor, en la fuerza de su amor, hasta el extremo. Esta es nuestra fuerza, que cada día estamos invitados a renovar: el Señor nos ama. Ser cristiano es una invitación a confiar que el amor de Dios es más grande que toda limitación o pecado. Uno de los grandes dolores y obstáculos que experimentamos hoy, no nace tanto de comprender que Dios sea amor, sino de que hemos llegado a anunciarlo y testimoniarlo de tal manera que para muchos este no es su nombre. Dios es amor que ama, se entrega, llama y sorprende.

He aquí el milagro de Dios que, si nos dejamos guiar por su amor, hace de nuestras vidas obras de arte. Tantos testigos de la Pascua en esta tierra bendita han realizado obras maestras, magníficas, inspirados por una fe sencilla y un gran amor. Entregando la vida, fueron signos vivientes del Señor sabiendo superar la apatía con valentía y ofreciendo una respuesta cristiana a las inquietudes que se les presentaban (cf. Exhort. apost. postsin. Christus vivit, 174). Hoy estamos invitados a mirar y descubrir lo que el Señor hizo en el pasado para lanzarnos con Él hacia el futuro sabiendo que, en el acierto o en el error, siempre volverá a llamarnos para invitarnos a tirar las redes. Lo que les dije a los jóvenes en la Exhortación que escribí recientemente, deseo decirlo también a vosotros. Una Iglesia joven, una persona joven, no por edad sino por la fuerza del Espíritu, nos invita a testimoniar el amor de Cristo, un amor que apremia y que nos lleva a ser luchadores por el bien común, servidores de los pobres, protagonistas de la revolución de la caridad y del servicio, capaces de resistir las patologías del individualismo consumista y superficial. Enamorados de Cristo, testigos vivos del Evangelio en cada rincón de esta ciudad (cf. ibíd., 174-175). No tengáis miedo de ser los santos que esta tierra necesita, una santidad que no os quitará fuerza, vida o alegría; sino más bien todo lo contrario, porque vosotros y los hijos de esta tierra llegareis a ser lo que el Padre soñó cuando os creó (cf. Exhort. apost. Gaudete et exsultate, 32). Llamados, sorprendidos y enviados por amor.

 

© Librería Editorial Vaticana

 

 

 

05/05/2019-16:32
Larissa I. López

"No tengáis miedo de ser los santos que esta tierra necesita"- El Papa en Bulgaria

(ZENIT — 5 mayo 2019).- Al final de la homilía en la plaza Knyaz Alexandar I de Sofía, el Papa Francisco ha dicho a los fieles búlgaros: "No tengáis miedo de ser los santos que esta tierra necesita, una santidad que no os quitará fuerza, vida o alegría; sino más bien todo lo contrario, porque vosotros y los hijos de esta tierra llegareis a ser lo que el Padre soñó cuando os creó" (Exhortación apostólica Gaudete et exsultate).

Esta tarde el Santo Padre abandonó la Nunciatura Apostólica de Sofía para dirigirse a la plaza Knyaz Alexandar I, en el centro de la ciudad. A lo largo de su trayecto en papamóvil, Francisco se ha parado a saludar a ancianos y enfermos.

Según los organizadores locales, en la celebración eucarística de hoy han participado unas 12 mil personas. Los católicos en Bulgaria representan aproximadamente un 1% de la población total y el país cuenta con 55 parroquias.

Las peticiones de la Santa Misa han sido leídas por 6 fieles en 6 lenguas distintas: búlgaro, inglés, polaco, español, italiano y árabe. La plegaria eucarística, por su parte, se ha iniciado con las ofrendas, presentadas por una pareja de jóvenes vestidos con trajes regionales, una familia, una religiosa y otra joven, representando distintas vocaciones presentes en la Iglesia.

Al finalizar la misma, Monseñor Christo Proykov, Presidente de la Conferencia Episcopal de Bulgaria, ha dedicado unas palabras al Papa Francisco y lo ha saludado de la forma especial en la que los pueblos eslavos comparten la alegría de la Resurrección.

Después, el Pontífice ha administrado la bendición final y ha regresado a la Nunciatura Apostólica.

 

 

 

05/05/2019-16:48
Rosa Die Alcolea

Bulgaria: El Papa se encuentra con el Patriarca Neófito y con el Santo Sínodo

(ZENIT — 5 mayo 2019).- Uno de los encuentros más importantes de este breve viaje del Papa Francisco a la República de Bulgaria es el encuentro con el Santo Sínodo y el Patriarca Neófito, quien guía la Iglesia Ortodoxa búlgara desde el año 2013, sucediendo a Su Santidad Maxim.

En un contexto delicado, esta reunión supone un paso más para la promoción del diálogo interreligioso entre la Iglesia de Roma y la Ortodoxa autocéfala de Bulgaria, teniendo en cuenta que esta Iglesia es la única que no mantiene encuentros regulares con Roma y que ni siquiera participó en el Gran Concilio Panortodoxo de la isla de Creta en 2016.

Así, este primer día en Bulgaria, el Papa Francisco ha llegado al Palacio del Sínodo a las 12 (hora de Roma), para visitar a Su Santidad Neofit, Metropolitana de Sofía y Patriarca de toda Bulgaria, y al Santo Sínodo.

A su llegada, el Pontífice fue recibido en la entrada principal por el Metropolitano de Europa Occidental y Central Antonij (Mihalev), quienes lo acompañaron a la Sala del Primer Piso, donde lo esperaba el Patriarca Neofit. Solo los miembros del Santo Sínodo, Simeón II, el ex rey de Bulgaria y los miembros eclesiásticos de la comitiva papal estuvieron presentes en la reunión.

Tras el saludo del patriarca, el Santo Padre saludó. Luego, después del intercambio de regalos, la presentación de las Delegaciones y la foto de grupo, el Papa Francisco se despidió del Patriarca Neofit y se fue a pie, junto con el Metropolitano Antonio, a la Catedral Patriarcal de San Alexander Nevsky.

 

Santos Cirilio y Metodio

El Santo Padre les dirigió unas palabras de saludo, y citó los grandes sacrificios por la fe hecha por los cristianos en Bulgaria.

Así, el Sucesor de Pedro se ha referido a los santos Cirilo y Metodio como modelo para la comunión: "También en nuestras relaciones, los santos Cirilo y Metodio nos recuerdan que `no se opone a la unidad de la Iglesia una cierta variedad de ritos y costumbres' y que entre Oriente y Occidente las diversas fórmulas teológicas, más bien que oponerse entre sí, se completan y perfeccionan unas a otras'.

 

Religiones en Bulgaria

La religión predominante en Bulgaria es el cristianismo ortodoxo, desde que se estableció como religión oficial del país en el siglo IX. Actualmente, de los 7.3 millones de habitantes del país, alrededor del 85 % se declaran ortodoxos. El resto son musulmanes (12%), católicos (1%), de otras iglesias ortodoxas o no profesan ninguna religión. La Constitución búlgara, como la de todos los países de la UE, defiende la libertad de culto.

La Iglesia Ortodoxa no considera al Papa como representante de Dios en la Tierra y tampoco reconoce su infalibilidad como los católicos (la Iglesia católica declara que el Papa no se puede equivocar cuando habla Ex Cathedra, como Papa, sobre temas de la Iglesia). Los ortodoxos consideran al Papa el Patriarca de Occidente, y en cambio, la máxima autoridad de la Iglesia Ortodoxa Búlgara es el Patriarca de Sofía, actualmente Neófito.

Siguiendo los pasos de San Juan Pablo II, durante su visita en 2002, Francisco ha ido a la Catedral Patriarcal de San Alejandro Nevsky, para una oración privada ante el trono de los Santos Cirilo y Metodio. Antes del traslado a la Nunciatura Apostólica, ha recitado la oración del Regina Coeli en la Plaza de San Alejandro Nevsky.

A continuación, reproducimos el saludo del Papa Francisco al Patriarca Neófito y a los Metropolitas y Obispos del Santo Sínodo:

***

 

Saludo del Santo Padre

Santidad, venerados Metropolitas y Obispos, queridos hermanos,

Christos vozkrese!

En la alegría del Señor resucitado os dirijo el saludo pascual en este domingo, que el Oriente cristiano llama "domingo de santo Tomás". Contemplamos al Apóstol que mete la mano en el costado del Señor y que, tocando sus heridas, confiesa: «¡Señor mío y Dios mío!» (Jn 20,28). Las heridas que a lo largo de la historia se han abierto entre nosotros, los cristianos, son desgarros dolorosos causados al Cuerpo de Cristo que es la Iglesia. Todavía hoy palpamos las consecuencias. Pero, si ponemos juntos las manos sobre esas heridas y confesamos que Jesús ha resucitado, y lo proclamamos como nuestro Señor y nuestro Dios, si al reconocer nuestras faltas nos sumergimos en sus heridas de amor, tal vez podamos volver a encontrar la alegría del perdón y pregustar el día en que, con la ayuda de Dios, podremos celebrar el misterio pascual en el mismo altar.

