Servicio diario - 29 de junio de 2019


 

"Ser testigos vivos de Jesús" — Homilía en la solemnidad de san Pedro y san Pablo
Larissa I López

60 aniversario de la fundación del Instituto Id Cristo Redentor, misioneras y misioneros identes
Rosa Die Alcolea

Ángelus: Redescubrir "la alegría de ser hermanos y hermanas en la Iglesia"
Redacción

San Pedro y san Pablo: El Papa Francisco bendice los Palios para 31 arzobispos
Larissa I López

Christopher West visita España para hablar sobre la Teología del Cuerpo
Redacción

Japón: El Santo Padre podría visitar Hiroshima y Nagasaki en noviembre
Anita Bourdin

Óbolo de San Pedro: Ayudar al Papa a sostener a los más necesitados
Larissa I López

Beato Gennaro María Sarnelli, 30 de junio
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

29/06/2019-10:04
Larissa I. López

"Ser testigos vivos de Jesús" — Homilía en la solemnidad de san Pedro y san Pablo

(ZENIT – 29 junio 2019).- Jesús te pregunta también a ti como hizo con Pedro: “¿Quién soy yo para ti?”, “¿Me amas?”. Dejemos que estas palabras entren en nosotros y enciendan el deseo de no sentirnos nunca satisfechos con lo mínimo, sino de apuntar al máximo, para ser también nosotros testigos vivos de Jesús“, ha subrayado el Papa Francisco.

Hoy, 29 de junio de 2019, solemnidad de los apóstoles san Pedro y san Pablo, el Papa Francisco ha presidido la Santa Misa junto con los cardenales, los arzobispos metropolitanos y los obispos sacerdotes. Previamente, el Santo Padre ha bendecido los Palios destinados a los 31 arzobispos metropolitanos nombrados durante este año, procedentes de los 5 continentes y presentes en esta celebración.

En este fecha, la Iglesia celebra el Día del Papa y la colecta llamada, desde los primeros siglos, Óbolo de San Pedro.

En su homilía el Papa ha destacado que los apóstoles Pedro y Pablo se presentan ante nosotros como testigos que “no se cansaron nunca de anunciar, de vivir en misión, en camino, desde la tierra de Jesús hasta Roma” y que dieron testimonio de Jesús hasta el final, muriendo mártires. Así, el Santo Padre los ha mostrado como “testigos de vida, testigos de perdón y testigos de Jesús.

Como testigos de vida, el Pontífice resaltó que ambos eran “de ánimo muy religioso”, pero “cometieron grandes equivocaciones”, no obstante, el Señor los perdonó como “pecadores arrepentidos” y confío en ellos a pesar de sus errores.

Esto supone una gran enseñanza en nuestra propia existencia como creyentes “el punto de partida de la vida cristiana no está en el ser dignos; con aquellos que se creían buenos, el Señor no pudo hacer mucho”, dijo el Papa, y añadió, “Él nos ama como somos y busca personas que no sean autosuficientes, sino que estén dispuestas a abrirle sus corazones. Pedro y Pablo eran así, transparentes ante Dios”. Ante la humildad de los apóstoles el secreto que “los sostuvo en su debilidades” fue “el perdón del Señor”.

De esta manera, Pedro y Pablo fueron testigos del perdón. A pesar de su sentimiento de culpa, explicó el Obispo de Roma, encontraron la paz en dicho perdón de Dios. Humanamente fallaron “¡cuántas veces habrá pensado Pedro en su negación! ¡Cuántos escrúpulos tendría Pablo, por el daño que había hecho a tantas personas inocentes!”, recordó el Papa, pero el perdón les permitió y “nos permite comenzar de nuevo; allí nos encontramos con nosotros mismos: en la confesión”, puntualizó.

San Pedro y San Pablo también son testigos de Jesús, para ellos, “Jesús es más que un personaje histórico, es la persona de la vida: es lo nuevo, no lo ya visto; es la novedad del futuro, no un recuerdo del pasado”, describió el Papa.

Ante el ejemplo de estos dos testigos, el Papa pidió que nos preguntemos si renovamos nuestro compromiso con Jesús “todos los días”. Por otro lado, deseó que nos interesemos por las noticias de la Iglesia, pero, también matizó que Jesús “no quiere ‘reporteros’ del espíritu, mucho menos cristianos de fachada o de estadísticas. Él busca testigos, que le digan cada día: ‘Señor, tú eres mi vida’”.

Igualmente, el Obispo de Roma ha invitado a pedir la gracia de “no ser cristianos tibios, que viven a medias, que dejan enfriar el amor” y ha deseado que cada día encontremos nuestras raíces “en la relación diaria con Jesús y en la fuerza de su perdón”.

A continuación exponemos la homilía completa del Papa Francisco.

***

 

Homilía del Santo Padre

Los apóstoles Pedro y Pablo están ante nosotros como testigos. No se cansaron nunca de anunciar, de vivir en misión, en camino, desde la tierra de Jesús hasta Roma. Aquí dieron testimonio de Él, hasta el final, entregando su vida como mártires. Si vamos a las raíces de su testimonio, los descubrimos como testigos de vida, testigos de perdón y testigos de Jesús.

Testigos de vida. Aun cuando sus vidas no fueron cristalinas y lineales, ambos eran de ánimo muy religioso: Pedro, discípulo de la primera hora (cf. Jn 1,41), Pablo incluso «defensor muy celoso de las tradiciones de los antepasados»(Ga 1,14). Pero cometieron grandes equivocaciones: Pedro llegó a negar al Señor, Pablo persiguió a la Iglesia de Dios. Ambos fueron puestos al descubierto por las preguntas de Jesús: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?» (Jn 21,15); «Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?» (Hch 9,4). Pedro se entristeció por las preguntas de Jesús, Pablo quedó ciego por sus palabras. Jesús los llamó por su nombre y cambió sus vidas. Y después de todos estos sucesos confió en ellos, en dos pecadores arrepentidos. Podríamos preguntarnos: ¿Por qué el Señor no nos dio como testigos a dos personas irreprochables, con un pasado limpio y una vida inmaculada? ¿Por qué Pedro, si estaba en cambio Juan? ¿Por qué Pablo y no Bernabé?

