Cáritas | Acción social • 27/01/2020
Un cambio en la entrega de alimentos: tarjetas solidarias
Para que las familias puedan elegir y comprar los alimentos que necesitan
Una visión rápida
- Quién lo hace: Cáritas Cullera, en la Diócesis de Valencia.
- En qué consiste: Hemos sustituido la entrega de bolsas de comida por tarjetas con las que las familias pueden comprar alimentos de la cesta básica.
- Dónde se lleva a cabo: En las cuatro parroquias del municipio de Cullera.
Las personas que viven en una situación de vulnerabilidad nos merecen todo el respeto y este es el motor que nos impulsa a repensar nuestras acciones para dar importancia no sólo a lo que hacemos sino a cómo lo hacemos.
En proyecto en detalle
Fortalezas
- Protege el anonimato.
- Dignifica la entrega de las ayudas en alimentación.
- Facilita procesos de normalización, fortalece capacidades de las personas y la corresponsabilidad.
- Posibilidad de acceder a productos perecederos (carne, pescado, verdura…).
- Permite a las personas voluntarias realizar otras tareas, dándole más valor al acompañamiento de las familias.
- Seguir ofreciendo un cauce para canalizar la solidaridad de la comunidad, realizando aportaciones económicas para las tarjetas (campañas).
Logros
- Hay activas 49 tarjetas.
- Con los voluntarios del economato se han reforzado las acogidas, así como el resto de proyectos interparroquiales.
- Los sacerdotes acuerdan aportar el 50% de la colecta del segundo domingo de mes para las tarjetas.
- Se hace un mayor acompañamiento a las personas.
- Se ha aprovechado para revisar y dar la respuesta más adecuada.
- La experiencia se ha replicado en otras poblaciones de la diócesis (Dénia, Moncada, Gandia, Cocentaina, La Canyada, Benissa, …).
- Seguir pensando, seguir construyendo, mirar hacia el futuro.
“Es la hora de una nueva «imaginación de la caridad», que promueva no tanto y no sólo la eficacia de las ayudas prestadas, sino la capacidad de hacerse cercanos y solidarios con quien sufre, para que el gesto de ayuda sea sentido no como limosna humillante, sino como un compartir fraterno” (Juan Pablo II, Carta Apostólica «Novo Millennio Ineunte», 50).