En este camino estamos sostenidos por tantos hermanos y hermanas, a quienes quisiera ante todo rendir homenaje: son los testigos de la Pascua. Cuántos cristianos en este país sufrieron por el nombre de Jesús, en particular durante la persecución del siglo pasado. El ecumenismo de la sangre. Ellos esparcieron un suave perfume en la “Tierra de las rosas”. Pasaron a través de las espinas de la prueba para que se extienda la fragancia del Evangelio. Florecieron en un terreno fértil y bien labrado, en un pueblo rico de fe y humanidad genuina, que les dio raíces robustas y profundas. Pienso en la vida monástica que, de modo especial, alimentó la fe de la gente de generación en generación. Creo que estos testigos de la Pascua, hermanos y hermanas de distintas confesiones unidos en el cielo por la caridad divina, ahora nos miran como si fuéramos semillas plantadas en la tierra para dar fruto. Y mientras muchos otros hermanos y hermanas en el mundo siguen sufriendo a causa de la fe, nos piden que no nos quedemos encerrados, sino que nos abramos, porque solo así las semillas dan fruto. 

Santidad, este encuentro, que tanto he deseado, está en continuación al de san Juan Pablo II con el Patriarca Maxim, durante la primera visita de un Obispo de Roma en Bulgaria, y sigue las huellas de san Juan XXIII, que se encariñó en los años que aquí pasó con este pueblo «sencillo y bueno» (Diario del alma, Bologna 1987, 325), apreciando su honestidad, su laboriosidad y su dignidad en las pruebas. También yo me encuentro aquí como un huésped acogido con afecto, y siento en el corazón la nostalgia del hermano, esa saludable nostalgia por la unidad entre los hijos del mismo Padre, que el papa Juan pudo ciertamente madurar en esta ciudad. Por eso, durante el Concilio Vaticano II, que él convocó, la Iglesia ortodoxa búlgara envió a sus observadores. Desde entonces, los contactos se multiplicaron. Me refiero a las visitas de delegaciones búlgaras que desde hace cincuenta años acuden al Vaticano y que cada año tengo la alegría de recibir; así como la presencia en Roma de una comunidad ortodoxa búlgara, que reza en una iglesia de mi diócesis. Me alegra la acogida exquisita que aquí dispensan a mis enviados, cuya presencia se ha intensificado en los últimos años, y la colaboración con la comunidad católica local, sobre todo en el ámbito cultural. Confío en que, con la ayuda de Dios y en los tiempos que la Providencia disponga, esos contactos incidan positivamente en tantos otros aspectos de nuestro diálogo. Mientras tanto, estamos llamados a caminar y a actuar juntos para dar testimonio del Señor, sirviendo especialmente a los hermanos más pobres y olvidados, en los que Él está presente. El ecumenismo del pobre. 

Nos guían en el camino sobre todo los santos Cirilo y Metodio, que nos han unido desde el primer milenio y cuya memoria viva perdura en nuestras Iglesias como fuente de inspiración, porque, a pesar de las adversidades, ellos pusieron en primer lugar el anuncio del Señor, la llamada a la misión. Como dijo san Cirilo: «A pesar de estar cansado y físicamente débil, iré con alegría a aquel país. Yo marcho con alegría por la fe cristiana» (Vida de Constantino VI,7; XIV,9). Y mientras los signos premonitorios presagiaban las dolorosas divisiones que sucederían en los siglos posteriores, eligieron la perspectiva de la comunión. Misión y comunión: dos palabras que se entrelazan siempre en la vida de los dos santos y que pueden iluminarnos el camino para crecer en fraternidad. El ecumenismo de la misión. 

Cirilo y Metodio, bizantinos de cultura, tuvieron la audacia de traducir la Biblia en una lengua accesible a los pueblos eslavos, para que la Palabra divina precediese a las palabras humanas. Su valiente apostolado permanece como un modelo de evangelización para todos. Un ámbito del anuncio que nos interpela es el de las jóvenes generaciones. Es importante que, respetando las respectivas tradiciones y peculiaridades, nos ayudemos y encontremos modos para transmitir la fe con el lenguaje y las formas que permitan a los jóvenes experimentar la alegría de un Dios que los ama y los llama. De lo contrario se sentirán tentados a confiar en tantas sirenas engañosas de la sociedad de consumo. 

Comunión y misión, cercanía y anuncio, los santos Cirilo y Metodio tienen mucho que decirnos también en lo que se refiere al futuro de la sociedad europea. En efecto, «fueron en cierto modo promotores de una Europa unificada y de una paz profunda entre todos los habitantes del continente, mostrando los fundamentos de un nuevo arte de vivir juntos, en el respeto de las diferencias, que no constituyen un obstáculo para la unidad» (S. JUAN PABLO II, Saludo a la Delegación oficial de Bulgaria, 24 mayo 1999: Insegnamenti XXII,1 [1999], 1080). También nosotros, herederos de la fe de los santos, estamos llamados a ser artífices de comunión, instrumentos de paz en el nombre de Jesús. En Bulgaria, «encrucijada espiritual, tierra de encuentro y de comprensión recíproca» (ID., Discurso durante la Ceremonia de bienvenida, Sofía, 23 mayo 2002: Insegnamenti XXV,1 [2002], 864), han encontrado acogida varias confesiones, desde la armena a la evangélica, y diversas expresiones religiosas, desde la judía a la musulmana. La Iglesia católica encuentra acogida y respeto, tanto en la tradición latina como bizantina-eslava. Agradezco a Su Santidad y al Santo Sínodo su benevolencia. También en nuestras relaciones, los santos Cirilo y Metodio nos recuerdan que «no se opone a la unidad de la Iglesia una cierta variedad de ritos y costumbres» y que entre Oriente y Occidente «las diversas fórmulas teológicas, más bien que oponerse entre sí, se completan y perfeccionan unas a otras» (CONC. ECUM. VAT. II, Decr. Unitatis redintegratio, 16-17). «¡Cuántas cosas podemos aprender unos de otros!» (Exhort. apost. Evangelii gaudium, 246). 

Santidad, dentro de poco tendré la posibilidad de entrar en la Catedral Patriarcal de San Alejandro Nevski para detenerme a rezar recordando a los santos Cirilo y Metodio. San Alejandro Nevski, de la tradición rusa, y los santos hermanos, provenientes de la tradición griega y apóstoles de los pueblos eslavos, nos revelan que Bulgaria es un país puente. Santidad, queridos hermanos, los aseguro mi oración por vosotros, por los fieles de este amado pueblo, por la alta vocación de este país, por nuestro caminar en un ecumenismo de la sangre, del pobre y de la misión. A su vez, los pido un lugar en vuestras oraciones, con la certeza de que la oración es la puerta que hace posible todo camino de bien. Deseo renovar mi agradecimiento por la acogida recibida y aseguraros que guardaré en el corazón el recuerdo de este encuentro fraterno. 

Christos vozkrese! 

 

© Librería Editorial Vaticano

 

 

 

05/05/2019-10:48
Redacción

Rezo del Regina Caeli en Bulgaria: "¡Él vive y te quiere vivo! Él está en ti"

(ZENIT – 5 mayo 2019).- A las 13 horas (12 horas en Roma), el Santo Padre Francisco subió al podio que se encuentra fuera de la Catedral de San Alexander Nevsky, donde se encuentra el icono de Nessebar.

El Papa se reunió en oración silenciosa frente a la efigie mientras el coro cantaba una canción mariana. Luego dirigió el recital de Regina Caeli en la plaza frente a la Catedral de San Alexander Nevsky,

En presencia de unos tres mil fieles. Al final saludó a los representantes de las confesiones religiosas presentes en Bulgaria.

Posteriormente, se trasladó en automóvil a la Nunciatura Apostólica de Sofía, donde fue recibido por las monjas y algunos colaboradores de la Representación Papal.

Publicamos a continuación las palabras del Santo Padre al presentar la oración mariana:

***

 

Palabras del Santo Padre

Queridos hermanos y hermanas, “¡Cristo ha resucitado, verdaderamente ha resucitado!”.

Con estas palabras, los cristianos —ortodoxos y católicos— de estas tierras de Bulgaria se saludan desde tiempos antiguos durante el tiempo pascual. Dichas palabras expresan la gran alegría por la victoria de Jesucristo sobre el mal y sobre la muerte. Son una afirmación y un testimonio del corazón de nuestra fe: Cristo vive. Él es nuestra esperanza y la más hermosa juventud del mundo. Todo lo que Él toca se hace nuevo, se llena de vida. Por eso, las primeras palabras que quiero dirigir a cada uno de vosotros son: ¡Él vive y te quiere vivo! Él está en ti, Él está contigo y nunca se va. Por más que te alejes, allí está el Resucitado, llamándote y esperándote para volver a empezar. Cuando te sientas avejentado por la tristeza, los rencores, los miedos, las dudas o los fracasos, Él estará allí para devolverte la fuerza y la esperanza (cf. Exhort. apost. postsin. Christus vivit, 1-2) Él vive, te quiere vivo y camina contigo.

Esta fe en Cristo resucitado se proclama desde hace dos mil años en cada rincón de la tierra, gracias a la misión generosa de tantos creyentes, que fueron llamados a darlo todo por el anuncio evangélico, sin guardar nada para sí mismos. En la historia de la Iglesia, también aquí en Bulgaria, hubo pastores que se distinguieron por la santidad de su vida. Entre ellos me agrada recordar a san Juan XXIII, mi predecesor, a quien vosotros llamáis “el santo búlgaro”, un santo pastor cuya memoria está particularmente viva en esta tierra, donde él vivió desde 1925 hasta 1934. Aquí aprendió a valorar la tradición de la Iglesia oriental, manteniendo relaciones de amistad con las otras confesiones religiosas. Su experiencia diplomática y pastoral en Bulgaria dejó una huella tan fuerte en su corazón de pastor que lo llevó a promover en la Iglesia la visión del diálogo ecuménico, que tuvo un impulso notable en el Concilio Vaticano II, querido justamente por el papa Roncalli. En cierto sentido, debemos agradecerle a esta tierra la sabia e inspiradora intuición del “Papa bueno”.

