Servicio diario - 05 de enero de 2020


 

Ángelus: «El Verbo eterno, se hizo carne»
Raquel Anillo

Ángelus: Un llamamiento por la paz en medio de las tensiones entre EE UU e Irán
Raquel Anillo

Cuando las palabras de los ancianos Arakbut se transforman en arte
Redacción

Santa Rafaela María del Sagrado Corazón, 6 de enero
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

05/01/2020-13:58
Raquel Anillo

Ángelus: «El Verbo eterno, se hizo carne»

(ZENIT — 5 enero 2020).- A las 12 de la mañana de hoy, 5 de enero de 2020, el Santo Padre Francisco se asoma a la ventana del estudio del Palacio Vaticano Apostólico para rezar el Ángelus con los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro.

Estas son las palabras del Papa al introducir la oración mariana:

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Palabras del Papa antes del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

En este segundo domingo del tiempo de Navidad, las lecturas de la Biblia nos ayudan a ampliar la mirada, para tener una plena conciencia del significado del nacimiento de Jesús. El libro de la Sirácide celebra la venida de la Sabiduría divina en medio del pueblo (cf. cap. 24); no está todavía encarnada, sino que está personificada, y en cierto momento dice de sí misma: «El que me creó me hizo plantar mi tienda...y me dijo: «Pon tu morada en Jacob y toma como herencia a Israel». (24,8).

El Evangelio, con el Prólogo de San Juan, nos muestra que la Palabra, el Verbo eterno y el Creador, es el Hijo unigénito de Dios (cf. 1:1-18). No es una criatura, sino una Persona divina; pues de él se dice: «El Verbo era con Dios y el Verbo era Dios» (v. 1). Ahora, la novedad lo que resulta chocante es que precisamente este Verbo eterno «se hizo carne» (v. 14). No sólo vino a habitar entre la gente, sino que se hizo uno de ellos. Después de este evento, con el fin de orientar nuestra vida ya no tenemos sólo una ley, una institución, sino una Persona divina que ha asumido nuestra propia naturaleza y es en todas las cosas como nosotros, excepto en el pecado.

Estos dos grandes himnos, a la Sabiduría Divina — en Sirácide — y al Verbo Encarnado —en el Evangelio — hoy se completan igualmente este solemne Evangelio de San Pablo, que bendice a Dios por su plan de amor realizado en Jesucristo (cf. Ef 1,3-6.15-18). En este plan cada uno encontramos nuestra propia vocación fundamental: estamos predestinados a ser hijos de Dios a través de la obra de Jesucristo. Por eso el Hijo Eterno se hizo carne: para introducirnos en su relación filial con el Padre.

Así pues, hermanos y hermanas, mientras continuamos contemplando el admirable signo del Pesebre, la liturgia de hoy nos dice que el Evangelio de Cristo no es una fábula, o un mito, un cuento edificante, no, es la plena revelación del plan de Dios sobre el hombre y sobre el mundo. Es un mensaje a la vez simple y grandioso, lo que nos lleva a preguntarnos: ¿qué proyecto concreto ha puesto el Señor en mí, todavía actualizando su nacimiento entre nosotros? Es el apóstol Pablo quien sugiere la respuesta: «[Dios] nos ha elegido [...] para que seamos santos e inmaculados ante él en la caridad» (v. 4). Este es el significado de la Navidad.

Si el Señor sigue viniendo entre nosotros, si continúa dándonos el don de su Palabra, es para que cada uno de nosotros pueda responder a esta llamada: llegar a ser santos en el amor. La santidad pertenece a Dios, es comunión con Él, transparencia de su bondad infinita. La santidad es custodiar el don que Dios nos ha dado, solo esto, custodiar la gratuidad, esto es ser santos y el que acoge en sí esto como don de gracia no puede dejar de traducirlo en acción concreta en lo cotidiano, en el encuentro con los demás. Lo que Dios me ha dado lo traduzco en acciones concretas en lo cotidiano, en el encuentro con los demás, en la caridad, en la misericordia. Es esta caridad, esta misericordia hacia el prójimo, reflejo del amor de Dios, al mismo tiempo purifica nuestros corazones y nos dispone al perdón, haciéndonos «inmaculados» día tras día, pero inmaculados no en el sentido que yo me quito una mancha, inmaculado en el sentido de que Dios entra en nosotros y nosotros custodiamos la gratuidad con la que entra en Él y se la damos a los demás.

