Servicio diario - 29 de agosto de 2019


 

Oración del Papa por la muerte del cardenal Silvestrini, “pastor fiel al Evangelio”
Rosa Die Alcolea

El ex nuncio apostólico en Chile, Ivo Scapolo, nombrado nuncio en Portugal
Rosa Die Alcolea

Costa Rica: Monseñor Bruno Musarò será el nuevo nuncio apostólico
Redacción

Incendios en la Amazonía: Los obispos de Bolivia piden acciones solidarias y efectivas
Rosa Die Alcolea

Visita del Papa a Isla Mauricio: Dos iniciativas de la diócesis “a favor de la ecología”
Marina Droujinina

Monseñor Enrique Díaz Díaz: “Vivir con generosidad”
Enrique Díaz Díaz

Beata María Rafols Bruna, 30 de agosto
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

29/08/2019-17:21
Rosa Die Alcolea

Oración del Papa por la muerte del cardenal Silvestrini, "pastor fiel al Evangelio"

(ZENIT — 29 agosto 2019). Al recibir la noticia de la partida del cardenal Achille Silvestrini, el Papa Francisco ha expresado sus condolencias a su familia, a todos los que lo han conocido y estimado, así como a la comunidad diocesana de Faenza-Modigliana.

El Santo Padre ha enviado un telegrama este jueves, 29 de agosto de 2019, el mismo día del fallecimiento del cardenal, pocas semanas antes de cumplir 96 años, dirigido a las familias del fallecido, Maria Luisa y Angela Silvestrini.

El Papa escribe en su carta: "Deja el recuerdo de una vida dedicada a la adhesión a su vocación de sacerdote atento a las necesidades de los demás, de diplomático hábil y dúctil, de pastor fiel al Evangelio y a la Iglesia".

Así, el Pontífice Francisco ha manifestado su bendición: "Elevo oraciones de sufragio para que el Señor lo acoja con alegría y paz eterna, y envío la consoladora bendición apostólica a los que comparten el dolor de su muerte".

 

Al servicio de siete papas

Mons. Silvestrini fue prefecto del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica (1988-1991), después prefecto emérito de la Congregación para las Iglesias Orientales (1991-2000), fue también representante de la gran tradición diplomática vaticana de la segunda mitad del siglo XX. Creado como cardenal por Juan Pablo II en 1988, ha servido a siete papas.

El nombre de este gran conocedor de Vietnam, China e Indonesia, sigue vinculado a la época de la "política del este" vaticana y a su principal artesano, Agostino Casaroli. En 1971, acompañó a este último, aún arzobispo, a Moscú para depositar el instrumento de adhesión de la Santa Sede al Tratado sobre la no proliferación de las armas nucleares.

También fue Achille Silvestrini quien durante años, al frente de la delegación de la Santa Sede, dirigió las negociaciones con el Estado italiano que condujeron a la firma de los Acuerdos de Letrán el 18 de febrero de 1984.

A partir de 1979, cuando se convirtió en "Ministro de Asuntos Exteriores de la Santa Sede", las misiones que se le confiaron fueron interminables. Estos incluyen Madrid, Malta, Buenos Aires, Nicaragua, El Salvador, Polonia, Haití, Estocolmo, Helsinki, Siria, Líbano...

Según Vatican News, el que dirigió "una diplomacia de diálogo y de escucha" toda su vida deja la imagen de un hombre "siempre atento a las personas más que a los documentos, con especial atención a los jóvenes".

Con su muerte, el Colegio Cardenalicio queda compuesto por 215 cardenales en total, incluyendo 118 votantes y 97 no votantes.

 

Con Héléne Ginabat

 

 

 

29/08/2019-13:41
Rosa Die Alcolea

El ex nuncio apostólico en Chile, Ivo Scapolo, nombrado nuncio en Portugal

(ZENIT — 29 agosto 2019).- El Papa Francisco ha nombrado nuncio apostólico en Portugal a monseñor Ivo Scapolo, arzobispo de Tagaste, hasta ahora nuncio apostólico en Chile.

