Servicio diario - 22 de octubre de 2019


 

Juan Pablo II: El presidente del episcopado polaco pide al Papa que lo proclame doctor de la Iglesia
Paweł Rytel-Andrianik

El Consejo Episcopal Latinoamericano conmemorará los 12 años del encuentro en Aparecida
Rosa Die Alcolea

"Hemos sido víctimas de actos de violencia" denuncia `Amazonía: Casa Común'
Rosa Die Alcolea

Entrevista al cardenal Filoni: "Es necesario redescubrir el afecto y el amor por la fe"
Deborah Castellano Lubov

Editorial de Andrea Tornielli: "Newman y las estatuillas lanzadas al Tíber"
Redacción

Padre Antonio Rivero: "Cristo nos saca hoy una foto. ¿Cómo salimos en ella?"
Antonio Rivero

San Juan de Capistrano, 23 de octubre
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

22/10/2019-17:30
Paweł Rytel-Andrianik

Juan Pablo II: El presidente del episcopado polaco pide al Papa que lo proclame doctor de la Iglesia

(ZENIT – 22 oct. 2019).- El arzobispo Stanisław Gądecki, presidente del episcopado polaco, en nombre de la Conferencia Episcopal Polaca, pidió al Papa Francisco que proclamara a san Juan Pablo II doctor de la Iglesia y patrono de Europa. Esta petición fue apoyada por el Cardenal Stanisław Dziwisz el 22 de octubre de 2019, durante el Congreso del Movimiento Europa Christi en Varsovia.

En 2020, celebraremos el centenario del nacimiento de san Juan Pablo II y el 15º aniversario de su muerte. En relación con estos importantes aniversarios de la Iglesia en Polonia y de la Iglesia universal, el arzobispo Stanisław Gądecki enfatizó: “El pontificado del Papa de Polonia estuvo lleno de decisiones innovadoras y acontecimientos significativos que cambiaron el rostro del papado e influyeron en el curso de la historia europea y mundial”.

“La riqueza del pontificado de san Juan Pablo II –por muchos historiadores y teólogos a los que se refiere como Juan Pablo II el grande– proviene de la riqueza de su personalidad -poeta, filósofo, teólogo y místico, realizándose en muchas dimensiones, desde el trabajo pastoral y la enseñanza, dirigiendo la Iglesia universal, hasta el testimonio personal de santidad de vida”, escribió el Arzobispo Gądecki al Papa Francisco. Señaló también que el gran logro del pontificado de San Juan Pablo II fue su contribución a la restauración de la unidad en Europa, después de más de cincuenta años de división, simbolizada por el telón de acero.

El presidente del Episcopado comentó: “Después de la proclamación unificadora y cultural del Evangelio por los santos Cirilo y Metodio y san Adalberto de Praga, más de mil años después, los frutos de sus actividades -no sólo en términos sociales sino también religiosos- encontraron su protector y continuador en la persona del papa polaco”.

“El legado del Papa Wojtyła es una síntesis rica, versátil y creativa de múltiples caminos del pensamiento humano. No hay duda de que sigue siendo, y seguirá siendo durante mucho tiempo, un proyecto importante y completo de renovación cultural a escala mundial”, dijo. “Estas son también, en mi opinión, las razones más importantes por las que Juan Pablo II debería ser declarado Doctor de la Iglesia y copatrocinador de nuestra casa europea”.

Refiriéndose a la actual crisis cultural, el cardenal dijo que “el Renacimiento, que todos esperamos, como de costumbre, sólo puede lograrse como una nueva reconsideración y adopción de la visión clásica del hombre y del mundo. No hay duda de que en tal contexto, el legado de San Juan Pablo II el grande tiene un valor cultural notable”.

El cardenal Dziwisz notó que este proyecto no es una llamada a un simple retorno al pasado: “El pensamiento de Juan Pablo II es, de hecho, totalmente moderno, original y creativo, sin dejar de ser noblemente clásico. El difícil equilibrio entre la tradición y la modernidad de este Wojtyła ha aportado un gran soplo de aire fresco a la vida de la Iglesia y, a través de ella, a los espacios universales más amplios de la cultura, la política y la ciencia ampliamente comprendidas. En este sentido, el Santo Padre se convirtió en un verdadero maestro y doctor de la Iglesia y en él un importante guardián de los valores europeos, que son el fundamento indeleble de la civilización moderna”.