En el surco de este camino ecuménico, dentro de poco tendré la alegría de saludar a los responsables de las diversas confesiones religiosas de Bulgaria que, aun siendo un país ortodoxo, es una encrucijada donde se encuentran y dialogan distintas expresiones religiosas. La grata presencia en este encuentro de los representantes de esas distintas comunidades, muestra el deseo de todos por recorrer la senda, cada día más necesaria «de asumir la cultura del diálogo como camino; la colaboración común como conducta; el conocimiento recíproco como método y criterio» (Documento sobre la fraternidad humana, Abu Dabi, 4 febrero 2019).

Nos encontramos cerca de la antigua iglesia de Santa Sofía, y junto a la iglesia Patriarcal de San Alejandro Nevski, donde antes he rezado recordando a los santos Cirilo y Metodio, evangelizadores de los pueblos eslavos. Con el deseo de manifestar mi estima y afecto a esta venerada Iglesia ortodoxa de Bulgaria, tuve la alegría de saludar y abrazar a mi hermano Su Santidad Neofit, Patriarca, como también a los Metropolitas del Santo Sínodo.

Nos dirigimos ahora a la Santísima Virgen María, Reina del cielo y de la tierra, para que interceda ante el Señor Resucitado, y conceda a esta amada tierra el impulso necesario para ser tierra de encuentro; en la que, más allá de las diferencias culturales, religiosas o étnicas os sigáis reconociendo y valorando como hijos y hermanos de un mismo Padre. Nuestra invocación se expresa con la antigua oración del Regina Caeli. Lo hacemos aquí, en Sofía, delante del icono de la Virgen de Nesebar, que significa “Puerta del cielo”, y que era tan querida por mi predecesor san Juan XXIII, que comenzó a venerarla aquí en Bulgaria y la llevó consigo hasta la muerte.

Regina Caeli, laetare! Alleluia!…

 

© Librería Editorial Vaticano

 

 

 

05/05/2019-09:32
Larissa I. López

"Dios bendiga a Bulgaria y la conserve pacífica y acogedora" — Discurso del Papa

(ZENIT — 5 mayo 2019).- Durante el encuentro con las autoridades de Bulgaria, hoy, 5 de mayo de 2019, el Santo Padre ha emitido un discurso en la entrada del Palacio Presidencial, donde ha resaltado el carácter pacífico y acogedor de este país.

Después de saludar y agradecer a las Autoridades de la República la acogida en Bulgaria, así como el discurso que le ha dedicado el Presidente de la República, Rumen Radev, el Papa Francisco ha saludado también a los representantes y miembros de la Iglesia Ortodoxa, a los de la Iglesia Católica, a los cristianos de otras Comunidades eclesiales, a los miembros de la Comunidad hebrea y a los fieles del islam.

 

Ecumenismo

Ante la presencia de representantes de todas estas religiones, Francisco ha señalado: “Aprovechemos la hospitalidad que el pueblo búlgaro nos ofrece para que cada religión, llamada a promover la armonía y la concordia, ayude al crecimiento de una cultura y de un ambiente permeados por el pleno respeto por la persona humana y su dignidad, instaurando conexiones vitales entre civilizaciones, sensibilidades y tradiciones diferentes, y rechazando toda violencia y coerción”.

El Pontífice ha querido unir su visita a la realizada por Juan Pablo II en mayo de 2002: “Él guardó siempre en el corazón sentimientos de gratitud y de profunda estima por vuestra nación, hasta el punto de afirmar que, estuviese donde estuviese, su casa siempre habría estado abierta para vosotros, sin necesidad de decir si se era católico u ortodoxo, sino solo un hermano de Bulgaria”.

También ha recordado el trabajo incesante de Juan XXIII, que sirvió, junto con el Concilio Vaticano II para fomentar la colaboración entre las comunidades cristianas y el desarrollo de las relaciones ecuménicas.

 

Emigración e inmigración

Después, el Papa se ha referido a los fenómenos a los que se ha de enfrentar el país búlgaro tras la caída del régimen comunista hacer 30 años, por un lado, dice el Papa, “debe afrontar las consecuencias de la emigración, que se ha producido en los últimos decenios, en la que más de dos millones de connacionales han salido buscando nuevas oportunidades de trabajo” y, por otro, “debe hacer frente al fenómeno de aquellos que buscan entrar dentro de sus fronteras, para huir de la guerra y los conflictos o la miseria, e intentan alcanzar de cualquier forma las zonas más ricas del continente europeo, para encontrar nuevas oportunidades de existencia o simplemente un refugio seguro”.

 

Jóvenes

El Obispo de Roma se ha dirigido directamente al Presidente y le ha animado a seguir con el compromiso “para promover unas condiciones favorables con vistas a que los jóvenes puedan invertir sus nuevas energías y programar su futuro personal y familiar, encontrando en su patria las condiciones que les permitan llevar una vida digna”. Con respecto a la emigración, les ha instado a seguir con su tradición: “no cerréis los ojos, ni el corazón, ni la mano a quien llama a vuestra puerta”.

 

Puente entre este y oeste

Por último, el Papa ha subrayado que la nación búlgara “se ha distinguido como un puente entre el este y el oeste, capaz de favorecer el encuentro entre culturas, etnias, civilizaciones y religiones diferentes, que, desde hace siglos, han convivido aquí en paz”. De este modo, el Papa añade que el desarrollo del país, pasa por el “reconocimiento y valorización” de esta condición propia.

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Discurso del Santo Padre a las autoridades

Señor Presidente,

Señor Primer Ministro,

Ilustres miembros del Cuerpo Diplomático,

Distinguidas Autoridades,

Representantes de las distintas Confesiones religiosas,

Queridos hermanos y hermanas:

Me alegro de encontrarme en Bulgaria, lugar de encuentro entre muchas culturas y civilizaciones, puente entre Europa del este y del sur, puerta abierta hacia el cercano oriente; una tierra en la que han arraigado antiguas raíces cristianas, que alimentan la vocación que favorece el encuentro en la región como también en la comunidad internacional. Aquí la diversidad, en el respeto de las específicas peculiaridades, es vista como una oportunidad, una riqueza, y no como un motivo de conflicto.

Saludo cordialmente a las Autoridades de la República y les agradezco la invitación a visitar Bulgaria. Agradezco al señor Presidente las corteses palabras que me ha dirigido acogiéndome en esta histórica plaza que lleva el nombre del estadista Atanas Burov, que sufrió la dureza de un régimen que no podía aceptar la libertad de pensamiento. Envío con deferencia mi saludo a Su Santidad el Patriarca Neofit —a quien visitaré dentro de poco—, a los Metropolitas y a los Obispos del Santo Sínodo, y a todos los fieles de la Iglesia Ortodoxa Búlgara. Dirijo un afectuoso saludo a los Obispos, a los sacerdotes, a los religiosos, a las religiosas y a todos los miembros de la Iglesia Católica, a los que vengo a confirmar en la fe y a animar en su cotidiano camino de vida y de testimonio cristiano.

Saludo cordialmente a los cristianos de otras Comunidades eclesiales, a los miembros de la Comunidad hebrea y a los fieles del islam y reafirmo con vosotros «la fuerte convicción de que las verdaderas enseñanzas de las religiones invitan a permanecer anclados en los valores de la paz; a sostener los valores del conocimiento recíproco, de la fraternidad humana y de la convivencia común» (Documento sobre la fraternidad humana, Abu Dabi, 4 febrero 2019). Aprovechemos la hospitalidad que el pueblo búlgaro nos ofrece para que cada religión, llamada a promover la armonía y la concordia, ayude al crecimiento de una cultura y de un ambiente permeados por el pleno respeto por la persona humana y su dignidad, instaurando conexiones vitales entre civilizaciones, sensibilidades y tradiciones diferentes, y rechazando toda violencia y coerción. De este modo, serán derrotados todos aquellos que buscan por todos los medios manipularla e instrumentalizarla.

Mi presente visita pretende unirse simbólicamente a la que realizó san Juan Pablo II en mayo de 2002 y se desarrolla en el grato recuerdo de la presencia en Sofía, por más de un decenio, del entonces Delegado Apostólico Mons. Angelo Giuseppe Roncalli. Él guardó siempre en el corazón sentimientos de gratitud y de profunda estima por vuestra nación, hasta el punto de afirmar que, estuviese donde estuviese, su casa siempre habría estado abierta para vosotros, sin necesidad de decir si se era católico u ortodoxo, sino solo un hermano de Bulgaria (cf. Homilía, 25 diciembre 1934). San Juan XXIII trabajó infatigablemente para promover la colaboración fraterna entre todos los cristianos, y gracias al Concilio Vaticano II, que él convocó y presidió en su primera fase, dio un gran impulso y fuerza al desarrollo de las relaciones ecuménicas

Siguiendo la estela de estos providenciales eventos, a partir de 1968 —por tanto, hace ya 50 años— una delegación oficial búlgara, formada por las más altas Autoridades civiles y eclesiásticas, realiza cada año una visita al Vaticano con ocasión de la fiesta de los santos Cirilo y Metodio. Ellos evangelizaron los pueblos eslavos y fueron el origen del desarrollo de su lengua y cultura y sobre todo de abundantes y duraderos frutos de testimonio cristiano y de santidad.