La Oficina de Prensa de la Santa Sede ha comunicado esta mañana el nombramiento, a través de un comunicado, emitido a las 12 horas de Roma del 29 de agosto de 2019.

 

Mons. Ivo Scapolo

El nuevo nuncio en Portugal nació en Terrosa (Padua — Italia), el 24 de julio de 1953. Fue ordenado sacerdote el 4 de junio de 1978. Doctorado en Derecho Canónico, ingresó al servicio diplomático de la Santa Sede el 1 de mayo de 1984. Además del italiano, habla español, francés, inglés y portugués.

Prestó su servicio en las representaciones pontificias de Angola, Portugal, Estados Unidos, y en la Sección para la Relación con los Estados de la Secretaría de Estado del Vaticano.

El 26 de marzo de 2002 el papa Juan Pablo II lo nombró Nuncio Apostólico en Bolivia, elevándolo al episcopado con dignidad de Arzobispo. Recibió la Ordenación episcopal el 12 de mayo de 2002.

El 17 de enero de 2008 el papa Benedicto XVI lo nombró Nuncio Apostólico en Rwanda. El 15 de julio de 2011 el mismo Pontífice lo nombró Nuncio Apostólico en Chile. El 29 de agosto de 2019 el Papa Francisco lo nombró Nuncio Apostólico en Portugal.

 

Nuncios Apostólicos en Chile

Hasta la fecha, estos han sido nuncios apostólicos en Chile, es decir, representantes de la Santa Sede en el país.

1. Giovanni Alessandro Muzi (1823 — 1825)
2. Lorenzo Barili (1851 — 1856)
3. Vincenzo Massoni (1856 — 1857)
4. Marino Marini (1857 — 1865)
5. Mario Mocenni (1877 — 1882)
6. Celestino del Frate (1882 — 1883)
7. Pietro Monti (1902 — 1907)
8. Enrico Sibilia (1908 — 1914)
9. Sebastiano Nicotra (1916 — 1918)
10. Benedetto Aloisi Masella (1919 — 1927)
11. Ettore Felici (1927 — 1938)
12. Aldo Laghi (1938 — 1942)
13. Maurilio Silvani (1942 — 1946)
14. Mario Zanin (1947 — 1953)
15. Sebastiano Baggio (1953 — 1959)
16. Opilio Rossi (1959 — 1961)
17. Gaetano Alibrandi (1961 — 1963)
18. Egano Righi-Lambertini (1963 — 1967)
19. Carlo Martini (1967 — 1970)
20. Sótero Sanz Villalba (1970 — 1977)
21. Angelo Sodano (1977 — 1988)
22. Giulio Einaudi (1988 — 1992)
23. Piero Biggio (1992 — 1999)
24. Luigi Ventura (1999 — 2001)
25. Aldo Cavalli (2001 — 2007)
26. Giuseppe Pinto (2007 — 2011)
27. Ivo Scapolo (2011 — 2019)

 

Fuente: Nunciatura Apostólica — Comunicaciones CECh

 

 

 

29/08/2019-17:43
Redacción

Costa Rica: Monseñor Bruno Musaró será el nuevo nuncio apostólico

(ZENIT — 29 agosto 2019).- El Santo Padre ha nombrado nuncio apostólico en Costa Rica a monseñor Bruno Musaró, arzobispo de Abari, hasta ahora nuncio apostólico en la República Árabe de Egipto y delegado de la Liga de los Estados Árabes.

Bruno Musaró nació en Andrano (Italia), fue nombrado obispo titular de Abari y nuncio apostólico en varias naciones: en 1999 en Madagascar, Comoras, Seychelles y Mauricio; en 2004 en Guatemala; en 2009 en Perú; en 2011, en Cuba; 2015 en Egipto y en 2019 en Costa Rica.