Que la Virgen María nos ayude a acoger con alegría y gratitud el proyecto divino de amor realizado en Jesucristo.

 

 

 

05/01/2020-16:08
Raquel Anillo

Ángelus: Un llamamiento por la paz en medio de las tensiones entre EE UU e Irán

(ZENIT — 5 enero 2020).- En medio de las tensiones entre Estados Unidos e Irán, el Papa Francisco ha hecho un llamado a la paz.

Durante el discurso de hoy en el Ángelus de este domingo 5 de enero de 2020, el Papa observó que «en muchas partes del mundo hay un terrible aire de tensión». «La guerra», continuó, «solo trae muerte y destrucción».

«Hago un llamado a todas las partes», apeló el Papa, «para mantener encendida la llama del diálogo y el autocontrol, y para alejar la sombra de la enemistad».

El Santo Padre luego invitó a todos en la Plaza de San Pedro siguiendo al Ángelus para que se unieran a él en oración «para que el Señor nos dé esta gracia».

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Palabras del Papa después del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas,

En tantas partes del mundo se siente un terrible aire de tensión. La guerra sólo trae muerte y destrucción. Hago un llamamiento a todas las partes para que mantengan encendida la llama del diálogo y del autocontrol. ...para derribar la sombra de la enemistad. Oremos en silencio juntos para que el Señor nos dé esta gracia Os dirijo un cordial saludo a vosotros, peregrinos que habéis venido de Italia y de otros países.

Saludo a las familias, a las asociaciones, a los grupos parroquiales, en particular a los jóvenes de la Confirmación de Mozzo e Almé — ¡Tienen un bonito cartel, ustedes! -,a los de la diócesis de Bérgamo, y al grupo de la «Fraterna Domus».

En este primer domingo del año renuevo a todos mis mejores deseos de serenidad y de paz en el Señor. En los momentos felices y en los difíciles, confiémonos a Él, que es nuestra esperanza! Recuerdo también el compromiso que asumimos el día de Año Nuevo, «Jornada de la Paz: «La paz como camino de esperanza: diálogo, reconciliación y conversión ecológica». Con la gracia de Dios, podremos ponerlo en práctica.

Les deseo un buen domingo. Y por favor no se olviden de rezar por mí. Buen almuerzo y nos vemos mañana para la solemnidad de la Epifanía.

 

 

 

05/01/2020-07:47
Redacción

Cuando las palabras de los ancianos Arakbut se transforman en arte

(ZENIT — 5 enero 2020).- Arakbut'en Etochime' significa, en castellano, 'Nuestras Raíces Arakbut'. Es el título de la muestra artística que, en presencia de las autoridades del departamento Madre de Dios, presentó el grupo de la Pastoral Indígena del Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado.

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Por: Beatriz García Blasco (CAAAP)

21:40103 de enero de 2020.- El Harakbut (o Arakbut) es un pueblo indígena pequeño, con unos 1.700 miembros según datos del Ministerio de Cultura de Perú que, con la llegada del Papa Francisco a su territorio en enero de 2018, se mostró ante los ojos del mundo perdiendo muchos de los temores que estaban propiciando un aniquilamiento cultural sin precedentes. Invisibilidad a causa, en gran medida, de la timidez, del poco valor otorgado a lo propio. "Más que discriminación creo que se trata de falta de autoestima", opina Luis Tayori, "hay jóvenes a los que se les hace difícil demostrar, visibilizar". Natural de la comunidad indígena de Puerto Luz, Tayori es el coordinador de la Pastoral Indígena del Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado y su rostro se relaciona con el de Yésica Patiachi porque juntos dieron voz al discurso de los pueblos indígenas ante el Papa Francisco aquel 19 de enero de 2018, en el coliseo cerrado de la capital de Madre de Dios.

Aquel día Francisco dijo: "Felicito a aquellos que, por medio de la pintura, la artesanía, la música o la literatura, muestran al mundo su cosmovisión y su riqueza cultural. Muchos han escrito y hablado sobre ustedes, y está bien que ahora sean ustedes mismos quienes se autodefinan. Necesitamos escucharles". Y dos años después están haciéndose escuchar, no con palabras, sino con arte.

