Servicio diario - 19 de enero de 2020


 

Ángelus: «No más esclavos del mal, sino ¡hijos de Dios!»
Raquel Anillo

Libia: El Papa Francisco saluda la conferencia de Berlín por la paz
Anita Bourdin

2020, año de la enfermera y la matrona: Homenaje del Papa Francisco
Anita Bourdin

Beato Basilio Antonio María Moreau, 20 de enero
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

19/01/2020-12:29
Raquel Anillo

Ángelus: «No más esclavos del mal, sino ¡hijos de Dios!»

(ZENIT — 19 enero 2020).- A las 12 de la mañana de hoy, 19 enero de 2020 el Santo Padre Francisco se asoma la ventana del estudio del Palacio Vaticano Apostólico para rezar el Ángelus con los fieles y peregrinos reunidos en la Plaza de San Pedro.

Estas son las palabras del Papa al introducir la oración mariana:

***

 

Palabras del Papa antes del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Este segundo domingo del tiempo ordinario está en continuidad con la Epifanía y con la la Fiesta del Bautismo de Jesús, que celebramos el domingo pasado. El pasaje evangélico (cf. 1:29-34) todavía nos habla de la manifestación de Jesús en el Templo después de haber sido bautizado en el río Jordán, fue consagrado por el Espíritu Santo que reposó sobre él y fue proclamado Hijo de Dios por la voz del Padre celestial (cf. Mt 3,16-17 y par.). El evangelista Juan, a diferencia de los otros tres, no describe el evento, sino que propone el testimonio de Juan el Bautista. Él fue el primer testigo de Cristo. Dios lo había llamado y preparado para esto.

El Bautista no pudo contener el urgente deseo de rendir testimonio de Jesús y declara: «He visto y he dado testimonio» (v. 34). Juan, vio algo de impactante, es decir, el Hijo amado de Dios en solidaridad con los pecadores; y el Espíritu Santo le hizo entender la novedad sin precedentes, un verdadero cambio de rumbo. De hecho, mientras que en todas las religiones es el hombre quien ofrece y sacrifica algo a Dios, en el caso de Jesús es Dios quién ofrece a su Hijo para la salvación de la humanidad. Juan manifiesta su asombro y su consentimiento a esta novedad impactante que trae Jesús, a través de una expresión significativa que repetimos cada vez en la Misa: «He aquí el Cordero de Dios el que quita el pecado del mundo». (v. 29).

El testimonio de Juan el Bautista nos invita a emprender una y otra vez nuestro camino de la fe: empezar de nuevo desde Jesucristo, el Cordero lleno de misericordia que el Padre ha dado por nosotros. Sorprendámonos una vez más por la elección de Dios de estar de nuestro lado, de ser solidario con nosotros pecadores, y de salvar al mundo del mal asumiéndose totalmente la responsabilidad.

Aprendamos del Bautista a no dar por sentado que ya conocemos a Jesús, que ya lo conocemos todo de Él (cf. v. 31). No, no es así. Detengámonos en el Evangelio, quizás incluso contemplando un icono de Cristo, un «Santo Rostro», una de las muchas maravillosas representaciones de las que es rica la historia del arte en Oriente y en el Occidente. Contemplemos con los ojos y más aún con el corazón; y dejémonos instruir por el Espíritu Santo, que por dentro nos dice: ¡Es él! Es el Hijo de Dios hecho cordero, inmolado por amor. Él, Él solo ha llevado, sufrido, expiado el pecado del mundo, y también mis pecados todos. Ha tomado todos nuestros pecados y los alejó de nosotros para que finalmente fuéramos libres, no más esclavos del mal. Sí, todavía pobres pecadores pero no esclavos, sino ¡hijos de Dios!

Que la Virgen María nos obtenga la fuerza para dar testimonio de su Hijo Jesús; para anunciarlo con alegría con una vida liberada del mal y con una palabra llena de fe, de asombro y de gratitud.

 

 

 

19/01/2020-14:52
Anita Bourdin

Libia: El Papa Francisco saluda la conferencia de Berlín por la paz

(ZENIT — 19 enero 2020).- El Papa Francisco acoge con beneplácito la organización de la conferencia por la paz en Libia que se lleva a cabo en Berlín (Alemania), este domingo 19 de enero de 2020.