Musaró se ha caracterizado por denunciar la pobreza extrema y degradación humana y civil en algunas de las naciones para las que ha servido como nuncio de la Santa Sede.

 

 

 

29/08/2019-09:31
Rosa Die Alcolea

Incendios en la Amazonía: Los obispos de Bolivia piden acciones solidarias y efectivas

(ZENIT — 29 agosto 2019).- Con el evocador título "Nuestra casa común está en llamas", la Iglesia boliviana emitió una declaración que pone de manifiesto la preocupación y el clamor por la catástrofe de los incendios en la Amazonía y advierte de las consecuencias del desastre ecológico en curso.

Los obispos de Bolivia hicieron público el comunicado el 26 de agosto de 2019, desde el "Primer Encuentro de obispos de la Iglesia Católica con representantes de pueblos y comunidades amazónicas de Bolivia", organizado por la Conferencia Episcopal Boliviana en colaboración con la Red Eclesial Panamazónica (REPAM).

La declaración de los obispos denuncia abiertamente al gobierno nacional "la lógica del capitalismo depredador de la naturaleza" y llama a acciones solidarias, efectivas y legales para enfrentar la catástrofe.

En esta línea, los obispos bolivianos piden "a todas las autoridades y al Gobierno Nacional que destinen urgentemente los recursos necesarios para combatir el fuego y que gestionen con transparencia la ayuda internacional adecuada para que los afectados puedan recuperarse y para evitar que este desastre se torne incontrolable e irreversible".

En segundo lugar, solicitan al Gobierno Nacional "declarar las áreas de bosques afectados por el fuego como tierras de inmovilización, con pausa ecológica y absoluta prohibición de todo cultivo y extracción, promoviendo sólo actividades de reforestación".

Y además, —declararon— "se deben revocar de inmediato las autorizaciones de desmontes y chaqueos y, al mismo tiempo, hacer una auditoría técnica de las autorizaciones realizadas que permita sancionar legalmente a los responsables de esta catástrofe amazónica".

 

Decreto "irresponsable e imprudente"

En el mensaje, los prelados declaran: "Un millón de hectáreas de nuestra selva amazónica están en llamas. Las consecuencias de este desastre ecológico son muchas. Cuando percibimos que esta catástrofe es el resultado de la acción humana, debemos ejercer nuestra misión profética de buscar y denunciar abiertamente sus causas. Consideramos irresponsable e imprudente el decreto supremo n. 3973 del gobierno nacional, del pasado mes de julio, que autoriza la quema de tierras de forma "controlada", pero no se ofrecen medidas sobre las condiciones y mecanismos para hacerlo".

"Incluso en nuestro país -continúa la nota- existe un capitalismo tecnocrático y agresivo hacia nuestra hermana madre tierra, que promueve proyectos hidroeléctricos y de extracción de hidrocarburos".

 

Solidaridad

Los obispos añaden: "Por eso, como Iglesia, nos unimos en solidaridad con el dolor y el clamor de la tierra y de los habitantes de estos territorios, en particular, de los pueblos indígenas, custodios del Hogar Común, ofreciendo ayuda material y donaciones".

Asimismo, agradecieron el esfuerzo de las personas e instituciones que "se comprometen con responsabilidad y sacrificio" a lo que está sucediendo en la Amazonía en llamas. "Pedimos al gobierno que declare estas tierras, como áreas en pausa ecológica para promover la reforestación", indicaron.

El mensaje fue presentado en conferencia de prensa, en la Casa de retiros Cardenal Maurer, por el secretario general de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB), Mons. Aurelio Pesoa, acompañado por Mons. Ricardo Centellas, presidente de la CEB; Mons. Eugenio Coter, coordinador de la Red Eclesial Panamazónica (REPAM) en Bolivia; Mons. Robert Flock, obispo de San Ignacio de Velasco; Herland Domínguez, del Comité de defensa del Río Madera; y Willy Llanque, secretario técnico de la REPAM en Bolivia.

