Boletín InfoRIES

 

Red Iberoamericana de

Estudio de las Sectas

 

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Nº 732

29 de feb. 2020

 

BOLETÍN MONOGRÁFICO: PSEUDOTERAPIAS Y PSEUDOCIENCIAS

 

1. Nuevos métodos de curación: ¿terapias o pseudoterapias?

2. ¿Cómo detectar a un charlatán de las pseudoterapias?

3. La actriz Gwyneth Paltrow y su difusión de las pseudoterapias a nivel mundial.

4. Sentencia judicial en España: la homeopatía no funciona y puede ser peligrosa.

5. España: el ayuntamiento de Alcobendas promueve el reiki para personas mayores.

6. Científica critica “la prepotencia y supremacía comercial del negocio cruel” de las pseudoterapias.

7. Un grupo televisivo español retira los anuncios de reiki y otras pseudoterapias.

8. Medicina tradicional en México: entre pseudociencia, magia, cultura y charlatanería.

9. La iridología no tiene validez científica alguna.

10. Acusan de pseudocientífico a un máster de la Universidad Pontificia de Salamanca.

 

 

1. Nuevos métodos de curación: ¿terapias o pseudoterapias?

FUENTE: Aleteia

 

 

Miguel Pastorino, integrante de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES) ha publicado un artículo en el portal Aleteia explicando cómo crece la demanda y la oferta de terapias que mezclan magia, esoterismo, pseudociencia y charlatanería.

El mundo de las terapias llamadas “complementarias”, conocidas también como “terapias alternativas”, se mantuvo durante mucho tiempo reducido a la medicina oriental y algunos métodos de curación no avalados por las instituciones médicas como conocimiento científico. Se dejó de usar el término “alternativa” para no aparecer en oposición a la medicina tradicional, sino como algo “complementario” que no sustituye el tratamiento médico.

Aunque esto queda muchas veces en lo discursivo y en la realidad muchas personas abandonan los tratamientos médicos cuando se fanatizan con una terapia de curación “mágica”. Muchos de sus promotores son muy críticos con la medicina tradicional mientras venden su nuevo producto. Aunque no existan suficientes evidencias para probar sus resultados, no todas son igualmente beneficiosas para las personas y no todas tienen el mismo respaldo científico.

Lo grave del fenómeno es que ha crecido no solo la demanda, sino también una gran proliferación de nuevas terapias de dudoso origen, mezcladas en la mayoría de los casos con pensamiento mágico, esoterismo, pseudociencia y charlatanería. Este fenómeno en amplio crecimiento y con respaldo de muchas instituciones públicas y privadas que no hacen un serio discernimiento sobre las “terapias” en cuestión, deja a la deriva a una incontable cantidad de personas estafadas y afectadas emocionalmente, incluso en casos muy dolorosos donde la enfermedad se agrava por abandonar el tratamiento médico confiando en soluciones “mágicas”.

El discernimiento tampoco es fácil, porque bajo el paraguas de “terapia” uno puede encontrarse al lado de la quiropraxia y la milenaria acupuntura, la sanación con duendes y hadas, terapias “angélicas” o centro espiritistas que invocan “espíritus de médicos difuntos” para que curen. El límite entre ciencia, religión, magia y fantasía se vuelve difuso en estos ambientes, donde se mezclan temas místicos con un lenguaje pretendidamente científico.

El lenguaje esotérico utiliza términos tomados de las ciencias, pero con un sentido mágico y estratégico, como si fuera algo de tecnología avanzada. Aparecen así en algún lugar de la terapia prefijos como “neuro”, “bio”, “psico”, y luego le sigue cualquier práctica ocultista o adivinatoria, pero con un nombre que suene a método interdisciplinario. O en otros casos se le agregan adjetivos como “cuántico” y en realidad no tienen nada que ver con la física cuántica. La lista es interminable y todos los días se inventan nuevas. ¿Cómo se explica el auge de este fenómeno y por qué pocos advierten del peligro que implica para quienes se someten a métodos de dudosa validez científica?

Pensamiento mágico y charlatanería

La crisis de la razón científica en el siglo XX trajo aparejada no solo la desconfianza en el conocimiento científico, sino un relativismo que derivaría en un fuerte pragmatismo. Es decir, que cuando uno comienza a creer que todas las opiniones son igualmente válidas, que ningún método de conocimiento es superior a otros, que es lo mismo un neurólogo que un gurú, un psiquiatra que un astrólogo, se abre la puerta a la búsqueda de los resultados, sin importar cuánto de serio tenga el método o si solo venden humo.

La respuesta es: “¿Y si me hace bien? ¿Cuál es el problema si es eficaz?”. Las personas no se detienen a buscar la verdad de las cosas, sino simplemente a buscar resultados, aunque muchas veces sean producto de un efecto placebo. Actualmente muchas personas sin ninguna formación, a través de youtube dan consejos sobre métodos curativos o nutrición, sin ningún respaldo científico. Varios nutricionistas advierten sobre “dietas milagrosas” que son experimentos pseudocientíficos con libros de superventas cuyos resultados son nocivos para la salud.

Mientras profesionales estudian entre cuatro y seis años para cuidar la salud de las personas, otros con seminarios de fin de semana se reciben de “terapeutas” en métodos revelados por extraterrestres, o por espíritus del más allá, o por algún sabio mitológico con quien dicen haber conversado en algún lugar inaccesible del Tíbet.

Por otra parte, una medicina científica demasiado marcada por una visión positivista y materialista del ser humano había creado una atención despersonalizada que no tomaba en cuenta al paciente en forma integral, aspecto que es cada vez más tenido en cuenta en las últimas décadas, pero que sin duda su descuido creó el espacio para pseudoterapias holísticas donde las personas se sienten tratadas en su totalidad y no como un cuerpo enfermo.

A su vez la relación entre sanación y vida espiritual ha sido una búsqueda creciente que no encontraba respuesta en la atención médica tradicional. Esta situación abrió la puerta a una frontera difusa entre medicina, espiritualidad y pensamiento mágico. En una sociedad en crisis, ante cualquier situación compleja tendemos a simplificarla y buscarle una sola causa o una descripción simplista, que por ello suele ser siempre reduccionista.

Así todos nos volvemos “psicólogos” y “médicos” que hacemos diagnósticos de la gente sin ser profesionales de esas disciplinas. Muchos dicen que “todas las enfermedades tienen un origen emocional”, lo cual es falso, pero como en algunos casos puede ser cierto, se sienten autorizados a generalizar y volverlo un dogma incuestionable.

Cuando alguien dice que algún tipo de alimento, o su propio método, “lo cura todo”, es para sospechar, porque no hay nada que lo cure todo. Es sencillamente un sinsentido. Muchas veces para venderlo solo dicen: “¡Lo que importa es que funciona! ¡Hay testimonios!”, o simplemente: “No hace mal”. Así se sigue el criterio pragmático: “Si no me hace mal, qué tiene de malo probar”. Pero el daño que hacen es invisible porque las personas se convencen de lo que les dice su influenciador.

Para tener en cuenta

Aunque no siempre sucede, y la mayoría de las veces sus promotores no tienen una formación académica, hay varios casos donde quien lleva adelante una pseudoterapia es un profesional y aunque su método no tenga ningún respaldo científico, amparados en su calidad de profesionales, sean médicos o psicólogos, promueven una pseudoterapia peligrosa para sus pacientes.

Aunque tengan el título profesional, ejercen como gurús o sanadores y se pueden volver auténticos líderes sectarios que inducen dependencia en sus adeptos.

Ante el lenguaje pseudocientífico, que mezcla conceptos científicos con consejos espirituales y pensamiento mágico, uno debería por lo menos preocuparse o alejarse de una propuesta de ese estilo. Y lo que es especialmente llamativo es que prometen la solución a todos los problemas, lo cual ya es de por sí sospechoso en una simple “terapia”.

Verificar si cualquier método curativo en cuestión tiene respaldo científico y no dejar de consultar al médico, son el camino más seguro para evitar caer en las redes de charlatanes que promueven pseudoterapias de dudoso origen en ensaladas místicas.

Hay que tener en cuenta que también hay muchas personas honestas que creen en estos métodos y los practican con convicción.

Que no tengan malas intenciones o que no sean charlatanes, sino que quieran compartir lo que les ha hecho tanto bien, incluso gratuitamente, no significa que vayan por un buen camino para su salud y la de sus seres queridos. El fenómeno se ha vuelto un grave desafío a la salud pública y a la urgencia de una más seria regulación de los “tratamientos” que se ofrecen sin ninguna advertencia.