Con la presencia del gobernador regional de Madre de Dios, Dr. Luis Hidalgo, el obispo del Vicariato Apostólico de Puerto Maldonado, Monseñor David Martínez de Aguirre, y el subgerente de Participación Ciudadana y Gobiernos Indígenas del Gobierno Regional, Héctor Sueyo, se realizó días atrás este evento a nivel local. "Esta iniciativa ha sido promovida por un grupo de Arakbut desde la Pastoral Indígena, jóvenes artistas de las comunidades Puerto Luz y Shintuya que residen en Puerto Maldonado, esta exposición de pinturas artísticas Arakbut tiene como objetivo promover y revalorar la cultura Arakbut a través del arte desde lacosmovisión ancestral harakbut", introdujo Yésica Patiachi quien hizo las veces de maestra de ceremonia. Asimismo, explicó que la denominación Harakbut significa "persona, ser humano o gente", pero que dentro de este pueblo existen hasta siete subgrupos: arakbut (o amarakaeri), wachiperi, arasaeri, pukirieri, sapiteri, toyeri y kisamberi. "Son nombres que indican procedencia u origen de lugar, ríos y quebradas y, al mismo tiempo, estas unidades sociales reflejan importantes diferencias culturales y dialectales", expuso ante las autoridades.

Por su parte, el obispo Martínez de Aguirre trasladó su alegría y realizó la siguiente reflexión: "Durante muchos años la Iglesia se preocupó de contactar a los pueblos pues, como ha dicho Yésica, el Arakbut es el último grupo de la zona de Madre de Dios con el que los misioneros dominicos contactaron a través de la figura del padre José Álvarez. Ahora hay una labor muy interesante y bonita, y es que los pueblos indígenas contacten a nuestra sociedad y a nuestro mundo. Cuando se hablaba de contacto se hablaba de pueblos que estaban en situación de peligro. El pueblo Arakbut tenía, en esos años 40, al Apaktone y a todo el equipo de misioneros y misioneras preocupados por estos lugares de la selva, preocupados por estos pueblos que corrían grave peligro de desaparición y es así como los misioneros contactan con ellos y se empieza una historia en común. Hoy podemos decir que es la Amazonía, nuestros pueblos, quienes están necesitando de que ustedes nos transmitan otra forma de entender el mundo y ver la sociedad. Es emocionante y bonito. En el Sínodo de la Amazonía hemos visto sobre esto, sobre cómo vamos a ayudar para que nuestro mundo tenga capacidad de escucha y cómo vamos a propiciar que, los pueblos indígenas que se integran a la mesa del planeta y en las ciudades, tengan sus espacios propios. Y este es un espacio propio para hablar al mundo y transmitir.

Alegría compartida por la misionera Zully Rojas, figura que acompaña más directamente a la Pastoral Indígena y todo el proceso de los últimos meses. "Esto es nada más que un anticipo de lo que queremos compartir más adelante. Madre de Dios tiene una riqueza que debe seguir visibilizando, así como se visibiliza su problemática, también estas cosas", opinó, "yo como misionera dominica estoy emocionada y contenta de ser parte de este sueño, porque los jóvenes se preguntaban, ¿pero de verdad vamos a exponer? Por eso les agradezco y felicito. Estamos caminando juntos y juntas, respondiendo al deseo de dialogar interculturalmente". Una felicitación que también llegó desde el Gobierno Regional, con el compromiso de estar apoyando estas iniciativas. "Como Harakbut me siento muy contento de que los jóvenes estén plasmando nuestra cosmovisión para el mundo. Este tipo de arte es parte de la cultura inmaterial y nosotros como Gobierno Regional vamos a apoyar, por supuesto, esta iniciativa para que no pasen desapercibidos, sino para que muestren la cosmovisión a través del arte contemporáneo", les respaldó también Héctor Sueyo.

