Servicio diario - 12 de enero de 2020


 

Ángelus: «Festejen en el corazón la fecha del bautismo cada año»
Raquel Anillo

«Bautizar a un niño es un acto de justicia», dice el Papa
Raquel Anillo

Ángelus: Palabras del Papa después de la oración mariana
Raquel Anillo

Beata Francisca de la Encarnación, 13 de enero
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

12/01/2020-12:08
Raquel Anillo

Ángelus: «Festejen en el corazón la fecha del bautismo cada año»

(ZENIT — 12 enero 2020).- "El que se jacta no es un buen discípulo. El buen discípulo es humilde, gentil, hace el bien sin ser notado», dijo el Papa Francisco en el Ángelus que presidió en la Plaza de San Pedro este 12 de enero de 2020.

«En la fiesta del Bautismo de Jesús, redescubrimos nuestro Bautismo», subrayó el Papa, evocando la fiesta del día, concluyendo el tiempo de Navidad: «Somos hijos amados: ¡el Padre nos ama a todos! — Objetos de la alegría de Dios, hermanos de muchos hermanos, investidos de una gran misión para testimoniar y anunciar a todos los hombres el amor infinito del Padre».

«Festejen en su corazón la fecha de su bautismo cada año», también recomendó el Papa. Háganlo. También es un deber de justicia para el Señor que ha sido tan bueno con nosotros».

AK

 

Estas son las palabras del Papa al introducir la oración mariana:

***

 

Palabras del Papa del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Una vez más he tenido la alegría de bautizar a algunos niños en la fiesta del Bautismo del Señor, hoy eran 32. Oremos por ellos y sus familias.

La liturgia de este año nos propone el acontecimiento del bautismo de Jesús según el relato del Evangelio de Mateo (cf. 3:13-17). El evangelista describe el diálogo entre Jesús, que pide el bautismo, y Juan el Bautista, que quiere negarse y observa: «Soy yo quien necesita ser bautizado por ti, y tu vienes a mí?» (v. 14). Esta decisión de Jesús sorprende al Bautista: de hecho, el Mesías no necesita ser purificado; es Él en cambio quien purifica. Pero Dios es el Santo, sus caminos no son los nuestros y Jesús es el Camino de Dios, un camino impredecible. Recordemos que Dios es el Dios de las sorpresas.

Juan había declarado que había una distancia abismal e insalvable entre él y Jesús. «No soy digno de llevar sus sandalias». (Mt 3,11), dijo. Pero el Hijo de Dios vino precisamente para salvar la brecha entre el hombre y Dios. Si Jesús está del lado de Dios, también está del lado del hombre, y reúne lo que estaba dividido. Por eso le respondió a Juan: «Déjalo por ahora, porque conviene que cumplamos con toda justicia» (v. 15). El Mesías pide ser bautizado, para que toda la justicia se cumpla, es decir, se realice el plan del Padre que pasa por el camino de la obediencia filial y de solidaridad con el hombre frágil y pecador. Es el camino de la humildad y de la total cercanía de Dios a sus hijos.

El profeta Isaías proclama también la justicia del Siervo de Dios, que cumple su misión en el mundo con un estilo contrario al espíritu mundano: «No gritará ni elevará el tono, no hará que se oiga por las calles, dice el profeta, no romperá la caña quebrada, no apagará la mecha con una llama que arde débilmente» (42,2-3). Es la actitud de mansedumbre, es lo que nos enseña Jesús con su humildad, es la actitud de la gentileza, simplicidad, el respeto, la moderación y ocultamiento, que pide también hoy Jesús a los discípulos. Cuantos discípulos del Señor se pavonean de ser discípulos del Señor. No es un buen discípulo el que se pavonea, buen discípulo es el humilde, el manso, el que hace el bien sin hacerse ver. En la acción misionera, la comunidad cristiana está llamada a encontrarse con los demás siempre proponiendo y no imponiendo, dando testimonio, compartiendo la vida concreta de las personas.

Tan pronto como Jesús fue bautizado en el río Jordán, los cielos se abrieron y el Espíritu Santo descendió sobre Él como una paloma, mientras que una voz resonaba desde lo alto diciendo: «Este es mi Hijo», El amado: en quien tengo puesta toda mi complacencia» (Mt 3,17). En la Fiesta del Bautismo de Jesús redescubrimos nuestro Bautismo. Como Jesús es el Hijo amado del Padre, nosotros también, renacidos del agua y por el Espíritu Santo sabemos que somos hijos amados; el Padre nos ama a todos, objeto de la complacencia de Dios, hermanos de muchos otros hermanos, investidos con una gran misión para dar testimonio y anunciar a todos los hombres el amor infinito del Padre.

