Longevidad e inmortalidad

 

24/11/2019 | por Grupo Areópago


 

 

 

El Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas ha dado un importante paso en sus estudios sobre envejecimiento al conseguir que nazcan, sin ningún tipo de manipulación genética previa, ratones con telómeros hiperlargos.

Los ratones nacidos con telómeros hiperlargos viven de media un 13 por ciento más y tienen mejor salud: tienen menos cáncer y acumulan menos grasa. Si esto se traslada a los humanos, sería equivalente a envejecer mucho más tarde y poder vivir hasta 120 años, según ha manifestado la Dra. Blasco, jefa del grupo de Telóremos del Centro de Investigación Oncológicas.

Tras estos experimentos, la idea subyacente es la de utilizar la ciencia para guiar el proceso evolutivo del hombre, en lugar del proceso natural de evolución. Los medios para conseguirlo son de carácter técnico-científico.

Existe un movimiento cultural, intelectual y científico llamado transhumanismo, que sostiene el deber moral de mejorar las capacidades físicas y cognitivas de la especie humana y de aplicar al hombre las nuevas tecnologías, para que puedan eliminar aspectos no deseados y no necesarios de la condición humana, como serían el sufrimiento, el envejecimiento y hasta la condición mortal.

Es necesario desde el punto de vista ético examinar cada una de estas intervenciones. No se trata de oponerse a todo tipo de progreso científico y tecnológico, sino solo a aquel que no es acorde al ser humano.

El objetivo final del transhumanismo es la aparición del posthumano, un ser que ya no sería un ser humano, por lo que la humanidad sería transformada de modo radical por la tecnología del futuro.

Ello supone, para los partidarios de esta corriente ideológica, la selección de embriones sanos y la eliminación de los que presenten patologías de cualquier clase, no solo como algo lícito sino como algo moralmente obligatorio para evitar el nacimiento de niños con enfermedades o discapacidades. Además, entre sus objetivos, consideran la posibilidad de una prolongación indefinida de la vida, que es el objetivo último de los planteamientos transhumanistas. Algo que nos puede parecer a priori ciencia ficción, vemos que va abriéndose camino en el campo de la experimentación.

Caminamos hacia una sociedad sin sexos diferenciados, sin paternidad ni maternidad, sin sentido de familia, donde cabe la mercantilización del cuerpo, donde se camina en la búsqueda de erradicar a toda costa el sufrimiento, el envejecimiento y la muerte. ¿No será que  efectivamente caminamos hacia la desaparición de todo aquello que nos define y nos hace seres humanos?

 

GRUPO AREÓPAGO