Vaticano

 

Pocos obispos han acompañado al cardenal Sarah en la inauguración de Católicos y Vida Pública

 

Rouco y Cañizares arropan al Prefecto para el Culto Divino y Luis Argüello, por la tarde, presenta el libro del cardenal con una conferencia magistral

 

 

08/11/19


 

 

 

El cardenal Robert Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos viajó ayer Madrid en una visita relámpago de un día. Hoy por la mañana regresa a Roma.

El motivo ha sido, como anunció Religión Confidencial impartir la conferencia de presentación del 21 Congreso Católicos y Vida Pública, que se celebrará durante los días 15, 16 y 17 de noviembre en el Campus de Moncloa de la Universidad.

A este acto solo han acudido los cardenales Antonio María Rouco Varela y Antonio Cañizares. El cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro se ha ausentado por participar en la reunión del Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal Española.

Por la tarde el obispo auxiliar de Madrid, Luis Argüello, secretario de la Conferencia Episcopal, ha presentado el último libro del cardenal "Se hace tarde y anochece" (Palabra), con una conferencia magistral. A este acto también ha acudido el obispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes.

Según ha podido saber Religión Confidencial, Sarah ha rehusado cualquier trato especial y ha cancelado la cena porque quería irse a rezar y descansar en la residencia de invitados de la Conferencia Episcopal.

 

Misericordia y heridas del alma

La conferencia de inauguración del Congreso (íntegra en este enlace) ha abordado la importancia de la educación en la misión de la Iglesia, en un momento en el que “la escuela y la universidad atraviesan una crisis muy profunda, la de una sociedad laicista, secularizada, sin Dios”. Una crisis que proviene del “constante cuestionamiento de los valores fundamentales que durante miles de años han apoyado, enseñado, educado y estructurado al hombre internamente”.

Algunos párrafos del cardenal Sarah habrán causado estupor a unos cuántos, como quizás al P. Ángel, que durante la conferencia se ha levantado, abandonando el auditorio.

Este podría ser uno de ellos: "Hoy, a algunas personas les gustaría que la Iglesia se centrara exclusivamente en el ejercicio de la misericordia, en el trabajo de reducir o incluso erradicar la pobreza, en la acogida de migrantes, en la acogida y acompañamiento de los «heridos de la vida». Ciertamente es necesario invertir en la solución de problemas sociales, pero también es necesario, y quizás incluso más que nada, trabajar contra corriente para evitar que tantos hombres y mujeres resulten heridos en sus cuerpos, sus almas, su inteligencia, su afectividad, etc. ¿No es la educación la mejor prevención? Se trata del ejercicio de la justicia y de la misericordia. Entre las siete obras de misericordia espirituales, la tradición menciona: «dar buen consejo al que lo necesita», «enseñar al que no sabe», «corregir a los pecadores». ¿No son estas tareas en las que se reconoce todo padre y pastor?".

 

Desestructuración de la identidad sexual

El cardenal Robert Sarah ha expuesto también, sin tapujos, todo el mensaje de la Doctrina de la Iglesia entorno a la sexualidad y a los desafíos antropológicos de la crisis actual de la educación.

"La desestructuración de la identidad sexual que a menudo se llama teoría de género, contra la que el papa Francisco tiene palabras durísimas y una actitud de intolerancia absoluta, puede entenderse como la consecuencia antropológica de una mutación práctica".

A continuación, ha realizado un recorrido de la crisis antropológica y sexual desde la mentalidad anticonceptiva a partir de 1950 que hizo posible "una profunda desconexión entre la mujer y su cuerpo, desconexión que ha cambiado radicalmente la forma de entender la sexualidad humana, el matrimonio, la filiación y por supuesto la educación".