 

 

 

29/08/2019-17:55
Marina Droujinina

Visita del Papa a Isla Mauricio: Dos iniciativas de la diócesis "a favor de la ecología"

Para la visita del Papa Francisco a Mauricio el 9 de septiembre, la Diócesis de Port-Louis está tomando dos iniciativas "a favor de la ecología": la plantación de "100.000 plantas" en Mauricio "en pocos meses" y el "compromiso de gestionar" los residuos.

Esto fue anunciado por el padre Jean Maurice Labour, vicario general y jefe de comunicación de la Diócesis de Port-Louis, en una conferencia de prensa celebrada en la Diócesis el 20 de agosto de 2019, según el sitio web de la Diócesis.

"Para acoger con dignidad al Papa Francisco —explicó el P. Labour—, la diócesis ha decidido ofrecerle un don: el del compromiso de todo nuestro pueblo mauriciano de poner en práctica su Encíclica sobre la Ecología en nuestro país".

"Se lo diremos —continuó— utilizando el símbolo de la multiplicación de las ramas de palma que cada participante agitará en diferentes momentos de la misa: a la llegada y a la salida, así como en diferentes momentos de la misa, como lo indicará el moderador.

El Papa Francisco "bendecirá simbólicamente un cierto número" de 100.000 plantas, que serán plantadas en Mauricio, durante su visita a los Reducidos "con ocasión de su visita protocolaria a las autoridades del país", indicó también el sacerdote. "Este proyecto es el resultado de una colaboración entre la Diócesis de Port-Louis y la ONG Proyecto Sociedad, dijo. Los viveros BeachComber y Les Bois et Foréts son los proveedores libres de las plantas".

En cuanto a la segunda iniciativa, la diócesis se compromete a "gestionar los residuos "a través de una campaña de carteles para animar a la gente a tirar los residuos a la basura y para animar a las autoridades a que continúen sus esfuerzos para proporcionar suficientes residuos en zonas estratégicas".

Durante los dos fines de semana del 24 y 25 de agosto y el del 31 de agosto y 1 de septiembre, las parroquias recogen ramas de palma, anunció también el P. Labour: la organización Proyecto Sociedad, asistida por 204 scouts y guías, "las distribuirá a la multitud" al comienzo de la Misa con el Papa.

"Con la ayuda de la localidad de Port-Louis, nos comprometemos a abandonar el sitio de la Reina de la Paz, que es nuestro", dijo el Vicario General. Animaremos al público a que traiga a casa sus ramas bendecidas por el Papa como signo de recuerdo. Estas ramas permanecen verdes durante más de una semana".

 

 

 

29/08/2019-06:00
Enrique Díaz Díaz

Monseñor Enrique Díaz Díaz: "Vivir con generosidad"

 

Sirácide 3, 19-21. 30-31: "Hazte pequeño y hayarás gracia ante Dios"
Salmo 67: "Dios da libertad y riqueza a los cautivos"
Hebreos 12, 18-19. 22-24: "Se han acercado ustedes a Sión, el monte y la ciudad del Dios viviente"
San Lucas 14, 1. 7-14: "El que se engrandece a sí mismo, será humillado y el que se humilla será engrandecido

Las personas son como los árboles. Algunos crecen libremente y buscan alcanzar las alturas, dan frescura, sombra, flores y hasta frutos. Otros necesitan de otras plantas para crecer, pero al mismo tiempo que se nutren de ellas, las adornan, las protegen y hasta las tonifican. En cambio, algunas plantas parásitas, no conformes con nutrirse de otro árbol, lo ahogan, lo estrangulan y acaban secándolo. Igual las personas. Me agradan las plantas del café, no sólo por su exquisito fruto, sino por su estilo de vida. Pequeños y sencillos, necesitan árboles más grandes que les den la protección y la temperatura necesarias, que les nutran el suelo y que los protejan de los vientos, del sol y de las plagas. Siempre necesitan un árbol cercano, no para treparse en él, sino para juntos dar vida. Son bellísimos en flor, es rico el café, es admirable su forma de crecer, de vivir.