 

El Harakbut, el arte y la Iglesia como aliada

"Nosotros no sabíamos nada de arte, pero sí hemos tenido noticias de que en los años 70 y 80 algunos de los papás, cuando venían de las comunidades a estudiar a la ciudad, ya ganaban los concursos artísticos en los institutos aquí en Maldonado. También la hermana Zully nos mostró que en los colegios de las comunidades Harakbut hay muchos niños y jóvenes con potencial. Hay muchos chicos y chicas que pintan, no a nivel profesional, pero hacen bonitas combinaciones de colores y tienen esa habilidad. Creo que, al igual que pasa con otros pueblos indígenas, el harakbut tiene ese don, en parte es algo innato", comenta Tayori. Explica también que cada obra de arte creada, si bien tiene una autoría individual, nace de una reflexión grupal ya que los bocetos, antes de plasmarse en el lienzo, son compartidos, debatidos y mejorados por todo el grupo. "Nos fijamos un tiempo, a veces 10 o 15 días, para presentar un boceto de la mitología, o una parte de la historia, y de ahí validamos entre todos el boceto porque la idea es que a través de estos cuadros no se trastoquen las historias, sino que el cuadro hable por sí solo, darle un sentido más", asegura.

Yésica Patiachi, por su parte, lamenta el poco interés que percibe hacia la cultura indígena y cómo, de a poquitos, se van abriendo caminos con aliados como la Iglesia. "Lo único que buscamos es un espacio donde poder difundir nuestra cultura porque, en general, las instituciones no apuestan por la cultura indígena y ese es nuestro gran obstáculo. Por eso hemos empezado por nuestra cuenta y, en gran medida, gracias al muchísimo apoyo que estamos recibiendo de las misioneras dominicas. Hemos visto mucha disposición de ellas, por eso hemos querido hacer nuestra muestra en sus instalaciones, para que la gente sepa de la gran labor que hacen. También nos sentimos muy alegres de que el obispo también esté siempre al tanto, en diálogo con la hermana Zully, de cómo van nuestros avances y nuestras reuniones. Por eso en la muestra sí o sí debía estar él, pues nos abrió las puertas y nos ha apoyado", reconoce la lideresa que, en octubre, también participó en el Sínodo de la Amazonía en el Vaticano.

Este inicio ya es realidad y, por delante, se presentan nuevos retos y objetivos. Uno de ellos, según indican, es rescatar las líneas corporales Arakbut, "algo que apenas se utiliza y ya estaba desapareciendo", para ver si lo ponemos a resguardo para que el Ministerio de Cultura también lo vea y valore. Puntualizan, eso sí, que desde la Pastoral Indígena no existe ningún fin comercial pues el objetivo está más que claro: mostrar las expresiones orales de los abuelos, las mitologías, las historias y la forma de ver el mundo desde la visión Arakbut. "Se trata de plasmar la oralidad que se ha venido transmitiendo de generación en generación", aclara Tayori.

Y abren las puertas para quienes deseen sumar, no desde el personalismo, sino desde la colectividad y desde el compartir. Desde los valores que unen el mundo indígena y el católico porque "nuestra cultura tiene mitologías casi bíblicas y el arte nos posibilita eso mismo, relacionarlas". Unidos, siempre, en la diversidad.

 

 

 

05/01/2020-08:00
Isabel Orellana Vilches

Santa Rafaela María del Sagrado Corazón, 6 de enero

«De esta fundadora de las Esclavas del Sagrado Corazón, Pío XII dijo que fue una mártir en la sombra. Compartió el mismo ideal con su hermana, aunque dentro de la orden tuvo que vivir también la separación de ella que le fue impuesta»

En esta festividad de la Epifanía del Señor, celebramos también la vida de Rafaela María del Rosario Francisca Rudesinda Porras y Ayllón. Nació en Pedro Abad, Córdoba, España, el 1 de marzo de 1850 en una familia de alta posición social. Fueron trece hermanos, once varones, su hermana Dolores y ella. A los 4 años perdió a su padre. El 25 de marzo de 1865, a los 15 años, en la parroquia de san Juan de los Caballeros hizo voto de castidad perpetua. Quizá no tenía claro lo que iba a ser de su vida, pero apuntaba claramente a la consagración. Todo eso se concretó muy pronto cuando en 1869, alrededor de sus 19 años, pasó por el nuevo y duro trance de ver morir a su madre hallándose sola junto a ella: «Prometí al Señor no poner jamás mi afecto en criatura alguna». Después, las dos hermanas, que compartían similares ideales, acrecentaron su piedad y las obras de caridad.

