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Nuevo libro sobre nulidades matrimoniales para despejar miedos y responder a “leyendas negras”

 

María Álvarez de las Asturias aclara aspectos que provocan más dudas y recelos “No hay que temer consultar sobre la verdad de cada matrimonio”

 

 

19/02/20


 

 

 

"Vas a pedir la nulidad?. ¿Yo? ¡No! ¿Para qué, si no me quiero volver a casar? Además, creo que es carísimo, ¿no ves que solo se lo dan a los famosos?. Tengo unos amigos que consiguieron la nulidad, pero creo que se miente mucho para que te la den, porque si no ¿cómo se explica, si llevaban muchos años casados y tenían varios hijos?", estas son algunas de las dudas y recelos que se plantean los matrimonios fracasados.

Para "despejar dudas y quitar miedos", María Álvarez de las Asturias, defensora del vínculo y promotora de Justicia en el Tribunal Eclesiástico Metropolitano de Madrid, explicar en su libro "La nulidad matrimonial. Mitos y Realidades" (Digital Reasons) qué es y qué no es el proceso de declaración de nulidad de matrimonio.

 

No tener miedo a consultar

"Pretendo aclarar los aspectos que provocan más dudas, recelos y temores, sobre todo en las personas que podrían plantearse iniciar un proceso. Y fundamentalmente, con el libro animo a no tener miedo a consultar sobre la verdad de un matrimonio cuando ha fracaso o se ha roto", explica la canonista a Religión Confidencial.

Álvarez de las Asturias ha intervenido, a lo largo de su vida profesional, en más de mil causas de nulidad de matrimonio: de ellas, no más de ocho afectaban a personas que salen habitualmente en los medios.Y en su experiencia en los tribunales afirma que a ninguna persona se le privó de acceder a un proceso de nulidad por falta de medios económicos.

 

Sanar las heridas

"No es mi intención convencer a nadie de que el proceso sea algo fácil de vivir. Tampoco puedo negar que, en numerosas ocasiones, la experiencia de quienes han pasado por un tribunal eclesiástico ha podido ser muy negativa, desagradable o, al menos, manifiestamente mejorable. Pero también es verdad que la mayoría de los que trabajan en los tribunales eclesiásticos e intervienen en los procesos de nulidad de matrimonio lo hacen conscientes de la importancia de estos procesos, no solo para la tranquilidad de conciencia de las personas que acuden a ellos, sino también para ayudar a conocer y sanar las heridas surgidas en las rupturas matrimoniales. El proceso de nulidad debe llegar a ser una herramienta de ayuda. Conocer la verdad de los motivos que llevaron a una ruptura", explica la autora en su libro.

Además, Álvarez de las Asturias, fundadora del Instituto de orientación personal y familiar Coincidir, también pretende con el libro dar a conocer qué va a pasar en un proceso de nulidad, los pasos que hay que dar y responder a algunas leyendas negras o mitos que no tienen fundamento.

 

Razones de fracaso en el matrimonio

"Cuando un matrimonio se ha separado, además de procurar que esa ruptura haga el menor daño posible a ambos y a sus hijos, podemos ayudarles a reflexionar sobre las razones por las que ha fracasado ese matrimonio: ¿por debilidad, cansancio o desgaste en la relación?; ¿no han podido salir adelante o realmente no han hecho el esfuerzo necesario para superar lo que les separaba?; ¿hay motivos serios y graves detrás de la ruptura? En ese caso, puede tener sentido plantearse una consulta con un especialista en derecho matrimonial canónico que pueda verificar si hay indicios de alguna causa de nulidad en ese matrimonio", explica la autora.

La Defensora del vinculo del Tribunal Eclesiástico matiza: hay que consultar con un experto en derecho matrimonial. "Muchos fieles acuden a un sacerdote a consultar sobre su matrimonio, y no todos son especialistas. Creo que es necesario que los párrocos y orientadores familiares sepan a quién preguntar cuando observan que pueden existir indicios de nulidad y derivarlos a estos canonistas expertos en derecho matrimonial", explica María Álvarez a RC.

 

Indicios de nulidad

En el caso de que haya indicios suficientes, todo fiel tiene derecho a iniciar el proceso para conocer la verdad de su estado de vida. Pero además hay que considerar si es conveniente o no, si ayuda o no en ese momento.

El fin del proceso es declarar la verdad sobre la validez o nulidad de un matrimonio. Por tanto, la intención con que uno inicia un proceso debe ser conocer esa verdad para saber cuál es el propio estado de vida ante Dios y la Iglesia. "Pero, además, el proceso debe servir para sanar las heridas", resalta la canonista en el libro.

Conocer las causas que han llevado a la ruptura, debe servir para poner remedio a lo que haya hecho imposible el éxito de ese matrimonio. Las causas pueden ir desde la inmadurez o la falta de conocimiento de lo que verdaderamente es el matrimonio, hasta las circunstancias en las que se contrajo y los comportamientos inmediatos que han provocado la ruptura.

 

Amoris Laetitia

"También es buen momento para repasar, y en su caso remediar, lo que no se haya hecho bien en la separación. En Amoris Laetitia 300, aunque dirigidas a divorciados en nueva unión, encontramos una serie de preguntas que pueden ayudar", subraya la experta.

Insiste en que la intención debe ser siempre la búsqueda de la verdad y la actitud es acudir a la Iglesia como un hijo a su Madre, exponer lo ocurrido en un matrimonio que está roto y preguntar si es o no válido, aceptando de antemano la decisión a la que llegue el tribunal tras un proceso que cumpla todas las garantías para llegar a la certeza moral necesaria para dictar sentencia.

"Desde mi punto de vista, esto se hace más fácilmente si se acude a un proceso de nulidad no mucho tiempo después de la ruptura o pasado el tiempo, pero con la única intención de saber qué ha pasado y conocer la verdad de la propia situación personal y así poder enfocar el resto de la vida en conformidad con la doctrina de la Iglesia", explica Álvarez de las Asturias.

 

Situaciones irregulares

Aunque muchas personas acuden así a los procesos de nulidad, también es muy frecuente que por muy diversos motivos se haga más tarde, y con el deseo de poder formalizar una relación ya iniciada con una tercera persona o para solucionar una situación de las que se ha dado en llamar "irregular".

Estas circunstancias exigen hacer el esfuerzo de tener claro que lo que se busca en el proceso es la verdad del matrimonio roto, porque psicológicamente es fácil que en esas condiciones lo que el demandante quiere es que la sentencia declare que sí es nulo su matrimonio, para poder casarse válidamente con quien ya uno tiene planes de boda o para solucionar esa "situación irregular".

Y no es infrecuente que una sentencia negativa, que no cumple las expectativas del demandante, sea mal acogida y haya un rechazo al trabajo del tribunal con el riesgo de que ese rechazo sea a la Iglesia y provoque un alejamiento de la práctica de fe. Por eso, al asesor jurídico conviene añadir una compañía espiritual que ayude a vivir el proceso de cara a Dios, buscando siempre la verdad y dispuesto a acoger la voluntad de Dios en el pronunciamiento del tribunal.

El libro, por tanto, explica el proceso, las causas de nulidad, el procedimiento y también el acompañamiento espiritual y pastoral.