“El Papa Wojtyla no es sólo un gran doctor contemporáneo de la Iglesia, sino también un prominente patrono de Europa que tiene mucho que decir a todos, creyentes e incrédulos”, concluyó el cardenal Dziwisz. “En tiempos tan difíciles y complejos como los nuestros, su intercesión ante Dios, que fue tan bellamente asegurada por el cardenal Ratzinger en la homilía funeraria constituye un fuerte apoyo a toda la gente de buena voluntad, y el legado que dejó en sus escritos es la hoja de ruta completa que describe las buenas direcciones para nuestro viaje común hacia un mundo mejor”.

 

 

22/10/2019-17:13
Rosa Die Alcolea

El Consejo Episcopal Latinoamericano conmemorará los 12 años del encuentro en Aparecida

(ZENIT — 22 oct. 2019).- El Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) prepara un evento para conmemorar los 12 años de la Conferencia General del Episcopado Latinoamericano de Aparecida, ha adelantado monseñor Miguel Cabrejos Vidarte, presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) y presidente de la Conferencia Episcopal Peruana.

"El tema de Aparecida aún no ha culminado en la Iglesia de América Latina y el Caribe", sostuvo el obispo peruano, este mediodía, 22 de octubre de 2019, durante el briefing del Sínodo de los Obispos, en la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

Durante la conferencia ante la prensa internacional, el presidente del CELAM también anunció que, en el marco del compromiso de la Iglesia con el cuidado de la Casa Común y el medio ambiente, el CELAM participará en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2019 que se realizará en Santiago de Chile en diciembre próximo.

 

Dignidad de la persona

"Uno de los ejes del Sínodo es la reflexión sobre la dignidad de la persona humana", expresó el presidente de la CELAM, miembro de la Comisión para la elaboración del documento final del Sínodo. "La interconexión sinodal entre las Iglesias de la Región Panamazónica también se implementa a favor del bien común, ya defendido por Juan XXIII en su encíclica Pacem en Terris y reiterado por el Papa Francisco en Laudato si', afirmó.

En este contexto, el prelado peruano ha asegurado que "lo que estamos haciendo ahora no es original, es audaz, es una audacia que ahora se quiere hacer profundizar y reflexionar en temas que son realmente existenciales y profundos".

"La Teología de la paz declara la primacía del bien común universal como ya lo apoyó la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, que coloca la dignidad de la persona humana como principio supremo de convivencia, asumido por el Derecho Internacional. Por eso, el establecimiento de una Red Eclesial que trascienda las fronteras nacionales pone de relieve la primacía de la fraternidad y solidaridad universal sobre cualquier otro tipo de interés", agregó.

 

Madre Tierra

En otro momento, monseñor Cabrejos se refirió a san Francisco de Asís, a quien el Papa Francisco consagró el sínodo de la Amazonía antes de su inicio, el 4 de octubre pasado. "Hay gente que se escandaliza cuando oyen 'madre tierra', cuando ya san Francisco en la Edad Media ya dice 'hermana madre tierra', 'hermano sol', 'hermana agua'...

"San Francisco fue el que sembró o creó el estilo medieval hacia la Naturaleza", y de ahí saldrá el Cántico de las criaturas. El Papa hace referencia a este Cántico con su Encíclica Laudato Si', ha recordado. "Hay toda una riqueza extraordinaria que ya san Francisco el hombre que vuelve a la Naturaleza, a Dios, y el hombre en esa interpelación maravillosa".

 

Tres palabras claves

"Hay tres palabras claves en este sínodo: la naturaleza, el ser humano y el papel de la Iglesia. En este sentido, hay que analizar la vida, la historia y la vivencia de san Francisco para poder entender que desde la edad media ya se hablaba del cuidado de la creación", expresó.

Por último, el presidente del Episcopado Peruano, respondió a una pregunta sobre la creación de un nuevo organismo para poner en marcha lo que se acuerde en el Sínodo sobre la Amazonía. Mons. Cabrejos ha señalado que la etapa más importante de todo el proceso sinodal es el Post Sínodo: "La cuestión ahora es cómo debemos aplicar el Sínodo en nuestras realidades, lo que se llama la etapa post sinodal, que es la parte más importante. Lo que resulte del sínodo no puede quedarse como un archivo de biblioteca".