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2. ¿Cómo detectar a un charlatán de las pseudoterapias?

FUENTE: Aleteia

 

 

Los expertos en el fenómeno sectario, especialmente desde el ámbito de la psicología, sociedades médicas y críticos de las pseudociencias vienen advirtiendo desde hace años sobre un nuevo flagelo social que debería ya ser un tema de preocupación pública: los promotores de pseudoterapias, en su mayoría dentro del ambiente “New Age”, donde no es clara la frontera entre medicina, espiritualidad, magia y fantasía. Lo cuenta Miguel Pastorino, de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES) en este artículo publicado en Aleteia.

Son hoy la nueva deriva sectaria que más daño está haciendo en las sociedades occidentales, que en medio de un gran relativismo que no duda en poner al mismo nivel la medicina que la astrología, crece un desesperado pragmatismo por buscar resultados sin importar de donde vengan, sin importar la verdad de las cosas. La afanosa búsqueda de una mejor calidad de vida que tiene a millones de seres humanos saltando de un libro de autoayuda a otro, de un método a otro, ha sido un caldo de cultivo de incontables charlatanes que con una fórmula mágica prometen la felicidad y el bienestar.

El pensamiento mágico es hoy la gran puerta de entrada por la que muchas personas con gran ingenuidad creen toda clase de discursos irracionales y dogmáticos que hacen pasar por ciencia lo que no lo es. Siempre venden verdades parciales seductoras que las vuelven leyes generales, como afirmar que toda enfermedad es por una causa de tipo emocional. En parte puede ser cierto en algunos casos, pero no es así en todas las enfermedades. Es sencillamente absurdo.

Pero hoy en día podemos encontrarnos con el pensamiento mágico y anticientífico en discursos contrarios a las vacunas, o los que consideran que la tierra es plana. No importa cuanta evidencia científica se les muestre para decirles que están equivocados, porque seguirán defendiendo su creencia irracional contra toda prueba en su contra. Por otra parte, la vulnerabilidad social y el desamparo en el que muchas personas viven verdaderos dramas vitales les hace ir detrás de cualquiera que le prometa una salida exitosa, segura y rápida hacia una vida más sana y feliz.

Rasgos característicos

Al igual que en las sectas, las personas captadas suelen ser personas muy inteligentes, que están necesitadas de respuestas, en sincera búsqueda y no necesariamente son tontos como suele pensarse, sino que son víctimas de una situación de vulnerabilidad. ¿Cómo detectar a estos vendedores de “métodos revolucionarios” que solo ofrecen humo y suelen ser un peligro para sus adeptos? Como modo de discernimiento y ayuda a los incautos, sintetizamos seis características que suelen estar presentes en las propuestas de charlatanería vinculada a las pseudoterapias, aunque también sean comunes a las estructuras sectarias:

- Tiene el secreto mejor guardado y es universal, el “método infalible” para todos, ya sea en nutrición, curación de enfermedades específicas o simplemente para lograr la longevidad, promocionado con mucho marketing, con fotos y videos que dan testimonio de los increíbles resultados, tergiversando con imparable verborragia cuestiones científicas o históricas, con un mar de palabras técnicas sin sentido, para que quien escucha no se anime a preguntar demasiado y confíe ciegamente en la propuesta.

- Vende su producto o método sin evidencia científica, sino a base de testimonios y con la promesa de que “no hacen daño” y son “menos costosos a la larga”. En algunos casos inventan la evidencia científica, porque no la publican en ninguna revista científica autorizada, sino en sus propios blogs, canales de Youtube o páginas de Facebook. En algunos casos se amparan simplemente en su título profesional, lo cual no lo habilita para enseñar cualquier cosa. Lo que no suelen explicar son los daños irreversibles para quien abandona el tratamiento médico por ir detrás de su charlatanería. Por otra parte, si no tiene interés económico, sino simplemente por alimentar su ego, el tratamiento puede ser gratuito y esto también funciona para que muchos digan: “no es un engaño, porque es gratis”, lo cual es de una gran ingenuidad.

- Utilización de lenguaje pseudocientífico, esotérico y hermético. Además de usar prefijos que den aire de cientificidad como “neuro”, “psico”, “bio”, la terminología que usan suele ser una críptica y extraña mezcla de lenguaje científico y religioso, donde la frontera entre lo espiritual, lo científico y los propios inventos se vuelve difusa y reina la confusión, anulando así cualquier posible cuestionamiento o crítica racional. Eso logra impactar al paciente como si estuviera ante el último descubrimiento, la última innovación en sanación que dejaría obsoleta la medicina tradicional. El tono siempre es muy soberbio, como si los demás no tuvieran la “mente abierta” para comprender el nuevo mundo que tienen delante de sus ojos.

- Discurso paranoide y mesiánico. Suelen advertir a sus adeptos que son perseguidos y criticados por la comunidad científica, ya que su método los deja obsoletos y no quieren aceptarlo porque pondría en jaque a las instituciones médicas y a los laboratorios. O si son profesionales, advierten que sus colegas por envidia o celos le critican duramente y no lo apoyan. Siempre son los genios que han descubierto la cura a todo y el mundo los persigue. Suelen explicar que, por su apertura mental y cambio de paradigma, no son comprendidos y en el futuro se los reconocerá. Muchas veces son auténticos narcisistas que solo hablan de sus logros y de lo importante que son ellos, mientras que el mundo no los reconoce. Es muy común en los líderes sectarios.

- Induce a la dependencia. En lugar de ayudar a sus pacientes a valerse por sí mismos, a ser más libres y responsables, les genera una creciente dependencia para que en todo lo consulten y cada vez más dependan del líder para sus decisiones, anulando progresivamente la libertad y el pensamiento crítico de sus adeptos. Aquí aparecen incluso profesionales que se transforman en “psicólogos-gurús” donde sus tratamientos son una confusa mezcla de dirección espiritual con tratamiento terapéutico. Esta técnica es muy utilizada por quienes también cobran la “consulta” y someten mediante una constante manipulación a sus adeptos, lo que constituye una relación abusiva.

- Él nunca tiene la responsabilidad sobre los resultados. Si el tratamiento funciona es siempre gracias a él, aunque haya sido un placebo. Pero si no funciona, la culpa es del adepto. Sencillamente se le dice que no tiene suficiente fe, o que “no ha resuelto bien sus pensamientos”, o que le “falta actitud”, o que su espíritu “está atado”, o que es el propio paciente quien no ha permitido la curación por sus malas decisiones o “sentimientos negativos”. Sencillamente los pseudoterapeutas nunca se equivocan y su método no falla. Esta forma de manipulación también es utilizada por algunos pastores en sectas de corte neopentecostal o curanderos de diverso origen, donde si la persona después de haber realizado una generosa ofrenda no recibe lo que esperaba, el problema es sencillamente su falta de fe.

Soluciones mágicas

Cada vez más se buscan soluciones rápidas y superficiales para cualquier tipo de problemas, lo cual es un caldo de cultivo para que surjan gurús que dejan encandilados a sus oyentes con ideas pobres que simplifican la realidad.

La gran mayoría de los libros de autoayuda, muchos de los cuales acaban convirtiéndose en ‘bestsellers’, están llenos de un sentimentalismo vacío de ideas, de pensamientos simples y de ilusiones mágicas. Y es que la pobreza cultural que crece a pasos agigantados es el terreno fértil para que cada vez más oportunistas vendan humo a multitudes deseosas de una idea que les haga sentirse mejor.

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3. La actriz Gwyneth Paltrow y su difusión de las pseudoterapias a nivel mundial.

FUENTE: Aleteia

 

 

El pasado mes de enero se ha estrenado en Netflix “Goop Lab con Gwyneth Paltrow”, una nueva serie documental sobre extraños métodos para el bienestar. Quien la dirige, la actriz Gwyneth Paltrow, se ha convertido en una controversial “gurú” de pseudoterapias y pseudociencia con sus métodos para un mejor estilo de vida. Lo cuenta Miguel Pastorino, miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES) en Aleteia.

Paltrow fundó su empresa hace ya doce años y ahora Netflix lleva a la pantalla sus extraños experimentos como propuesta para una mejor calidad de vida. Ella vende sus productos y métodos como “ideas alternativas”, que en el avance de la serie advierten: “pueden parecer extrañas o aterradoras”. En estos años la actriz fue condenada por publicidad engañosa, por su venta de productos para la salud que son fraudulentos. Goop vende productos de cosmética, decoración, suplementos alimenticios, ropa, y libros sobre salud física y mental, nutrición y deporte, entre otros variados asuntos.

