Servicio diario - 05 de mayo de 2020


 

Video del Papa: Los diáconos, intención de oración en mayo
Larissa I. López

Villas de Buenos Aires: Entrevista al padre Pepe Di Paola, coordinador de los curas villeros
Rosa Die Alcolea

El Vaticano presenta ‘Orientaciones Pastorales sobre los Desplazados Internos’
Larissa I. López

Santa Marta: El Papa recuerda a las víctimas del coronavirus que murieron solas
Larissa I. López

Guardia Suiza: La fiesta del 6 de mayo se celebrará sobriamente por el coronavirus
Marina Droujinina

COVID-19: Retorno de sacerdotes y religiosas del Pontificio Colegio Mexicano en Roma
Larissa I. López

Coronavirus: Emisión online de la Misa diaria en latín ‘Novus Ordo’
Redacción

Perú: Mensaje de los obispos, “fe y esperanza” ante la COVID-19
Larissa I. López

El Sacramento del Orden Sacerdotal durante la pandemia de COVID-19
Alejandro Vázquez-Dodero

Píldoras de esperanza: “Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen”
Ricardo Grzona

Padre Antonio Rivero: “¿Has encontrado a Cristo Camino, Verdad y Vida?”
Antonio Rivero

San Pedro Nolasco, 6 de mayo
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

Video del Papa: Los diáconos, intención de oración en mayo

Recemos para que sean “signo vivificante” en la Iglesia
(zenit – 5 mayo 2020)-. “Recemos para que los diáconos, fieles al servicio de la palabra y de los pobres, sean un signo vivificante para toda la Iglesia”, pide el Santo Padre en su nuevo video para mayo de 2020.

En el “Video del Papa” de este mes, el Pontífice explica que “los diáconos no son sacerdotes de segunda categoría. Forman parte del clero y viven su vocación en familia y con la familia”.

Y añade que “están dedicados al servicio de los pobres que llevan en sí mismos el rostro de Cristo sufriente. Son los guardianes del servicio en la Iglesia”.

El “Video del Papa” es una iniciativa oficial de alcance global que tiene como objetivo difundir las intenciones de oración mensuales del Santo Padre. Es desarrollada por la Red Mundial de Oración del Papa (anteriormente conocida como Apostolado de la Oración) y la productora La Machi.

 

Participación especial

Tal y como describe la web oficial de esta iniciativa en un comunicado, el ministerio eclesiástico, “que es el ministerio de los hombres dedicados al servicio de Dios, comprende tres grados del sacramento del orden: los obispos, los sacerdotes y los diáconos”.

Los diáconos “participan de una manera especial en la misión y la gracia de Cristo. El sacramento del orden los marca con un sello (“carácter”) que nadie puede hacer desaparecer y que los configura con Cristo que se hizo ‘diácono’, es decir, el servidor de todos”, continúa.

La nota remarca que son “ministros ordenados y signo, en el corazón de la Iglesia, de Cristo Servidor”. De hecho, la palabra griega diakonía significa servicio, y este es el espíritu que los define en su función: asisten mediante el servicio de la palabra, el servicio de la liturgia y el servicio por los más pobres y desfavorecidos. En palabras del Papa: ‘Están dedicados al servicio de los pobres que llevan en sí mismos el rostro de Cristo sufriente’”.

No todo el mundo sabe que los sacerdotes fueron ordenados diáconos en vista al servicio de la comunidad, y aún menos se sabe que los diáconos permanentes, que viven también según el carisma y vocación de servicio a los demás, están casados y viven “su vocación en familia y con la familia”. Actualmente son más de 46 mil en el mundo, indica la citada fuente.

 

Signos de Cristo Servidor

Por su parte, el padre Frédéric Fornos, director Internacional de la Red Mundial de Oración del Papa (incluye el MEJ – Movimiento Eucarístico Juvenil), recuerda que “Jesús, en sus últimas horas con sus discípulos, se reveló como el siervo de Dios por excelencia. Sus últimas palabras hechas gesto, con el lavamiento de los pies de sus discípulos, lo revelan así en el Evangelio según san Juan. Fue su testamento. Se revela como el Siervo sufriente (cf Is 52,13–53,12). Toda su vida fue servicio, servicio de los más pobres y vulnerables”.