Esta fiesta del Bautismo de Jesús, nos hace recordar nuestro bautismo, también nosotros hemos renacido, en el Bautismo vino el Espíritu Santo a nosotros por eso es importante recordar, saber, cual es la fecha de mi bautismo. Sabemos cuál es la fecha de nuestro nacimiento, pero no siempre sabemos cuando es la fecha de nuestro bautismo, seguramente algunos de ustedes, no lo saben, es una tarea para que hagan en casa, cuando regresen, pregunten, ¿Cuándo fui bautizada, cuándo me bautizaron? y festejen en el corazón la fecha del Bautismo cada año, háganlo, porque es un deber de justicia hacia el Señor que ha sido tan bueno con nosotros.

Que María Santísima nos ayude a comprender cada vez más el don del Bautismo y a vivirlo con coherencia en las situaciones cotidianas.

 

 

 

12/01/2020-14:56
Raquel Anillo

«Bautizar a un niño es un acto de justicia», dice el Papa

(ZENIT 12 enero 2020).- A las 9,30 de la mañana de hoy, fiesta del Bautismo del Señor, el Santo Padre Francisco presidió la Santa Misa en la Capilla Sixtina durante la cual administró el Sacramento del bautismo de 32 niños, 17 niños y 15 niñas.

Bautizar a un niño es un acto de justicia «, dijo el Papa Francisco, celebrando el bautismo de 32 niños, 17 niños y 15 niñas, en la Capilla Sixtina el 12 de enero de 2020.

Como cada año según la tradición para la fiesta del bautismo del Señor, el papa bautizó a los hijos de los empleados del Vaticano. «En el bautismo», dijo en su homilía, «le damos un tesoro, le damos una promesa: el Espíritu Santo ... quien lo defenderá, lo ayudará a lo largo de su vida».

«Cuando un niño llora en la iglesia, es un hermoso sermón», también aseguró el Papa

AK

 

A continuación ofrecemos la homilía del Papa Francisco completa:

***

 

Homilía del Santo Padre

Así como Jesús, fue a bautizarse, ustedes traen a sus hijos.

Jesús responde a Juan: «Hágase toda justicia» (cf. Mt 3,15). Bautizar a un hijo es una un acto de justicia para él. ¿Y por qué? Porque nosotros en el Bautismo le damos un tesoro, nosotros en el Bautismo le damos una promesa: el Espíritu Santo. El niño sale [del Bautismo] con el poder del Espíritu dentro: el Espíritu que lo defenderá, lo ayudará, a lo largo de su vida. Por eso es tan importante bautizarlos de niños, para que crezcan con el poder del Espíritu Santo.

Este es el mensaje que me gustaría darles hoy. Ustedes traen a sus hijos hoy, [para que tengan] en ellos el Espíritu Santo. Procuren que crezcan con la luz, con el poder del Espíritu Santo, a través de la catequesis, la ayuda, la enseñanza, los ejemplos que ustedes les darán en sus casas ... Este es el mensaje.

No quiero decir nada más en voz alta. Sólo una advertencia. Los niños no están acostumbrados a venir a la Sixtina, ¡es la primera vez! No están acostumbrados a estar encerrados en un ambiente cálido. Y no están acostumbrados a vestirse así para una fiesta tan hermosa como la de hoy. Se sentirán un poco incómodos en algún momento. Y uno empezará a llorar... — el concierto no ha comenzado todavía! — pero uno comenzará, luego el otro... No se asusten, dejen que los niños lloren y griten. Pero más bien, si su bebé llora y se queja, tal vez sea porque hace demasiado calor: quítele algo; o porque tiene hambre: amamántelo, aquí, siempre en paz.

También dije esto el año pasado: tienen una dimensión «coral»: basta con que uno de ellos dé el «la» y todo el mundo empieza, y hace un concierto. No se preocupen. Cuando un niño llora en la iglesia, es una hermosa predicación. Hagan algo para que se sienta bien y continuemos.

Recuerden: ustedes llevan el Espíritu Santo dentro de sus hijos.

 

 

 

12/01/2020-16:18
Raquel Anillo

Ángelus: Palabras del Papa después de la oración mariana

(ZENIT — 12 enero 2020).- Aquí está nuestra traducción de los saludos del Papa Francisco después de la oración mariana que presidió en la Plaza de San Pedro el 12 de enero de 2020.

***

 

Palabras del Papa después del Ángelus

A todos vosotros, queridos romanos y peregrinos, os dirijo un cordial saludo: a las familias, a los grupos parroquiales, asociaciones y fieles individuales.

Saludo a los jóvenes del Movimiento de los Focolares de Colombia, Brasil, Paraguay y Corea, reunidos en Roma para un curso de formación por los cien años del nacimiento de la Sierva de Dios Chiara Lubich.

Saludo a los fieles de Otranto y al coro «Alma Gaudia» de Manduria. Les deseo a todos un buen domingo. Y por favor no se olviden de rezar por mí.

Que tengan un buen almuerzo y adiós.