¿Nos sorprende lo que denuncia Jesús? Quizás nos parecería más extraño lo contrario. Nos cuesta ceder el paso, darle atención al otro, buscarle un lugar a quien lo necesita. La vida se ha tornado una competencia desenfrenada por conquistar lugares, por subir a lo más alto, no importa que se tenga que aplastar a los demás. Hemos hecho de la máxima griega: "más alto, más fuerte, más veloz..." una consigna de nuestra existencia. No es mala consigna cuando se entiende en su sentido más profundo, pero cuando es expresión de un egoísmo y una ambición desmedida, cuando nada sacia el corazón del hombre, la persona se torna un saco agujerado que nada es capaz de llenarlo y siempre está deseando más y más, a costa de los hermanos. A tal grado se ha ilusionado con tener más y poder más, que con que con frecuencia lleva una vida hueca, triste y vacía porque nunca tiene bastante. En su afán de buscar tener más y subir más, muchos terminan llevando una existencia desabrida, inmersos en sus ambiciones, insatisfechos por no alcanzar los logros, siempre anhelando lo que no se tiene. Y se buscan entonces los primeros lugares y la ostentación y la apariencia.

Los valores de nuestra sociedad son puestos en evidencia por los convidados que luchan por los primeros puestos, en oposición a los valores de Jesús: una comida para todos y un banquete de hermanos. Jesús invierte la escala de valores que ofrece el mundo y pide una mesa de servicio, de apertura y de atención. Propone buscar los últimos lugares, no para eludir responsabilidades, sino como participación de iguales. Mientras la sociedad alaba y enseñorea a los grandes, Jesús nos dice: "el que se engrandece será humillado; y el que se humilla será engrandecido". Así, el signo del Reino se torna más evidente: todos son hermanos, comparten la comida porque comparten la misma vida, se hacen cercanos, buscan establecer intimidad y participación. Jesús no busca la mediocridad o el apocamiento como muchos cristianos lo hacen como falsa humildad, todo lo contrario: nos lanza a ideales insospechados y propone alturas no conocidas, pero no trepando a costa de los demás, no arrebatándoles lo que les pertenece, no despreciando a los hermanos. El signo del banquete es la señal más cercana al Reino de los Cielos, pero no podemos pervertirlo con privilegios, con acaparamientos, con individualismos y discriminaciones.

Jesús clarifica aún más sus enseñanzas: no utilizar la comida e invitaciones para manipular los beneficios. Jesús no critica la amistad, las relaciones familiares ni el amor gozosamente correspondido, al contrario, nos invita a reflexionar sobre la verdad última que mueve nuestras acciones. Propone unas relaciones humanas basadas en la semejanza con nuestro Padre Dios, gratuitas, en libertad y en amor. La relación y la amistad siempre deben hacernos crecer, nunca debemos manipular a las personas. ¿Qué provecho puedo sacar de esta persona? Es el pensamiento del mundo y con mucha frecuencia las relaciones que se establecen tienen fines utilitarios y es difícil vivir de manera desinteresada. Muchos se preguntan cuánto han recibido y de quién esperan un reconocimiento, por el contrario, Jesús enseña que lo importante no es recibir, sino dar, dar con alegría, dar con prontitud, dar con gratuidad.