Y prosigue: “Jesús entiende así su vida, como nos lo dice san Mateo: ‘el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos’ (Mt 20, 17-28). En la Iglesia, todos tendríamos que encarnar esta actitud de servicio. Los diáconossignos en la Iglesia de Cristo Servidor, nos lo recuerdan. Son, como nos lo dice Francisco, ‘signo vivificante para toda la Iglesia’. La Iglesia los necesita”.

Finalmente, la nota expone que el Sínodo de los Obispos para la Amazonia, en el punto 104 de su documento final, indica: “El diaconado hoy debe también promover la ecología integral, el desarrollo humano, el trabajo pastoral social, el servicio de los que se encuentran en situación de vulnerabilidad y pobreza, configurándolo al Cristo Servidor, haciéndose Iglesia misericordiosa, samaritana, solidaria y diaconal”.

 

 

 

 

 

 

Villas de Buenos Aires: Entrevista al padre Pepe Di Paola, coordinador de los curas villeros

Aniversario de muerte del padre Mugica
(zenit – 5 mayo 2020).- Las villas y los barrios populares de la ciudad de Buenos Aires y Gran Buenos Aires se preparan para lo peor: según las cifras oficiales del gobierno porteño, actualizadas este martes, 5 de mayo, ya hay 249 casos confirmados de COVID-19 y seis personas fallecieron a causa del coronavirus.

En declaraciones exclusivas a la agencia zenit, el padre José María (Pepe) Di Paola, coordinador del equipo de “curas villeros”, explica con detalle como se han preparado para la llegada del virus en estos asentamientos, donde se estima que vive el 5,7% de los habitantes de la ciudad.

En este contexto, el próximo 11 de mayo se celebrará el 46º aniversario del asesinato y martirio del padre Carlos Mugica, símbolo del compromiso de la Iglesia Católica con los sectores populares de Argentina.

Ante el significativo aumento del contagio del coronavirus en los barrios populares, donde el padre Mugica desarrolló su misión, el Equipo de Sacerdotes de Villas y Barrios Populares de Capital y Gran Buenos Aires ha orado hoy, 5 de mayo de 2020, delante su tumba y han leído la declaración conjunta.

 

Declaración de los curas villeros

“Hacemos un pedido a los distintos estamentos del Estado para que ajusten mucho y en concreto su presencia en nuestros barrios”, explican los “curas villeros”, como son conocidos coloquialmente.

“Este tiempo es extraordinario para la humanidad y el mundo y, por supuesto, para nuestra gente en nuestros barrios también. Nosotros, como Iglesia que vive y acompaña en el territorio, también hemos tomado decisiones y actitudes extraordinarias”, explican desde el Equipo de Sacerdotes de Villas y Barrios Populares de Capital y Gran Buenos Aires.

Y agregan: “Estos son tiempos para hablar con hechos. Ausentarnos de los barrios populares sería colaborar para que crezca la injusticia existente. En nuestros barrios no cerramos las Capillas. Todas las actividades habituales se reconfiguran en función de lo que vamos viendo que necesita la comunidad”.

 

Plan de emergencia

Desde las diferentes parroquias de las villas: Parroquia Virgen de los Milagros Caacupé, Cristo Obrero–Retiro, Virgen Inmaculada de Villa Soldatis o María Madre de la Esperanza de la Villa 20, se pusieron en marcha con mucha previsión para desarrollar un plan de emergencia frente a la llegada de la pandemia.

“Hoy todas las parroquias de las villas en vez de tener pupitres tienen camas, en vez de tener un campamento tienen ollas populares, les dan de comer a miles de personas… El cambio es total. Es gente que la comunidad que trabaja y que están haciendo distintas tareas”, narra Di Paola.

“Los curas villeros también cambiamos nuestra labor: Celebramos la Misa de manera virtual, la celebración de la Palabra, el Rosario, lo que estamos ahora viendo es que también nuestra tarea como curas dentro de la misma parroquia ha cambiado”.