 

 

 

12/01/2020-08:00
Isabel Orellana Vilches

Beata Francisca de la Encarnación, 13 de enero

«Había sido la humilde tornera del convento cuando fue condenada a muerte por el único 'delito' de ser religiosa, durante la guerra civil española. Perdió la vida defendiendo su virginidad en medio de un bárbaro asalto»

Por desgracia, la historia continúa ensangrentando sus páginas al cercenar brutalmente la vida de personas inocentes, cuyo único «delito» es profesar la fe, legítima opción canonizada en 1948 por la Declaración Universal de Derechos Humanos (art°. 2), aunque sigue siendo impunemente vulnerada. Los intolerantes, pertrechados en la fuerza de las armas y la cobardía de los improperios, han arrasado los altos ideales y nobles sueños de quienes únicamente hicieron del amor la senda de su acontecer.

En 1936, desde su misión de tornera, la religiosa española Francisca Espejo Martos escuchaba aterrorizada las pésimas noticias que penetraban por las rejas del convento trinitario de Martos, Jaén, su ciudad natal, atentando contra la paz que latía en la comunidad. El terror que le producían los clarines de muerte trazó provisionalmente una escurridiza pirueta sobre su vida al intervenir la priora, quien caritativamente la dispensó de su responsabilidad para ahorrarle sufrimientos, y hallarse a resguardo de los captores en casa de su hermano, por un tiempo. Pero su fin estaba ya trazado y dispuesta para ella la gloria del martirio.

Su biografía había comenzado el 2 de febrero de 1873, día de su nacimiento. Huérfana de madre y responsable de un hermano menor, cuando su padre se desposó nuevamente, se instaló junto a su tía Rosario, priora del convento trinitario, y siguió sus pasos en la vida religiosa. Profesó en 1894 y fue viendo caer las hojas del calendario entregada a la oración y realizando las labores domésticas con espíritu de mansedumbre y sencillez, siendo el paño de lágrimas de los pobres a los que socorría. Alguien que la conoció de cerca, sintetizó su ejemplar vida cotidiana diciendo: «Era muy buena; todo lo que se diga es poco».

Durante años nada hacía presagiar la tormenta que se cernía en el horizonte hasta que las llamas devoraron las iglesias de Nuestra Señora de la Villa y de San Amador la fatídica madrugada del 18 al 19 de julio de 1936. Dos días más tarde el convento de las madres trinitarias estaba en el punto de mira de los perversos sanguinarios que penetraron en el recinto y las dejaron desprovistas de todo, viéndose obligadas a buscar cobijo entre gentes de buen corazón. Junto a su tía, Encarnación siguió realizando en casa de su hermano lo que mejor sabía hacer: orar y trabajar. ¿Ofendían a alguien con este proceder?

Enero de 1937 vino cargado de malos augurios. El día 11, su tía, su cuñada y ella misma fueron apresadas. Su hermano, que les había precedido en este desatino, fue liberado. Entre el importante número de religiosos que estaban marcados de forma ignominiosa por los milicianos para derramar su sangre, algunos fueron liberados en medio de distintas circunstancias; en el caso de su tía Rosario, por motivos de avanzada edad y solo después de que los verdugos fueran increpados por un testigo de tan inhumana afrenta, ya que la religiosa caminaba penosamente por la calle hallándose entre los señalados para morir.

Las bendiciones habían llovido sobre la localidad con numerosas vocaciones y los que había determinado segar sus vidas decidieron reducir los ajusticiados eligiendo únicamente a los responsables de cada Orden. Sin embargo en el caso de las trinitarias detuvieron a dos erróneamente; una era Encarnación mientras la priora había quedado a salvo. En el calabozo compartía con otras religiosas temblores y angustia; veían pasar el tiempo unidas en la oración y alentadas por el ejemplo de los primeros mártires. Alguna de ellas se libró de la muerte. Pero la presión ejercida por el responsable de su excarcelación no pudo extenderse a las restantes. Y el 13 de enero las obligaron a subir a una destartalada camioneta conduciéndolas a varios kilómetros distantes de su localidad natal, concretamente a Casillas de Martos.

La bajeza y brutalidad de los asesinos se mostró con toda su crudeza cuando después de fusilar cobardemente frente a una tapia a los numerosos varones que habían capturado, se propusieron violentar a las tres religiosas, una de ellas Encarnación, en el barranco que se hallaba enfrente del cementerio. Ellas se defendieron con uñas y dientes. Y en medio de tan bárbara lucha, los viles verdugos, contrariados e impotentes, al no lograr sus propósitos dejaron fluir toda su rabia destrozando el cráneo de la beata con varios culatazos de escopeta; su cuerpo abandonado mostraba huellas estremecedoras de fiereza. Encarnación tenía entonces 64 años. Benedicto XVI la beatificó el 28 de octubre de 2007. Su cuerpo incorrupto se conserva en el monasterio de la Santísima Trinidad de Martos.