Cáritas | Cooperación internacional • 21/04/2020

 

Coronavirus en el campo de refugiados: un sinfín de dificultades, algunas soluciones

 

Ante la crisis, Cáritas Grecia se reinventa para dar soluciones

 

 

Por Carmen Gómez de Barreda, responsable de Europa en Cáritas Española


 

 

 

 

El estado de alarma nos ha puesto a todos a prueba: padres y madres tele trabajando, haciendo de profesores, profesores pendientes de los niños a todas horas, personal sanitario y servicios esenciales dándose al 200 por ciento, y el sistema económico y social volcado en doblegar la dichosa curva de afectados.

Pero, siendo una crisis mundial, la capacidad de respuesta no es igual en todas partes. El virus no entiende de fronteras, pero las respuestas sí son nacionales. Estos días, además de estar acordándome a todas horas de mi familia y amigos, no dejo de pensar en aquellos a quienes este estado de alarma ha pillado en un campo de refugiados griego. Como casi siempre, son los más vulnerables los que sufren, casi por partida triple, esta emergencia mundial. Por suerte Cáritas Grecia (en adelante, Cáritas Hellas) demuestra otra vez su capacidad de reinventarse para encontrar soluciones ante el nuevo escenario de trabajo.

En primer lugar, las personas de los campos, no hablan griego. Así que la información oficial no llega de forma muy efectiva. Cáritas Hellas, en coordinación con el resto de organizaciones presentes en las islas, ha editado y distribuido folletos y carteles informativos en diez idiomas.

Una vez informadas, las personas quieren poner en práctica medidas de prevención del contagio. No es sencillo: falta de acceso a un punto de agua para mantener las manos limpias; letrinas y duchas saturadas y condiciones de mantenimiento mínimas; imposibilidad de mantener un metro de distancia entre personas, dada la densidad de población…

Por último, nuevas dificultades para acceder a bienes básicos (comida, medicinas, agua potable, mantas). Las actividades de las organizaciones no gubernamentales se han reducido al mínimo, siempre y cuando todo el personal cuente con medidas de protección adecuadas (mascarillas, guantes y geles también son difíciles de conseguir en Grecia), y la entrada y salida de los campos también se ha limitado. Ante esto, Cáritas Hellas ha conseguido diseñar en un tiempo record un plan de teletrabajo para acompañar a las personas en varios aspectos:

 

  • Apoyo laboral, información de impuesto, apoyo legal, etc.
  • Educación no formal a través de clases de inglés y griego para adultos.
  • Servicios de traducción e interpretación ante administraciones públicas.
  • Apoyo psicológico.
  • Diseño de nuevo proyecto para alojar a 150 migrantes y solicitantes de asilo en la península, y ayudar a descongestionar los centros de las islas.
  • Clases de apoyo para menores (en consonancia con las directrices del Ministerio de Educación), gestionadas a través de vídeos y llamadas de WhatsApp.
  • Grupos de WhatsApp en varios idiomas para información del coronavirus: guía, información actualizada, requisitos del gobierno, etc.

 

El personal está disponible para llamadas por teléfono y/o Skype todos los días. El trabajo personal se ha reducido a casos urgentes, entre los que se incluye el acompañamiento a centros de salud, enfermerías y hospitales. El resto de actividades (servicio de lavandería, espacios de recreo para niños y adultos…), han quedado suspendidas.

Migrantes y refugiados son víctimas de una situación mundial que les perjudica con gravedad en todos los aspectos de su vida. Como dijo el Delegado Episcopal P. Vicente Martín en su viaje a Grecia en septiembre de 2019, es el momento de una “compasión transgresora, es decir, compasión del sufrimiento de los refugiados e indignación ante la situación de precariedad e injusticia que viven en los campos, que lleva a la protesta y la denuncia, junto a propuestas de mejoras, como está realizando Cáritas Hellas.

 

©Fotografía: Cáritas Hellas