 

 

 

22/10/2019-10:16
Rosa Die Alcolea

"Hemos sido víctimas de actos de violencia" denuncia `Amazonía: Casa Común'

(ZENIT — 22 oct. 2019).- Ante el robo de las imágenes de madera que se venían utilizando en diferentes eventos en el marco del Sínodo Amazónico, simbolizando a la Madre Tierra, la iniciativa Amazonía: Casa Común ha emitido un comunicado en el que alerta y denuncia estos "actos de violencia, que reflejan la intolerancia religiosa, el racismo, actitudes vejatorias, que sobre todo afectan a los pueblos indígenas".

Amazonía: Casa Común es un proyecto coordinado por un grupo diverso de instituciones católicas al servicio del Sínodo de los Obispos para la Asamblea Especial para la Región Panamazónica. El comunicado ha sido difundido en la mañana del martes, 22 de octubre de 2019.

“Hemos sido víctimas de actos de violencia” declaran abiertamente, y afirman que estos hechos “demuestran una negativa para construir nuevos caminos para la renovación de nuestra Iglesia”.

Además, alertan de que “estos actos pueden repetirse o subir el tono, y generar mayores afectaciones”, y aseguran que su presencia e iniciativas “han sido en todo momento pacíficas”, siempre “en actitud orante y pidiendo la acción del espíritu en este proceso sinodal”.

 

Llamada a la unidad

“No vamos a responder a estas actitudes de violencia y en fidelidad evangélica reconocemos y respetamos la diversidad en otras expresiones del encuentro con Cristo”, añaden.

Así, escriben: “Confiamos que el llamado del Evangelio de Cristo es para todos sin excepción, y como Casa Común apostamos por ser una Iglesia unida en nuestras diversidades”, y llaman a todas las personas de buena voluntad a “permanecer unidas, a mantenernos en el compromiso y esperanza por la defensa de la vida y la Amazonía”.

 

Robo de las imágenes

En la madrugada del domingo al lunes, 20 de octubre, unos desconocidos entraron en la iglesia Santa María de Transpontina, donde se desarrolla estos días la iniciativa “Amazonía: Casa Común”, en el marco del Sínodo Especial para la Región Panamazónica, y robaron las imágenes de madera que representan a una mujer indígena embarazada. A continuación, se dirigieron al puente de San Angelo, a pocos metros de la iglesia, y las lanzaron al río Tevere, grabándolo en video y difundido posteriormente.

Estas imágenes han estado presentes en diferentes eventos celebrados estos días en el marco de la Asamblea Sinodal, como la celebración del día 4 de octubre en los Jardines del Vaticano o en el Vía Crucis realizado el último sábado, y han causado un gran debate desde el inicio del Sínodo. Muchos periodistas insisten en cuestionar su significado.

 

Virgen de la Amazonía

Roberto Carrasco Rojas, miembro del comité coordinador de Amazonía: Casa Común, padre sinodal, y misionero Oblato de María Inmaculada, aseguró en una entrevista a Rome Reports que la imagen "es la imagen de la Virgen de la Amazonía, Nuestra Señora de la Amazonía. Es una devoción que ha surgido en las comunidades indígenas", y describió que "han tallado en madera la imagen de la Virgen que está encinta. Es la Virgen, y la hemos llamado la Virgen de la Amazonía".

Al mismo tiempo, Paolo Ruffini, prefecto del Dicasterio para la Comunicación en el Vaticano, ha declarado en repetidas ocasiones que esas estatuas "representaban la vida, la fertilidad, la madre tierra". Ayer, preguntado por los periodistas sobre el robo de las figuras, Ruffini señaló que le parece "un gesto que contradice el espíritu de diálogo, que siempre debe animar a todos".

 

Amazonía: Casa Común

Los organizadores y miembros de esta iniciativa señalan que participan alrededor de 300 personas —entre padres sinodales, representantes de pueblos indígenas y expertos— en este camino, iniciado en Puerto Maldonado (Perú), con la visita del Papa Francisco, y ahora en Roma, donde se celebra el Sínodo Especial de los Obispos.

La iniciativa Amazonía: Casa Común es "el fiel reflejo de este ser iglesia unida, comprometida y diversa, en la que se reúnen más de 30 instituciones católicas de varios países de América del Sur, de Norte América y de Europa para acompañar espiritualmente el Sínodo, compartir realidades y visibilizar la experiencia de la Ecología Integral, inserta en los pueblos y en los habitantes de la Amazonía", se indica en el comunicado.