Hay una gran enseñanza en todo esto: el punto de partida de la vida cristiana no está en el ser dignos; con aquellos que se creían buenos, el Señor no pudo hacer mucho. Cuando nos consideramos mejores que los demás, es el principio del fin. Porque el Señor no hace milagros con quien se cree justo, sino con quien se reconoce necesitado. Él no se siente atraído por nuestra capacidad, no es por esto que nos ama. Él nos ama como somos y busca personas que no sean autosuficientes, sino que estén dispuestas a abrirle sus corazones. Pedro y Pablo eran así, transparentes ante Dios. Pedro se lo dijo a Jesús de inmediato: «Soy un pecador» (Lc5,8). Pablo escribió que él era «el menor de los apóstoles, no digno de ser llamado apóstol» (1 Co 15,9). Mantuvieron durante su vida esta humildad, hasta el final: Pedro crucificado boca abajo, porque no se consideraba digno de imitar a su Señor; Pablo, encariñado con su nombre, que significa “pequeño”, y desapegado del que recibió cuando nació, Saúl, nombre del primer rey de su pueblo. Comprendieron que la santidad no consiste en enaltecerse, sino en abajarse, no se trata de un ascenso en la clasificación, sino de confiar cada día la propia pobreza al Señor, que hace grandes cosas con los humildes. ¿Cuál fue el secreto que los sostuvo en sus debilidades? El perdón del Señor.

Redescubrámoslos, por tanto, como testigos de perdón. En sus caídas descubrieron el poder de la misericordia del Señor, que los regeneró. En su perdón encontraron una paz y una alegría irreprimibles. Con todo el desastre que habían realizado, habrían podido vivir con sentimientos de culpa: ¡Cuántas veces habrá pensado Pedro en su negación! ¡Cuántos escrúpulos tendría Pablo, por el daño que había hecho a tantas personas inocentes! Humanamente habían fallado; pero sin embargo se encontraron con un amor más grande que sus fracasos, con un perdón tan fuerte como para curar sus sentimientos de culpa. Sólo cuando experimentamos el perdón de Dios renacemos de verdad. Es el perdón el que nos permite comenzar de nuevo; allí nos encontramos con nosotros mismos: en la confesión de nuestros pecados.

Testigos de vida, testigos de perdón, Pedro y Pablo son ante todo testigos de Jesús. En el Evangelio de hoy Él hace esta pregunta: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?». Las respuestas evocan personajes del pasado: «Juan el Bautista, Elías, Jeremías o algunos de los profetas». Personas extraordinarias, pero todas muertas. Pedro, en cambio, responde: «Tú eres el Cristo» (cf. Mt16,13.14.16). Cristo, es decir el Mesías. Es una palabra que no se refiere al pasado, sino al futuro: El Mesías es el esperado, la novedad, el que trae al mundo la unción de Dios. Jesús no es el pasado, sino el presente y el futuro. No es un personaje lejano para recordar, sino Aquel a quien Pedro tutea: Tú eres el Cristo. Para el testigo, Jesús es más que un personaje histórico, es la persona de la vida: es lo nuevo, no lo ya visto; es la novedad del futuro, no un recuerdo del pasado. Por consiguiente, un testigo no es quien conoce la historia de Jesús, sino el que vive una historia de amor con Jesús. Porque el testigo, después de todo, lo único que anuncia es que Jesús está vivo y es el secreto de la vida. En efecto, vemos que Pedro, después de haber dicho Tú eres el Cristo, agrega: «el Hijo de Dios vivo» (v. 16). El testimonio nace del encuentro con Jesús vivo. También en el centro de la vida de Pablo encontramos la misma palabra que rebosa del corazón de Pedro: Cristo. Pablo repite este nombre una y otra vez, casi cuatrocientas veces en sus cartas. Para él, Cristo no es sólo el modelo, el ejemplo, el punto de referencia, sino la vida. Escribe: «Para mí la vida es Cristo» (Flp 1,21). Jesús es su presente y su futuro, hasta el punto de que juzga el pasado como basura ante la sublimidad del conocimiento de Cristo (cf. Flp 3,7-8).

Hermanos y hermanas, ante estos testigos, preguntémonos: “¿Renuevo mi encuentro con Jesús todos los días?”. Es posible que seamos personas que tienen curiosidad por Jesús, que nos interesemos por las cosas de la Iglesia o por las noticias religiosas; que abramos páginas de internet y periódicos, y hablemos de cuestiones sagradas. Pero de esta forma, nos quedamos sólo al nivel de lo que la gente dice, de las encuestas, del pasado, de las estadísticas. A Jesús esto le interesa poco. Él no quiere “reporteros” del espíritu, mucho menos cristianos de fachada o de estadística. Él busca testigos, que le digan cada día: “Señor, tú eres mi vida”.

Encontrando a Jesús, experimentando su perdón, los apóstoles fueron testigos de una nueva vida. No pensaron más en sí mismos, sino que se entregaron completamente. No se quedaron satisfechos con medias tintas, sino que se decidieron por la única medida posible para aquellos que siguen a Jesús: la de un amor sin límites. Se «derramaron en libación» (cf. 2 Tm 4,6). Pidamos la gracia de no ser cristianos tibios, que viven a medias, que dejan enfriar el amor. Encontremos nuestras raíces en la relación diaria con Jesús y en la fuerza de su perdón. Jesús nos pregunta también a nosotros como hizo con Pedro: “¿Quién soy yo para ti?”, “¿Me amas?”. Dejemos que estas palabras entren en nosotros y enciendan el deseo de no sentirnos nunca satisfechos con lo mínimo, sino de apuntar al máximo, para ser también nosotros testigos vivos de Jesús.

Hoy se bendicen los palios para los arzobispos metropolitanos nombrados durante el último año. El palio recuerda a la oveja que el pastor está llamado a llevar sobre sus hombros; es signo de que los pastores no viven para sí mismos, sino para las ovejas; es signo de que, para poseer la vida, es necesario perderla, entregarla. Según una hermosa tradición, comparte también con nosotros la alegría de hoy una Delegación del Patriarcado Ecuménico, a la que saludo con afecto. Vuestra presencia, queridos hermanos, nos recuerda que tampoco podemos ahorrar esfuerzos en el camino hacia la unidad plena entre los creyentes, en una comunión a todos los niveles. Porque juntos, reconciliados por Dios y perdonados mutuamente, estamos llamados a ser testigos de Jesús con nuestra vida.