El cardenal guineano ha proseguido su discurso políticamente incorrecto y ha añadido que en la actualidad "el cuerpo sexuado ya no puede ser vivido como signo e instrumento del don de sí, cuya finalidad es la comunión de los esposos. El vínculo intrínseco entre los dos significados del acto conyugal, la dimensión procreadora y la dimensión unitiva, se rompe . Este vínculo se vuelve opcional y lógicamente la sexualidad termina siendo considerada solo en su dimensión relacional y agradable".

 

Reproducción asistida y legitimación de la homosexualidad

A partir de aquí, Robert Sarah ha explicado que esta desconexión ha engendrado simultáneamente "la tecnificación de la procreación (reproducción asistida) y la legitimación social de la homosexualidad. De hecho, si la sexualidad ya no se percibe a la luz del don de la vida, ¿cómo se puede considerar la homosexualidad como una perversión, un desorden objetivo y grave? Pero junto a estos cambios importantes va una redefinición de la identidad sexual, considerándola como puramente construida. Si se niega el vínculo intrínseco entre los dos significados del acto conyugal, la diferencia de los sexos pierde el primer fundamento de su inteligibilidad".

Para promover la verdad de la persona, el cardenal Sarah ha destacado la necesidad de una educación en virtudes intelectuales y morales, que considere lo humano en toda su rectitud. La crisis antropológica y moral sin precedentes que atraviesa nuestro tiempo exige que la Iglesia asuma una mayor responsabilidad y compromiso para proponer su enseñanza doctrinal y moral de modo claro, preciso y firme”, ha concluido.

 

Las palabras de Luis Argüello

Por la tarde, Sarah fue el invitado de honor en un acto más íntimo organizado por la editorial Palabra para presentar su último libro "Se hace tarde y anochece". Luis Argüello pronunció una conferencia magistral de casi una hora de duración, por lo que el cardenal optó después por ser breve y prefirió someterse a las preguntas del director de la revista Palabra, el sacerdote Alfonso Riobo.

Argüello tampoco fue políticamente correcto. Habló alto y claro. "Este libro es un gemido que nace de las entrañas de un pastor. Es distinto a la queja, porque la queja enjuicia y divide, el gemido es una oración. El gemido ilumina", dijo.

Desarrolló una exposición del contenido del libro, de la crisis espiritual, de los escándalos de la Iglesia fruto del pecado, y de la llamada de atención a los obispos para acompañar a sus sacerdotes. Y de la defensa del celibato para que no haya "dos clases de sacerdotes: los que viven en plenitud su vocación u otros, de segunda categoría. Los pobres también necesitan el testimonio de un amor célibe".

 

"Es estúpido decir que estoy contra el Papa"

Tras la intervención de Argüello, el cardenal Sarah respondió a algunas preguntas del director de Palabra: "El camino de la esperanza para la Iglesia es el cambio de la oración. Sin oración, la Iglesia no puede sobrevivir. Yo estoy aquí porque he visto a misioneros que rezaban muy temprano. El sacerdote no es lo que hace, sino lo que es".

Respecto a las posibles divisiones en la Curia, Sarah ha reforzado su papel de cardenal en su lealtad al Papa: "Tenemos la obligación de ayudarle con nuestros afectos, ser leales y ayudarle a sostener la fe. La gente me opone al Santo Padre porque digo las cosas firmes pero no pueden encontrar ni una sola frase mía contra él. Este libro está dedicado al Papa Francisco por lo tanto, es estúpido decir que estoy contra él. Tenemos que rezar y sufrir por la unidad de la Iglesia. No hay amor sin sufrimiento".

Por último, ha recordado su misión como prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. "Busco que la liturgia sea el núcleo de unión, pero tras el Concilio ha sido una batalla entre tradicionalistas y otros que no lo son. La misa es el momento especial del hombre con Dios, Por eso tiene que ser santa, bella, sacra y no un divertimento. Cuando el Papa celebra misa todos quieren hacer fotos, esto no se ve en una mezquita. Tenemos que volver  descubrir la liturgia".