Esta es una iniciativa "donde han confluido muchas voces, pensamientos, sueños y testimonios misioneros, pastorales, socio ambientales y espirituales trayendo la Amazonía al corazón del Vaticano".

 

 

 

22/10/2019-15:47
Deborah Castellano Lubov

Entrevista al cardenal Filoni: "Es necesario redescubrir el afecto y el amor por la fe"

(ZENIT — 22 oct. 2019).- El cardenal Fernando Filoni, prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos del Vaticano, también llamado "Propaganda Fide", señaló a zenit lo que hace que este mes misionero sea "extraordinario".

En la entrevista, analiza cómo cada año, la Iglesia Católica celebra el mes misionero en octubre, pero este año, el Papa Francisco pidió que fuera "extraordinario", que acoge varios eventos para conmemorarlo, incluso una misa celebrada por el Papa Francisco ayer por la mañana, el Domingo Mundial de las Misiones, en la Basílica de San Pedro.

El prelado italiano también subraya cómo es necesario redescubrir el amor y el afecto por la fe y cómo las personas de todo el mundo pueden participar en los eventos de este mes. Además, destaca: "¡Si no hay amor por la fe, todo se detiene!".

Aquí está nuestra entrevista:

***

 

zenit: ¿Qué hace que este mes misionero de octubre de 2019 sea "extraordinario", como solicitó el Papa Francisco?

Mons. Filoni: Antes que nada, existe el hecho de que cada año, el mes de octubre es el mes misionero. La naturaleza "extraordinaria" del mes misionero de 2019 se debe al hecho de que deseamos centrar nuestra reflexión en un punto específico, de una manera especial: la conciencia de que como bautizados—disfrutando y viviendo la realidad del Bautismo— también nos convertimos en "enviados".

¡Significa que no podemos ser egoístas, no podemos callarnos! Queremos que las personas reflexionen sobre esto porque queremos salir de la mentalidad que siempre ha considerado la misión como algo para delegar a otros, a personas que son "un poco más generosas", a personas "que tienen una vocación especial, "a las personas a las que les gusta partir" e irse a países distantes y diferentes, etc.

 

zenit: Y, en cambio, ¿cómo debe concebirse la misión?

Mons. Filoni: Queremos mostrar que quizás esta idea misionera una vez requirió una vocación especial, ¡pero que hoy todos viajan! Todos se mudan por placer, vacaciones, trabajo o negocios, o para conocer y conocer diferentes culturas. Por lo tanto, parece que la fe sigue siendo casi ajena a toda esta gran movilidad humana, ¡en lugar de eso debería ser en primer lugar! No se nos permite no pensar en el papel y la misión que todos tenemos que dar testimonio de la fe. Debemos llevar la fe a los demás.

 

zenit: ¿y cómo podemos ser testigos de la fe?

Mons. Filoni: El Papa Francisco nos dice esto muy claramente: necesitamos presenciar lo que creemos y lo que amamos, que es parte de nuestra vida, y al mismo tiempo, anunciarlo. Esto es lo que dijo San Pedro (1 P 3:15): "para explicar la esperanza que tienes en ti". Y, por lo tanto, este es el anuncio. Tener esta conciencia nos saca de esa idea de delegar la misión a otros, para tomarla como nuestra misión, como una parte integral y esencial de nuestra vida moral y espiritual, nuestra vida de fe.

 

zenit: ¿Cómo pueden participar las personas este mes desde sus hogares, en cualquier parte del mundo?

Mons. Filoni: Lo primero, decir que podemos participar de muchas maneras. Una persona mayor o enferma puede aportar la contribución de la realidad que vive. Pienso en la cadena de oración, el rosario viviente concebido por la venerable Pauline Jaricot (la fundadora de la Sociedad Pontificia para la Propagación de la Fe)en Francia, hace casi 200 años, para rezar por las misiones. En ese momento viajar, cruzar los océanos, era una experiencia difícil, si no casi imposible para muchas personas. Pero Jaricot dijo que nosotros también podemos participar en la misión de la Iglesia con esta oración, que nos une, al presentar nuestra propia oración a Dios.

 

zenit: ¿Es la oración la única forma de participar en el mes misionero extraordinario?