 

© Librería Editorial Vaticana

 

 

 

29/06/2019-13:08
Rosa Die Alcolea

60 aniversario de la fundación del Instituto Id Cristo Redentor, misioneras y misioneros identes

(ZENIT — 29 junio 2019).- Hoy se cumplen 60 años de la fundación del Instituto Id Cristo Redentor. Su fundador, Fernando Rielo. El Obispo don Domingo Pérez Cáceres confirmó el 29 de junio de 1959 el deseo de instituir un nuevo movimiento, que Rielo intuía, abandona en la voluntad de Dios.

Ese día recibió las cartas credenciales de la nueva Fundación. Pero el Prelado falleció en agosto de 1961 sin poder darles curso, y con su muerte comenzaron momentos difíciles para la Institución. El padre Jesús Fernández Hernández, presidente del Instituto Id de Cristo Redentor, misioneras y misioneros identes, relata a Zenit cómo fueron los orígenes.

 

Canarias, punto de partida

En el otoño de 1944 penetró en Madrid en un templo regido por los PP. Redentoristas. Y creyendo ver en ello el signo de Dios para su vida, finalizado el Servicio Militar ingresó en esta Congregación, primero en Valladolid para el noviciado y más tarde en León.

Allí, mientras se preparaba para ser ordenado sacerdote, en 1951 fundó el movimiento Christus con la única finalidad de impulsar la vivencia íntima de la vocación, acrecentando la fidelidad al carisma de la Congregación.

Un día del otoño de 1950 sintió la locución de Cristo anunciándole que no sería ordenado sacerdote. Cristo le llamaba por otro sendero, que todavía desconocía. Y el 24 de diciembre de 1951, en la capilla del convento, al preguntarle a Cristo por su voluntad tuvo la visión del escudo que formaría parte del Instituto que había de fundar y se le entregó su lema: «Cree y espera». El 20 de julio de 1954 dejó la Congregación. Durante 1955 y 1956, al tiempo que se ocupaba de atender a su padre enfermo, prosiguió consulta con varios miembros de diversas Congregaciones religiosas encaminadas a la Fundación.

Rielo no quería de ninguna manera fundar y había iniciado estas consultas hallándose aún con los PP. Redentoristas. El juicio de los doce piadosos religiosos elegidos para ello fue unánime: debía fundar. De modo que, a finales de 1956, solicitó destino a Canarias, y el 6 de enero de 1957 llegó a Santa Cruz de Tenerife.

"Fue una revolución porque Canarias era una tierra bellísima, pero de destierro. Unamuno fue desterrado a Lanzarote, muchos generales fueron desterrados, pero era una tierra tranquila. Los sacerdotes estaban en el mar jugando a las cartas, al dominó. Sí, se confesaban... pero una cosa así... Llegó el fundador, que decían que era una especie de san Pablo, hablando de la santidad con tal fuerza que revolucionó todo aquello. Pero, ¿qué ocurre? Como todas las cosas, los sacerdotes no estaban de acuerdo con que un seglar hablara así, y de esa manera, Rielo pidió al obispo que lo autorizara", relata Jesús Fernández.

 

Fundación

"Desde niño tenía una conciencia de que era hijo del Padre. No por conocimientos teológicos ni nada, sino por una experiencia íntima suya. Al punto que él dice que él siempre tiene la impresión de cómo si el Padre le hubiera besado en el momento de nacer, que siempre tuvo conciencia de que el Padre le besó", relata el padre Jesús Fernández.

Dos vertientes capitales para los misioneros, la vida apostólica y el estudio, ocuparían su quehacer. Al tiempo iniciaba una intensísima correspondencia epistolar con S.S. Pablo VI, a quien dirigió numerosas cartas durante todo su pontificado, y en las que le hizo entrega de su doctrina, dándole a conocer el modelo filosófico que había concebido con objeto de dar respuesta a los interrogantes que el ser humano viene planteándose desde hace siglos.

Se manifestaría acorde con la Iglesia en todos los ámbitos tratados en el Concilio Vaticano II, entre otros, el celibato sacerdotal, el derecho a la vida, cuestiones de liturgia y de derecho canónico.

Paralelamente, el Instituto se extendía por España y por el mundo, y durante dos décadas, la de los setenta y ochenta, el Fundador no cesaba de visitar a sus hijos sembrando con signos diversos de indudable riqueza todas sus etapas.

 

Primeras comunidades

Las primeras comunidades surgieron en Tenerife a medida que Fernando Rielo iba hablando a grupos de personas, y se forjó un deseo que reunirse en torno a él. Lo primero fue un equipo misional. O sea, formaba equipos y eran como comunidades. Entonces hablaban por el pueblo de la isla, iban de dos en dos, o de tres en tres. Y fue formando comunidades. Por ejemplo, los casados por un lado, los que eran solteros por otro, no todos juntos, las señoras por otro. Es decir, comunidades homogéneas.

Casados por un lado, los jóvenes o jóvenes mayores por otro, las adolescentes por otro sitio, no se mezclan, los niños, la rama femenina... era todo homogéneo.

 

Examen ascético místico

El signo es: vivir la santidad en común por medio del examen ascético místico. ¿Qué es el examen? Es una dirección espiritual. Es un examen sobre el amor, como Dios nos ama a nosotros, y como tú amas a Dios.

El como tú amas a Dios, que es la parte ascética, incluye la oración, donde vemos nuestros defectos, nuestras tendencias, apego... y como en el Evangelio vamos resolviendo todos los conflictos que se nos presentan en la vida real, en la vida familiar, en la vida profesional... a la luz del Evangelio. Y es todo un esquema, cuya fuente está en el Evangelio.

La parte ascética es "como yo amo", y parte de la oración, pero una oración continúa, como decía Cristo. Orar continuamente. Claro, si a ti te dicen. La oración es amor. En aquella época nadie hablaba de esto. A Fernando Rielo le entendían mejor los padres de familia, la madre, que los teólogos.

 

Carisma idente

El carisma idente consiste en el seguimiento e identificación con Cristo, viviendo y testificando, bajo la acción del Espíritu Santo, una conciencia filial que tiene al Padre Celeste como modelo de santidad. Así viene expresado en su mismo nombre, idente, que procede del mandato «Id y predicad el Evangelio» y significa caminar uniéndose con la divina conciencia filial de Cristo. Idente es un neologismo construido con el imperativo 'id' del verbo ir y la desinencia 'ente', del participio latino —ens, -entis.

El Instituto Id de Cristo Redentor, misioneras y misioneros identes es un instituto de vida consagrada de derecho pontificio, fundado por Fernando Rielo Pardal el 29 de junio de 1959 en Tenerife (España).