Sean benditos los santos Cirilo y Metodio, copatronos de Europa, que, con sus oraciones, su ingenio y su concorde fatiga apostólica son ejemplo para nosotros y permanecen, después de más de un milenio, inspiradores del diálogo fecundo, de la armonía, del encuentro fraterno entre las Iglesias, los Estados y los pueblos. Que su brillante ejemplo suscite también en nuestros días numerosos imitadores y haga surgir nuevos itinerarios de paz y de concordia.

Ahora, en esta coyuntura histórica, pasados 30 años del final del régimen totalitario que limitaba la libertad y las iniciativas, Bulgaria debe afrontar las consecuencias de la emigración, que se ha producido en los últimos decenios, en la que más de dos millones de connacionales han salido buscando nuevas oportunidades de trabajo. En ese mismo tiempo, Bulgaria —como otros países del viejo continente— tiene que hacer frente a lo que se puede considerar un nuevo invierno demográfico, que ha caído como una cortina de hielo sobre buena parte de Europa, consecuencia de una disminución de la confianza en el futuro. La caída de los nacimientos, por tanto, sumándose al intenso flujo migratorio, ha supuesto la despoblación y el abandono de tantos pueblos y ciudades. Además, Bulgaria debe hacer frente al fenómeno de aquellos que buscan entrar dentro de sus fronteras, para huir de la guerra y los conflictos o la miseria, e intentan alcanzar de cualquier forma las zonas más ricas del continente europeo, para encontrar nuevas oportunidades de existencia o simplemente un refugio seguro.

Señor Presidente:

Conozco el compromiso con el que, desde hace años, los gobernantes de este país se esfuerzan por crear las condiciones para que, sobre todo los jóvenes, no se vean obligados a emigrar. Quisiera animaros a seguir en este sentido, a realizar todo el esfuerzo posible para promover unas condiciones favorables con vistas a que los jóvenes puedan invertir sus nuevas energías y programar su futuro personal y familiar, encontrando en su patria las condiciones que les permitan llevar una vida digna. Y a vosotros, que conocéis el drama de la emigración, me permito sugeriros que, siguiendo vuestra tradición, no cerréis los ojos, ni el corazón, ni la mano a quien llama a vuestra puerta.

Vuestro país se ha distinguido siempre como un puente entre el este y el oeste, capaz de favorecer el encuentro entre culturas, etnias, civilizaciones y religiones diferentes, que, desde hace siglos, han convivido aquí en paz. El desarrollo, también económico y civil, de Bulgaria pasa necesariamente a través del reconocimiento y la valorización de esta específica característica suya. Ojalá que esta tierra, delimitada por el gran río Danubio y las orillas del mar Negro, fertilizada por el trabajo humilde de tantas generaciones y abierta al intercambio cultural y comercial, integrada en la Unión Europea y con sólidos vínculos con Rusia y Turquía, pueda ofrecer a sus hijos un futuro de esperanza.

Que Dios bendiga Bulgaria y la conserve pacífica y acogedora, y la haga próspera y feliz.

 

© Librería Editorial Vaticano

 

 

 

05/05/2019-10:59
Larissa I. López

Bulgaria: El Papa reza frente a los santos Cirilo y Metodio

(ZENIT — 5 mayo 2019).- Después del encuentro con el Patriarca y el Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa en el Palacio del Santo Sínodo, el Papa se ha dirigido a la catedral patriarcal de San Alexander Nevsky.

Acompañado por los cantos del coro, El Papa se ha detenido ante la imagen de los santos Cirilo y Metodio y ha realizado un rato de oración silenciosa.

Durante el discurso a las autoridades, Francisco se ha referido a los santos Cirilo y Metodio, que evangelizaron los pueblos eslavos: "Sean benditos los santos Cirilo y Metodio, copatronos de Europa, que, con sus oraciones, su ingenio y su concorde fatiga apostólica son ejemplo para nosotros y permanecen, después de más de un milenio, inspiradores del diálogo fecundo, de la armonía, del encuentro fraterno entre las Iglesias, los Estados y los pueblos".

En esta visita a la catedral, el Papa también ha firmado en el Libro de Honor del templo.

La catedral de Alexandrer Nevsky, que terminó de construirse a principios del siglo )0(, es la sede del patriarca ortodoxo búlgaro. En homenaje al imperio zarista, su nombre proviene del príncipe ruso Alexandrer Nevsky, que vivió en el siglo XIII y es conocido por sus hazañas militares. Se trata una de las catedrales ortodoxas más grandes del mundo y uno de los símbolos de la ciudad de Sofía.

 

 

 

05/05/2019-11:00
Rosa Die Alcolea

Bulgaria: Francisco se reúne con Rumen Radev, Presidente de la República

(ZENIT – 5 mayo 2019).- Este domingo, 5 de mayo de 2019, primer día del 29º viaje internacional del Pontífice, a Bulgaria y Macedonia del Norte, se ha celebrado la ceremonia de bienvenida al Papa al país  frente al Palacio Presidencial, en Sofía, capital de Bulgaria, y el encuentro con el Presidente de la República Rumen Radev.

A las 10: 40 horas (9:40 horas en Roma), a su llegada al Palacio Presidencial, el Santo Padre ha sido recibido por el Presidente de la República de Bulgaria, Rumen Radev, en la plaza frente a la entrada del Palacio.

Después de los honores militares, la ejecución de los himnos y la presentación de las Delegaciones, el Papa y el Presidente han subido al segundo piso y, después de cruzar la Guardia de Honor, han entrado en la Sala Verde, donde ha tenido lugar la reunión privada.

Rumen Radev es el Presidente de la República desde el 22 de enero de 2017 para un mandato de cinco años. Al final de la reunión, el jefe del estado búlgaro ha presentado al Santo Padre a los miembros de su familia y se han intercambiado unos regalos. Después, el Presidente le ha acompañado a la entrada principal del Palacio Presidencial, donde ha tenido lugar la reunión con las Autoridades.

En la plaza Atanas Burov, el jefe del Estado Vaticano se ha encontrado con las autoridades, la sociedad civil y el cuerpo diplomático de Bulgaria, a las 11:30 hora local (10:30 h. en Roma), y les ha dirigido un discurso.

 

Regalo del Papa al Presidente

El Papa Francisco ha regalado al Presidente de la República Popular de Bulgaria un marco con la reproducción del Archivo Secreto Vaticano sobre San Juan XXIII.

El Archivo Secreto del Vaticano ha producido en pergamino el breve nombramiento de Mons. Angelo Roncalli como Delegado Apostólico en el Reino de Bulgaria (Informe del 16 de octubre de 1931).

De hecho, Roncalli fue el primer delegado apostólico de Bulgaria desde que en 1925, el Papa Pío XI lo había designado como Visitador Apostólico al país con la tarea, sobre todo, de atender las graves necesidades de la pequeña comunidad católica.

El término inicial se transformó en un mandato de 10 años, durante el cual Roncalli sentó las bases para la fundación de una delegación apostólica, donde ocupó el cargo hasta 1934.

El mismo archivo ha producido un duplicado de una fotografía particular en la que Mons. Roncalli está rodeado por el clero católico y sobre todo clero ortodoxo en Sofía en 1934, en el reverso de que el futuro
Juan XXIII escribió:
Sacerdotes y Obispos de rito oriental. Preocupación principal del delegado apostólico.

 

 

 

05/05/2019-07:45
Larissa I. López

Bulgaria: Bienvenida al Papa Francisco en el aeropuerto

(ZENIT — 5 mayo 2019).- El Papa Francisco ha llegado al Aeropuerto Internacional de Sofía, este domingo 5 de mayo de 2019, en un vuelo de Alitalia con la delegación papal y los periodistas acreditados para llevar a cabo su 29a visita apostólica internacional a Bulgaria y Macedonia del Norte, del 5 al 7 de mayo.

A su llegada al aeropuerto, en una mañana nublada, el Santo Padre ha sido recibido por el Primer Ministro de la República de Bulgaria, Boyko Borisov. Cuatro niños vestidos con el traje tradicional le han ofrecido unas flores al Papa.

El Primer Ministro ha conducido al Papa a la Sala VIP del aeropuerto, donde han intercambiado unas palabras antes de trasladarse al Palacio Presidencial para la ceremonia de bienvenida.

 

Telegrama al Presidente de Italia

En el momento de partir hacia su 29° viaje apostólico a Bulgaria y Macedonia del Norte, el Papa envió un telegrama al Presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella.

En él, el Papa ha escrito: "Cuando estoy a punto de hacer una visita pastoral a Bulgaria y Macedonia del Norte, movido por el vivo deseo de encontrarme con mis hermanos en la fe y con los habitantes de esas naciones, me complace dirigirle a usted, señor Presidente, y a todo el pueblo italiano, la expresión de mis buenos deseos y saludos, que acompaño con cordiales esperanzas de serenidad y armonía".

 

 

 

05/05/2019-09:09
Deborah Castellano Lubov

ENTREVISTA: Presidente de los obispos búlgaros, obispo Proykov de Sofía, sobre la visita del Papa a Bulgaria

(ZENIT — 5 mayo 2019).- A pesar de las delicadas relaciones ecuménicas, el Obispo Christo Proykov, de Sofía, y presidente de la Conferencia de Obispos de Bulgaria, dice que el Papa Francisco será recibido con alegría.