Mons. Filoni: Incluso Pauline Jaricot, en su momento dijo: ¿no es suficiente la oración? Luego tenemos a los que marcan en su declaración de impuestos: "aquí, esta es la contribución que hago para las necesidades de las misiones". Pero además de todo esto, debemos ser protagonistas de la misión y no solo delegar la misión a otros. Es necesario redescubrir el afecto y el amor por la fe. Y esto se puede hacer de muchas maneras.

 

zenit: ¿Qué quiere decir con amor por la "fe de cada uno"?

Mons. Filoni: ¡Si no hay amor por la fe, todo se detiene! Pero cuando amo mi fe, me vuelvo creativo. La creatividad es necesaria para la misión, incluso con respecto a las herramientas, las reuniones, la visión... La misión ya no se dirige solo a países distantes, sino que es algo que ocurre entre nosotros. Y es bueno que tantas personas que han llegado en estas últimas décadas, por ejemplo, a Italia, cuando recibieron la herramienta para aprender y vivir una fe viva, si lo desean, ellos mismos pidieron el Bautismo.

 

zenit: ¿Conoce a alguno de ellos? ¿Piensa en alguien en particular?

Mons. Filoni: Recientemente, conocí a un joven de Marruecos. Cuando nos presentamos, me dijo un nombre musulmán y un nombre cristiano. Luego agregó: "Soy cristiano". "¿Y qué te hizo decidir convertirte en cristiano?", le pregunté. Él respondió: "Fue gracias al testimonio que me dieron aquí, la forma en que me recibieron".

 

 

 

22/10/2019-16:05
Redacción

Editorial de Andrea Tornielli: "Newman y las estatuillas lanzadas al Tíber"

El robo y posterior lanzamiento en el río Tíber de las tres estatuillas de madera de la tradición amazónica que representan a una joven embarazada, constituyen un triste episodio que habla por sí mismo. Algunas de las reacciones a un gesto violento e intolerante son sorprendentes: "Se ha hecho justicia" ha titulado con entusiasmo un sitio web italiano, después de que las imágenes de la "bravata" fueron divulgadas en las redes sociales. En nombre de la tradición y de la doctrina se arrojó con desprecio una efigie de la maternidad y de la sacralidad de la vida. Se trata de un símbolo tradicional para los pueblos indígenas que representa el vínculo con nuestra "madre tierra", tal como la define san Francisco de Asís en su Cántico de las Criaturas.

A los nuevos iconoclastas, que han pasado del odio a través de las redes sociales a la acción, podría serles útil releer lo que dijo uno de los nuevos santos canonizados hace unos días, el cardenal John Henry Newman. En su Ensayo sobre el desarrollo de la doctrina cristiana, publicado en 1878, sobre la adopción por la Iglesia de elementos paganos, Newman escribió: "El uso de templos y de los dedicados a santos particulares, y a veces decorados con ramas de árboles, incienso, lámparas y velas; las ofrendas ex voto en caso de curación de enfermedades; el agua bendita, el asilo; las fiestas y los tiempos litúrgicos, el uso de calendarios, las procesiones, las bendiciones en los campos, los ornamentos sacerdotales, la tonsura, el anillo utilizado en el matrimonio, el dirigirse hacia el oriente, y en una fecha posterior también las imágenes, tal vez incluso el canto eclesiástico y el Kyrie Eleison: todos son de origen pagano, y han sido santificados por su adopción en la Iglesia".

 

 

 

22/10/2019-10:37
Antonio Rivero

Padre Antonio Rivero: "Cristo nos saca hoy una foto. ¿Cómo salimos en ella?"

 

TRIGÉSIMO DOMINGO DEL TIEMPO COMÚN

Ciclo C

Textos: Eclesiástico 35, 15b-17.20-22a; 2 Tm 4, 6-8. 16-18; Lc 18, 9-14

Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor en el Noviciado de la Legión de Cristo en Monterrey (México) y asistente del Centro Sacerdotal Logos en México y Centroamérica, para la formación de sacerdotes diocesanos.

Idea principal: Cristo nos saca una foto hoy: una de frente y otra de espaldas. ¿Dónde estamos retratados cuando oramos a Dios: en el fariseo orgulloso -foto de frente- o en el humilde publicano, -foto de espaldas?