Su carisma es "vivir la santidad por medio de un examen ascético y místico en común" y su misión apostólica consiste sobre todo en el encuentro con la juventud y el diálogo con los intelectuales para defensa de la verdad revelada. Se asienta en tres principios evangélicos: la vocación a la santidad, la promoción de la vida comunitaria, y la prioritaria dedicación a la misión evangelizadora: «id por todo el mundo y proclamad la buena nueva a toda la creación» (Mc 16,15). De ahí, el nombre de "identes".

 

Rielo "amó mucho el sacerdocio"

Fernando Rielo siempre quiso ser sacerdote. "Él amó mucho el sacerdocio", apunta el presidente del Instituto Idente. Él no pudo ser sacerdote, "primero por desarrollar el instituto, y cuando ya le plantearon la posibilidad de ordenarse, él ya tuvo una serie de problemas".

Primero le tuvieron que amputar una pierna, luego tuvo una caída y el brazo derecho lo tuvo fracturado, luego ha tenido veintitantas intervenciones y estaba prácticamente en una silla de ruedas en Nueva York. Entonces cuando quiso venir a Roma, no estaba en condiciones para ordenarse.

"Él siempre deseó el sacerdocio, hasta tal punto que él nos lo transmitió a nosotros. Él siempre nos animó en este campo", asegura Jesús Fernández.

En la rama masculina de los misioneros identes, algunos son sacerdotes, no todos, pero sí los que lo desean.

 

Nuevas formas de vida consagrada

El Instituto Id de Cristo Redentor ha participado recientemente en el V Encuentro Internacional de nuevas formas de vida consagrada, celebrado en Roma.

El presidente del instituto explica cómo fueron los orígenes de la institución: Este Instituto es de Derecho Pontificio, que fue reconocido precisamente el 29 de junio, en realidad fue los primeros días de julio, pero con fecha del 29 de junio, por Benedicto XVI, en el año 2009. Antes era de Derecho Diocesano en Madrid.

El primer reconocimiento fue como Asociación Pública de Fieles en Madrid por el cardenal Suquía, por Derecho Diocesano. El segundo reconocimiento fue Instituto de Vida Consagrada pero nueva forma, según el Canon 605, y eso fue con el cardenal Rouco en Madrid (también bajo Derecho Diocesano). Y en tercer lugar, Derecho Pontificio aquí en Roma por parte del Santo Padre Benedicto XVI. Entonces ya nosotros dependemos de la Congregación para la Vida Consagrada.

Y los sacerdotes se incardinan en la Institución. Porque cuando éramos Asociación Pública de Fieles teníamos que ser incardinados en las diócesis donde estábamos, pero una vez ya siendo diocesano, nos permitieron que como Instituto de Vida Consagrada se incardinaban en la Institución.

 

Rama masculina y rama femenina

¿Cómo es la estructura? Hay dos ramas: una masculina y otra femenina. La rama masculina tiene un superior general y un consejo. La rama femenina tiene una superiora general y un consejo. ¿Dónde reside la rama femenina? En Madrid, en la calle Hermosilla, número 5. ¿Dónde reside la sede general de los misioneros? En Madrid, Covarrubias, 19.

Aquí, en Roma, está la Presidencia. El presidente está acompañado por un consejo formado por 12 miembros. Prácticamente, la mitad son misioneros y la mitad son misioneras. Eso es una novedad, porque no existía una presidencia mixta, de misioneros y misioneras. La idea del fundador es que el presidente tiene que ser siempre un sacerdote. Y por lo tanto, tiene que ser hoy por hoy, un hombre.

Después, hay otros que llamamos externos, que viven la misma espiritualidad y hacen votos, que hoy por hoy, la Iglesia todavía no ha reconocido, son promesas. De momento, en las nuevas formas se están discutiendo como pueden vivir la pobreza, la castidad, la obediencia... todo esto está siendo objeto de análisis. Pero que no es orden tercera, está regada con misma fuerza que los demás, y viven en sus casas. Unos son casados, y otros no.

Y luego hay otro grupo que se llama "Familia 'dente", que viven la espiritualidad pero no tienen votos, y no tienen ni promesas, pero viven este carisma. Esos son varios miles y están extendidos por los 23 países donde estamos.

Luego hay otra sección juvenil que se llama "Juventud Idente" que no son propiamente misioneros, pero muchos de ellos viven esta espiritualidad. Y dentro de esta rama juvenil, hay un parlamento: El Parlamento Universal de la Juventud, y proceden de todos estos países, de estos cuatro continentes.

 

¿Hacia dónde va la nueva sociedad?

Los jóvenes que forman el Parlamento reflexionan sobre el tema del perdón, sobre el tema del amor, son diferentes temas que van tratando. Aquí también participan personas que no son católicas.

El Parlamento Universal de la Juventud fue ideado en 1981 por Fernando Rielo Pardal, fundador también de la Juventud Idente. Es un foro permanente de diálogo y elaboración de propuestas en el que jóvenes de todo el mundo comparten sus reflexiones y preocupaciones sobre importantes temas de la convivencia humana. Su finalidad: ayudar a restaurar la humanidad a partir del compromiso personal.

La andadura mundial inició el año 2009 en Roma. Luego, en el 2010, en la sede de las Naciones Unidas de Nueva York, fue presentada la "Magna Charta de Valores para una Nueva Civilización". En el 2014 se entregó en la Universidad de Humboldt (Berlín) la "Magna Charta de Jóvenes en la Escuela de la Esperanza", y en 2017, trabajaron en torno al perdón en Pekín.

 

Sentido de la belleza

"Nuestro carisma es vivir la santidad, esta plenitud del amor y comunidad a través de este examen, esta dirección espiritual que no es individual sino comunitaria y en la constitución está que nosotros nos dedicamos a la juventud. Cuando digo juventud, están incluidos los niños, los jóvenes..."

Asimismo, los misioneros están muy presentes en el mundo cultural, el mundo intelectual, los profesores de las universidades, gente del teatro, del teatro, la música, la pintura, todo ese mundo del arte, porque "la belleza nos conduce a Dios", aclara el presidente.

Los misioneros identes instituyeron también un Premio Mundial de la Poesía Mística, que según el presidente, supuso una "revolución", pues antes se hablaba de "poesía religiosa", pero no de "poesía mística". Ya van por la 39a edición del premio, y se presentan cada año casi más de 300 autores de diferentes países.