El Papa habló de esta iniciativa después de la oración del Ángelus del mediodía este domingo, 19 enero 2020, en la Plaza de San Pedro, diciendo: "Hoy se está celebrando una conferencia para discutir la crisis en Libia en Berlín».

El Papa ha deseado que el encuentro abra caminos de «paz» y de «estabilidad»: «Espero sinceramente que esta cumbre, tan importante, sea el lanzamiento de un camino hacia el cese de la violencia y una solución negociada que conduzca a la tan deseada paz y estabilidad del país».

Esta conferencia internacional se organiza bajo los auspicios de las Naciones Unidas para tratar de crear las condiciones para una paz duradera en un país destrozado por la guerra civil.

Es una iniciativa multilateral con representantes de 11 países, incluidos Rusia, Turquía, Estados Unidos, China, Italia y Francia, con la participación del mariscal libio Haftar y Fayez al-Sarraj, jefe de gobierno reconocido por la ONU (GNA).

Según el enviado especial de la ONU en Libia, Ghassan Salamé, la conferencia de Berlín tiene como objetivo establecer un «Comité de seguimiento» que incluya a los países involucrados en Libia, que participan en esta cumbre y que deben «volver a una mayor neutralidad».

 

 

 

19/01/2020-15:30
Anita Bourdin

2020, año de la enfermera y la matrona: Homenaje del Papa Francisco

(ZENIT — 19 enero 2020).- El Papa Francisco elogió el «precioso trabajo» de las enfermeras y parteras al mencionar que el Año 2020 está dedicado a ellas, este domingo 19 de enero de 2020, después del Ángelus, e la Plaza de San Pedro, en presencia de decenas de miles de visitantes.

«Me complace recordar, dijo el Papa en italiano, que el año 2020 ha sido designado internacionalmente como» El año de la enfermera y la matrona».

Al incluir también a las enfermeras en su saludo, el Papa subrayó su importancia al servicio de la salud en el mundo: "Las enfermeras son los trabajadores de salud más numerosos y más cercanos a los enfermos, y las comadronas quizás la más noble de las tareas entre las profesiones»

El Papa invitó a orar por este personal de salud: "Oremos por todos ellos, para que puedan ejercer su precioso trabajo lo mejor posible».

De hecho, la Junta Ejecutiva de la Organización Mundial de la Salud ha designado 2020 como el «Año de las enfermeras y matronas», dice el sitio Infirmiers.com. La recomendación fue hecha en Ginebra por el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS.

2020 es también el año del bicentenario del nacimiento de Florence Nightingale: reconociendo su contribución a la salud y la humanidad, el Dr. Tedros dijo que las " enfermeras y las matronas juegan un papel vital para lograr la salud para todos. Esta es una oportunidad especial para rendir homenaje, en 2020, a la contribución de la enfermería a la salud de nuestro mundo" Florence Nightingale nació el 12 de mayo de 1820 en Florencia (Italia), y ella murió a los 90, el 13 de agosto de 1910 en Londres (Gran Bretaña). Esta enfermera británica es considerada una pionera en la enfermería moderna.

 

 

 

19/01/2020-08:00
Isabel Orellana Vilches

Beato Basilio Antonio María Moreau, 20 de enero

«Vivió al abrigo de la cruz, su única esperanza en medio de los numerosos contratiempos que le salieron al paso para poder sostener sus fundaciones integradas por sacerdotes, religiosos y laicos. Tuvo como modelo la Sagrada Familia»

En esta festividad de san Sebastián, la Iglesia celebra la vida de este beato. Como tantos otros fundadores y fundadoras, Antonio sufrió mucho para llevar adelante su obra. Fue incomprendido en no pocas ocasiones, pero nunca dejó de confiar plenamente en la divina providencia. En su afán de cumplir en todo momento la voluntad de Dios, no dudó en entregarse por completo hasta el fin de sus días. Este sentimiento de actuar en nombre de Dios, de ser instrumento suyo, lo transmitió a sus hijos espirituales: «La obra de la Santa Cruz no es obra del hombre, sino obra de Dios mismo [...]. Por eso os exhorto a renovar el espíritu de vuestra vocación, que es un espíritu de pobreza, castidad y obediencia».

