Y de nuevo la eutanasia

 

25/10/2019 | por Grupo Areópago


 

 

 

El pasado 22 de octubre de 2019 falleció la atleta belga paralímpica Marieke Vervoort tras haberse sometido a la práctica de la eutanasia con 40 años de edad, práctica legal en Bélgica.

Marieke Vervoort fue medallista olímpica de oro y plata  en 100 y 200 metros en los Juegos de Londres de 2012, habiendo competido también en las Olimpiadas de Río de Janeiro en 2016, donde subió también al podio con una medalla de plata en 100 metros  y bronce en 400 metros.

Sin embargo, la que fuera medallista olímpica vuelve a ser noticia por su trágico desenlace ocupando la primera plana de todos los informativos, en especial los de ámbito deportivo. La noticia teñida de una tremenda frialdad humana se nos reviste una vez más de apariencia de bien alegándose no ser calidad de vida vivir con sufrimiento.

El mensaje que se nos transmite una vez mas es que no importa demasiado la eliminación de una vida humana a la vista del sufrimiento que padecía la persona que optó por la eutanasia. La supuesta compasión humana unida al concepto de ausencia de calidad de vida y al concepto de autonomía del paciente van minando en nuestra sociedad el derecho a la vida de todo ser humano, en un claro atropello de la dignidad de la persona, que por ser vida humana vale por sí misma.

La acción de la eutanasia consiste en matar a otro ser humano, por mucho que se disfrace la acción con distintos eufemismos. Nadie tiene derecho a provocar la muerte  aunque el enfermo se lo pida, y la solicitud del enfermo para morir nunca puede constituirse en un derecho; También la eutanasia afecta a toda una sociedad porque la responsabilidad social consiste en hacerse cargo de toda vida humana débil y frágil, dado que nos compete siempre el cuidado del otro como sociedad, al ser la vida humana un bien común de la sociedad.

Los cuidados paliativos, y no la eutanasia, consideran la muerte como un proceso natural en la vida del ser humano y son la verdadera respuesta antropológica y ética al sufrimiento del enfermo y de su familia al final de la vida. Por ello, solo los cuidados paliativos son la respuesta médica al morir con dignidad en un contexto humanizado en la etapa del final de la vida. Morir eligiendo día y hora siempre será morir a destiempo y dejará un vacío en nuestra sociedad que nadie puede reemplazar, porque toda persona es única, irrepetible e irreemplazable, se mire como se mire.

 

GRUPO AREÓPAGO