El afán de recibir, de aparecer, de adquirir notoriedad, se anida en el corazón del hombre. Igual que a los ídolos del dinero y del poder, el hombre se esclaviza al afán de honores y búsqueda de prestigio. Por ello lucha y se esfuerza. Tiene miedo a una existencia desapercibida y termina ahogándose en una pobre vida, mezquina, sin sentido, llena de egoísmo y de sí mismo. Olvida que el verdadero valor de la persona es dar más que recibir. Si por el contrario se quiere acumular y esconder, reteniendo todo egoístamente, se corre el riesgo de acumular cosas, prestigio y dinero, pero se termina siendo una piedra fría, un cirio hermoso pero apagado, una semilla estéril. La ley evangélica de perder para encontrar, de dar para ser feliz, de morir para vivir, es dura en su seguimiento, pero es la única que nos permite tener una vida plena y feliz. Sí, el hombre es como las plantas hay algunas que dan vida, frescura y felicidad, y hay otras que en su afán de crecer ahogan el árbol de donde tomaban vida. Hay hombres cuya generosidad hacer crecer a los demás y otros que, en su lucha por encumbrarse, terminan solos y abandonados.

La imagen de una mesa compartida, donde todo se ofrece gratuitamente, donde podemos participar con alegría, donde todos somos hermanos, requiere la generosidad, la pequeñez y el servicio que sólo pueden vivirse en el amor al estilo de Jesús. ¿Cómo vivimos nuestra relación con los demás? ¿Cómo compartimos lo poco o mucho que tenemos? ¿A quiénes invitamos a la mesa de la vida y a quiénes hemos rechazado? ¿Qué nos dice Jesús?

Dios, Padre bueno, que por amor nos has creado y gratuitamente nos has regalado la vida, danos un corazón grande para amar, fuerte para luchar y generoso para donamos como tu hijo Jesús. Amén.

 

 

 

29/08/2019-07:46
Isabel Orellana Vilches

Beata María Rafols Bruna, 30 de agosto

«Fundadora de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana. Tuvo la osadía de avanzar en zona de guerra en medio de las tropas napoleónicas y obtener la gracia de un general francés para sus enfermos. Fue proclamada «Heroína de los Sitios de Zaragoza»

Esta «heroína de la caridad» nació en Vilafranca del Penedés, Girona, España, el 5 de noviembre de 1781. Sus padres eran sencillos pagesos, campesinos que no tenían muchos recursos. Pero al fallecer su padre cuando ella tenía 9 años, su madre contrajo nuevas nupcias. Con una situación económica más holgada pudieron costear sus estudios en la Enseñanza, un prestigioso colegio de Barcelona; tuvieron en cuenta sus excelentes cualidades porque era inteligente, trabajadora y responsable. Entonces se implicó como voluntaria en el hospital de la Santa Creu, dirigido por las Hermanas Hospitalarias de San Juan de Dios. Su capellán, el padre Juan Bonal Cortada y ella se conocieron a raíz de una epidemia de peste. María supo de primera mano cómo se desvivía él por los afectados, especialmente los pobres. El virtuoso sacerdote precisaba personas expertas en el cuidado de los enfermos para el hospital Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza, y seleccionó un grupo compuesto por doce hombres y doce mujeres, entre los que se hallaba María. Tenía 23 años, pero una madurez y cualidades tales que fue designada responsable de todos y luego superiora de la Congregación de Hermanas de la Caridad de Santa Ana, nacida en el mencionado hospital zaragozano ese mismo año de 1804 en el que se produjo su traslado a la ciudad.

Al llegar a Zaragoza, tras un recorrido efectuado en carro y plagado de incomodidades, ella se hincó de rodillas ante la Virgen del Pilar pidiendo su amparo; eso da idea del espíritu que le guiaba. Pronto constató que los medios disponibles en el hospital de Gracia dejaban mucho que desear en todos los aspectos. Además, los trabajadores del centro acogieron de mal grado a los recién llegados y les dispensaron un trato hostil. Desde el principio se percató de ciertos desaguisados que debían solventarse. El descontento del personal por su mala retribución, así como las carencias y la descuidada atención a los enfermos requerían actuar con premura y delicadeza. Pero las presiones hicieron que pasado un tiempo los varones abandonaran el hospital. En cambio las mujeres, con María al frente, prosiguieron su incansable labor.