En una entrevista exclusiva y de gran alcance con ZENIT, cuya corresponsal principal del Vaticano, Deborah Castellano Lubov, está siguiendo la visita apostólica del Papa a los Balcanes, y se encuentra en Bulgaria, el obispo griego-católico de Sofía hizo esta predicción.

Aquí está nuestra entrevista exclusiva con el Exarca Apostólico de Sofía:

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ZENIT: Su Excelencia, ¿cómo describiría la bienvenida que se ha preparado para el Papa Francisco en Bulgaria, incluso por parte de la mayoría no católica de los búlgaros?

¡Estamos felices de dar la bienvenida al Papa Francisco! En más de mil años de historia cristiana en Búlgara, esta es la segunda vez en menos de 20 años que recibimos la visita de un Papa. San Juan Pablo II llegó en 2002, ahora Francisco ha aceptado nuestra invitación y estamos muy felices. En 2013, cuando [el Cardenal] Bergoglio fue elegido Papa, inmediatamente enviamos una invitación. Era claro que no podíamos recibir una respuesta de inmediato, pero ya al año siguiente, en 2014, durante nuestra visita ad limina al Vaticano, renovamos la invitación. Luego, según el protocolo, también es necesaria una invitación del presidente de Bulgaria. Esta invitación también fue dada, ¡y el Papa aceptó! ¡Estamos muy felices!

 

ZENIT: ¿Quiénes son los católicos búlgaros?

Somos católicos y búlgaros, y esto es bueno, porque en Bulgaria, donde la mayoría de la población es ortodoxa, también hay quienes piensan que somos extranjeros. Al contrario, somos verdaderos búlgaros, hijos de esta nación, nacidos según la historia 681 años después de Cristo. La presencia de católicos se remonta al siglo XV, con la llegada de misioneros Franciscanos de Dubrovnik, en Croacia, junto con los mineros extranjeros que se establecieron en Bulgaria en ese momento.

Además de los católicos del rito latino, también existen los del rito griego, ya que un grupo de búlgaros fue recibido en el Vaticano por el Papa Pío IX, en 1860, y consagró al primer obispo de la Iglesia Búlgaro greco-católica, del cual yo soy el décimo sucesor.

Como católicos somos pocos, alrededor del 1% de la población. La mayoría es ortodoxa y hay alrededor de un millón de musulmanes entre unos 7-8 millones de habitantes. Son Búlgaros convertidos por la fuerza durante el período del Imperio Otomano, que duró cinco siglos, conocidos como los Pomaks.

 

ZENIT: ¿Cuáles son los sectores en los que la Iglesia Católica Búlgara es más activa en la sociedad?

En primer lugar, debemos decir que durante la era del comunismo, todas las actividades de la Iglesia estaban prohibidas. Solo las iglesias estaban abiertas, en cambio, las escuelas y los seminarios estaban cerrados, los hospitales confiscados, hasta 1989, cuando la Iglesia comenzó a entrar nuevamente en la vida de la sociedad. Hay Caritas, que es muy activa. Tenemos varios proyectos iniciados para los pobres, los migrantes, las personas discapacitadas, las madres y los desempleados o incluso para aquellos que comienzan o intentan trabajar. También hay Salesianos, que llegaron después del comunismo, que tratan principalmente con Rom.

A nivel social, la Iglesia católica es muy activa, debemos ser igualmente activos a nivel pastoral, pero aún no hemos recuperado los edificios que se utilizaron para los seminarios. Gracias a Dios, hay vocaciones al sacerdocio, no muchas, pero suficientes para nuestras comunidades, jóvenes que enviamos al extranjero para estudiar. Y todas las actividades sociales de la Iglesia católica, para concluir, se ven muy bien en nuestro país.

 

ZENIT: ¿También en el campo de la educación?

Todavía no tenemos escuelas católicas, porque no tenemos personal preparado para administrarlas. El número de sacerdotes, alrededor de 60 en total en las tres diócesis Búlgaras (dos latinas y una greco-católica), es suficiente solo para las actividades pastorales en las parroquias. En cambio, los hermanos y hermanas religiosos son alrededor de 120, incluyendo especialmente a las Misioneras de la Caridad de Santa Teresa de Calcuta, en las principales ciudades del país, que llegaron después del comunismo.

 

ZENIT: ¿Y los jóvenes?

Tenemos jóvenes que crecen en fe con entusiasmo y buena voluntad, esperamos que permanezcan en Bulgaria, en lugar de emigrar al extranjero, porque pueden ser de gran ayuda para la Iglesia, como catequistas, por ejemplo, ya que no tenemos muchos religiosos para enseñar el catecismo, y en este momento, tratan principalmente con madres de familia. Me gusta recordar la participación muy activa de los jóvenes búlgaros en las Jornadas Mundiales de la Juventud, establecidas por San Juan Pablo II. En Cracovia, en 2016, éramos 300, ¡lo que para nosotros es un gran número!

 

ZENIT: Usted mencionó el fenómeno de la emigración, especialmente de los jóvenes. ¿Cómo afecta este fenómeno a la Iglesia?

Desafortunadamente, existe este fenómeno y el número de católicos también ha disminuido debido a la emigración. Pero el hecho nuevo es que muchas familias jóvenes regresan a Bulgaria desde el extranjero, desde países de Europa occidental, quizás también debido a la crisis económica mundial, para hacer su contribución al futuro de Bulgaria, y esto es un hecho positivo. Me gustaría agregar entre paréntesis que también hay quienes regresan provisionalmente en estos días, ¡para la visita del Papa!

 

ZENIT: ¿Qué recuerdo tiene la gente de la visita de Juan Pablo II en 2002?

Me complace guardar un hermoso recuerdo de la visita de San Juan Pablo II en 2002. Ya era obispo, ordenado por Juan Pablo II en 1994, fue un evento memorable para dar la bienvenida al Papa a mi catedral. ¡Entonces recuerdo el entusiasmo de la gente! Incluso los niños que ahora ven al Papa por primera vez y están muy felices que me hacen recordar el entusiasmo de 2002. 250 personas recibirán la primera comunión durante la misa del Papa. También estamos asombrados, como obispos y sacerdotes, que también muchos ortodoxos y protestantes, musulmanes e incluso no creyentes, o indiferentes, han solicitado participar en los eventos del viaje papal.

 

ZENIT: ¿Pero quién es para los Búlgaros, que son en su mayoría ortodoxos, el Papa Francisco? ¿Qué saben o qué es lo que más aprecian de él?

Francisco disfruta de gran simpatía entre la gente. Casi todos los días en las noticias de televisión se habla de él, y no solo ahora que se está preparando para su llegada a Bulgaria. Francisco ha llamado la atención desde el comienzo del pontificado, muchas personas se sorprenden de su forma de ser, cuando rompe los protocolos, ¡la gente está entusiasmada! ¡Y gracias a él, esta simpatía general también se transmite a la comunidad católica local!

 

ZENIT: Algunos se sorprenden de que el Papa Francisco haya decidido visitar su país. La iglesia católica local es muy pequeña y Bulgaria es un país en la periferia de Europa ...

Para mí, no lo es! Creo que la famosa frase, cuando dijo que debemos mirar hacia la periferia del mundo, corresponde a su propia manera de mirar el mundo. ¡Él también, en cierto sentido, viene de la periferia del mundo! Ya ha visitado países como Bosnia y Herzegovina, Albania, Georgia, ahora Bulgaria, desde donde irá al norte de Macedonia. Además, no somos realmente la periferia. Bulgaria es la puerta de entrada a Europa, procedente de Turquía y Asia. En Bulgaria, sin embargo, también hay mucha pobreza, es bueno para nosotros sentirnos ante los ojos del Papa.

Francisco seguirá los pasos de un predecesor, el Papa Juan XXIII, quien antes de ser elegido Papa, vivió en Bulgaria por 10 años ...

El lema de la visita de Francisco es precisamente "Pacem in terris", el título de la famosa encíclica del Papa Juan XXIII. Es evidente la intención de Francisco de ponerse en el camino de Juan XXIII que viene a Bulgaria. Somos un país que gracias a Dios ha cruzado pacíficamente la transición del comunismo ateo a la democracia, sin derramamiento de sangre. Podemos ser un modelo de paz para toda la región de los Balcanes. Es por eso que el Papa eligió venir aquí. El logotipo del viaje representa la tierra en manos de Dios, con el tricolor de la bandera Búlgara que envuelve al mundo entero. Significa que desde Bulgaria, el Papa apelará a todo el mundo por la paz.

 

ZENIT: El tema del viaje papal a Bulgaria sin duda será el ecumenismo. ¿Cómo describirías las relaciones ecuménicas diarias con los ortodoxos?

Aquí tocamos una cuestión delicada, porque el ecumenismo, tanto en teoría como en la práctica, fue una realidad viva durante la era del comunismo. Todos los años, durante la semana de oración por la unidad de los cristianos, nos reunimos con la iglesia ortodoxa y rezamos juntos. Luego algo cambió después de 1989, a menudo ahora se dice que la palabra ecumenismo significa algo que no está bien, que no es verdad. ¡Es una pena! Este no fue el caso en el pasado, y creo que en el futuro ya no será el caso. Pero al menos por ahora, esta es la realidad, incluso más al nivel de las jerarquías que de los creyentes simples. De hecho, entre ellos hay muchas actividades promovidas y llevadas a cabo juntos, además de orar juntos.