 

“Quédate en casa. Quédate en el barrio”

“Aquí la realidad es que la gente vive de ‘changas’ (trabajo ocasional), no se puede llevar el trabajo a casa y además en la casa son muchos los que viven”, describe el cura villero.

Por este motivo, el pasado 25 de marzo, los sacerdotes de las villas y barrios populares propusieron su campaña de emergencia al presidente Alberto Fernández en la casa del Olivo. Los curas pusieron sus parroquias y comunidades a disposición para colaborar en el combate para frenar la pandemia. “El presidente lo entendió y nos hizo firmar un spot con esta frase ‘Quédate en casa. Quédate en el barrio’. Aquí la gente toma mate, se sienta a charlar con el vecino, la vereda siempre es una prolongación”.

En este sentido, en las villas, los sacerdotes y equipos pastorales también han preparado “casas de aislamiento”. Estas casas son necesarias porque a lo mejor los que se aíslan son el resto de la familia, o gente que tiene otras enfermedades y que no pueden acudir al hospital. Estas casas seguramente se van a llenar, vamos a ver cual va a ser la orientación en cada lugar.

 

Pedagogía de la presencia

La “pedagogía de la presencia” es uno de los pilares de la Pastoral Villera. Por ello, el padre Pepe es muy apreciado entre sus habitantes, porque está con ellos: “La presencia es lo más importante, acompañar a la gente en todos sus momentos: momentos de paz y alegría, momentos de tristeza o de prueba”.

Así, el cura argentino opina que la presencia de capillas en las villas “es muy importante”. “Que haya una capilla, un sacerdote o una religiosa es lo que hace que una persona tenga en cualquier momento la posibilidad de volverse a Dios y de poder superar las dificultades que tiene”.

 

El problema de la droga

Designado por el entonces cardenal Jorge Bergoglio como coordinador de la Comisión Nacional de Drogadependencia del Episcopado Argentino en 1997, el padre Pepe Di Paola continúa luchando contra el flagelo de las drogas en los sectores más vulnerables de la sociedad y colaborando para que las familias puedan salir de la pobreza.

En el documento redactado por los sacerdotes villeros de 2019 ya señalaron que el narcotráfico y la circulación de droga en los barrios populares es “uno de los problema grandes”, y detallaron que “no son originados en la villa, vienen de afuera”, señala Jose María Di Paola.

“Nosotros en general trabajamos de una manera propositiva, no buscamos la denuncia. La denuncia la tienen que hacer esferas de otro tipo más altas. Nosotros tenemos que trabajar con la población. Para ello, lo importante es quedarnos en ese lugar”.

 

Las ‘tres C’: Capilla, club, colegio

De esta manera, trabajan en dos aspectos: la prevención y la recuperación. “La prevención la hacemos a través de esas ‘tres C’ que llamamos: capilla, club, colegio. Lo que queremos es que quede como firme en cada lugar, así la institución se hace fuerte y se genera como una posibilidad para el barrio”. De este modo, “los chicos van a poder criarse en la parroquia, van a poder jugar al fútbol, estudiar, van a poderse sentir identificados con la parroquia.

Por otro lado, el trabajo de la recuperación, bajo el lema “La vida como viene”, lo llevan adelante con el proyecto “Hogares de Cristo”. El padre Pepe Di Paola indica que es un proyecto “muy concreto, muy práctico” donde los chicos de un barrio “tienen lugar en su comunidad para poder realizarse y dentro de esa realización significa también superar su adicción a la droga”.

 

 

 

 

El Vaticano presenta ‘Orientaciones Pastorales sobre los Desplazados Internos’

De la Sección de Migrantes y Refugiados
(zenit – 5 mayo 2020)-. Esta mañana, en directo streaming desde la Sala Marconi de Palazzo Pio, ha tenido lugar la conferencia de presentación del libro Pastoral Orientations on Internally Displaced People – Orientaciones Pastorales sobre los Desplazados Internos de la Sección de Migrantes y Refugiados (M&R) del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.