La fama de la actriz como influencia masiva de pseudociencia y terapias contrarias a la salud, ahora en Netflix y con una especie de documental para calidad de vida, se ha vuelto una preocupación de muchos críticos que se dedican profesionalmente a la salud y ven en estos contenidos un riesgo para la salud pública. Muchos ven en este estreno una victoria de la pseudociencia y el fraude de las pseudoterapias “mágicas” sin base científica.

En la introducción de la serie hay una breve advertencia en letras pequeñas que dice: “Este programa está diseñado para entrener e informar, no para dar consejos médicos. Consulte siempre a su médico sobre su salud o posibles tratamientos”. Y es que con todo lo que muestra, es evidente que necesita protegerse legalmente de futuras denuncias, ya que promueve delirantes terapias “sanadoras” que no solo son contrarias a la medicina y al más mínimo sentido común, sino que pueden ser peligrosas para la salud.

La promoción de la pseudociencia

En esta temporada que se estrena, comienzan con un viaje a Jamaica para probar hongos psicodélicos como parte de un tratamiento, con una experiencia de sanación a través de emociones intensas. En el segundo episodio hacen yoga en la nieve y se zambullen en un lago helado para conocer el poder del frío extremo para la salud y remedio contra el estrés. En el tercer episodio se centra en el placer sexual femenino y el cuarto en que la edad puede ser subjetiva.

Tal vez el que ha dado más que hablar es el quinto episodio, donde John Amaral es la figura central, un “curador de energía, una mezcla de sanador de reiki y quiropráctico con un método que parece “exorcista”, hace que los pacientes hagan gemidos, sientan nauseas, rían, lloren y sufran convulsiones, para “expulsar” energía del cuerpo y regenerarse.

Él dice no tratar ninguna enfermedad en particular, sino que “al cambiar la frecuencia de la vibración del cuerpo cambia la regeneración de las células, cambia el proceso del sistema sensorial”. Incluso afirma que pueden sanar así recuerdos negativos. Un “médico integral” explica cómo los médicos están aprendiendo a “sanar con energía a través de las manos”.

Amaral afirma que maneja el campo de energía del cuerpo por capas y lo modifica a varios centímetros de distancia. Afirma que “hay investigaciones de la física cuántica que respaldan los tratamientos”, que “nuestra conciencia puede modificar la realidad física”, y una larga lista de disparates sin fundamento, con lenguaje pseudocientífico, pero con aire de superioridad científica sobre la medicina convencional. El “médico integral” explica que: “La tecnología no puede probar la curación con energía, pero que no lo pueda demostrar no significa que no funcione” y que “las emociones se almacenan en el cuerpo, en las células, como las ideas en la mente… las emociones cambian la química de las células”.

La conclusión del capítulo es que los médicos tendrán que aprender a sanar con energía a distancia (al estilo Reiki) y que este método revolucionará la medicina. ¡No hacen falta más comentarios! El lenguaje pseudocientífico expresa ideas antiguas provenientes del esoterismo y el pensamiento mágico: energías buenas y malas, pases mágicos, capas de cuerpo energético (astral). Lo que es seguro es que no hay nada científico de verdad. Es una ensalada de contenidos espirituales, mágicos y esotéricos, con aires de innovación en medicina.

Y el sexto y último episodio titulado “Sexto sentido” es una sesión con una médium (Laura Lynne Jackson) que canaliza espíritus de difuntos y que trata de enseñarnos a todos que podemos ser “psíquicos” y comunicarnos con “La energía” que está en el más allá. A la chica que entrevista le avisa que acaba de llegar su abuela y otros familiares y amigos difuntos a la sesión y que la entrevistada es un alma evolucionada y cosas por el estilo, típicas del mundo espiritista. Digamos que este último capítulo es una catequesis kardecista New Age para iniciarnos en el contacto con los muertos, que al final terminan en un panteísmo cósmico de comunicación con la energía del Universo.

Controversia y “productos” poco saludables

Fuera de la serie, en su empresa, Paltrow ha tenido graves denuncias por la venta de productos y métodos preocupantes. Uno de ellos fueron los “huevos vaginales”, el “huevo de cuarzo rosa” y el “huevo de Jade”, que teóricamente permitían mejorar el control de la vejiga, regular la menstruación y equilibrar las hormonas. La Fiscalía del Condado de Orange le hizo pagar a Paltrow más de 150.000 dólares de multa por vender esos huevos y “prometer beneficios para la salud sin el apoyo de la ciencia”.

Paltrow promovió también en su web pegatinas supuestamente “hechas con el mismo material de carbón conductor que utiliza la NASA para los trajes de astronautas”. Varios científicos de la NASA salieron a negar sus descripciones del producto y cambió el discurso, pero las vende para “volver a equilibrar la frecuencia energética del cuerpo”.

En su página web se puede comprar un “repelente para vampiros mentales”. Un spray a base de aceites especiales y gemas que elimina las “malas vibraciones” y protege de personas que nos envían “energías negativas”. A su vez, a nivel nutricional desaconseja comer pulpo “porque tienen más neuronas que nosotros”.

En una de sus guías “detox” vende un aparato para hacerse “enemas de café” y depurar así el colon, prometiendo a través de este peligroso método para la salud, aliviar la depresión, la tensión nerviosa y las alergias. ¡Un delirio! Al igual que los famosos baños vaginales de vapor para “limpiar el útero” y “equilibrar hormonas”. Cuando leí estas cosas pensé que era la genialidad de algún humorista, pero lamentablemente lo venden como métodos para el bienestar.

No es novedad que Netflix en varios documentales, al igual que otras compañías, promueve la pseudociencia y creencias mágicas con apariencia de cientificidad. Uno puede hoy ver “documentales científicos”, que no tienen nada de ciencia y hablan con aires de investigación académica sobre extraterrestres bajo tierra, fantasmas, vampiros, espíritus y energías que nadie sabe bien qué son.

El verdadero problema que tenemos hoy no son estos programas frívolos y promotores de teorías sin sentido, sino la falta de sentido crítico y la ingenuidad con la que se creen estas tonterías sin ningún respaldo científico, que están muy lejos del más básico sentido común. De hecho, la difusión de este tipo de contenidos se ha convertido en un verdadero riesgo para la salud pública.

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4. Sentencia judicial en España: la homeopatía no funciona y puede ser peligrosa.

FUENTE: El Mundo – Nius

 

 

El intento de un grupo de 22 homeópatas valencianos por defenderse judicialmente contra unos textos que consideraban injuriosos ha provocado el efecto contrario, según explica Vicente Useros en el diario español El Mundo. La razón es que una magistrada no sólo les ha quitado la razón negando con su sentencia lo que ellos consideraban calumnias, también ha desmontado la actividad que realizan considerando la homeopatía como pseudociencia, con la advertencia de que puede ser peligrosa para la salud de las personas.

Este grupo de homeópatas afirmaba que se había atentado contra su honor por parte del presidente de la Sociedad Valenciana de Medicina Familiar y Comunitaria, Aurelio Duque, y del vocal de la Asociación Para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP), Fernando Cervera Rodríguez. La indignación de los homeópatas acabó con una querella, entre particulares, contra Duque y Cervera.

Afirmaciones de la magistrada

Sin embargo, la responsable del Juzgado de Instrucción número 17 de Valencia ha dado la vuelta al caso y los acusadores se han llevado la peor parte –al ver tumbados sus argumentos “científicos”– y los querellados han quedado exonerados de toda responsabilidad. En sus razonamientos jurídicos la juez describe que la Real Academia de Farmacia “llegó a asegurar que no solo no funcionaba, sino que la homeopatía puede poner en riesgo la salud” (véase aquí el resumen hecho por dicho organismo).

Junto a esta rotunda afirmación, en sus argumentos para desmontar esta actividad, la sentencia se apoya en “la línea en la que trabaja el Gobierno, junto a la ofensiva conjunta del Ministerio de Sanidad y el de Ciencia y el de Universidades, donde ha pasado de ser un sistema curativo a una simple ‘práctica’”.

No son medicamentos

Incluso hace una llamada a las posibles consecuencias de la utilización de las pseudociencias, porque las autoridades las han sacado del catálogo de fármacos registrados oficialmente. De hecho, el fallo alerta de que han ido “saliendo del listado de medicamentos los productos homeopáticos y todo ello dentro del plan para la protección de la salud frente a la pseudoterapia y que presentó en su día el Gobierno”.

