De Libros

 

¿De verdad somos incapaces de Dios?

 

El profesor y filósofo José Cobo plantea en el libro la pregunta si hay una respuesta cristiana a la crisis de la cristiandad

 

 

13/04/20 | José Francisco Serrano Oceja


 

 

 

No se me escandalicen los lectores de este espacio de reseñas, pero no voy a hacer lo que suelo con los libros que traigo a escena. Hace ya un par de meses que oí hablar laudatoriamente de este libro en ámbitos eclesiales que les sorprenderían. Pegaba fuerte en determinados círculos del pensamiento cristiano y teológico. Me aseguraron que era de las pocas cosas que se habían escrito últimamente, a caballo entre la filosofía y la teología, que merecían la pena.

Por lo tanto, compré el libro y, ahora que he tenido un poco más de tiempo y ganas –iba a decir como penitencia intelectual, pero no es verdad porque toda provocación de pensamiento es un reto-, me he metido con él a fondo. Bueno, nunca se sabe cuándo uno se mide con un libro “a fondo”.

Soy consciente de que esta página no es una sección de reseñas de una publicación científica del ámbito de la teología ni de la filosofía. No es posible un nivel de debate sobre determinados presupuestos, sobre algunas afirmaciones tanto de carácter histórico-crítico como teológico. Simplemente, una visión de conjunto que permita a los lectores tener idea de algunas de las tesis que sostiene y de algunas de las conclusiones a las que llega.

Cuando explico a los alumnos el apartado de la crítica literaria, les cuento que según la preceptiva clásica, la finalidad de toda crítica cultural, al fin y al cabo, es recomendar o no la lectura del libro, el visionado de la película o la representación de una ópera.

 

Miembro de Cristianismo y Justicia

Según nos informa la solapa del libro José Cobo es licenciado en filosofía y profesor del Colegio San Ignacio-Sarriá. Miembro de Cristianismo y Justicia, donde imparte cursos, es coautor con Javier Melloni del libro “Dios sin Dios. Una confrontación”.

Hay que agradecer al autor el hecho de que haya introducido, al final, una breve nota bibliográfica en la que nos relata una especie de biografía intelectual y teológica. Parte de la lectura, a los dieciocho años, de “La carta a los romanos” de Karl Barth. Después nos habla de Dietrich Bonhoeffer, ciertamente el autor más citado en este libro. Añade los nombres de Jünger Moltmann, Eberhard Jüngel, y, en la perspectiva de la teología de la liberación y su acento en la tradición profética, Jon Sobrino. Del ámbito de la filosofía, Platón, Martin Heidegger y Emmanuel Levinas. En el libro le dedica algunos apartados a Descartes, Kant, Feuerbach, Nietzsche y Freud.

 

¿Qué me interesó de este libro?

La respuesta que podría ofrecer a su pregunta inicial sobre lo que el autor formula de la siguiente manera: “Si hay una respuesta cristiana a la crisis de la cristiandad. Esto es, si ante la aparente inteligibilidad del credo cristiano, no cabe otra salida que, o bien seguir siendo formalmente cristianos, como aquellos que, creyendo que creen, se limitan a repetir fórmulas hoy en inadmisibles con el implícito propósito de seguir formando parte del club; o bien optar por una solución transconfesional, la cual podría definirse grosso modo como una espiritualidad sin Dios o, mejor dicho, sin un Dios personal”.

A partir de ahí nuestro autor asienta la tesis de que “sólo en la época en la que Dios no se da por descontado es posible ser honestamente cristiano”. ¿Eso implica que en las épocas en las que Dios se daba por contado no se podía ser honestamente cristiano? ¿Cuándo, dónde, quién da a Dios por contado o por descontado?

 

Pérdida de legitimidad del cristianismo

En un primer capítulo dedicado a la pérdida de legitimidad del cristianismo, el autor hace un análisis de cómo se produce y cuales son las manifestaciones de la “falla óptica entre le creyente y el sujeto moderno”.

Tengo que aclarar que lo que más me ha interpelado del libro es la descripción del sujeto moderno, ese perfil completo que diseña y sus relaciones con la alteridad. Un sujeto moderno que existe en la realidad pero que al dibujarse o desdibujarse desde un proceso de abstracción nos queda un poco alejado de los imponderables del mundo vida.

El capítulo amplio, quizá el más retador sobre la pérdida de legitimidad del cristianismo, plantea una conflictiva tesis sobre la deformación kerigmática y sobre la legitimidad epistemológica del kerigma fuera del contexto cultural del mito, que nos lleva un segundo, también extenso, con una crítica a la subjetividad moderna. Y, por último, uno sobre una serie de pecios a modo de epílogo. Quizá el grueso del libro esté en los dos primeros capítulos.

 

Como si Dios no existiera

Y es en esa segunda parte donde plantea que la posibilidad de la fe se puede dar si hay un desplazamiento “desde las gradas del espectador hasta el fango de la existencia”. La irrupción de un Dios que, según la terminología de Bonhoeffer, “nos obliga a vivir ante Dios, etsi deus non daretur, esto es, como si Dios no existiera.

Dios es interrupción, como suele decir J. B. Metz”. Pues bien, habría que hablar mucho y dialogar mucho, y traer aquí a muchos autores, muertos y vivos. No sé por qué me he acordado, en varias ocasiones, de Joseph Ratzinger. Me falta Ratzinger, entre otros. Y sé que está de moda leer y citar a Bonhoeffer… Pero no parece suficiente...

 

 

 

 

 

 

 

José Cobo,
Incapaces de Dios. Contra la divinidad oceánica.
Fragmenta