La beata pasó por alto los infundados reparos de la Junta del hospital, la Sitiada, considerando que actuaba al margen de su dictamen, y poco más tarde logró la conciliación con su sabiduría, prudencia y caridad. Pero siempre tuvo como péndulo sobre su cabeza la oposición de la Junta que le hizo sufrir y probó su virtud. Sus acciones no caían en saco roto y el obispo de Huesca le propuso crear en la ciudad un centro hospitalario similar al zaragozano. Por lo demás, fue una pionera para la época; abrió brechas para la mujer, anteriormente insospechadas, especializándose en flebotomía, práctica quirúrgica de la sangría de uso habitual en la medicina de entonces, que validó con el examen oportuno.

Pocos años después de llegar a Zaragoza se desencadenó la guerra, y cuando las tropas napoleónicas sitiaron Zaragoza en 1808, el hospital quedó derruido por las bombas. En esos instantes ella fue una heroica abanderada que expuso su vida auxiliando a los heridos, enfermos y dementes a los que buscaba por las calles, sin excluir a los integrantes del bando enemigo. En medio del fragor de la batalla salió a mendigar pidiendo dinero y comida para los miles de acogidos que había en el hospital. Ante la precariedad, con frecuencia se privaba de su propio sustento. En un intervalo de cuatro meses tuvo que trasladar a los enfermos en tres ocasiones, hasta que se instaló el hospital de convalecientes.

En el transcurso de la encarnizada lucha sin cuartel dio nuevas pruebas de una fe admirable demandando ayuda para los enfermos, aunque para ello tuvo que cruzar las filas enemigas acompañada de un par de religiosas. Las mujeres avanzaron por el campo de combate en medio del hostigamiento de los soldados que proferían insultos contra ellas, pero lograron que el general francés Lannes las escuchara, las protegiera, y abriera las puertas de par en par. María le había dejado desarmado con su trato delicado y respetuoso, y el militar se conmovió con ese gesto inaudito. No solo obtuvo los recursos esenciales para la atención de los enfermos, sino que contribuyó a que se salvaran muchas vidas, se concedieran indultos y otras gracias. Esta imagen, de gran fuerza plástica, continúa siendo impactante porque hay que tener en cuenta el momento histórico, la situación y el lugar en el que se produjo tal acto de valentía.

Al terminar la guerra, la nueva Junta rectora del hospital no tuvo en cuenta estos antecedentes heroicos, sino que oprimió a las religiosas. Apartaron al padre Bonal, y el prelado Suárez de Santander, afín a los franceses, puso a María en la tesitura de dimitir trasladándose a Orcajo, Daroca. La Sitiada demandó la presencia de las hermanas en Zaragoza en 1813 para que se hicieran cargo de la casa de beneficencia. Finalmente en 1824 al ser aprobadas las constituciones por la diócesis, una vez se solventaron los equívocos que llevaron a su recusación, se restituyó a la beata como superiora. Durante once años se ocupó de los huérfanos y abandonados que se hallaban en la Inclusa que dependía del hospital. Pero en 1834 fue imputada por alta traición. Creyendo que conspiraba contra la reina, implicada con los carlistas, fue recluida dos meses en una cárcel donde confinaban a personas acusadas por la Inquisición. Después, y pese comprobarse que era un malévolo infundio, fue desterrada al exilio.

Ya enferma pidió ser trasladada a la casa de Huesca y allí aún vivió seis años de entrega, en silencio —nadie le oyó proferir ninguna queja—, y confianza en Dios. Con el cambio de gobierno regresó al hospital de Gracia y se ocupó de los niños de la Inclusa. Murió el 30 de agosto de 1853. Juan Pablo II la beatificó el 16 de octubre de 1994. En 1908 tanto el padre Bonal, con causa de beatificación abierta, como ella fueron proclamados «Héroes de los Sitios de Zaragoza».