Iglesia-Estado

 

Eutanasia: solo el 0,5% de los pacientes de cuidados paliativos la piden, según un estudio

 

José Carlos Bermejo, director del centro de Humanización de la Salud: “El 80% de los españoles lo que no quiere es sufrir, pero hay caminos distintos al suicidio asistido”

 

 

12/02/20


 

 

 

El Congreso de los Diputados ha aprobado ayer martes tramitar la proposición de ley socialista del suicidio asistido o eutanasia con los votos en contra de PP, Vox, UPN y Foro de Asturias. Una medida que se ampara en que el 80% de la sociedad la pide y está conforme con ella.

Sin embargo, un estudio llevado a cabo por el Centro de Humanización de la Salud de los religiosos camilos, titulado "No quiero sufrir. Sobre la eutanasia",  afirma lo contrario: "De una encuesta a médicos que trabajan desde hace 25 años en Cuidados Paliativos y que han atendido a han atendido a 57.000 enfermos, solo 0,5% de los pacientes atendidos (unos 291) cada año les han pedido la eutanasia", desvela José Carlos Bermejo, director del Centro a Religión Confidencial.

Bermejo argumenta que ese 80% que esgrime el Gobierno que está conforme con el suicidio asistido, lo que no quiere es "sufrir, pero existen otros caminos muy distintos a la eutanasia".

 

Cómo atienden los médicos al final de la vida

En el estudio, los médicos resaltan que de estos pacientes que pedían morir en el contexto de cuidados paliativos, las respuestas de los médicos fueron las siguientes: Con adecuación terapéutica y, en fases muy finales, situación de últimos días, con sedación;  explorando sus preocupaciones y viendo en qué podemos ayudarles. La mayoría de las ocasiones la petición era “no quiero vivir así” y “no me quiero morir”; atendiendo a sus demandas que no eran otras que la de aliviar sufrimiento físico (dolor, disnea, alteración corporal) y sobre todo afectivo espiritual, con gran sobrecarga de necesidad de cuidados y prisas de los familiares o tener al familiar en el extranjero.

En este estudio se destaca que muchos de estos médicos tratan de dar sentido a los últimos días del paciente, teniendo tiempo con el paciente para transmitir ilusión de lo que todavía podía hacer (amar, pedir perdón, perdonar, dar las gracias, reconocer el afecto dado y recibido) y promoviendo la comunicación frecuente con el enfermo y la familia. Promoviendo apoyo externo (amigos, vecinos, familiares). Ofreciendo asistencia espiritual. Algunos pacientes, tras estos cuidados, terminan con sedación paliativa que es absolutamente distinta a la eutanasia.

 

Soledad y sufrimiento

Muchas de las personas que piden la eutanasia, no es solo por un sufrimiento físico, que hoy en día se puede paliar en gran medida, sino porque confluyen muchos otros elementos, como por ejemplo la soledad, sentirse una carga a sus familiares o no tener unos cuidados paliativos en condiciones que le ayuden en su final de la vida.

Según  datos de este estudio, tener vínculos significativos protege en relación al deseo de la eutanasia y vivir solos aumenta el estar de acuerdo con la misma. En general, los pacientes no se quieren morir porque estén al final de la vida, sino porque la vida que tienen, sobre todo si es con sufrimiento, no les gusta.

"Esta ley va más allá porque habla de un contexto eutanásico. Tal y como está previsto el borrador, no es solo una medida para aquellos que tengan enfermedades irreversibles al final de su vida, sino que estará permitida a todos aquellos que no ven sentido a su vida aunque no sufran dolores físicos inaguantables", expresa Bermejo a RC.

 

Inducción a la muerte

El religioso camilo advierte sobre  lo que está ocurriendo en algunos otros países. Comienza con una ley denominada garantista y compasiva, es decir, que sea solo el paciente quien la pida y supervisada por un equipo médico, y termina en una pendiente de "seducción por la muerte" como pasa en Holanda por ejemplo, un país con un cultura que incita a la muerte cuando una persona está enferma terminal o es anciano o impedido.

Bermejo también se sorprende que está ley sea propuesta cuando solo unas pocas comunidades autónomas han aprobado leyes "muy buenas" sobre cuidados paliativos y cuando en Europa se insta a no aprobar leyes eutanásicas, antes de ofrecer medidas integrales sobre los cuidados al final de la vida.

 

Más de 4.000 personas se suicidan

"Lo que esta sociedad tiene que pensar es cómo podemos todos cuidar a tope a nuestros enfermos para que ninguna quiera morirse, señala el padre camilo.

En este sentido, menciona que se suicidan 4.000 personas al año y el Gobierno "también debería aprobar medidas para evitar este fracaso".

Bermejo apela al documento que publicó la Conferencia Episcopal sobre el final de la vida para entender de qué manera hay que cuidar a los enfermos para que mueran en paz y dignamente, sin que quieran adelantar su partida y sin que ningún médico les adelante la muerte.

"En suma, la gente experimenta confusión en torno a los conceptos. Necesitamos decir claramente que todos estamos de acuerdo en intentar aliviar el sufrimiento humano, porque no queremos sufrir evitablemente, pero adecuar las medidas terapéuticas, no encarnizarse, no es lo mismo que legalizar la eutanasia o el suicidio asistido. Una sociedad que da el paso de poder dar muerte a un semejante protegido por la ley, es una sociedad que pone la voluntad del individuo por encima de la dimensión social de la vida y el deber de cuidados dignos de unos para con otros", concluye Bermejo.