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Card. Sandri: Patriarca Sfeir, una flecha que apuntaba hacia Cristo

 

Ayer por la tarde, en la Iglesia del Pontificio Colegio Maronita de Roma se celebró la Divina Liturgia en sufragio del Cardenal Nasrallah Boutros Sfeir, Patriarca Emérito de Antioquía de los Maronitas, fallecido el pasado 12 de mayo.

 

 

26 mayo 2019, 13:10 | Benedetta Capelli - Ciudad del Vaticano


 

 

"Capaz de hablar a todos, un punto de referencia primero con palabras y luego con la vida vivida en humildad y sencillez: con estas palabras el Cardenal Leonardo Sandri, Prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales, esbozó la figura del fallecido Patriarca, en su discurso de saludo al final de la Divina Liturgia celebrada ayer por la tarde en la Iglesia del Pontificio Colegio Maronita de Roma, dos semanas después de su muerte.

 

Una vida fundada sobre la roca que es Cristo

La existencia del patriarca emérito de Antioquía de los maronitas, el cardenal Nasrallah Boutros Sfeir, fue para el cardenal Sandri "una flecha que señalaba a Aquel que es la Roca sobre la que fundar la vida de una persona, de una familia, de una comunidad religiosa, de una Iglesia y de una Patria: Cristo Señor". El cardenal destacó la predisposición de Sfeir a ser "el servidor de todos" y, citando las palabras de San Juan Pablo II sobre la figura del Patriarca - "padre de su Iglesia, responsable de su renovación" - el Card. Sandri recordó que para muchos era un pastor, un guía que nunca tuvo miedo de decir una palabra clara y fuerte para todo el pueblo.

 

Pilar de la nación libanesa

La Divina Liturgia fue presidida por  Mons. Francois Zaki Eid, Procurador del Patriarca Maronita ante la Santa Sede. En su homilía, el prelado destacó  tres características del Card. Sfeir: "icono de ejemplaridad sacerdotal, episcopal y patriarcal; hombre de Dios con su humildad; columna de la nación libanesa". Recordando la guerra del Líbano, Mons. Francois Zaki Eid recordó el constante interés de Juan Pablo II por la suerte del país. "El Líbano -dijo- fue salvado y todos, cristianos y musulmanes, se reunieron en torno al Patriarca que se convirtió en el único punto de referencia de los libaneses porque en nombre de todos,  luchó y logró liberar el suelo nacional de toda ocupación y presencia militar extranjera.