En ella han intervenido el cardenal Michael Czerny, subsecretario de la Sección de Migrantes y Refugiados del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral; el padre Fabio Baggio, subsecretario de la Sección de Migrantes y Refugiados del mismo dicasterio; y la Dra. Amaya Valcárcel, coordinadora internacional de advocacy del Servicio Jesuita a Refugiados (JRS), Oficina Internacional, Roma.

 

Orientar a la Iglesia

Tal y como describe el cardenal Czerny, estas orientaciones pastorales sobre los desplazados internos han sido aprobadas por el Santo Padre  y están destinadas “a orientar el ministerio de la Iglesia con los desplazados internos en la planificación y el compromiso práctico, en la promoción y el diálogo”.

En esta época de pandemia, “el virus no distingue entre los que son importantes y los que son invisibles, entre los asentados y los desplazados: todos son vulnerables y cada infección es un peligro para todos”, explica el purpurado.

De este modo, el purpurado añade que el citado volumen pretende que “los más de 50 millones de desplazados internos actuales sean reconocidos y apoyados, promovidos y eventualmente reintegrados, para que puedan desempeñar un papel activo y constructivo en su país, incluso si causas poderosas, tanto naturales como humanas injustas, los han obligado a huir de sus hogares y a refugiarse en otro lugar. En el mundo post-COVID-19 que está surgiendo, su contribución será muy necesaria”.

 

Datos y estructura

El padre Fabio Baggio, por su parte, remitió a los datos más recientes del Internal Displacement Monitoring Centre (IDMC, 2020). En 2019 se registraron 33,4 millones de nuevos desplazados internos en todo el mundo. 8,5 millones se vieron obligados a abandonar sus hogares debido a conflictos de diversa índole, mientras que 24,9 millones lo hicieron debido a catástrofes.

Estas cifras, junto con su frecuente invisibilidad y la vulnerabilidad que causa justifican la preocupación del Santo Padre y el interés particular de la Sección de Migrantes y Refugiados, condujeron a la redacción de las citadas orientaciones.

Las disposiciones se agrupan en torno a los cuatro verbos con los que el Santo Padre sintetizó la pastoral de los migrantes: acoger, proteger, promover e integrar y la estructura que se sigue para cada punto, resaltando “por un lado los desafíos y por otro las respuestas que deben ser reforzadas y/o implementadas por la Iglesia”, afirma el sacerdote.

 

Acoger, proteger, promover

El verbo “acoger” pone de relieve “la precariedad en que se encuentran muchas de las comunidades de acogida y la responsabilidad de las instituciones tanto en caso de emergencia como en caso de desplazamiento prolongado”, describe el subsecretario de M&R.

El segundo verbo, ”proteger” propone el reto planteado por la falta de instrumentos internacionales de protección: “el aumento de la vulnerabilidad de las personas ya frágiles, la proliferación de la trata y las condiciones de riesgo en las zonas urbanas y los campos de refugiados”, así como “los imperativos de protección de los trabajadores humanitarios y la necesidad de resolver los conflictos étnicos que son la raíz de mucha violencia”.

“Promover”, por su parte, “introduce el desafío de la inclusión socioeconómica, que necesariamente implica el reconocimiento y la identificación personal”, destacando “la necesidad de una administración sana y transparente de los fondos destinados a las personas desplazadas, teniendo en cuenta que los programas de las iglesias locales también necesitan financiación” y  recordando “la esencialidad del crecimiento espiritual, junto con el crecimiento material, y el empoderamiento de los receptores”.

 

Integrar

El último verbo, “integrar”, considera el reto “de elaborar soluciones duraderas, que prevean tanto la integración de las personas desplazadas en las comunidades de acogida como, de ser posible, su retorno a casa” y “la responsabilidad de las Iglesias locales en el cuidado pastoral de los desplazados católicos”.