Había nacido en Laigné-en-Bélin, distrito de Le Mans, Francia, el 11 de febrero de 1799. Formaba parte de una generosa familia, compuesta por catorce hermanos, de los que fue el noveno. Cuando decidió ser sacerdote, el párroco le ayudó en las enseñanzas básicas, que después prosiguió en el colegio de Cháteau-Gontier y en el seminario de Le Mans. Su vocación eran las misiones. Y allí hubiera querido partir cuando se convirtió en sacerdote en 1821. Sin embargo, las previsiones de su obispo eran otras. Vio en él cualidades para la enseñanza y formación de los nuevos seminaristas, y decidió que ampliase estudios fuera de la diócesis. Al regresar a Le Mans, junto a su intensa actividad pastoral, impartía diversas disciplinas en el seminario del que fue profesor desde 1823 a 1836. Tres años antes de cesar en esta tarea, tomó contacto con la fundación del Buen Pastor de Le Mans, institución destinada a la reeducación de jóvenes que erraron su camino y se adentraron en los peligrosos derroteros de la delincuencia. Fue una experiencia inolvidable para él.

En 1835 conoció de cerca la Congregación de los Hermanos de San José que tenía como objetivo la formación de los campesinos. Estaba en manos de laicos comprometidos, y él se convirtió en su director espiritual. Consciente de la gran tarea pastoral que siempre tienen delante los presbíteros, ese año de 1835 fundó la sociedad de Sacerdotes Auxiliares. Con ella dio un impulso más que notable a su labor, asistiéndoles a través de predicación, retiros, cursillos y misiones populares. En 1837 surgió, como fusión de esta sociedad y la Congregación de Hermanos de San José, otra nueva fundación: la Congregación de la Santa Cruz con el lema: «Salve, oh cruz, nuestra única esperanza». Le dio este nombre por el alcance que la cruz tenía en su vida. Dado que es la señal del seguidor de Cristo, siempre aludía a ella en su dirección espiritual.

Cuatro años más tarde impulsó la tercera fundación: las Marianitas de la Santa Cruz, integrada por religiosas. Sabedor del valor incuestionable de la unidad, fuente de bendiciones que sostiene cualquier empresa, hacía notar: «La unión hace la fuerza y la desunión lleva a la ruina». Unidad, naturalmente, que debía estar vinculada en Cristo: «Debemos permanecer unidos en Él los unos a los otros, de forma que seamos uno solo, como las ramas con el tronco, sostenidas por la misma raíz y alimentadas por la misma savia, que forman un solo árbol».

Tomando como modelo a la Sagrada Familia denominó a los sacerdotes, Salvatoristas, a los hermanos, Josefinos, y a las religiosas, Marianitas. En conjunto, extendieron sus redes en el entorno rural y en otras misiones emprendidas en el extranjero. Educación y predicación eran pilares básicos de la acción apostólica, junto a la labor parroquial y «difusión de la buena prensa». Por otro lado, se ocuparon de crear y dirigir casas destinadas a la reinserción de delincuentes jóvenes y a acoger personas sin hogar. Las tres ramas de la Congregación fueron estableciéndose en distintos lugares del mundo: Argelia, Estados Unidos, India y Canadá, entre otros países. El P. Moreau siguió la expansión desde su morada situada junto al Instituto de la Santa Cruz.

Él, que tanto amó la unidad, durante más de una década tuvo que padecer su ausencia entre sus hijos. Tanta fue la presión y acusaciones que ponían en solfa su capacidad gestora, amén de otras discrepancias añadidas, que se propuso dimitir como superior general en 1860, gesto honroso y edificante que no prosperó hasta 1866, año en el que tras persistir y acentuarse las tropelías contra su persona, el papa acogió su deseo. Desamparado por los integrantes de la obra que puso en marcha, solo pudo contar con la asistencia de dos hermanas suyas. Conviviendo junto a ellas, ejerció su labor predicadora por las parroquias colindantes a Le Mans hasta que el 20 de enero de 1873 entregó su alma a Dios. Fue beatificado por Benedicto XVI el 15 de septiembre de 2007 en esa ciudad.