 

ZENIT: La Iglesia ortodoxa Búlgara ha hecho saber que no habrá oraciones comunes durante la visita del Papa, que muchos consideran frías o alejadas ... ¿cómo lo interpreta?

Ha sido así durante 1.000 años. La iglesia ortodoxa no reza junto con la iglesia católica. Sin embargo, también es cierto que en los últimos años hemos sido testigos de importantes reuniones entre el Papa y los jerarcas ortodoxos: pienso en Kirill de Moscú, en Cuba, en Bartolomé de Constantinopla, con quien el Papa se reúne muy a menudo. Este es un estímulo importante para el futuro, ya que cuando en 1964 en Jerusalén, Pablo VI y Atenagoras se encontraron y cancelaron los anatemas de cada uno. Ese hecho fue una fuente de enorme alegría aquí en Bulgaria.

Ahora Francisco en Sofía también tendrá una reunión con el Patriarca de Bulgaria Neofit. Lo conozco desde que éramos jóvenes, ya que tenemos casi la misma edad. Es un hombre muy amable, sincero, siempre hablo con él cuando nos encontramos. Y la reunión que tendrá con Francisco ya es suficiente para que transmitamos confianza para el futuro.

El resto, la decisión de que no habrá oraciones juntos, los católicos lo tomamos con respeto, ya que aceptamos respetuosamente la decisión de la Iglesia ortodoxa Búlgara de no ir al Consejo Panortodoxo de Creta en 2016.

 

ZENIT: ¿Pero exactamente cuáles son las actividades que mencionó que católicos, ortodoxos, y protestantes realizarán juntos?

Los laicos de las diferentes iglesias trabajan mucho juntos a nivel social. Cáritas, por ejemplo, también incluye a los ortodoxos. En el proyecto que mencioné anteriormente para las madres solteras, no hay una sola mujeres católicas, también incluyen musulmanas, ortodoxas o protestantes. También me gustaría señalar que cuando hay decisiones que deben tomarse bajo la presión del occidente, en temas como los derechos de los niños, el aborto, la eutanasia, todos nosotros, católicos, protestantes y ortodoxos, hablamos con una sola voz. El parlamento Búlgaro no votó a favor de la eutanasia precisamente porque nos unimos como católicos, ortodoxos, y protestantes. El Convenio de Estambul no fue ratificado aquí en Bulgaria por el Parlamento porque todos estábamos en contra. Entonces, incluso si no hablamos de orar juntos, hay un vasto campo de acción en el que ya trabajamos juntos.

 

ZENIT: ¿Qué frutos traerá el Papa a Bulgaria? ¿Tiene alguna esperanza particular?

Desde que supimos que el Papa había aceptado nuestra invitación, hemos preparado una oración por la paz que recitamos todos los días, en toda Bulgaria, incluso después de la misa, que dice en conclusión: "Dios de la paz, danos la paz en nuestras almas para mostrar con nuestra vida que la paz es posible en el mundo ". Creo que, como fruto de la bendición del Papa, no solo en los católicos, sino en todos los Búlgaros, seguiremos siendo un espíritu de paz. Por lo tanto, ¡podemos mostrar verdaderamente que la paz es posible en nuestras almas, en nuestras familias, en nuestras comunidades, en nuestro país!

 

Traducción de Richard Maher

 

 

 

05/05/2019-11:23
Redacción

Beatificación de Conchita Cabrera en México: "Su fuerza espiritual, la oración"

(Zenit – 5 mayo 2019).- El cardenal Giovanni Angelo Becciu, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos  presidió ayer en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, en Ciudad de México (México) la santa misa de beatificación de María Concepción Cabrera ( 1882-1937), popularmente conocida como “Conchita” casada, madre de familia, e inspiradora de Institutos religiosos e iniciativas apostólicas, que consideró además como misión especial la santificación de los sacerdotes.

En su homilía el cardenal subrayó la necesidad y la actualidad de la misión de “Conchita”  en estos tiempos en que la Iglesia ha atravesado momentos turbulentos y lacerantes y la definió “una mujer de oración y de celo apostólico que, anticipando los tiempos, encuentra en sí la fuerza moral para imponerse como líder en el campo social y en el ámbito eclesial. Ella se nos presenta hoy (…) como un modelo de vida apostólica: oraba y actuaba, tenía la mente fijada en el cielo y los ojos vueltos hacia la tierra; adoraba y exaltaba la grandeza de Dios y se ocupaba de las miserias y de las necesidades de los hombres”.

A continuación ofrecemos la homilía del Cardenal Becciu en la Misa de beatificación celebrada en la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe.

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Homilía del Cardenal Becciu

“Así, arraigados y cimentados en el amor, podrán comprender […] el amor de Cristo, y experimentar ese amor que sobrepasa todo conocimiento humano” (Ef 3, 17-19).

Queridos hermanos y hermanas, Con estas palabras, que hemos escuchado en la segunda lectura, San Pablo exhorta a los cristianos de Éfeso a abrir generosamente el corazón al amor de Cristo, el único capaz de dar un sentido pleno a toda nuestra vida. La invitación del Apóstol fue acogida plenamente por María Concepción Cabrera, familiarmente conocida como Conchita; una figura maravillosa en sus diferentes aspectos de esposa, madre, viuda, inspiradora de Institutos religiosos y de iniciativas apostólicas. La belleza y la fuerza de su testimonio consiste en haber escogido, desde la adolescencia, consagrarse al Amor absoluto: Dios. Elegir a Dios como Amor absoluto significa abrazar su voluntad, que a Conchita se manifestó de manera inmediata y clara: ¡serás esposa y madre! Al igual que para María, la madre de Jesús, también para Conchita la felicidad consistía no en seguir sus propias inspiraciones, aunque santas, sino en conformarse al proyecto que Dios tenía para ella. Así, ella aceptó vivir con total dedicación su experiencia de esposa y de madre. Aceptó la responsabilidad de una fidelidad continua, de una maternidad que se renovó por nueve veces, de haber tenido que educar a sus hijos, tarea agotadora al tiempo que hermosa. Se manifestaba preocupada por su crecimiento humano y, sobre todo, espiritual: una solicitud materna por cada uno de ellos; verdadero modelo de madre, pronta para alentar los aspectos positivos y corregir los defectos.

La continua aspiración de su existencia fue vivir “en” este mundo, pero no vivir “de” este mundo. Arraigada “en el amor de Cristo que supera todo conocimiento”, reavivará su misión de madre y de esposa. Animada por una profunda fe y por una caridad sin medida, por una parte se encaminará en un largo itinerario ascético y místico, por otra parte se dejará consumir por uno celo incansable que, junto a su ferviente fantasía creadora, le llevará a hacer que surjan nuevas familias de vida consagrada en la Iglesia.

El amor a Dios. Hablaba de Dios en modo convincente y naturalidad, de modo que se evidenciaba su ardiente amor por Él. Desde su juventud se esforzaba en transmitir fe a los demás, también a través de sus escritos. En ella era vivo su deseo de conformarse plenamente a la voluntad de Dios. Por ello, alimentaba su fe con una oración intensa y constante, su verdadera fuerza espiritual, a la que también dedicaba parte de la noche, con interminables horas de adoración ante el Santísimo Sacramento. Tenía habitualmente la conciencia de estar en la presencia del Señor, por lo que vivía en una constante actitud interior de oración. La unión con Dios se caracterizaba también por una profunda experiencia de unión mística con Cristo, de la que brotaba una generosa maternidad espiritual hacia las almas.

De su amor por Dios nacía la continua inquietud por amar al prójimo, difundiendo en todas partes el mensaje del amor de Cristo. Su corazón ardía de una extraordinaria solicitud maternal para cuantos se encontraban en condiciones de necesidad y de fragilidad. No había ningún problema que no tratara de resolver, no había indigencia que no intentara socorrer. Incesante era su solicitud por los pobres: quiso ser pobre entre los pobres, adaptándose a ellos también en el aspecto exterior para compartir las dificultades de su vida y así ayudarles mejor. Se dedicaba con generosidad también a las obras de misericordia espirituales: visitaba enfermos y moribundos, dándoles consejo espiritual.

La beata María Concepción Cabrera, caso único en la historia de las fundaciones religiosas, inspiró y promovió cinco Institutos, denominados las “Obras de la Cruz”: dos congregaciones religiosas y tres obras apostólicas, sin asumir ni el papel de fundadora ni, mucho menos, la carga y los poderes de superiora general. Éstas son: el Apostolado de la Cruz, las Religiosas de la Cruz del Sagrado Corazón de Jesús, la Alianza de Amor con el Sagrado Corazón de Jesús, la Liga Apostólica y los Misioneros del Espíritu Santo. A estas obras hay que añadir la Cruzada de almas víctimas.

“El que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará” (Mt 16, 25). Esta frase del Evangelio quedó grabada en la mente de la Beata y encontró plena aplicación en su vida. El florecimiento de las obras no puede explicarse si no en la lógica del Evangelio, que transforma en vida toda aparente muerte a uno mismo. Ella suscitó las “Obras de la Cruz” con sus escritos espirituales, pero singularmente con su testimonio de vida: cargó cada día con su cruz para seguir a Jesús. ¡Y qué cruces! Tras apenas dieciséis años de matrimonio perdió a su esposo, por cuya pérdida experimentó un sufrimiento tan grande que le hizo exclamar “He sentido el bisturí divino en mi alma… Todos aquellos días me lo iba a traer del Sagrario a que me ayudara y fortaleciera”. Pero el sufrimiento se hizo todavía mayor con la muerte de hasta cuatro de sus hijos. Pero en todas esas ocasiones, frente al dolor, no pierde la serenidad, no se aparta de la confianza en Dios, ella mira el crucifijo y como “eco fiel de esa Madre dolorosa”, aprende a ofrecer el dolor presentándolo al Padre por el bien del mundo y por la Iglesia. Es consciente de que todo dolor pequeño o grande ya ha sido vivido por Jesús en la cruz y en Él puede encontrar fuerza y sentido. Nuestra Beata comprendió perfectamente la ciencia de la Cruz. Ésta requiere que, en el Calvario del dolor, presente en la humanidad de todas las épocas, estén las cruces de quienes voluntariamente se unen al sacrificio de Cristo.