El libro concluye con un punto dedicado a “la importancia de la cooperación entre todos los implicados, el fomento de la labor conjunta entre todas las realidades católicas, la colaboración interconfesional e interreligiosa, y la voluntad de coordinar los esfuerzos con las instituciones pertinentes, los organismos internacionales y otras entidades de la sociedad civil”, indica el padre Baggio.

 

Invisibilidad y limitación de acceso

Durante su intervención en la rueda de prensa, la Dra. Amaya Valcárcel, coordinadora internacional de advocacy del Servicio Jesuita a Refugiados (JRS), considera que los principales problemas en esta cuestión es la mencionada invisibilidad de las personas desplazadas internamente (IDP) y la limitación al acceso de las mismas, que pueden agravarse debido a la crisis social y económica provocada por la COVID-19.

La JRS está presente en 56 países, su misión es acompañar, servir y defender los derechos de los migrantes forzosos, entre estos a los IDP. La organización jesuita trabaja con poblaciones desplazadas internas en 14 países.

Tras exponer la especial y grave situación de los desplazamientos internos en lugares como Colombia, Kurdistan Iraki, Myanmar, Burundi, Sur de Sudán o Afganistán, comunidades a las que tratan de dar respuesta, Valcárcel insiste en que “visibilizar estas situaciones es clave porque la cooperación internacional se necesita urgentemente”.

 

Documento clave

Y agrega que para una organización de iglesia como JRS, “es clave que el Santo Padre publique un documento con orientaciones para el trabajo con IDPs, pues existía el peligro de que esta población –nada menos que unos 50 millones de personas- quedara totalmente invisibilizada”.

Finalmente, agradece profundamente al Papa Francisco “que una vez más haya puesto en el centro a las personas que están en la periferia de nuestro mundo, en este caso los desplazados internos”.

 

 

 

 

Santa Marta: El Papa recuerda a las víctimas del coronavirus que murieron solas

“No se puede seguir a Jesús sin libertad”
(zenit – 5 mayo 2020).- Francisco dirigió sus pensamientos a los que han muerto a causa del coronavirus: “Recemos hoy por los muertos que murieron por la pandemia. Murieron solos, murieron sin la caricia de sus seres queridos, muchos de ellos, ni siquiera con el funeral. Que el Señor los reciba en la gloria”.

Estas son las palabras del Santo Padre hoy, 5 de mayo de 2020, lunes de la cuarta semana de Pascua, en la introducción de la Misa en la Casa Santa Marta, transmitida en directo por Vatican News y por la página de Facebook de zenit.

En su homilía el Papa Francisco reflexionó sobre el Evangelio de hoy (Jn 10:22-30) en el que los judíos le piden a Jesús que diga abiertamente si es el Cristo, informa el citado medio vaticano.

Entonces el Señor responde: “Os lo dije y no creéis. Las obras que yo hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí. Pero vosotros no creéis porque no sois ovejas de las mías”.

Esta última frase, dijo el Papa, plantea la duda sobre si verderamente se cree y cuestionó sobre que es lo que detiene a las personas frente a la puerta, que es Jesús.

“Hay actitudes previas a la confesión de Jesús. Incluso para nosotros, que estamos en el rebaño de Jesús. Son como ‘disgustos prejuiciosos’, que no nos permiten avanzar en el conocimiento del Señor”, indicó.

Estas actitudes que nos impiden formar parte de las ovejas de Jesús son la esclavitud de la riqueza, la rigidez, el clericalismo, la pereza y la mundanidad.

 

Riqueza

Así, en primer lugar, el Pontífice se refiera a la riqueza, pues, “incluso muchos de nosotros, que hemos entrado por la puerta del Señor, nos detenemos y no seguimos adelante porque estamos prisioneros de las riquezas”.

Y continúa, “el Señor ha sido duro, con las riquezas” porque “son un impedimento para avanzar. ¿Pero debemos caer en el pauperismo? No. Pero no ser esclavos de las riquezas, no vivir por las riquezas, porque las riquezas son un señor, son el señor de este mundo y no podemos servir a dos señores. Y las riquezas nos detienen”.