Síntesis del mensaje: Si Dios tiene una debilidad es ésta: ante el humilde se conmueve, lo bendice, lo llena de bienes, lo escucha (salmo y evangelio). Sí, los gritos del humilde y pobre atraviesan las nubes (l a lectura). Hace dos domingos, Dios nos invitaba a ser agradecidos, reconociendo lo que Él hace por nosotros. Hoy nos disuade de adoptar una actitud de soberbia y engreimiento, en nuestra oración y en nuestra vida. San Pablo al decir que ha combatido bien el combate de la fe no lo hace para presumir como el fariseo del evangelio, sino para reconocer la obra de Dios en él y en las comunidades cristianas por él fundadas (2a lectura).

 

Puntos de la idea principal:

En primer lugar, observemos al fariseo. Primera foto, de frente. Es la personificación de la soberbia encarnada. Tomemos nota de sus actitudes. Está de pie, en vez de rodillas. Se auto alaba y abanica, en vez de adorar y alabar a Dios. Tapa la boca a Dios, y sólo habla de sí mismo, en vez de escuchar a Dios. Juzga al pobre publicano, en vez de mirar su mezquino y podrido corazón. Orgulloso, autosuficiente, vanidoso, justo satisfecho de sí mismo y que mira por encima del hombro a los otros. Se cree buena persona porque cumple como el primero, no roba ni mata, ayuda cuando toca y paga lo que hay que pagar. Pero no ama. Está lleno de su propia santidad, y no hay lugar para la gracia de Dios. Es justo, pero con poca fe, humildad y sinceridad dentro. Orgulloso de sus virtudes, y da gracias a Dios por lo bueno que es, y no porque Dios le da gracias para ser bueno y honesto. Enumera con gusto la lista de virtudes y sus méritos. Su oración fue un estallido de soberbia. ¿Resultado? Sale del templo peor que entró, pues la oración del soberbio no llega a Dios (l a lectura). Este tipo de personas repugna a Dios. ¡Qué foto tan horrible!

En segundo lugar, observemos al publicano. Segunda foto, de espaldas. El publicano era un sinvergüenza integral. Era el recaudador de la Hacienda del fisco y de los impuestos. Tenía las aduanas ganadas a subasta o a contrata o a soborno. Y recaudaba para los arcones de Roma, para las arcas del templo y, de paso, para su bolsillo. Sí, había tarifas, pero ¿qué le importaba? Los griegos tenían un refrán los recaudadores, todos pecadores'. El publicano no tenía ni derechos civiles. Pero, este publicano de hoy fue tocado por el dedo de Dios y vino a pedir perdón al Señor. Ejemplo de humildad. Tomemos nota de sus actitudes para la toma de la foto. Se mantiene a distancia, porque no se cree digno de acercarse al Dios tres veces santo. Se reconoce pecador delante de Dios, y no justo y santo. Tal vez no era muy dado a rezar, pero el día que se decidió a ir al templo, oró con toda su alma, golpeándose el pecho. Subió al templo a orar y se echó a llorar. Su oración fue un estallido de desconsuelo. Y Cristo lo alabó, pues vino al mundo como abogado de causas perdidas. ¿Resultado? Sale del templo justificado, es decir, perdonado, reconciliado por Dios y con Dios. Si hay una debilidad en Dios es ésta: bendice al humilde pecador que pide perdón. ¡Qué linda foto!

Finalmente, observémonos a nosotros mismos. ¿Cómo saldrá nuestra foto hoy? Para los oyentes de Jesús, esta parábola del fariseo y del publicano, tuvo que ser una sorpresa, un escándalo y un rechazo. Porque, ¿qué ha hecho de malo el fariseo? ¿Qué ha hecho de bueno el publicano? ¿De manera que Dios le hace ascos al fariseo, cumplidor fiel de la ley, y prefiere al que de la ley ha hecho mangas y capirotes? Pues entonces, ancha es Castilla y, ¡a vivir, que son cuatro días! ¡Cuidado! Jesús no condenó al fariseo religioso y cumplidor, ni canonizó al publicano, sino que mejoró a los dos. ¿Qué somos: fariseos o publicanos? Seremos fariseos orgullosos, si no nos reconocemos pecadores y necesitados de misericordia divina; si vamos pregonando nuestras virtudes y buenas obras como si fueran conquistas de nuestros músculos y no gracias de Dios correspondidas y secundadas; si juzgamos a los demás y nos consideramos mejores que ellos, cuando sólo Dios conoce el corazón de cada uno; cuando cumplimos por cumplir y ganarnos la salvación, y no para contentar a Dios y ayudar al prójimo. Seremos publicanos mirados y bendecidos por Dios, cuando acudimos a orar a Dios para alabarle, adorarle, bendecirle, pedirle perdón por nuestros pecados; cuando consideramos a los demás mejores que nosotros, e incluso los perdonamos sin rencor cuando no nos asisten o nos abandonan, como le pasó a san Pablo (2' lectura); cuando cumplimos por amor a Dios. Yo saco esta moraleja: aquí todos o fariseos o publicanos. ¿Que uno cumple como un robot? Conviértase a la cordialidad con Dios como el publicano. ¿Que uno vive como un publicano? Recuerde que, además, tiene que cumplir como un fariseo de los buenos. Dios mejorará a los dos. Es lo que me sugiere esta parábola. ¡Foto clara, no movida!