Su fuerte deseo apostólico fue el de salvar las almas, de convertir a los pecadores por cuya salvación ofrecía sus sufrimientos voluntarios. Pero su mayor preocupación, que constituía casi una “obsesión”, fue por la santidad de los sacerdotes por quienes rezaba y se sacrificaba. ¡Qué necesaria y qué actual es esta misión! En estos últimos tiempos, la Iglesia ha vivido momentos turbulentos y lacerantes a causa de los escándalos de obispos, sacerdotes y religiosos que han deformado su rostro y socavado su credibilidad. Frente a este escenario doloroso, algunos fieles han empezado a perder la confianza en la Iglesia, mientras que otros la han atacado aumentando las heridas. Pero la actitud correcta es la que nos enseña la nueva Beata: sostener con la cercanía espiritual y con la oración a cuántos viven cada día su vocación con fidelidad y con abnegación. Se trata de la inmensa mayoría de las personas consagradas que ofrecen un claro testimonio de fe y de amor. Esto no exime del deber de luchar contra los abusos y los escándalos de cualquier tipo, induciendo a cuántos han errado a abandonar esa vida hipócrita y pervertida. Como nos recordó el Santo Padre Francisco: “La fortaleza de cualquier institución no reside en la perfección de los hombres que la forman […], sino en su voluntad de purificarse continuamente; en su habilidad para reconocer humildemente los errores y corregirlos; en su capacidad para levantarse de las caídas” (Discurso a la curia romana, 21 de diciembre de 2018).

Los momentos difíciles y dolorosos que le llevaron a configurarse cada vez más a Cristo sobre la Cruz, no le hicieron perder su jovialidad natural. Esto es indicador de su total comunión con Dios de quien experimentó de modo concreto la paternidad. Su casa estaba llena de alegría y de animación: simplicidad, dulzura, afabilidad eran los principales rasgos de su carácter. “Mamá sonreía siempre”, testifican sus hijos. Marcada por el amor a la voluntad de Dios, estaba abierta con ánimo sereno a cuanto el Señor disponía en la alegría y en el dolor. Nos encontramos frente a una mujer de fuerte personalidad, dotada de dotes excepcionales, tanto humanas como cristianas. Una mujer de oración y de celo apostólico que, anticipando los tiempos, encuentra en sí la fuerza moral para imponerse como líder en el campo social y en el ámbito eclesial. Supo realizar una magnífica síntesis de contemplación y de acción: las figuras evangélicas de Marta y María se encuentran fusionadas y sincronizadas en la existencia de la nueva Beata. Ella se nos presenta hoy, especialmente a las mujeres, como un modelo de vida apostólica: oraba y actuaba, tenía la mente fijada en el cielo y los ojos vueltos hacia la tierra; adoraba y exaltaba la grandeza de Dios y se ocupaba de las miserias y de las necesidades de los hombres.

Que la Iglesia que está en México sepa imitar la mirada profética y el corazón abierto a los hermanos, con una generosa labor apostólica que encuentre su raíz en la fe cristiana, sublime patrimonio moral y cultural de esta nación. Que con su intercesión, nos ayude a escuchar las actuales voces suplicantes de cuántos experimentan una pobreza espiritual o material y responder a ella con esa fantasía de la caridad que distingue a los fieles discípulos del Evangelio. Por eso le imploramos: Beata María Concepción Cabrera, ¡ruega por nosotros!

 

© Librería Editorial Vaticana

 

 

 

05/05/2019-16:39
Anita Bourdin

Macedonia del Norte: "Cultivando la cultura del encuentro y fraternidad en Europa y en todo el mundo"

(ZENIT — 5 mayo 2018).- El Papa Francisco invita a "crecer en Europa y en todo el mundo la cultura del encuentro, la cultura de la fraternidad" con motivo de su viaje a Macedonia del Norte.

En la víspera de su partida para su cuarto viaje del año, Bulgaria y Macedonia del Norte, del 5 al 7 de mayo, y el 29 a nivel internacional desde el 2013, el Papa Francisco envió un mensaje de video a los macedonios del norte el sábado 4 de mayo de 2019: irá a Macedonia, sobre los pasos de la Madre Teresa de Calcuta, en Skopje, el 7 de mayo.

El Papa expresó su afecto: "A través de este breve mensaje, me gustaría expresaros mi alegría y el afecto que siento por vuestro pueblo y por la Iglesia que vive en vuestra tierra".

Recuerda las "relaciones de amistad y relaciones diplomáticas" con el país desde su independencia en 1991: anteriormente fue la "República Yugoslava de Macedonia".

"Hoy más que nunca", dice el Papa en italiano en este mensaje, "necesitamos que crezca en Europa y en todo el mundo la cultura del encuentro, la cultura de la fraternidad, y yo vendré entre vosotros para sembrar estas semillas, seguro de que la vuestra es tierra buena, que sabrá recibirlas y dar fruto.

El Papa enfatiza esta característica del país: "De hecho, la belleza particular de vuestro país se debe precisamente a la variedad de culturas y afiliaciones étnicas y religiosas que residen allí. Por supuesto, la convivencia no siempre es fácil, lo sabemos".

Para el Papa, sin embargo, trabajar en la convivencia es "un esfuerzo que vale la pena hacer porque los mosaicos más hermosos son los más ricos en colores".

Concluye evocando a Santa Teresa al servicio de la caridad de Cristo: "Confío mi visita a la intercesión de una gran santa, hija de vuestra tierra: la Madre Teresa. Nacida y crecida en Skopje, se convirtió con la gracia de Dios en una valiente misionera de la caridad de Cristo en el mundo, dando consuelo y dignidad a los más pobres entre los pobres".

 

© Traducción de Zenit, Raquel Anillo

 

 

 

04/05/2019-22:18
Rosa Die Alcolea

Bulgaria y Macedonia del Norte: Programa del viaje del Santo Padre

(ZENIT — 26 abril 2019).- El programa del viaje apostólico del Papa Francisco a Bulgaria y Macedonia del Norte se publicó el pasado 7 de marzo de 2019.

Dentro de 8 días, el Papa Francisco viajará por primera vez a Bulgaria y Macedonia del Norte, del 5 al 7 de mayo de 2019, con el lema ¡No tengas miedo, pequeña manada! (Lc 12,32), con el objetivo de alentar a la pequeña comunidad católica que convive en estos países junto a otras religiones.

La Santa Sede ofreció el programa actualizado del Santo Padre el pasado 17 de abril de 2109 —publicado previamente el 7 de marzo de 2109— . De domingo a martes, Francisco visitará las ciudades de Sofía y Rakovski, en Bulgaria, y Skopje, capital de la ex República Yugoslava.

Entre otras actividades, el Pontífice celebrará la Eucaristía en la Plaza Knyaz Alexandar I, en Sofia, en la Iglesia del Sagrado Corazón, de Rakovsky, y en la plaza de Macedonia, en Skopje. Del mismo, en Macedonia se encontrará con el Presidente y el Primer Ministro.

A continuación, ofrecemos el programa completo, en horario local (en Bulgaria es una hora más que en Roma y en Macedonia del Norte es la misma hora que en Roma).

***

Domingo 5 de mayo de 2019
ROMA-SOFIA
 
 
7 horas Salida en avión desde el aeropuerto de Roma / Fiumicino a Sofía.  
10 horas (9 h. en Roma) Llegada al aeropuerto internacional de Sofía.  
  RECIBIMIENTO OFICIAL  
10:10 h. (9:10 h. en Roma) ENCUENTRO CON EL PRIMER MINISTRO en el Governmental Lounge del aeropuerto.  
10:40 h. (9:40 h. en Roma) CEREMONIA DE BIENVENIDA en la plaza frente al Palacio Presidencial  
11 h. (10 h. en Roma) VISITA DE CORTESIA AL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA en el Palacio Presidencial  
11:30 h. (10:30 h. en Roma) ENCUENTRO CON LAS AUTORIDADES, con la SOCIEDAD CIVIL y con el CUERPO DIPLOMÁTICO  en la  Plaza Atanas Burov Discurso del Santo Padre
12 h. (11 h. en Roma) VISITA AL PATRIARCA Y  AL SANTO SÍNODO en el Palacio del Santo Sínodo Saludo del Santo Padre
12:50 h. (11:50 h. en Roma) ORACIÓN SILENCIOSA FRENTE AL TRONO DE LOS SANTOS CIRILO Y METODIO en la catedral patriarcal de San Alexander Nevsky  
13 h. (12 h. en Roma) REGINA COELI en la Plaza de San Alexander Nevsky Regina Coeli
16:45 (15:45 h. en Roma) SANTA MISA en la Plaza Knyaz Alexandar I Homilía del Santo Padre
       