El texto legal también cita el concepto que da la Real Academia Española (RAE) sobre la homeopatía para equipararla con otras actividades que están fuera del ámbito médico y quirúrgico. Según la juez, “la RAE ha introducido modificaciones en los términos de acupuntura, osteopatía y medicina complementaria”.

Describe asimismo que el término homeopatía, “que ha sido considerado ‘un sistema curativo’ durante 167 años, al menos en el idioma español, ha sufrido un cambio y modificación en su término y que recoge la RAE, siendo retirada la coletilla ‘en el hombre’ en el año 2014, y eliminando la propiedad curativa tras un proceso que se inició en el 2017 en la Comisión de vocabulario científico y técnico”, continúa la magistrada.

La alerta de los expertos denunciados

Curiosamente el grupo de 22 homeópatas que iniciaron las acciones judiciales, confirmaron sentirse injuriados por los comentarios en medios de comunicación de Duque y de Cervera.

En el momento de su declaración en el juzgado, Duque expresó que no iba “contra las personas, sino contra las prácticas sin evidencia científica y en la misma línea que se ha pronunciado el Ministerio de Sanidad y el Colegio Médico a nivel estatal respecto de las pseudoterapias y con el fin de que, por parte del Ministerio, se regulen y evalúen de forma correcta dichas pseudociencias y pseudoterapias, exigiendo acciones de regulación, control y supervisión, con el fin de evitar estafar a personas vulnerables y con enfermedades graves y ello ante la creciente publicidad engañosa”.

Por su parte, Cervera realizó comentarios en la misma línea que Duque en distintas entrevistas y noticias en las que advertía de carácter peligroso de dichas prácticas con pseudoterapias, según se recoge en la citada sentencia.

Libertad de expresión

Sin embargo, la decisión judicial considera que las manifestaciones, datos e información ofrecida en los artículos periodísticos, entrevistas y demás documentos relacionados en el escrito de querella y cuya autoría corresponde a ambos querellados, “obedecen al ejercicio de la libertad de expresión e información que ampara nuestra Constitución, no considerándose desmesurado ni exorbitante ni utilizándose expresiones que puedan ser calificadas indudablemente de ofensivas o ultrajantes ni que puedan ser conceptuadas de impertinentes para difundir hechos y datos que gozan de una notoriedad pública por su trascendencia médica y social”.

Y se reitera que ni Aurelio Duque ni Fernando Cervera usaron en sus citas contra la homeopatía y sus prácticas “expresiones insultantes u oprobiosas con el único fin de vilipendiar y ultrajar el honor de los querellantes, sino únicamente de poner en conocimiento no solo de la opinión pública cuestiones de índole médica y social de relevancia para la sociedad por tratarse de asuntos de interés general, y que afectan a la salud de los ciudadanos y en aras a la libertad de expresión e información amparada constitucionalmente”.

Necesidad de regulación y control

Tanto Duque como Cervera se manifestaron públicamente en su día sobre la falta de evidencia científica de estas terapias y los riesgos que pueden suponer para la salud, según recuerda Carlos Plá en el medio digital Nius. “En un comunicado hicimos un posicionamiento contra las prácticas sin evidencia científica y pedíamos a las autoridades correspondientes, Ministerio de Sanidad, Conselleria de Sanitat y órgano colegial, la regulación el control y la supervisión de estas pseudoterapias”, explica Duque.

Dicho comunicado se hizo público después de que los médicos de familia constataran en las consultas, la existencia de numerosos casos de pacientes que abandonaron tratamientos médicos por homeopáticos. “Nos llegan casos de personas que han agravado su enfermedad por abandonar los tratamientos médicos que tienen prescritos, por tratamientos homeopáticos”, asegura Duque.

Y los partidarios de la homeopatía…

Mientras tanto, ayer el medio digital Vademécum publicó un comunicado emitido por “asociaciones de pacientes y usuarios de homeopatía” –sin dar más detalles de organización o personas– en el Día de la Libertad y el Respeto del Paciente 2020. En dicho comunicado reiteran que “la Homeopatía cuenta con abundante evidencia clínica y científica que muestra su excelencia como forma de entender y ejercer la Medicina, avalada por la experiencia de los millones de usuari@s que la escogemos con un nivel de satisfacción muy elevado”.

Por ello, afirman, refiriéndose a los últimos movimientos del Gobierno de España y de otros organismos, que “la Homeopatía debe no sólo no ser atacada, sino incluida en el Sistema Nacional de Salud y regresar a las Universidades, tal y como recomiendan la OMS y la Unión Europea”. Como siempre, aluden a los intereses que estarían, según ellos, detrás de las acciones críticas con la homeopatía (“lobbies industriales de influencia… criterios de rentabilidad económica –disfrazados de argumentación científica–”), reclamando “nuestro derecho a una asistencia sanitaria de calidad y a la libertad de elección terapéutica”.

También recuerdan que “las Terapias no convencionales gozan de una amplia aceptación por parte de la sociedad española”, cifrando en 10.000 los médicos que aplican la homeopatía en España, llegando a más de 8 millones de adultos.

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5. España: el ayuntamiento de Alcobendas promueve el reiki para personas mayores.

FUENTE: Maldita Ciencia

 

 

El pasado 13 de enero, el Ayuntamiento de Alcobendas (Madrid, España) publicaba en su página web una nota de prensa sobre la oferta de cursos para mayores que comenzarán a partir de febrero. Entre los cursos figura el reiki, una pseudoterapia sin ninguna base científica, según explica el portal digital Maldita Ciencia.

La nota de prensa lo recoge de la siguiente manera: “Talleres dinamizados por voluntarios. Reiki. El nivel 1º se realizará los lunes, de 18 a 19:30 h, y el nivel 2º (dirigido a alumnos que ya cursaron el 1º) será los miércoles, de 18 a 19:30 h. En ambos casos, durarán hasta finales de mayo y se desarrollarán en el centro de la calle Nuestra Señora del Pilar. Las inscripciones se podrán hacer en todos los centros municipales de Personas Mayores desde el 20 de enero hasta el 4 de febrero”.

Esto motivó que el 15 de enero Luis Santamaría, miembro de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), denunciara públicamente en Twitter el amparo municipal a esta pseudoterapia. Tal como dijo en esta red social, los mayores de Alcobendas están “expuestos al fraude integral del reiki por su propio Ayuntamiento”.

El Ministerio de Sanidad está evaluando la eficacia de esta supuesta terapia. El reiki, y el similar toque terapéutico, está basado en la idea de que existe una energía vital, proveniente de la medicina tradicional china (como la acupuntura), de la que depende el estado general de nuestra salud. Cuando se desequilibra, según esta pseudociencia, enfermamos. Así que los que practican el reiki utilizan sus manos, a veces tocando el cuerpo y a veces sin llegar a tocar, para supuestamente reorientar y reequilibrar esa energía y así sanarnos.

Nada de todo esto ha sido demostrado ni concuerda con nada de lo que se sabe y se ha demostrado sobre la fisiología humana. No hay evidencias de esa supuesta energía vital modificable ni el reiki ha demostrado tener ningún efecto más allá del placebo que provocan en los pacientes que tratan.

Desmontado por una niña

De hecho, el reiki fue refutado por una famosa investigación realizado en 1998 por diferentes autores entre los que se encontraba Emily Rosa, una niña de 11 años, la persona más joven en publicar un artículo científico. El artículo se publicó en la revista JAMA, una de las más importantes del área médica.

Como explica el biólogo y divulgador científico Eduardo Angulo en la web Mujeres con Ciencia, en 1996 Emily Rosa, que entonces tenía nueve años, vio un documental de Dolores Krieger, profesora jubilada de la Universidad de Nueva York y la más conocida divulgadora del toque terapéutico en Estados Unidos, creado según la doctrina del reiki de Mikao Usui. En el documental afirmaba que sentía el campo magnético del cuerpo humano como “tibio y gelatinoso” y “con textura de tafetán”.

“La joven investigadora aprovechó la feria anual de ciencias de su colegio para planear un experimento con el objetivo de comprobar las afirmaciones de Dolores Krieger”, explica Angulo. Es sencillo y consiste en una mesa con una silla en un lado para sentar al voluntario “experto” y en el otro lado, una silla para Emily Rosa. En el centro de la mesa, un tablero vertical impide que se vean el voluntario y la niña y, en ese tablero, hay dos orificios para que el voluntario pase sus dos manos hacia la parte donde se sienta la menor.