 

 

 

29/06/2019-13:13
Redacción

Ángelus: Redescubrir "la alegría de ser hermanos y hermanas en la Iglesia"

(ZENIT — 29 junio 2019).- El Papa considera que los apóstoles Pedro y Pablo nos invitan en su fiesta a "redescubrir la alegría de ser hermanos y hermanas en la Iglesia" y a dar gracias por las personas que son diferentes a nosotros, considerándolas "un don" para nuestra Iglesia, según indica Vatican News.

Hoy, 29 de junio, en la solemnidad de san Pedro y san Pablo, el Papa ha rezado el Ángelus junto a los fieles congregados en la plaza de San Pedro y les ha dirigido unas palabras antes y después de esta oración mariana.

En las palabras previas al rezo, de acuerdo al medio vaticano, el Santo Padre ha centrado su reflexión en los santos apóstoles y en cómo se representan en la iconografía.

 

Jesús ama a su Iglesia

En primer lugar, se ha referido a los iconos de estos dos santos que aparecen sosteniendo el edificio de la Iglesia, que llevaron a Francisco a rememorar las palabras del Evangelio de hoy, en las que Jesús se dirige a Pedro: "Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia» (Mt 16,18)".

El Pontífice se centró en el hecho de que Jesús se refiera a la Iglesia con el adjetivo posesivo "mi": "Jesús no habla de la Iglesia como una realidad externa, sino que expresa el gran amor que siente por ella: mi Iglesia".

El Obispo de Roma remarcó que Jesús ama a la Iglesia y nos ama a nosotros, pues para Cristo "no somos un grupo de creyentes ni una organización religiosa", sino "su esposa". Además, es capaz de amarla "con absoluta fidelidad", "a pesar de nuestros errores y traiciones".

Asimismo, el Santo Padre indicó que nosotros también podemos llamar a la Iglesia nuestra, desde la perspectiva de un "amor inclusivo". "La Iglesia, en efecto, no es 'mía' porque responde a mi yo, a mis deseos, sino para que derrame en ella mi afecto. Es mía para que yo la cuide, para que, como los Apóstoles en el icono, yo también la sostenga. ¿Cómo? Con el amor fraterno", explicó.

 

Redescubrir la alegría de la fraternidad

Con respecto a los iconos en los que los santos Pedro y Pablo aparecen abrazados, el Papa aludió a las diferencias patentes entre ambos. Aunque eran muy distintos, tanto en carácter como en forma de vida, describió, estaban unidos por algo "infinitamente mayor", por Jesús.

Por otro lado, recordó que es bueno valorar las cualidades y dones del prójimo, sin envidia, porque esta "hace la vida amarga" y que, como parte del misterio de la Iglesia, "nos pertenecemos los unos a los otros, porque compartimos la misma fe, el mismo amor, la misma esperanza, el mismo Señor".

Y por ello exhortó a pedir hoy la gracia de "amar a nuestra Iglesia", de manera que seamos capaces de ver en los demás hermanos y hermanas, de acogerlos en nuestro corazón con el amor que Jesús tiene por nosotros y de obtener fuerza para rezar por los que piensan distinto.

 

Agradecimientos y saludos

Después de rezar el Ángelus, de acuerdo también a la información ofrecida por Vatican News, el Santo Padre volvió a agradecer la visita de la delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla y envió su saludo cordial y fraterno a Su Santidad Bartolomé I.

También saludó a los peregrinos que habían acudido a acompañar a los arzobispos metropolitanos para los que hoy bendijo los Palios y manifestó su agradecimiento a los floricultores que han decorado la via della Conziliazione con una bella alfombra de flores.

También saludó a todos los peregrinos, especialmente a los de Vietnam, Eslovaquia, El Paso (Texas), Kansas City y Alemania, a la Yago School de Sevilla, al Colegio Ahlzahir de Córdoba; al grupo de la Radio Voix de la Chanté del Líbano, al Movimiento Eucarístico Juvenil de España, a los sacerdotes Resurreccionistas, a los fieles de Donori, Forli, Lanciano, Brindisi y Castelfranco Veneto, y al coro Francisco de Asís de Mesagne.

Por último, ha deseado a todos un feliz día de fiesta y ha demandado oraciones por él a través de la intercesión de san Pedro y San Pablo.

 

 

 

29/06/2019-11:09
Larissa I. López

San Pedro y san Pablo: El Papa Francisco bendice los Palios para 31 arzobispos

(ZENIT – 29 junio 2019).- Hoy, 29 de junio de 2019, solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, en la basílica Vaticana, como es tradición, el Santo Padre ha bendecido los palios que se entregarán a los 31 arzobispos metropolitanos nombrados durante este año.

Estos 31 arzobispos metropolitanos provienen de los cinco continentes. Una archidiócesis metropolitana es una en la que las diócesis sufragáneas se agrupan para formar un territorio geográfico de la Iglesia.

Una vez bendecidos por el Santo Padre, estos Palios se impondrán a cada arzobispo por parte del representante pontificio en sus respectivas sedes metropolitanas.

Después de este rito, el Papa Francisco ha presidido la Santa Misa con los cardenales, los arzobispos metropolitanos y los obispos sacerdotes.

El 29 de junio la Iglesia celebra el Día del Papa y la colecta llamada, desde los primeros siglos, Óbolo de San Pedro.

El Palio es una banda de lana blanca que los arzobispos metropolitanos llevan sobre los hombros como símbolo de su autoridad y su unidad con el Papa. Al mismo tiempo, este palio simboliza la misión pastoral de los prelados, que cargan a sus hombros a sus ovejas.

Dicho Palio, bordado con una cruz de seda negra, es un signo de comunión con el Sucesor de Pedro, de hecho, durante al comienzo de esta Misa los obispos metropolitanos realizan un juramento de fidelidad y obediencia a Pedro en la persona del Pontífice en el que prometen ser siempre fieles y obedientes a san Pedro, a la Santa Iglesia Romana, al Sumo Pontífice y a sus legítimos sucesores. Finalmente, piden ayuda a la gracia de Dios para lograrlo.

 

Intercambio con el Patriarcado Ecuménico

Constituye una tradición que una delegación del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla participe en la celebración de los santos patronos de Roma, Pedro y Pablo, mientras que una delegación del Papa acude a Estambul a la celebración de san Andrés, el 30 de noviembre.