Una vez que se casaron dos de sus hermanos, y tras la prematura muerte de otro en 1872, pensaron dar un giro a su vida haciéndose carmelitas en su ciudad natal. En 1873 seguían las directrices del presbítero José María Ibarra. Y en 1874, asesoradas por él, ambas hermanas convivieron junto a las clarisas de Córdoba pasando por una fecunda etapa de reflexión. Entonces conocieron al buen sacerdote José Antonio Ortiz Urruela, que fue decisivo en sus vidas. Siguiendo su consejo, en 1875 se pusieron en contacto con la Sociedad de María Reparadora como postulantes. Al tomar el hábito eligieron el nombre: Rafaela, el de María del Sagrado Corazón, y Dolores, el de María del Pilar.

En 1876 la Sociedad se trasladó a Sevilla, y las dos hermanas permanecieron en Córdoba con otras novicias, bajo el amparo del obispo fray Ceferino González. Éste las apoyó para que en diciembre de ese mismo año pusieran en marcha el Instituto de Adoradoras del Santísimo Sacramento e Hijas de María Inmaculada. Después diría: «Yo no quiero ser fundadora», pero no hubo marcha atrás, e incluso fue elegida superiora. La comunidad vivía en conformidad con las reglas de san Ignacio. Pero en un momento dado, les avisaron de que el prelado quería intervenir en su forma de vida, y determinaron salir de noche catorce novicias, junto a Rafaela María, camino de Andujar. En Córdoba permanecía Dolores para notificar el hecho. En Andújar se alojaron en el Hospital de las Hijas de la Caridad. La santa decía: «Yo me encuentro con valor y fuerzas muy grandes, porque tengo puesta mi confianza en el Señor, en que nos ayudará siempre porque no deseamos más que su honra y su gloria».

De Andújar se trasladaron a Madrid, abriendo otra casa en el barrio de Chamberí. Al morir don José Antonio, recibieron la ayuda del jesuita, padre Cotanilla, y del obispo auxiliar Sancha. En 1877 el cardenal Moreno les concedió la aprobación diocesana y diez años más tarde, el papa León XIII aprobó la Congregación con el nombre de Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús. Su deseo era que todas se vinculasen al ardiente anhelo de su corazón: «Que todos lo conozcan y lo amen». Ella seguía su camino de oblación, sabedora de que era la única vía para unirse a Dios. Así lo consignaba en sus ejercicios espirituales. Y Dios la escuchó. En 1892 tenía 43 años y aún le quedaban 32 más de vida cuando abatió sobre ella la «noche oscura». Estaban en un momento fecundo para el Instituto, y en medio de él brotaron las malas hierbas de la desconfianza y la incomprensión, una «aniquilación progresiva y de martirio en la sombra», como dijo Pío XII.

Ante las graves dificultades de gobierno, renunció al generalato en Roma a favor de su hermana Dolores, y quedó relegada por completo al olvido, realizando duros trabajos y sufriendo constantes humillaciones, mientras se inmolaba con la vivencia heroica de la humildad y el perdón. En su soledad y silencio renovaba su espíritu de reparación por los pecados del mundo, pensando únicamente en la gloria de Dios. Así se abrazó a la cruz. «En el no hacer está mi mayor martirio. Dios me pide ser santa. Yo no puedo dejar de serlo sin despreciar Su santo querer. Si logro ser santa, hago más por la Congregación, por las hermanas y por el prójimo, que si estuviese empleada en los oficios de mayor celo. Mi espíritu gime, pero vale más agradar a Jesús gimiendo que riendo [4 El gozo será en la otra vida. Jesús me ama mucho y esto me debe alentar siempre».

Dios le otorgaba dones extraordinarios. Solo pudo salir de la casa de Roma para ir a Loreto, a Asís y a España, donde no le fue permitido visitar a su hermana en Valladolid, ciudad en la que se hallaba retirada también del gobierno de la Congregación. Su consuelo era rezar de rodillas durante horas ante el Santísimo Sacramento al punto de quedar afectadas por una grave lesión. Murió el 6 de enero de 1925 (Año Santo). Pío XII la beatificó el 18 de mayo de 1952, y Pablo VI la canonizó el 23 de enero de 1977.