Cuando el “experto” pasa las manos por los orificios, Rosa hace un sorteo y, según el resultado, coloca su mano a unos centímetros de la mano izquierda o la mano derecha del voluntario que, a su vez, debe decir sobre cuál de sus manos ha colocado la niña la suya si, como afirma, es capaz de detectar el campo magnético de la experimentadora. Los voluntarios declararon ser “expertos en reiki” con una experiencia que iba de uno a veintisiete años. “Se dice que aceptaron participar en el experimento de Emily Rosa porque no vieron ningún peligro en una niña de nueve años”, apunta Angulo.

Los supuestos expertos acertaron 123 de 280 pasos de las manos por los orificios del tablero o, en porcentaje, el 44 %, muy cerca del 50 % que serían los resultados al azar. Por tanto, la conclusión es que no detectaron el campo magnético de la niña y que este fallo implica que la base fundamental del reiki no se puede demostrar, que no existen evidencias científicas que lo apoyen y que, por tanto, su uso profesional no está justificado. “No se ha hecho o, por lo menos, no se ha publicado ningún estudio que tenga como objetivo cuestionar el experimento de Emily Rosa”, destaca Angulo.

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6. Científica critica “la prepotencia y supremacía comercial del negocio cruel” de las pseudoterapias.

FUENTE: Redacción Médica

 

 

Con el título “Cerco a los curanderos del siglo XXI”, el medio especializado digital Redacción Médica ha publicado un artículo de Elena Campos, doctora en Biomedicina y presidenta de la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP). Lo reproducimos a continuación.

Recientemente estamos asistiendo a un nuevo boom de propuestas legales relativas a la publicidad de prestaciones y actividades sanitarias. Desde noviembre de 2018, en que tras una amplia movilización social, profesional y mediática, el Gobierno presentase el Plan para la Protección de la Salud frente a las Pseudoterapias, #CoNprueba, no habíamos visto nada igual. Casos como el de las clínicas iDental, dejando centenares de miles de estafados, han llevado a grupos como el PP a considerar y pedir una reforma legal. “No debiera permitirse en una sociedad avanzada anuncios [...] que generan en el consumidor expectativas de resultado”, “ni tampoco potenciar anuncios de prestaciones o actividades sanitarias que apelan directamente a sentimientos humanos [...]”, cuyo único fin es inducir a un consumo indiscriminado en el sector sanitario.

Por su parte, como ya hicieran también con las pseudoterapias, Ciudadanos ha hecho suyo el reclamo profesional de poner cerco a la influencia de “influencers” en recomendaciones en salud. Las cuales, de acuerdo a las denuncias emitidas –y no sólo– desde el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos (Cgcof) –quien incomprensiblemente sigue sin descartar la homeopatía–, habrían provocado incrementos constatados en la demanda de determinados medicamentos, además de lanzar mensajes contraproducentes a la población.

Es de largo conocido lo lejos que estamos en España del cumplimiento legal en materia publicitaria de servicios, actividades y productos con pretendida finalidad sanitaria, vigente desde 1996; del mismo modo que ignoramos las normas que limitan desde 2003 el ejercicio de actividades sanitarias a los profesionales sanitarios colegiados, quienes a su vez están obligados a ejercer desde establecimientos legalmente habilitados como sanitarios.

Tan arraigada está la tradición, que son multitud los “aquel que ejerciere actos propios de una profesión sin poseer el correspondiente título académico expedido o reconocido en España” (delito de intrusismo, de acuerdo a nuestro Código Penal). Personajes, generalmente asociados, que se ofrecen y publicitan sin el menor temor a la justicia e incluso permitiéndose el lujo de acusar de injurias, calumnias o delitos de odio y llevar a juicio… a aquellos que, lejos de proteger esta situación irregular, reclaman desde el pópulo el cumplimiento de la normativa legal vigente a quienes son los últimos responsables de velar por su cumplimiento: nuestras autoridades sanitarias.

Tanto hemos vivido en la inopia, que la condescendencia derivada de la ignorancia, indiferencia o irresponsabilidad de gestores, sanitarios, políticos, de nosotros todos... nos ha llevado a que existan “Fundaciones” de (pseudo)“terapias” “naturales” que no son tales, sino marcas comerciales registradas a nombre de empresas que no investigan ni producen medicamentos, sino preparados cuyo etiquetado edulcoran hasta hacerlos pasar como tales.

Tal es la prepotencia y supremacía comercial adquirida de este negocio cruel, que incluso alguna entidad defensora del uso de las incorrectamente autodenominadas “terapias alternativas”, “complementarias” o “no convencionales”, ha llegado a impugnar judicialmente la nueva propuesta normativa de Sanidad que exige a los preparados homeopáticos los mismos ensayos clínicos de seguridad y eficacia que se exigen a cualquier otro preparado que pretenda ser autorizado como medicamento con indicaciones terapéuticas reconocidas.

Ante tal negocio lucrativo, admitido bajo el beneplácito activo y pasivo de los observadores, sería pues una rareza que los “influencers” actuales no se hubieran ya sumado a la moda de “prescribir” y hacer recomendaciones inútiles –y de riesgo– en salud.

Porque muchas cosas acaban como empiezan, aquella presentación pública del Plan para la Protección de la Salud frente a las Pseudoterapias, #CoNprueba, lanzada en noviembre de 2018 conjuntamente por los Ministerios de Sanidad, Consumo y Bienestar Social junto al de Ciencia, Innovación y Universidades, nos dejó dos cosas: una campaña informativa #CoNprueba que duró poco –quizás debido a un mediocre apoyo mediático profesional, pero ampliamente criticado desde el sector que veía peligrar su chiringuito– y un listado de 73 pseudoterapias con amplia difusión en España.

A fecha actual, se desconocen los efectos prácticos de este listado. Estas falsas terapias siguen publicitándose –en contra de la ley vigente–, sus promotores las continúan ejerciendo –en contra de la ley vigente– y los chiringuitos continúan abiertos –nadie se atreve a hacer cumplir la normativa vigente–. A veces, cuesta deducir si lo que se pretende es restringir quiénes se enriquecen del chiringuito o realmente importa proteger la calidad asistencial al paciente, usuario o consumidor.

Recuperando el artículo 44 de la Ley 44/2003 de Ordenación de las Profesiones Sanitarias:

Artículo 44. Publicidad del ejercicio profesional privado.

1. La publicidad de los servicios y prestaciones ofrecidos al público por los profesionales sanitarios deberá respetar rigurosamente la base científica de las actividades y prescripciones, y será objetiva, prudente y veraz, de modo que no levante falsas esperanzas o propague conceptos infundados.

2. Los profesionales sanitarios podrán facilitar a los medios de comunicación, o expresar directamente en ellos, informaciones sobre sus actividades profesionales, siempre que la información facilitada sea verídica, discreta, prudente y se manifieste de manera fácilmente comprensible para el colectivo social al que se dirige.

3. No podrán ser objeto de publicidad las actividades o productos sanitarios no autorizados, o sobre los que no exista evidencia de sus efectos beneficiosos para el ser humano, quedando prohibida la publicidad de productos y servicios de carácter creencial y de los productos-milagro.

4. El incumplimiento y, en su caso, la sanción que corresponda, de lo dispuesto en los apartados anteriores se exigirá de acuerdo con la Ley 14/1986, General de Sanidad, y, en lo que sean de aplicación, con las Leyes 26/1984, General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios, y 34/1988, General de Publicidad.

Estimados colegas y profesionales, empecemos por hacerlo cumplir. Estimados aquellos quienes aún carecéis de los estudios mínimos para ejercer legalmente como profesionales sanitarios en España: estudiad. A/a especial de los ministerios implicados, gestores sanitarios y organizaciones de consumidores y usuarios.

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7. Un grupo televisivo español retira los anuncios de reiki y otras pseudoterapias.

FUENTE: Redacción Médica

 

 

El grupo de comunicación español Atresmedia ha anunciado que va a retirar sus recomendaciones sobre reiki y apiterapia del espacio “Objetivo Bienestar”, una iniciativa del grupo donde pretende fomentar hábitos saludables. Lo ha hecho tras ser consultado por Juanma Fernández, del medio Redacción Médica. En estos momentos, el reiki no tiene validez asistencial demostrada, y está siendo investigado por el Ministerio de Sanidad. De la misma forma, en el caso de la apiterapia, no existen datos científicos que confirmen su evidencia.