Este año, la delegación ha estado formada por el arzobispo de Telmissos, Job, representante del Patriarcado Ecuménico en el Consejo Ecuménico de Iglesias y copresidente de la Comisión mixta internacional para el diálogo teológico entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa; el obispo de Melitene, Maximos; y el diácono Bosphorios Mangafas.

Durante su homilía, Francisco se ha referido a esta tradición y ha saludado “con afecto” a la delegación. “Vuestra presencia, queridos hermanos, nos recuerda que tampoco podemos ahorrar esfuerzos en el camino hacia la unidad plena entre los creyentes, en una comunión a todos los niveles. Porque juntos, reconciliados por Dios y perdonados mutuamente, estamos llamados a ser testigos de Jesús con nuestra vida”, subrayó el Papa.

Al finalizar la Eucaristía, el Pontífice y el arzobispo de Telmissos han acudido a la tumba de Pedro para rezar juntos en silencio, un gesto ecuméncio que simboliza la comunión entre la Iglesia Católica y la Iglesia Ortodoxa. Igualmente, al salir del templo, ambos se han detenido ante la estatua de San Pedro del pasillo central de la basílica y han besado el pie de la misma.

 

 

 

 

29/06/2019-07:00
Redacción

Christopher West visita España para hablar sobre la Teología del Cuerpo

(ZENIT- 28 junio 2019).- Descubrir la grandeza de la vocación a la que hemos sido llamados, y el consiguiente un gozo interior, es la razón del encuentro "Living the joy of beauty" — "Descubre cómo Dios habla a través de tu cuerpo", que tendrá lugar en la Universidad Francisco de Vitoria, los próximos 1 y 2 de julio.

Christopher West, reconocido por muchos como el más significativo divulgador de la Teología del Cuerpo, será el responsable de este evento que con el mensaje de San Juan Pablo II pretende responder a dos preguntas claves que todo ser humano tiene en lo más profundo de su corazón: "¿Quién soy?" y "¿Qué debo hacer para ser feliz?".

El evento está organizado por el programa "Aprendamos a Amar", del Instituto Desarrollo y Persona de la Universidad Francisco de Vitoria.

 

La Teología del cuerpo

La Teología del Cuerpo es el mensaje de las catequesis que escribió e impartió el Papa Juan Pablo II los miércoles en la plaza San Pedro del Vaticano, entre 1979 y 1984, como respuesta bíblica a la crisis de la revolución sexual de los años 60, la cual ha llevado a las generaciones posteriores a encontrarse en una profunda crisis de identidad.

Lo que experimentarán los asistentes, más que un congreso al uso será una ayuda a conocer en el mensaje de Dios para cada persona, la complementariedad entre hombre y mujer y la llamada a ser uno, a su imagen y semejanza. "Nos crea un itinerario para volver a encontrar el sentido de nuestra existencia y a amar nuestra vocación a ser Hombres y Mujeres", señala Paula Pamies, una de las organizadoras del encuentro.

 

Christopher West

Christopher West es un norteamericano de 50 años, casado y padre de 5 hijos, que a finales de los años 80 descubrió las catequesis de Juan Pablo II sobre Teología del Cuerpo, y vio la necesidad que tiene el mundo de esta doctrina del papa santo.

Desde entonces se ha dedicado a estudiar el mensaje de la Teología del Cuerpo y trasmitirla a otros. De hecho ha creado en Filadelfia el Theology of the Body Institute y en el que se imparten estudios para formadores y catequistas en esta materia.

 

El Papa Francisco y la Teología del Cuerpo

El propio Papa Francisco, en su exhortación post sinodal Christus Vivit, es consciente de la necesidad de dar respuestas a los jóvenes en estos temas: "Los jóvenes reconocen que el cuerpo y la sexualidad tienen una importancia esencial para su vida y en el camino de crecimiento de su identidad. Sin embargo, en un mundo que enfatiza excesivamente la sexualidad, es difícil mantener una buena relación con el propio cuerpo y vivir serenamente las relaciones afectivas" (Christus Vivit, 81).

 

 

 

29/06/2019-14:12
Anita Bourdin

Japón: El Santo Padre podría visitar Hiroshima y Nagasaki en noviembre

(ZENIT — 29 junio 2019).- El Papa Francisco había confiado a la prensa su proyecto de viaje en noviembre próximo: el proyecto se está volviendo claro, anuncia Japan Today. El Papa podría estar en Hiroshima y Nagasaki el 24 de noviembre próximo. El Vaticano aún no lo ha confirmado.

El 23 de noviembre, el Papa tendría previsto reunirse con el primer ministro japonés Shinzo Abe y el emperador Naruhito en Tokio, y presidiría la Misa en el Estadio Tokyo Dome el 25 de noviembre.

El Papa había escrito dos cartas en mayo pasado, prometiendo su oración por los ciudadanos de las dos ciudades de Hiroshima y Nagasaki, en respuesta a los alcaldes y al gobernador de la Prefectura de Hiroshima, que lo habían invitado.

El Papa "condenó no solo el uso de armas nucleares, sino su "posesión" por primera vez en un discurso pronunciado en 2017, dijo Japan Today.

 

La no proliferación nuclear

Este sería el segundo viaje de un papa a Japón después de la visita del papa Juan Pablo II, en febrero de 1981: él participó en un programa de televisión con gran éxito. Lo más importante es que Juan Pablo II visitó el Parque Conmemorativo de la Paz de Hiroshima, la iglesia católica Urakami Tenshudo en Nagasaki y una residencia de los "hibakusha", los japoneses que aún hoy sufren de radiación.

En cuanto al Papa Francisco, él cumpliría su deseo como joven jesuita de ir a Japón: su candidatura no había sido elegida por su salud. En 1958, a la edad de 22 años, cuando decidió ingresar a la Compañía de Jesús, soñaba con ser misionero en Japón. Pero al final de su noviciado, su solicitud fue rechazada debido a sus problemas respiratorios.

El primer jesuita en convertirse en Papa seguirá los pasos de San Francisco Javier, quien introdujo el cristianismo en Japón en 1549.

El primer ministro Shizo Abe invitó oficialmente al Papa a visitar Japón en junio de 2014. El 2 de mayo de 2018, el alcalde de Nagasaki, Tomihisa Taue, presentó al papa Francisco una carta firmada por él y por el alcalde de Hiroshima, Kazumi Matsui,

invitándolo a visitar las dos ciudades golpeadas por las bombas atómicas en agosto de 1945, causando 110,000 bajas en el lugar y al menos el mismo número como resultado de la radiación.