 

Rigidez

Con respecto a la “rigidez”, habló de la “la rigidez de corazón. También la rigidez en la interpretación de la Ley. Jesús reprocha a los fariseos, los doctores de la ley, por esta rigidez. Que no es la fidelidad: la fidelidad es siempre un don para Dios; la rigidez es una seguridad para mí mismo».

En este sentido, el Obispo de Roma ilustró con una anécdota en la que una señora que había asistido a una boda el sábado por la tarde le preguntó si era válida como Misa dominical. Las lecturas eran distintas y por ello temía haber pecado, porque quizás había ido a “una Misa que no era verdadera, porque las lecturas no eran verdaderas”.

“Esa señora pertenecía a un movimiento eclesiástico… Rigidez. Esto nos aleja de la sabiduría de Jesús, de la sabiduría de Jesús; te quita la libertad. Y muchos pastores hacen crecer esta rigidez en las almas de los fieles, y esta rigidez no nos deja entrar por la puerta de Jesús”, explicó el Santo Padre.

 

Pereza, clericalismo y mundanidad

Después, se refirió al impedimento de la pereza, un cansancio que “nos quita la voluntad de seguir adelante” y “te hace cálido y tibio”.

Además, el Papa Francisco aludió al clericalismo como otra actitud fea porque “se pone en el lugar de Jesús”: “Esto es así, así, y así, y si no haces así, así entonces, no puedes entrar”.

Se trata de un clericalismo que quita la libertad de la fe de los creyentes, “una enfermedad, esta; fea, en la Iglesia: la actitud clericalista”, apuntó.

Asimismo, el Papa describió que “el espíritu mundano” también  nos impide avanzar: “Cuando la observancia de la fe, la práctica de la fe termina en la mundanidad. Y todo es mundano. Pensemos en la celebración de algunos sacramentos en algunas parroquias: ¡cuánta mundanidad hay! Y la gracia de la presencia de Jesús no es bien entendida”.

 

Importancia de la libertad

En todas estas actitudes, afirma Francisco, “falta la libertad. Y no se puede seguir a Jesús sin libertad”. A veces “la libertad va más allá y uno se resbala”,  “pero peor es resbalar antes” de comenzar a caminar hacia Jesús.

Finalmente, de acuerdo a Vatican News, el Pontífice pidió al Señor que nos ilumine “para ver dentro de nosotros si hay libertad” para ir hacia Jesús y “convertirnos en ovejas de su rebaño”.

 

Comunión espiritual, adoración y bendición

Más tarde, el Obispo de Roma invitó a hacer la Comunión espiritual con esta oración atribuida a San Alfonso María de Ligorio

“Creo, Jesús mío, que estáis realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Os amo sobre todas las cosas y deseo recibiros en mi alma.

Pero como ahora no puedo recibiros sacramentado, venid a lo menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya os hubiese recibido, os abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás Me aparte de Ti. Amén”.

El Papa ha concluido la celebración con la adoración y la bendición eucarística. Antes de abandonar la Capilla dedicada al Espíritu Santo, se cantó la antífona mariana del Regina Coeli, cantada en tiempo Pascual:

 

Regína caeli laetáre, allelúia.
Quia quem merúisti portáre, allelúia.
Resurréxit, sicut dixit, allelúia.
Ora pro nobis Deum, allelúia.

 

 

 

 

Guardia Suiza: La fiesta del 6 de mayo se celebrará sobriamente por el coronavirus

El juramento del cargo se hará el 4 de octubre
(zenit – 5 mayo 2020).- La Guardia Suiza pontificia celebrará su tradicional fiesta el 6 de mayo “de manera especial para limitar el riesgo de contagio del virus”, según L’Osservatore Romano de fecha 5 de mayo de 2020.

La toma de posesión tiene lugar cada año en esta fecha, en memoria del heroico sacrificio de los 147 guardias suizos que, durante el saqueo de Roma en 1527, salvaron la vida del Papa Clemente VII a costa de sus vidas. Excepcionalmente, se aplaza al domingo 4 de octubre.

