Cartas al director

 

Nuestro modelo social, egoísta, nada solidario

 

 

18 marzo, 2020 | por José Ramón Talero


 

 

 

 

A raíz de la pandemia que estamos viviendo, a más de uno le pasará por su cabeza, en estos momentos de reflexión y a la vez de preocupación, como desarrollamos nuestras vidas. No nos paramos a pensar  en los que tenemos alrededor o los que en la distancia, aunque cercana por los medios de comunicación, sufren indigencia, guerras e injusticias, propiciadas por el egoísmo y la despreocupación del resto de la humanidad.

La manera de descifrar la existencia y proporcionar sentido a la misma, se perfecciona  no simplemente con elementos técnicos, sociales o económicos, sino también con gestos, halagos, silencios, palabras etc. estos incentivos son obligatorios para permanecer, puesto que el organismo irrumpe en un proceso de abatimiento, malestar y caída. Vivir en la superficialidad del pensamiento, emociones y sensaciones, es horrendamente más violento que la angustia.

Poseemos un entorno de competencia, no de servicio y cooperación. Estamos obligados a introducir en el pensamiento nuestras diferencias, no somos superiores, ni comparables, cada  persona contribuye con la  bondad que goza, hacia sus semejantes. Con el  parangón constantemente desaprovecharemos, padeceremos y al final  todo en vano. Los sentimientos son primordiales, intimar, apreciar, felicitar a los que nos rodean  sería esencial en esta comunidad de desafección e individualismo.

El sentido común se disipó hace tiempo, nuestro patrón social, materialista, insolidario, piensa en sí mismo y rechaza continuamente los sufrimientos de los demás, consintiendo que millones de personas, fundamentalmente niños, mueran como perros.

¿Es posible que con esta experiencia que nos está tocando vivir, podamos cambiar hábitos de vida, que nos están envenenando en nuestra convivencia?