Los japoneses "entienden el precio de la paz", dijo Mons. Paul Richard Gallagher, secretario de la Santa Sede para las relaciones con los Estados, al final de su viaje a la Tierra del Sol Naciente, del 28 de enero al 3 de febrero de 2017.

 

No identificar el cristianismo y Occidente

Este viaje también marcaría el camino hacia la Conferencia Internacional de No Proliferación Nuclear de 2020. Asimismo sería una oportunidad para desmantelar la falsa identificación entre Occidente y el cristianismo, que es un obstáculo para la adhesión de los japoneses al Evangelio: se teme ser infiel a la patria pidiendo el Bautismo. ¿No son los bautizados los que han disparado las bombas atómicas? El Bautismo es a menudo sinónimo de apartarse de la familia.

En un diálogo con la prensa en el avión Roma-Panamá el 23 de enero pasado, el Papa dijo que viajaría a Japón en noviembre.

Un viaje apostólico a Japón está actualmente "en estudio", confirmó el director interino de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Alessandro Gisotti. "Como ya ha dicho el Papa en otras ocasiones, tiene un gran deseo de ir a este país", agregó el portavoz.

En 1973, como provincial de los jesuitas en Argentina, el papa recibió al superior general de la compañía, el padre Pedro Arrupe, "quien encarna la epopeya jesuita contemporánea en Japón" y cuyo proceso de canonización se abrió en noviembre de 2018.

El padre general de la Compañía de Jesús, Pedro Arrupe, elegido en 1965, murió en 1991. Era el maestro de los novicios presentes en Hiroshima el 6 de agosto de 1945: ninguno de ellos fue irradiado por la bomba, lo cual le hizo manifestar que "el Corazón de Jesús es más poderoso que la bomba atómica".

 

Encuentros en el Vaticano

El Papa se reunió en el Vaticano con un sobreviviente de la bomba de Hiroshima, la señora Setsuko Thurlow y una delegación que llevaba la Llama de Hiroshima, el 20 de marzo, en la Plaza de San Pedro.

Y la semana pasada, el 19 de junio, saludó en la audiencia general a los jóvenes japoneses de Nagasaki de la asociación Jóvenes Mensajeros de la Paz («Youth Peace Messengers»).

Vinieron de Japón para continuar reactivando "las iniciativas en todo el mundo para que estos terribles eventos no se olviden y estas tragedias no vuelvan a ocurrir, dijo L'Osservatore Romano el 20 de junio.

Con ellos, en la Plaza de San Pedro, también había un grupo de la cadena de televisión japonesa Nippon, Television Network Corporation, dirigida por Yorisha Kono, quien realizó un documental sobre la foto, tomada por Joseph Roger O'Donnell.

El Papa comentó esta foto, evocada repetidamente como un símbolo elocuente de las consecuencias de la tragedia de Nagasaki: representa a un niño con su hermano pequeño que murió en el bombardeo atómico esperando su turno para incinerar el cuerpo.

El Papa la convirtió en su tarjeta de felicitación por la paz con motivo del Año Nuevo 2018, bajo el signo del "no" a la energía nuclear. Eligió, como tarjeta de felicitación en 2018, esta foto de un niño que llevaba a su hermano pequeño muerto al crematorio de Nagasaki (Japón, 9 de agosto de 1945). Comentó, en italiano: "El fruto de la guerra".

 

Saludos al emperador Naruhito

El Papa Francisco dirigió sus "cordiales saludos" y sus "mejores deseos" a su majestad imperial Naruhito, nuevo Emperador de Japón, con motivo de su acceso al trono, en un telegrama enviado el jueves 2 de mayo de 2019.

"Le aseguro mis oraciones para que pueda recibir los dones de sabiduría y fortaleza en su servicio a la nación", escribió el Papa en inglés.

El Papa también invocó las "bendiciones divinas de la paz y del bienestar sobre el nuevo emperador, los miembros de la familia imperial y todos los japoneses.

El 1 de mayo, Naruhito, de 59 años, sucedió oficialmente a su padre Akihito, que eligió abdicar después de 30 años de gobierno.

En cuanto al cardenal Thomas Aquino, Manyo Maeda, arzobispo de Osaka, quien nació en la archidiócesis de Nagasaki y también fue pastor en Hiroshima -las dos ciudades del martirio de la locura nuclear- declaró a L'Osservatore Romano el 20 Julio de 2018, en una entrevista donde habla sobre el papel de la Iglesia en un Japón cada vez más secularizado.

Finalmente, el 8 de febrero de 2017, el Papa Francisco elogió la beatificación del mártir samurai Takayama Ukon (1552-1615), que había tenido lugar el día anterior en Japón. Un ejemplo de "fortaleza en la fe", dijo.

 

 

 

29/06/2019-14:48
Larissa I. López

Óbolo de San Pedro: Ayudar al Papa a sostener a los más necesitados

(ZENIT — 29 junio 2019).- La colecta para el Óbolo de San Pedro se realiza en todo el mundo católico, en función de cada diócesis, el 29 de junio, solemnidad de los santos Pedro y Pablo, o el domingo más cercano a dicha celebración.

Según define la propia página web oficial del Óbolo, esta jornada constituye un gesto "comenzado por la primera comunidad de apóstoles, y que continúa repitiéndose porque la caridad es el rasgo distintivo de los discípulos de Jesús: 'En esto conocerán que son mis discípulos, en que se aman los unos a los otros" (Jn 13, 35).

Se trata de una colecta caritativa en la que cada fiel puede entregar lo que considere que puede aportar al Papa para que él lo destine a las necesidades de toda la Iglesia, especialmente donde hay mayor dificultad.

Entre las numerosas obras realizadas recientemente con fondos procedentes de este organismo de la Santa Sente, se pueden destacar el apoyo a los migrantes en Grecia y en México; el nuevo hospital pediátrico en la República Centroafricana; la ayuda a la reconstrucción de Nepal después del terremoto, en Irán después de las inundaciones o en Indonesia tras el tsunami.

Efectivamente, tal y como se describe en la web de este Óbolo de San Pedro, a través de esta donación "podemos ampliar la mirada y el corazón de la Iglesia diseminada por el mundo, que se hace compañera de camino de familias y pueblos en vías de desarrollo humano, espiritual y material, en beneficio de toda la sociedad".

