Corán

 

¿Incita el Corán a la violencia?

 

¿Qué lugar ocupa la violencia en el Corán? A esta pregunta responde el jesuita egipcio Samir Khalil Samir, especialista en diálogo islamo-cristiano.

 

 

06 abr 2020, 20:55 | La Croix


 

 

 

 

 

El Corán no es un texto violento, no obstante, la violencia forma parte del Corán. Es un texto de principios del siglo VII, dirigido a una comunidad beduina de Arabia, una comunidad que practica la guerra como costumbre y medio de supervivencia.

Mahoma, el fundador del islam, llegó a dirigir más de sesenta campañas bélicas (razzias) en una sola década (entre el 622 y el 632).

No resulta sorprendente, por tanto, el comprobar cómo los fundamentalistas que proponen la imitación del Profeta, recurran a la violencia y a la guerra para desarrollar sus ideales. Siguen el ejemplo propuesto por el Corán y la vida de Mahoma.

 

La tolerante Meca, la violenta Medina

La entrada de Mahoma en Medina, que marca el comienzo del calendario musulmán (la hégira) se caracteriza por ser un periodo de guerras continuas, tanto para defenderse de aquellos contrarios al proyecto musulmán (y aquellos que no deseaban contribuir a él) como para reforzar su poder y conseguir provisiones, esclavos… Sus principales motivos bélicos eran de tipo económico y financiero. Los islamistas radicales suelen hacer referencia a los pasajes más violentos de la historia del Profeta (como la azora de la Vaca), que datan de la época mediní (622-632 d.C.), y olvidan otras azoras más tolerantes (como la de los Infieles, la de Jonás, la de la Araña o la de la Caverna), del periodo mequí (610-612 d.C.), al comienzo de su carrera profética, cuando aún no gozaba de los apoyos suficientes.

Sin embargo, su modo de guerrear no respeta la tradición fijada por el Profeta: él no se ensañaba con crueldad, sino que se atenía a reglas muy definidas, como por ejemplo, la solicitud de sumisión al enemigo antes de comenzar cualquier ataque. No atacaba nunca a los creyentes. Actualmente nos encontramos en una fase de regresión respecto a la interpretación coránica.

El infiel (kafir) en el islam de Mahoma era el politeísta (aquel que venera a varios dioses). Por tanto, no son infieles ni los cristianos ni los judíos, que veneran al Dios único y verdadero y que, por tanto, tienen derecho a vivir a condición de pagar un tributo de capitación (jizia).

Los infieles, por su parte, podían elegir entre convertirse al islam o ser asesinados. Los fundamentalistas del Estado Islámico y de Boko Haram, en África, que toman como referencia el Corán, no respetan las indicaciones del Profeta.

 

El espíritu de la sharia

Para poder escapar a una lectura estricta y literal del Corán los teólogos musulmanes (fundamentalmente de los siglos IX y X, y luego los teólogos del XIX y del XX) desarrollaron una corriente interpretativa de la sharia, la ley coránica que se desarrolla a partir del Corán, los dichos y hechos del Profeta (hadices) e interpretaciones jurídicas previas, entre otras fuentes.

Es lo que se suele llamar “espíritu de la sharia” (maqāsid al shari’ah). Este espíritu es el encargado de interpretar las prescripciones de hace casi un milenio al momento actual. Por ejemplo, el Corán estipula que hay que cortar la mano al ladrón. ¿A qué aspira la sharia?  A que el ladrón no vuelva a robar. Y por tanto, la respuesta actual podría ser una sanción formativa o una pena de prisión.

La mayor parte de musulmanes han dejado de cortarles las manos a los ladrones del mismo modo que los judíos ya no lapidan a las mujeres adúlteras aunque sea un mandamiento de la Torá. 

El papel de los musulmanes europeos, una comunidad que acepta el modo de vida occidental sin renunciar a su fe, podría ser determinante para una nueva interpretación de la sharia que se aleje de las visiones fundamentalistas y reductivistas.

 

Entrevista realizada por Gilles Donada.

El padre Samir Khalil Samir es el autor de 100 preguntas sobre el Islam.