Lunes 6 de mayo 2019
SOFIA-RAKOVSKY-SOFIA
 
8:30 h. (7:30 h. en Roma) VISITA EN PRIVADO A UN CAMPO DE REFUGIADOS  
9:30 h. (8:30 h. en Roma) Salida en avión hacia Rakovsky.  
11:15 h. (10:15 h. en Roma) SANTA MISA CON PRIMERAS COMUNIONES en la Iglesia del Sagrado Corazón de Rakovsky Homilía del Santo Padre
13 h. (12 h. en Roma) Almuerzo con los obispos de Bulgaria en el Convento de las Hermanas franciscanas  
15:30 h. (14:30 h. en Roma) ENCUENTRO CON LA COMUNIDAD CATÓLICA en la iglesia de San Miguel Arcángel en Rakovsky Discurso del Santo Padre
17:15 h. (16:15 h. en Roma) Salida en avión hacia Sofía.  
18:15 h. (17:15 h. en Roma) ENCUENTRO POE LA PAZ PRESIDIDO POR EL SANTO PADRE EN PRESENCIA DE LOS EXPONENTES DE LAS VARIAS CONFESIONES RELIGIOSAS DE BULGARIA en la Plaza Nezavisimost, en Sofía Oración del Santo Padre
       
Martes 7 mayo 2019
SOFIA-SKOPJE-ROMA
 
 
 
CEREMONIA DE DESPEDIDA DE BULGARIA
en el aeropuerto de Sofía
 
8:20 h. (misma hora en Roma). Salida en avión del aeropuerto de Sofía a Skopje  
8:15 h. Llegada al aeropuerto internacional de Skopje  
  RECIBIMIENTO OFICIAL  
9 h. CEREMONIA DE BIENVENIDA en el patio del Palacio Presidencial  
9:15 h. VISITA DI CORTESIA AL PRESIDENTE en el Palacio Presidencial  
9:30 h. ENCUENTRO CON EL PRIMER MINISTRO en el Palacio Presidencial  
9:45 h. ENCUENTRO CON LAS AUTORIDADES, con la SOCIEDAD CIVIL y con el CUERPO DIPLOMÁTICO  en la Sala del Mosaico del Palacio Presidencial Discurso del Santo Padre
10:20 h. VISITA AL MEMORIAL MADRE TERESA EN PRESENCIA DE LÍDERES RELIGIOSOS Y ENCUENTRO CON LOS POBRES Oración del Santo Padre
11:30 h. SANTA MISA en la Plaza Macedonia Homilía del Santo Padre
13:30 h. Almuerzo con el séquito papal  
16 h. ENCUENTRO ECUMÉNICO E INTERRELIGIOSO CON JÓVENES en el Centro Pastoral Discurso del Santo Padre
17 h. ENCUENTRO CON LOS SACERDOTES, SUS FAMILIAS Y RELIGIOSOS en la catedral Discurso del Santo Padre
18:15 h. CEREMONIA DE DESPEDIDA en el aeropuerto internacional de Skopje    
18:30 h. Salida del avión papal hacia Roma / Ciampino    
20:30 h. Llegada al aeropuerto internacional de

 

 

 

 

05/05/2019-12:07
Isabel Orellana Vilches

San Pedro Nolasco, 6 de mayo

«Este redentor de cautivos, fundador de la Orden de Santa María de la Merced consagró su vida a liberar a los cristianos y él mismo fue apresado en Argelia en una de las expediciones que llevaba a cabo con este objetivo»

Natural de Barcelona, España, nació hacia 1180. Sus padres debían poseer tierras en zonas colindantes a la capital. Y él crecería en ese privilegiado entorno junto a un monasterio románico, hasta que huérfano de padre a los 15 años, con la aquiescencia materna, repartió sus bienes. En edad de contraer matrimonio se arrodilló ante la Virgen de Montserrat y le ofreció su vida dando la espalda a mundanas vanidades. La época histórica en la que discurría su quehacer, con el dominio musulmán sobre las costas en todo su apogeo, trajo consigo el destierro de miles de cristianos a África. Eran personas cruelmente maltratadas y angustiadas por un yugo injusto que llevó a muchas a renegar de su fe pensando que Dios las había abandonado. Pedro tomó conciencia de la tragedia que encierra la esclavitud. Y en 1203 ya estaba implicado como benefactor de los pobres, según consta en documento escrito que lo menciona como «responsable de la limosna de los cautivos». Precisamente ese año tuvo lugar en Valencia la primera «redención de cautivos». El santo rescató con sus propios medios a unos 300. Cuando se le agotó el dinero, formó grupos para recaudar la «limosna para los cautivos». Y al quedar clausurada esta vía de ayuda, pensó ingresar en alguna Orden religiosa o trasladarse al desierto.

Hubo dos hitos significativos de carácter sobrenatural que marcaron su trayectoria espiritual y apostólica. En 1203 en un sueño se vio transportado al atrio de un espléndido palacio donde existía un frondoso olivo. Dos venerables ancianos le encomendaron su tutela. A ellos siguieron los furibundos ataques de otros dos hombres que se cebaron en las ramas y en el fruto. En medio de la lucha observó que de la rama cercenada brotaba otra más esplendorosa, y otro tanto acontecía con el fruto. Desvanecida la visión, quiso interpretarla. Esta experiencia, a decir de los cronistas, pudo ofrecer dos perspectivas. En la primera, el atrio sería el mundo; la oliva, la Iglesia, y los agresores, los enemigos de la fe representados en las cohortes de prisioneros que se asfixiaban bajo las cadenas de la cautividad. Al rescatarlos, él liberaría a la Iglesia de su opresión. En otra lectura se habrían invertido los símbolos; tendrían nueva y simple matización. El atrio sería la Iglesia y la oliva la Orden que iba a fundar: un alborear para los que se hallaban presos. A esta convicción le habría conducido la Santísima Virgen, a quien Pedro se encomendaba buscando luz para clarificar su devenir, y la voluntad divina que pudiera encerrar este hecho.

Así las cosas, y este fue el segundo hito, la noche del 1 al 2 de agosto de 1218 se le apareció la Virgen. Iba vestida con el hábito blanco característico de los mercedarios. Movido por Ella, el 10 del mismo mes y año creó la Orden de Santa María de la Merced para la redención de cautivos en la catedral de Barcelona. Fue un acto emotivo, de honda significación, que tuvo lugar ante la presencia del monarca Jaime I de Aragón y del obispo Berenguer de Palou. Éste fue quien impuso al santo y a los doce primeros integrantes de la fundación la túnica blanca con todos sus elementos inspirada en la que llevó María. La nueva realidad eclesial, que anteriormente había sido laica, fue dotada con un cuarto voto, el de liberar esclavos, que se añadió a los clásicos de pobreza, castidad y obediencia. Les comprometía a entregar la propia vida a imagen del Redentor.

En los inicios de la instauración de su obra, Pedro no estuvo solo; contó con el inapreciable consejo y ayuda de san Raimundo de Peñafort. En ese momento, las circunstancias propiciaban la labor de estos nuevos redentores. El hospital barcelonés de Santa Eulalia era cobijo de indigentes y cautivos que regresaban de tierras moriscas sin medios para sobrevivir. Y en ese establecimiento, asignado a los mercedarios por el rey aragonés, comenzaron su excelsa labor. Cada rescatado tenía la obligación de participar durante un tiempo en la redención de nuevos cautivos. También reemplazar al esclavo ocupando su lugar, siempre que su fe estuviese en peligro y no tuviesen dinero para rescatarlo. En una de las expediciones realizadas por Pedro Nolasco a Argelia para liberar a cristianos fue hecho prisionero, pero finalmente consiguió la libertad.

Fue un hombre de oración, humilde, generoso, lleno de fe y entrañas de misericordia, fiel observante de la regla, entregado, con gran visión y celo apostólico. A ello se unían sus ansias de morir por Cristo. Éste ímpetu, junto a su fe, propiciaron la existencia de la rama mercedaria femenina. La materializó con la anuencia de María de Cervelló, luego canonizada, joven natural de Barcelona a la que supo transmitir el espíritu que animaba la Orden instituida por él y de la que fue superior general. Diecisiete fundaciones extendidas por Cataluña, Aragón, Valencia, Mallorca y Carbona dan idea también de su amor a Cristo y a sus semejantes. Con el generoso grupo de seglares que se implicaron en la admirable tarea de auxiliar no solo a los cautivos sino de prestar asistencia a pobres, enfermos y peregrinos, creó una fraternidad.

El rey Jaime I, al que acompañó en la conquista de Mallorca y de Valencia, le donó el monasterio de El Puig. En 1235 Gregorio IX emitió la bula «Devotionis vestrae» confirmando su obra. Fue agraciado con éxtasis y dones de profecía y milagros. Cuenta la tradición que hubiera deseado venerar las reliquias de san Pedro en Roma, peregrinación que no pudo efectuar. En su desconsuelo, éste se le apareció en sueños durante tres noches consecutivas diciéndole: «vengo a verte porque tú no puedes ir a visitarme». En la última, mientras Pedro Nolasco oraba de rodillas, vio al apóstol crucificado, cabeza abajo. Le instó a no dejar España donde florecía su excelsa labor. Murió el 6 de mayo de 1245 pronunciando el Salmo 76: «Tú, oh Dios, haciendo maravillas, mostraste tu poder a los pueblos y con tu brazo has rescatado a los que estaban cautivos y esclavizados».Urbano VIII lo canonizó el 30 de septiembre de 1628.