De hecho, existe la certeza de que una mujer española de 55 años falleció en 2015 en Madrid tras recibir una picadura programada de abeja durante una sesión de apiterapia. Al ser consultado por estos casos, el Grupo Atresmedia ha anunciado a este diario su decisión de retirar sus recomendaciones para estas terapias y de llevar a cabo una revisión pormenorizada del resto de técnicas para asegurarse de que no se está haciendo promoción de prácticas sin evidencia.

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8. Medicina tradicional en México: entre pseudociencia, magia, cultura y charlatanería.

FUENTE: Xataka México

 

 

Con la naturalidad de quien receta paracetamol, la voz al otro lado del teléfono me dice que por 200 pesos, la lectura de maíz que me ofrece es suficiente para saber la enfermedad que tengo. No se trata de un lugar de adivinación, ni siquiera de un recinto clandestino, se trata de una de las casas de medicina tradicional y herbolaria, promovidas por el gobierno de Ciudad de México que ofrecen temazcalli, cura de empacho, tronada de angina, y otros padecimientos constantes distinguibles en el marco de la medicina tradicional en México.

Así comienza el reportaje que ha escrito Óscar Steve en el portal Xataka México. En una sesión de lectura de maíz, de aproximadamente media hora, la curandera me diría el mal que padezco, con ayuda del ritual mesoamericano que se basa en el análisis para encontrar patrones en granos de maíz dispuestos sobre la mesa.

Al doctor Alejandro Macías, especialista, consultor del tema del virus H1N1 cuando ocurrió su propagación en 2009 y miembro de tercer nivel del Sistema Nacional de Investigadores, se le nota en el tono de voz la molestia porque este tipo de tratamientos esté recibiendo apoyo gubernamental desde hace varios años ya. “La medicina no debe tener apellidos” dice. “La única medicina que debe estar sustentada por el erario, por el gasto público, es la que se sustenta en evidencias de utilidad”.

El apoyo que recibe la medicina tradicional en México tiene sustento en el impulso que a ella ha mostrado la Organización Mundial de la Salud, que incluso tiene un documento sobre la estrategia de apoyo a medicinas tradicionales y alternativas con objetivos fijados para 2023. El documento es, cuando menos, contradictorio. Simultáneamente impulsa la adopción de la medicina tradicional en los sistemas primarios de salud de los estados miembros de la ONU (México incluido), pero también exige que debe haber una forma segura y eficaz para su reglamentación de investigación.

La OMS abroga por la implementación de la medicina tradicional mediante “el fomento de su utilización basada en pruebas científicas”. Pero no todos están de acuerdo en lo que eso significa. La doctora Claudia Ponce de León Hill, de la Unidad de Análisis Ambiental de la UNAM, usa la palabra “chamanes” para referirse a un sector de los terapeutas en medicina tradicional. Recula, unos instantes después, pues explica que a la palabra le rodea un aura de misticismo que es fácil menospreciar desde el punto de vista de la medicina alópata, u occidental. Es ella la que escribió un artículo hace años en Animal Político en donde asegura que hay millones de personas alrededor del mundo que recurren a la medicina tradicional, con razón.

Ponce de León se dice convencida de que el conocimiento empírico que tienen los “chamanes” es tan valioso como el conocimiento científico. De hecho, desde su punto de vista, la medicina tradicional debería de considerarse también como medicina científica, pues los curanderos, detalla, han llegado a determinar la efectividad de los elementos naturales que ocupan a través de la prueba, el error y la repetición. “Yo creo que los científicos nos hemos apropiado del término científico, pero yo creo que es conocimiento”.

No se trata solo de los científicos, ahonda, se trata de las farmacéuticas. “Yo creo que las farmacéuticas se han apropiado de qué es medicina, y la de ellas sí está probado de alguna manera porque hicieron estudios clínicos”. La OMS, aunque respalda la incorporación de la medicina tradicional a sistemas de salud base de los estados miembros, no estaría de acuerdo con la académica. Como parte de las medidas estratégicas, la OMS detalla que cada país debe, además de supervisar la seguridad de las medicinas tradicionales y alternativas, identifica datos probatorios, bien sea históricos, tradicionales o científicos, que respalden o invaliden una terapia dada. Dicho así, la aprobación de la comunidad terapéutica no es equivalente a aprobación científica. La validez ya sea a través de sustento histórico o científico debe perseguirse.

En México, aunque hay mucha investigación sobre herbolaria, sobre mal de ojo, lectura de maíz, cura de empacho, malos aires, o limpias con huevo, no hay información científica que las respalde. Incluso, no queda claro si hay mecanismos de vigilancia sobre la aplicación que hay en cada una de estas terapias (consentidas e impulsadas desde gobierno de la ciudad), tal como lo establece la Organización Mundial de la Salud en su estrategia.

A la Secretaría de Pueblos y Barrios Originarios y Comunidades Indígenas Residentes (SEPI, por sus siglas) le fue solicitada una entrevista para tratar el tema de las clínicas terapéuticas, pero no hubo respuesta. La OMS establece que países deben garantizar el acceso a medicina tradicional por parte de usuarios que así lo requieran, siempre bajo “supervisión de los productos y prácticas”.

Bien puede ser que la OMS no concuerde con el atributo de científico que la doctora Ponce de León sí concede a la medicina tradicional, pero la organización es dubitativa en establecer los parámetros necesarios para definir qué medicinas tradicionales deben adoptarse. Aunque habla de necesidad de datos probatorios científicos, en otra parte del documento de la estrategia asegura que son “igual de valiosos” los métodos de investigación cualitativos sobre la eficacia de la medicina tradicional. Este punto sí valida la postura de la doctora Ponce de León que asevera que “[el conocimiento de la medicina tradicional] es tan valioso como el que se hace en los grandes laboratorios tratando de identificar supermoléculas”.

México es rico en una gran variedad de medicinas tradicionales, y las hay de lo más variopintas. En el libro Medicina Tradicional de México hay un capítulo completo a explicar sus conceptos y valores, elaborado por Isabel Lagarriga Atias, profesora titular del Instituto Nacional de Antropología e Historia. Ahí se ahondan sobre técnicas terapéuticas de la medicina tradicional, y se habla del soplido, el pellizcamiento, la lectura de cartas, caracoles y semillas (entra aquí la lectura de maíz de la que hablábamos al inicio), y las limpias con huevo de gallina.

Lagarriga explica que estos tratamientos están basados en conocimientos sobre enfermedades que pasan de generación a generación y que se fundamenta en ideas “culturalmente definidas, y no en conocimientos científicos. Entran en juego dentro de esta medicina, además de un extenso conocimiento herbolario, factores de tipo mágico”.

La académica ahonda en tratamientos. Detalla que en el estado de Morelos las limpias consisten en pasar un huevo de gallina por el enfermo, para luego romperlo. Dependiendo del ruido que se hace al romperlo se sabe si el disturbio se debe “a los Malos Aires”. Depositado el huevo en un vaso se analiza la forma y color de la yema y la clara, información que a un terapeuta especialista le es suficiente para saber cuál es la enfermedad. Si la yema tiene espuma la enfermedad es del corazón; si en la yema aparece algo de sangre la enfermedad sería de la matriz.

También está el pellizcamiento, que consiste en una serie de pellizcos en la flexión del codo de quien está enfermo, y se asegura que sería suficiente para regularizarle la presión. El soplido es otro que me ha llamado la atención, que consiste en arrojar desde la boca del terapeuta a la boca del paciente buches de alguna loción preparada, o bien, de humo de tabaco. En el tratamiento conocido como succión por otra parte el curandero en cuestión succiona con su boca algunas partes del cuerpo del paciente para así “extraer el mal”.

No todos los tratamientos se promueven por instancias gubernamentales en CDMX, pero la cura de empacho, susto y “tronar” las anginas sí. Incluso la SEPI ha dado talleres de técnicas de sobado como parte de su programa de Recuperación de la Medicina Tradicional y Herbolaria. Para Mauricio Schwarz, periodista, investigador y divulgador de ciencia, estos son síntomas de que México tiene un divorcio con la ciencia. La frustración en su tono es evidente: “cómo es posible que se les diga a los sectores más reprimidos y menos privilegiados 'regresa a aquella medicina con la que te morías a los 34 porque es muy bonita y gran sabiduría'“.