 

 

 

29/06/2019-07:00
Isabel Orellana Vilches

Beato Gennaro María Sarnelli, 30 de junio

«El misionero santo. Apóstol de Nápoles, defensor de las mujeres prostituidas. Era miembro de las Misiones Apostólicas, y al conocer a san Alfonso María de Ligorio compartió con él sus afanes apostólicos convirtiéndose en redentorista»

Esta alma gemela de san Alfonso María de Ligorio, desde que se encontraron en el camino persiguiendo juntos el mismo ideal, cuando aguardaba ser liberado de este mundo para volar al cielo prometido, manifestó: «La criatura vuelve ya al Creador, el hijo al Padre. Si te place, deseo ir a verte cara a cara; pero no quiero ni morir ni vivir, quiero sólo lo que tú quieres. Tú sabes que cuanto he hecho, cuanto he pensado, todo ha sido para tu gloria». Vivió tan desembarazado de sí, volcado incansablemente en remediar las turbias jornadas de los oprimidos, dedicando especial atención a las mujeres inmersas en la sordidez de los bajos fondos, tan ajeno a los riesgos que corría, y con tal afán por llegar a tiempo, que su salud se desplomó irremisiblemente cuando tenía 42 años.

Nació en Nápoles, Italia, el 12 de septiembre de 1702. Su padre Angelo Sarnelli era un prestigioso jurista napolitano, sagaz para los negocios con los que obtuvo el título nobiliario de barón de Ciorani, localidad en la que Gennaro pasó algunas temporadas. Era el cuarto de ocho hermanos. En su adolescencia un hecho marcó el ritmo que iba a seguir su vida: la beatificación de Francisco de Regis ya que, impactado por ella, decidió hacerse jesuita. Dos circunstancias indujeron a su padre a negarle el permiso: su endeble organismo y la edad. Tenía 14 años y su padre juzgaba que debía centrarse en los estudios; después, podría reconsiderar su decisión. Aceptó su consejo y, siguiendo la tradición familiar, cursó leyes.

Después de doctorarse en 1722, ejerció la abogacía durante unos años. Sin relegar al olvido la fe, meditaba y seguía yendo a misa en la que diariamente recibía la Eucaristía, de la que era devoto. Se integró en una congregación formada por abogados y médicos regida por los Píos Operarios, una de cuyas acciones apostólicas se desarrollaban en el hospital de Incurables. Otro ilustre jurista, que iba a ser una de las glorias de la Iglesia y fundador suyo, Alfonso María de Ligorio, había tenido la misma idea. Y en este centro se conocieron entablando una entrañable amistad que se iría consolidando a su tiempo con nuevos y profundos lazos. La llamada al sacerdocio se tomó apremiante para Gennaro. Tan perentoria llegó a sentirla, que en 1728 ingresó en el seminario. El arzobispo de Nápoles, cardenal Pignatelli, lo destinó a la parroquia de Sant'Anna di Palazzo.

No hallaba el sosiego necesario para el estudio en su domicilio, y se trasladó al colegio de la Santa Familia (denominado también de los Chinos), donde permaneció hasta abril de 1729. Alfonso, residente del mismo, lo había dejado antes que él para instituir su fundación. En junio de ese año el beato ingresó en la sociedad de las Misiones Apostólicas, asociación de sacerdotes napolitanos que estaban bajo la autoridad del arzobispo; tenían como objetivo primordial atender las zonas marginales de la diócesis. Empleó gran parte de su tiempo en esta tarea misionera y solidaria. Visitaba a los que se hallaban ingresados en el hospital, a los ancianos del geriátrico de san Gennaro y a los marineros enfermos en el hospital del puerto. También impartía catequesis a los niños obligados a ganarse el sustento como obreros.

Alfonso había fundado su Orden en Scala el año 1732, el mismo en el que Gennaro se ordenó sacerdote. El cardenal Pignatelli puso al beato al frente de la formación religiosa en la parroquia de los santos Francisco y Mateo. El lugar en el que estaba ubicada era un auténtico lupanar donde muchas jóvenes eran vilmente explotadas en malsanos tugurios. Y se dedicó a luchar contra esta antigua lacra social. Cuando en 1733 las críticas se cebaron en el fundador de los redentoristas, Gennaro se unió a él y le ayudó en Ravello. Así inició su colaboración. La forma de apostolado que impulsaba Alfonso despertó su interés. Ambos unieron sus fuerzas catequizando a laicos y promoviendo acciones apostólicas realizadas al caer la tarde en las denominadas «capillas del atardecer». Poco después Gennaro se convirtió en redentorista, pero nunca dejó de ser miembro de las Misiones Apostólicas.

Idealista, soñador, altamente creativo, llegó con un sinfín de proyectos y trabajó junto al fundador sin desfallecer, mostrando la urgencia apostólica que le animaba. Predicó misiones por la provincias de Calabria y de los Abruzzos. Vivía en un constante estado de oración, por eso pudo escribir por experiencia: «Dios está más cerca de nosotros que nosotros mismos». Seguía preocupado por el destino de las prostitutas y escribió Ragioni cattoliche pensando en el peligro que corrían numerosas jóvenes.

Extenuado por tanto esfuerzo, hubo un momento en que su salud decayó seriamente, y autorizado por Alfonso regresó a Nápoles a fin de restablecerse. Se trasladó a Scala. Luego volvió nuevamente a Nápoles. Allí siguió luchando para devolver la dignidad a las mujeres descarriadas, al punto de suscitar la atención de las autoridades. Paralelamente escribía con exclusiva finalidad espiritual, evangelizadora. Su legado se compone de una treintena de obras dedicadas a la meditación, dirección espiritual, teología mística, derecho, pedagogía, moral y temas pastorales. Hasta su muerte solía viajar periódicamente desde Roma a Nápoles, donde seguía ejerciendo la labor catequética misionera, sin descuidar su apostolado en pro de la mujer; ello le impuso permanecer en la ciudad para atenderlas convenientemente. Lo denominaban «el misionero santo».

La intensidad de su entrega consumió sus escasas fuerzas. En junio de 1744 se hallaba muy enfermo, y se alojó en la casa de su hermano Domenico, en Nápoles. Cuando Alfonso tuvo noticias de su gravedad, inmediatamente le envió dos redentoristas para que le asistieran. Y el 30 de junio de ese año entregó su alma a Dios. Humilde y desprendido hasta el final, había pedido al religioso que le acompañaba: «Hermano, prepare los vestidos más viejos para amortajarme, a fin de que no se pierdan los mejores conmigo». Juan Pablo II lo beatificó el 12 de mayo de 1996.