Para reflexionar: ¿En cuál de los dos personajes nos sentimos reflejados: en el que está contento y seguro de sí mismo y desprecia a los demás, o en el pecador que invoca el perdón de Dios? ¿Cuánto tengo de fariseo y cuánto de publicano? ¿Voy a la oración con humildad, confianza y anhelo de ser perdonados y perdonar?

Para rezar: recemos con santa Teresita de Lisieux esta oración para pedir la gracia de la humildad: "Te ruego, divino Jesús, que me envíes una humillación cada vez que yo intente colocarme por encima de las demás. Yo sé bien Dios mío, que al alma orgullosa tú la humillas y que a la que se humilla le concedes una eternidad gloriosa; por eso, quiero ponerme en el último lugar y compartir tus humillaciones, para tener parte contigo en el Reino de los cielos. Pero Tú, Señor, conoces mi debilidad. Cada mañana hago el propósito de practicar la humildad, y por la noche reconozco que he vuelto a cometer muchas faltas de orgullo. Al ver esto, me tienta el desaliento, pero sé que el desaliento es también una forma de orgullo. Por eso, quiero, Dios mío, fundar mi esperanza sólo en Ti. Para alcanzar esta gracia de tu infinita misericordia, te repetiré muchas veces: ¡Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante al tuyo!".

 

Para cualquier duda, pregunta o sugerencia, aquí tienen el email del padre Antonio, arivero@legionaries.org

 

 

 

22/10/2019-07:00
Isabel Orellana Vilches

San Juan de Capistrano, 23 de octubre

«Religioso franciscano. Predicador, reformador, incansable apóstol, consultor de pontífices, gran jurista y diplomático. Aclamado en Europa y considerado `padre devoto' y 'varón santo'. En California continúa honrándose su memoria»

Juan es otro de esos grandes hombres que pusieron sus talentos al servicio de Cristo y su Iglesia, logrando con la oración y heroica entrega que germinase el Evangelio por doquier. Obtuvo la gloria del cielo y la inmortalidad en el mundo, ésta sin perseguirla. Llevó la bandera de la fe por toda Europa mientras la recorría incansablemente de punta a punta; fue el escenario de su vida y quehacer apostólico. Nunca salió de estos confines y, sin embargo, desde hace siglos California honra su memoria gracias a la humilde misión que su excelso hermano fray Junípero Serra estableció allí en 1776, la más conocida de las que implantó; por algo se le ha denominado «joya de las misiones» . Justamente en esa fundación tiene su origen la ciudad que lleva el nombre de este santo. Después de una catástrofe natural y de diversos vaivenes que la dejaron malparada, comenzó a recobrar su esplendor a finales del s. XIX.

Nació Juan el 24 de octubre de 1386 en Capistrano, L'Áquila, Italia. Cursó derecho en Perugia y allí alcanzó tal prestigio como jurista que Ladislao di Durazzo, rey de Nápoles, lo nombró gobernador de la ciudad. En 1416 intervino como pacificador entre las facciones de Perugia y Malatesta, que se hallaban enfrentadas, y fue hecho prisionero. En la cárcel sufrió una radical transformación. Reflexionó sobre la vida que había llevado, y en un sueño san Francisco lo invitó a unirse con sus discípulos. Eso hizo Juan al ser liberado, después de salir victorioso de interna lucha. Aplacadas las voces contradictorias que brotaban dentro de sí, el único impedimento que podría haber tenido era un matrimonio anterior que, por graves razones de peso, cuando ingresó en la cárcel ya se había anulado.

