Tribunas

A rezar por monseñor Munilla

 

 

José Francisco Serrano Oceja

 

 

 

 

Asistía el pasado lunes a la conversación de un grupo de empresarios sobre la situación política actual de España y, como suele ser frecuente, uno de ellos se preguntó, más retórica que realmente, si sabía alguien dónde estaban los obispos. Inmediatamente, otro de los contertulios se lanzó a hacer una apología de la parresia de monseñor José Ignacio Munilla. Está claro que para cierto catolicismo, incluso para cierto catolicismo social madrileño, el obispo de San Sebastián es un líder nato, es su referente como obispo.

Uno de los argumentos que utilizó fue el de que había sido el obispo que había contestado a la ministra Celáa y a sus impresentables declaraciones. Incluso añadió que el obispo se había pronunciado sobre el “pin parental”. Momento el que se me ocurrió escribir algún día una columna sobre el “pin episcopal”. Nadie dijo, por ejemplo, que el obispo secretario general de la Conferencia Episcopal, monseñor Luis Argüello, había hablado sobre estos temas. Bueno había escrito una serie de tuits. Quizá haya que plantearse el formato tuit de declaración episcopal, no vaya a ser que se identifique la limitación de caracteres con la limitación de pensamiento. Caso que no se corresponde con la realidad. Ya se sabe, la rapidez y penetración del mensaje prima sobre el discurso.

Pero volvamos a Monseñor Munilla. Es cierto que el obispo de San Sebastián ha recibido una herencia de mística de martirio desde la época más dura de la lucha contra ETA. Por cierto, que Munilla conocerá muy bien a la ministra Celáa, como cualquiera de los que ha vivido en el País Vasco. Huelga más comentarios.

Ese halo de firmeza y resistencia de Monseñor Munilla le hace muy atractivo. En su diócesis parece que no le ha temblado la mano a la hora de tomar algunas decisiones. Por cierto, la campañas sobre la quiebra económica de la diócesis parecen que se han desinflado. Los asesores seglares que tiene en materia económica no son cualesquiera, por cierto.

Además, es un obispo que se expresa de forma moderna, que no le tiene miedo a ningún tema, que parte de una teología clásica reconocible y de una espiritualidad sólida. Pero sobre todo es un obispo que tiene un micrófono todas las semanas y una gran audiencia. Su programa de Radio María es uno de los programas más escuchados de la cadena y más comentados, que de eso se trata.

Por eso, y por otras razones, monseñor Munilla está siendo objeto de una campaña que tiene una finalidad poco confesable. Entiendo que monseñor Munilla es consciente del estado de las cosas –no lo puedo contrastar, porque no es uno de los obispos que tenga a mano en mi agenda-.

No dudo que el obispo de San Sebastián se ha dado cuenta de que se están produciendo una serie de movimientos sísmicos que pueden hacer que la tierra se abra bajo sus pies. Movimientos que, como siempre, tienen un epicentro en el centro.

Nada nuevo bajo el sol. Ya se sabe cómo se diseñan las campañas contra un obispo en España. Pues ánimo y a rezar por monseñor Munilla, que siempre viene bien eso de rezar por los obispos.

 

José Francisco Serrano Oceja