A lo que se refiere Schwarz es al drástico cambio de esperanza de vida entre el siglo XIX y XX. Hasta antes de los 1900 la esperanza de vida promedio era de no más de 31 años, mientras que ahora en el siglo XIX la esperanza de vida ya es en algunos países de más de 80 años, según cifras de la Organización Mundial de la Salud.

El argumento es contundente: ¿si las medicinas tradicionales han estado con civilizaciones desde hace cientos y en algunos casos miles de años, cómo es que la esperanza de vida a nivel global vio su aumento más drástico desde que tenemos registros, hace 100 años? “[La medicina tradicional] es un placebo cruel. Se trata de quedar bien con el indígena para hacer paternalismo solidario que al final lo victimiza”, según Mauricio Schwarz. No es que ninguna medicina tradicional no funcione, es que en el momento en que su efectividad es probada, pasa a ser medicina alópata, añade Schwarz.

La tesis tendría sentido para el caso de las parteras. En México desde la Ley General de Salud se establece, en su artículo 64, que se debe fortalecer la “competencia técnica” de las parteras. Este sector es de los que más tiene interrelación con servicios de salud institucionales, aunque en todo momento se les cataloga como un servicio “no profesional”. Así lo define la guía para la autorización de parteras tradicionales de la Secretaría de Salud.

De acuerdo a la Organización Panamericana de Salud, 87 % de servicios esenciales de atención requeridos por mujeres en labor de parto y recién nacidos pueden ser cubiertos por parteras con educación y reglamentación adecuadas. A diferencia de la gran mayoría de la medicina tradicional, aquí hay indicadores claros sobre qué puede y qué no puede hacer una partera; se establecen limitaciones, hay programas con normas internacionales estandarizadas, y sobre todo se establece abiertamente que es rentable invertir en parteras sobre todo en comunidades marginadas ante la escasez de un sistema de salud base. El papel de la partería sin embargo debería considerarse un paliativo, pues no es recomendable que sustituyan a clínicas y hospitales explica Macías.

El propio IMSS ha capacitado a 7.000 parteras rurales y la Universidad Nacional Autónoma de México ha estado involucrada en los programas. Secretaría de Salud continúa impulsando programas de capacitación de parteras, en el entendido de que se está aprovechando el apartado de “autorización de personal no profesional para la prestación de servicios de obstetricia” definido en los artículos 102 y 114 del Reglamento de Ley General de Salud en Materia de Prestación de Servicios de Atención Médica. De acuerdo a la Secretaria, si todas las parteras tuvieran una formación y equipo adecuados, se podrían evitar hasta dos tercios de muertes maternas en el mundo. La Federación Mexicana de Medicina Tradicional y Complementaria A.C. fue contactada para contribuir a este texto. Como con la SEPI, no hubo respuesta.

Hay muy poca información disponible sobre los programas de capacitación y sustento científico en torno a las casas de medicina tradicional de CDMX. Quienes trabajan ahí han podido incluso recibir “diplomados” diseñados por diversas instancias de gobierno de la ciudad; egresados de esos diplomados incluso sostienen que la medicina tradicional es una alternativa complementaria a padecimientos como el cáncer, aunque sí reiteran una y otra vez que los pacientes no deben dejar sus tratamientos convencionales.

El tema es revelador, porque demuestra el poco acuerdo que hay sobre cómo promover la medicina tradicional. No queda claro si debería ser solamente un método alternativo, asumiendo de entrada que su eficacia es dudosa; si debería fungir solo como terapia complementaria a la medicina convencional; o si bien en algunos “padecimientos” puede suplantar a la medicina convencional.

Lo último lo sugiere la guía de implantación hacia el Fortalecimiento de los Servicios de Salud con Medicina Tradicional, elaborado por Secretaría de Salud. Aunque, al igual que la OMS, hace hincapié en la necesidad de pruebas científicas contundentes para remedios de medicina tradicional, también se dice que males como el susto, mal de ojo y latido regado deben ser identificadas con claridad para que personal de salud pueda referir a pacientes que presenten sintomatología, con terapeutas tradicionales.

La doctora Ponce de León, incluso con una postura a favor de la promoción de la medicina tradicional, no está de acuerdo. La académica sostiene que este tipo de padecimientos deben ser traducidos al lenguaje de medicina alópata. “Un mal de ojo probablemente no se refiera a lo que normalmente conocemos 'que alguien te vea y te sientas mal'“. Dejar inmóviles ese tipo de definiciones contribuye al misticismo que rodea a la medicina tradicional que a su vez provoca distanciamiento de la medicina occidental, explica.

Peor ni Macías ni Schwarz están de acuerdo en que el “mal de ojo” tenga traducción en forma de una enfermedad para la medicina alópata. “De repente se empezó a clasificar a la medicina tradicional como el enemigo número uno en México, porque no ha sido estudiada, como están pidiendo las farmacéuticas”, según la doctora Ponce de León.

Macías no está frontalmente en contra de la adopción de la medicina tradicional en sistemas de salud. Se debe hacer porque, asegura, es una realidad que hay que aceptar. Pero desde el punto de vista del especialista, se trata de una opción para que quienes acuden tengan alternativas para que se integren a la medicina.

Pero el problema es que esa postura, de acuerdo a la Comisión Nacional de Arbitraje Médico (Conamed, por sus siglas), significa “subestimar a la medicina tradicional”. Al igual que la guía de implementación en México, y que la postura de la SEPI, la Conamed presenta pocas dudas sobre la efectividad de medicinas tradicionales. Uno de sus boletines en 2017 incluso se refiere a “rituales indígenas” como “prácticas curativas”. El mismo boletín del ente gubernamental presenta un cuadro de las diez enfermedades más comunes en medicina tradicional.

La adopción de recursos propios de la medicina tradicional a la medicina alópata tiene un caso interesante en la herbolaria. La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) reconoce la existencia de remedios herbolarios, pero también la de medicamentos herbolarios, con base en la Ley General de Salud. La Ley distingue que los medicamentos herbolarios son aquellos que utilicen un material vegetal y que, presentados en forma farmacéutica, su eficacia terapéutica ha sido confirmada.

Por otro lado, los remedios herbolarios se ponen a la altura de suplementos alimenticios, que no deben ser publicitados o promovidos como medicamentos, “o a los cuales se les haya atribuido cualidades o efectos terapéuticos, presentándolos como una solución definitiva en el tratamiento preventivo o rehabilitatorio de un determinado padecimiento” se lee en el texto. El IMSS tiene una unidad de investigación biomédica en medicina tradicional y herbolaria, con el fin de desarrollar programas de investigación. Su funcionamiento comenzó en 1981.

La ley en este sentido está totalmente alineada a la expresión de Schwarz sobre cómo un remedio se convierte en medicina, y a la postura de Macías cuando reconoce que “mucha medicina proviene de las plantas”. “Yo no estoy negando la realidad (...) pero primero tiene que sustentar su función farmacológica y luego su dosificación. Toda sustancia que tiene efecto terapéutico debe tener una dosis, si es muy poca no funciona, si es demasiada puede provocar intoxicación”.

Pero el tratar de explicar cada sustancia activa por separado es un gran problema para la medicina tradicional, dice Ponce de León. “Mi gran problema con la medicina de patente es que se estudia el principio activo, se aísla, y se quiere hacer una pastillita con eso, no funciona así, siempre se necesita de los otros compuestos”. Dicho de otra forma, remedios con multitud de elementos provenientes de vegetales y animales deben ser estudiados en su conjunto, para demostrar su efectividad.

Eso es imposible, dice Macías. “¿Cómo sabemos que una infusión de un remedio herbolario dado en puños 'póngale tanto, póngale una cucharada, una pizca, lo que le cabe en una mano' y qué tal que eso le puede dejar a usted un daño permanente? ¿Simplemente porque sea una tradición cultural debemos aceptarlo por algún miramiento? No, la medicina en el siglo XXI debe estar sustentada en la mejor evidencia disponible”.

Mientras tanto, la Cofepris ha organizado fotos en torno a regulaciones sanitarias de medicina tradicional y herbolaria. Aunque no eleva los remedios herbolarios a medicamentos, sí promueve figuras como la Naturopatía, y el reconocimiento de especialidades en medicina alternativa y tradicional como “técnico asesor herbolario”, “coach nutricional” y “psicoterapeuta humanista”. 8 de cada 10 mexicanos acude a medicina tradicional de acuerdo a la Fundación Mexicana para la Salud, A.C.