Se hizo franciscano en Perugia en octubre de 1416, a la edad de 30 años. Primeramente fue destinado a misiones humildes. En ese momento la necesidad de regresar a la observancia primitiva gravitaba sobre la comunidad, instada por san Bernardino de Siena. Ambos entablaron entrañable amistad. Bernardino le enseñó teología y Juan le correspondió estando a su lado; le defendió frente a las acusaciones de herejía. Además compartieron similares bríos que les llevaron a preservar la fe frente a los infieles. Aún no había sido ordenado, y Juan comenzó a destacar en la
predicación. A los 33 años recibió ese sacramento. Entonces el papa le nombró inquisidor de los fraticelos, y emprendió una misión itinerante por distintos estados europeos. Combatió las herejías de los husitas, participó en la dieta de Frankfurt y fue artífice de la unidad entre los armenios y Roma. De forma reiterada le designaron vicario general de la observancia, fue nuncio apostólico en Austria, etc.

Hacía poco que era sacerdote cuando dijo: «Aunque no tengo la última responsabilidad, estoy decidido a invertir todas mis fuerzas, hasta el último momento de mi vida, en defensa del rebaño de Cristo». Lo demostró. Era un hombre de oración, gran penitente. Su rostro era, en sí mismo, un tratado de vida ascética. Dormía dos horas y, a veces, una sola; austero en sus alimentos, templado y prudente en sus juicios, todo caridad y dulzura, entregado por completo a su prójimo. Las huellas del rigor que se impuso iluminaban sus ojos; eran una candela viva de amor a Cristo. La gente le seguía y le escuchaba enfervorizada, viendo en su llamada a la conversión una invitación del cielo. En Brescia predicó ante 126.000 personas. Su fama a la hora de sanar a los enfermos le precedía, y muchos intentaban tomar como reliquia trozos de su túnica. Sabiendo el valor de la formación, instó a sus hermanos al estudio: «Ninguno es mensajero de Dios si no anuncia la verdad; y no puede anunciar la verdad quién no la conoce; y no puede conocerla si no la aprendió [...]. Deben encontrar el tiempo para dedicarse a las letras y a las ciencias... para no tentar a Dios con vanas presunciones...».

Los pontífices contaron con él valorando sus excelentes dotes para la diplomacia, su prudencia y fidelidad a la Sede de Pedro. Tanto Martín V, como Eugenio IV, Nicolás V y Calixto III le encomendaron diversas causas delicadas que solventó admirablemente. Declinó ser obispo en tres ocasiones; prefería mantener la misión de predicador. En 1430 se implicó en un asunto que incumbía directamente a su Orden: la unidad. Para lograrla propuso las constituciones martinianas (en honor de Martín V), pensando que con ellas podría mediar entre las dos tendencias polarizadas que surgieron entre los franciscanos: el laxismo y el rigorismo. No tuvo éxito en su empeño. Sufrió críticas e incomprensiones internas, que se unieron a otras externas.

Fue un ardoroso defensor de la fe en lugares de batalla. Animaba a las tropas a luchar bravamente por Cristo: «Sea avanzando que retrocediendo, golpeando o siendo golpeados, invoquen el nombre de Jesús. Solo en Él está la salvación y la victoria». La última en la que participó fue en 1456, en Belgrado, obteniendo la victoria con su fe; tenía entonces 70 años. Tres meses más tarde, el 23 de octubre de ese año, murió en Vilak a causa de la peste. En aras de su proverbial obediencia al pontífice hubiese ido donde fuera. Así se lo había confesado a san Bernardino: «Soy un viejo, débil, enfermizo... No puedo más... Pero si el papa lo dispusiera de otra forma, lo acepto, aunque deba arrastrarme medio muerto, o bien debiera atravesar barreras de espinas, fuego y agua». Pero Dios había previsto que entregase su sangre después de haber participado heroicamente en esta guerra contra el turco.

El legado que dejaba a sus hermanos, a la Iglesia y a la posteridad era, como el de todos los santos, un compendio de virtudes heroicas desplegadas sin descanso por amor a Cristo. Tan aclamado en Europa que se le ha considerado «stella Bohemorum», «lux Germanie», «clara fax Hungarie», «decus Polonorum», también «padre devoto» y «varón santo». Inocencio X lo beatificó el 19 de diciembre de 1650. Alejandro VIII lo canonizó el 16 de octubre de 1690.