Carisma

 

¿Qué sentido dar a la palabra gracia?

 

Para el P. Marcel Domergue, dar gracias es una de las formas de la oración. Qué significa esta palabra usada ampliamente en nuestra lengua: recibir la gracia… estar en estado de gracia.

 

 

07 mar 2020, 23:30 | La Croix


 

 

 

 

 

Dar gracias es una de las formas de la oración. Igualmente, usamos esta palabra en diferentes expresiones: recibir la gracia, estar en estado de gracia, dar gracias, acción de gracias. Marcel Domergue, de la redacción de Croire Aujourd'hui nos explica el sentido de estas expresiones.

 

¿De qué gracias se habla?

«Mi gracia te basta», es la respuesta de Dios a la oración de Pablo que le pide ser liberado de una «espina en la carne», expresión que desafía la interpretación, pero que se puede aplicar a toda nuestras incapacidades, a toda «debilidad» (2 Corintios 12, 7-8). Pablo pedía un milagro para que no hubiera nada en él que se pudiera criticar. Pues no. Tendrá que contentarse con la benevolencia de Dios a pesar de su debilidad. Gracia significa, en primer lugar, amnistía, y los soberanos disponen del «derecho de gracia».

Es verdad que continuamos estando sujetos a un «juicio», la revelación de lo que somos de verdad, pero esta revelación es el preámbulo de un perdón, una rehabilitación. Así, vivimos en régimen de la gratuidad: todo lo que hay de bueno en nosotros, viene de Dios, el único creador. Nosotros no podemos hacer valer ningún «mérito» por nuestra parte. Sin embargo, «gracia» es más que una amnistía de tipo jurídico: comporta un aspecto que podríamos llamar afectivo. Es afecto, benevolencia; en una palabra: amor.

 

¿Qué fuerza nos da la gracia?

Dios no se contenta con exculparnos, lo que la Escritura llama también salvación, redención. La gracia tiene también el sentido de comunicación de una fuerza: nos hace «graciosos», lo que quiere decir que hace que sean posibles para nosotros pensamientos y acciones en la línea del amor. En este sentido, la gracia coincide con los frutos del Espíritu tal como Pablo los enumera en Gálatas 5, 22-23. La gracia es el rastro, la huella en nosotros del Espíritu. Tiene que ver con los «carismas», palabra que, en griego, pertenece a la familia de la palabra gracia.

Es un hecho que la Escritura utiliza varias palabras y temas para entender una realidad que desafía nuestro lenguaje, que no es sino la Alianza de Dios con nosotros, esta Alianza que, sólo ella, hace que existamos. ¿Qué hacer de las «gracias» en plural? Digamos que esas gracias, según el caso, corresponden a nuestra toma de conciencia de la benevolencia permanente de Dios para con nosotros, de la fuerza de su amor.

 

¿Qué es la acción de gracias?

Dar gracias, es decir, reconocer en Dios el principio de todo lo que es bueno, es una de las primeras palabras de la oración eucarística, de lo que llamamos «prefacio». La Eucaristía, la acción de gracias, es el sacramento central de la vida cristiana. Vivir en acción de gracias nos da holgura, ligereza: somos graciosos en todos los sentidos de la palabra.

Y esto no depende ni de la edad ni de la belleza física. Compartimos así la alegría de ejercer también nosotros la benevolencia divina, que es universal. La alegría de aquella a quien se ha dicho «alégrate» porque es «llena de gracia» (Lucas 1, 28), llena de Cristo, pues «la gracia y la verdad nos han llegado por medio de Jesucristo» (Juan 1,17).

 

P. Marcel Domergue, jesuita