Con un apoyo a la medicina tradicional tan sistematizado en México, no es de sorprender que haya pasado por el Congreso la idea de crear un instituto, con patrimonio e identidad propia, como organismo regente de las medicinas tradicionales. La iniciativa más reciente en el Congreso Federal se presentó en 2018, y se sustenta en la estrategia de la OMS, la Ley General de Salud (que a partir del 2006 promueve el desarrollo de la medicina tradicional indígena) y la Constitución del país.

La iniciativa presentada por la Senadora Lucía Virginia Meza Guzmán, de Morena, detalla en la exposición de motivos que la medicina indígena tradicional ha sido víctima de intentos de aprovechamiento e integración. Menciona la validación de la homeopatía a través de la creación del Instituto Homeopático Mexicano que fue autorizado por el gobierno de Benito Juárez, y de su incorporación al Instituto Politécnico Nacional, en donde se fundó la Escuela Nacional de Medicina y Homeopatía. El documento plantea la creación de la Ley del Instituto Nacional de Medicinas Tradicionales y Alternativas, el ente que, dentro del sector salud, se encargaría al mismo tiempo de la investigación, educación, prestación de servicios de atención, y divulgación en medicinas alternativas y tradicionales.

Más allá de la discusión sobre la validez o no de la medicina tradicional, el cómo adoptarla, la estrategia de la OMS, o los temas del sistema de parteras y la herbolaria, que el mismo ente se encargue tanto de la investigación crítica, como de la divulgación, promoción y hasta prestación de servicios, presenta un potencial conflicto de interés, cuanto más si el rector del instituto debe tener al menos cinco años de experiencia profesional en el campo de las Medicinas Tradicionales y Alternativas según lo indica la misma iniciativa.

“Es como si tuviéramos el Instituto Nacional del Tarot” dice Macías. “[Dirían] que tenemos que respetarlo porque es apropiación cultural o tenemos que respetar las tradiciones, y aunque usted diga que el tarot no debe estar sustentado por el erario, el tarot le gusta a la gente y hay que rescatar las tradiciones”. Schwarz coincide con el asunto del potencial conflicto de interés. Añade que en un ensayo clínico o cualquier proceso de investigación respetable los conflictos de intereses deben revelarse.

En CDMX en 2019 el Congreso local conoció otra propuesta de Ley para crear un Instituto de Medicinas Tradicionales y Alternativas para la capital de México. La propuesta a nivel nacional, otorga atribuciones de investigación científica aplicada; creación de clínicas y hospitales de medicina tradicional; promoción de fotos, seminarios y conferencias; análisis de problemáticas en medicinas tradicionales; y establecimiento de laboratorios, talleres y fábricas en todo el país para la producción de medicamentos en medicinas tradicionales.

“La creación de ese instituto al final no se traduce en nada” dice la doctora Ponce de León. “A lo único que se traduce es que en algún momento si se ve que hay alguna planta que tenga algún ingrediente activo que sea interesante para las farmacéuticas, ese ingrediente se lo van a apropiar”, añade. Ninguna de las dos iniciativas avanzó en su respectiva cámara.

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9. La iridología no tiene validez científica alguna.

FUENTE: Maldita Ciencia

 

 

Otra de las cuestiones que han planteado recientemente los lectores al portal español Maldita Ciencia es si la iridología, una supuesta técnica que presume de ser capaz de diagnosticar enfermedades a través de las manchas, líneas y decoloraciones del iris, es eficaz. La respuesta es rotundamente no y, de hecho, se encuentra en la lista de las 73 técnicas que se consideran pseudoterapias según el Gobierno de España.

La iridología es un método de diagnóstico pseudocientífico. Según sus practicantes, el iris supuestamente revela datos sobre la salud de su dueño. “De este modo [supuestamente] se podría conocer el estado de salud físico, emocional y mental de los pacientes, además de su historial clínico pasado y futuro”, explica en este artículo de la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (APETP) Fernando Cervera, biólogo y vocal de la Asociación.

Aunque hay un reducido número de patologías que pueden manifestar perturbaciones en el iris, como las manchas de Brushfield en las personas con Síndrome de Down, el iris no refleja el estado de salud de los pacientes y no existe ningún estudio científico que dé validez a los postulados de la iridología, como recuerda Cervera en el artículo citado.

Como “bases” para el diagnóstico, la iridología supuestamente analiza las manchas, líneas y decoloraciones del iris, ya que sostiene que el ojo está subdividido en regiones y que estas se corresponderían con los diferentes órganos del cuerpo, algo que carece de validez científica. “”La iridología sirve de trampolín a muchas pseudoterapias”, explica Cervera a Maldita Ciencia. “Al ser un método de diagnóstico basado en procesos casi mágicos e ilusorios, carece de toda lógica y entronca bien con este mundo”, añade.

El experto hace referencia al uso que hace del pseudotratamiento la astrología. Según esta última, la disposición de las constelaciones en el momento del nacimiento afectaría a la disposición de las manchas del iris, indicando enfermedades futuras algo que, como repetimos, carece de validez científica. “Como es utilizado por multitud de pseudoterapias, no hay una respuesta clara a un supuesto método que haría funcionar a la iridología, puesto que todas las explicaciones serían contradictorias entre sí”, indica el vocal de APETP.

Además, el biólogo concluye que esta pseudociencia puede llegar a ser peligrosa. “Tal cual hemos visto, el iris no tiene ningún valor de diagnóstico así que, ¿cómo decidir qué tratamiento dar a una paciente en función del ojo?”, plantea Cervera. Es decir, al obtener un diagnóstico falso, podríamos decantarnos por un tratamiento incorrecto y dejar de lado el que realmente nos sería necesario y efectivo, con las consecuencias que esto supone.

“Esto significaría que, ante una enfermedad real, el paciente no solo no tendría un tratamiento basado en la evidencia científica, sino que estaría recibiendo información sobre su enfermedad por un procedimiento no muy diferente a arrojar unos huesos sobre una tabla de madera o invocar a los dioses”, concluye Cervera.

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10. Acusan de pseudocientífico a un máster de la Universidad Pontificia de Salamanca.

FUENTE: Redacción Médica

 

 

La Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA) ha ofertado un Máster en Psiconeuroinmunología (PNI) clínica y las críticas no han tardado en llegar. En Twitter, diferentes usuarios califican de “pseudoterapia” esta supuesta ciencia y señalan que, además, entre el profesorado que imparte el curso se encuentran osteópatas, siendo la osteopatía una de las prácticas pendientes de que el Ministerio de Sanidad avale su efectividad o su ineficacia. Lo leemos en Redacción Médica.

En cuatro a las críticas, Elena Campos-Sanchez, presidenta de la Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientíficas (Apetp), ha calificado de “vergüenza” este Máster, que cuenta con “profesorado formado en pseudoterapias”. Por otro lado, Rubén Fernández Matías, vocal de la Asociación Española de Fisioterapia en Pensamiento Crítico, escribe que se trata de “intrusismo por partida doble. Impartiendo formación de nutrición-dietética a personal sanitario no capacitado para ello e impartiendo formación sanitaria a profesional no sanitario (osteópatas)”.

Respuesta del centro

Redacción Médica se ha puesto en contacto con la Universidad para conocer su postura. El codirector del Máster en Psiconeuroinmunología, Luis Palomeque, ha explicado que esta supuesta ciencia “cuenta con estudios muy contundentes publicados en revistas científicas como Brain, Behavior and Immunity, que han sido evidenciados después por múltiples estudios clínicos y firmados por Leo Pruimboom, Frits Muskiet, Karin Punder y Charles Raison, entre muchos otros”, continúa Palomeque.

PNI Europe y la Universidad Pontificia de Salamanca (UPSA) han desarrollado la PNI clínica “siempre basada en todos estos estudios que han evidenciado la validez de una ciencia abrumadora e impactante, unificando tantas disciplinas médicas y paramédicas que ha hecho que la PNI clínica se pueda considerar una meta-disciplina”. En esta línea, Palomeque señala que “somos conscientes que sólo vale aquello de lo que se obtiene buenos resultados y, la psiconeuroinmunología ofrecida por la Universidad Pontificia de Salamanca y PNI Europe, funciona”.

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La RIES es una red de expertos y estudiosos católicos sobre el fenómeno sectario y la nueva religiosidad, presentes en España y Latinoamérica, y abarcando las zonas lusoparlantes. Pretende ofrecer, también con este boletín informativo, un servicio a la Iglesia y a toda la sociedad. La RIES no se responsabiliza de las noticias procedentes de otras fuentes, que se citan en el momento debido. La RIES autoriza la reproducción de este material, citando su procedencia.