El diario vaticano especifica los detalles de la celebración de la fiesta del Cuerpo: el 6 de mayo, a las 17 horas, el obispo Luigi Roberto Cona, asesor de la Secretaría de Estado, presidirá la Misa en la iglesia de Santa María en el cementerio teutónico.

A las 18 horas, el comandante Christoph Graf pondrá una corona de flores en la plaza frente a los protomártires romanos en memoria de los guardias que murieron defendiendo a Roma. Después, el obispo Edgar Peña, sustituto de asuntos generales de la Secretaría de Estado, otorgará varias condecoraciones.

La ceremonia del 6 de mayo –que será “privada y restringida, en pleno cumplimiento de las normas de salud y seguridad vigentes en el Estado de la Ciudad del Vaticano”– será transmitida en vivo por los medios de comunicación del Vaticano y puede ser seguida en vivo en www.guardiasvizzera.ch.

Hoy por hoy, añade L’Osservatore Romano, con el inicio de la “fase 2” de desconfinamiento, los guardias suizos llevan máscaras, ya que deben tener un contacto cada vez más directo con las personas, además de protegerse a sí mismos.

 

Con una traducción de Hélène Ginabat

 

 

 

 

COVID-19: Retorno de sacerdotes y religiosas del Pontificio Colegio Mexicano en Roma

Hoy, 5 de mayo
(zenit – 5 mayo 2020)-. Tras analizar y reflexionar sobre la situación y los efectos causados por la actual pandemia en Roma, Italia, el padre Víctor Vázquez Moreno, rector del Pontificio Colegio Mexicano en dicha ciudad, comunicó la decisión de adelantar el cierre del curso actual, previendo así el regreso a México de los sacerdotes que se encontraban en formación académica.

Esta disposición ha sido tomada por los obispos y autoridades del Pontificio Colegio Mexicano en Roma,  informó ayer, 4 de mayo de 2020, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).

De acuerdo a la citada nota, con la asesoría de la Embajada de México ante Italia, se ha logrado contactar con una aerolínea que hoy, martes 5 de mayo, transportará a 82 sacerdotes y 2 religiosas desde de Roma hacia la ciudad de Cancún, Quintana Roo, México.

Desde allí, continúa el texto, se realizará “la conexión hacia otros aeropuertos que los aproximen a sus destinos”.

“Como medida de precaución los sacerdotes y religiosas han sido valorados médicamente previo a realizar este viaje de retorno y se ha descartado que alguno tenga el virus COVID-19”, añade.

Por último, el comunicado anuncia que el Colegio “continuará activo en su parte administrativa, para el apoyo de las gestiones que se requieran”.

 

Pontificio Colegio Mexicano

Según indica su propia página web, el Pontificio Colegio Mexicano es una institución eclesiástica de derecho pontificio fundada por la Conferencia del Episcopado Mexicano.

Este centro recibe a los presbíteros diocesanos mexicanos enviados a Roma por sus respectivos obispos para hacer una experiencia de formación permanente integral, en orden a servicios pastorales a favor de la Iglesia en México.

 

 

 

 

Coronavirus: Emisión online de la Misa diaria en latín ‘Novus Ordo’

Oficiada por el P. Kramarz desde Estados Unidos
(zenit – 5 mayo 2020)-. En muchos lugares, los católicos no pueden ir a Misa por las restricciones debidas a la pandemia de coronavirus. Muchos pastores han respondido a esta situación ofreciendo la misa en línea para permitir al menos una participación espiritual.

Sin embargo, desde el principio ha faltado una opción: la oportunidad de participar en la Misa diaria en latín, la lengua litúrgica oficial del rito latino de la Iglesia Católica Romana. Las Misas en latín online existen para la Forma Extraordinaria del Rito Romano (también conocida como la Misa Tridentina). No así para la Forma Ordinaria (o Novus Ordo), que fue introducida después del Concilio Vaticano II y que ahora se celebra comúnmente en la lengua vernácula.

Ahora existe la oportunidad de seguir la Misa Latina Diaria en YouTube. El padre Andreas Kramarz, profesor de Humanidades y director espiritual del Colegio de la Legión de Cristo en Cheshire, Connecticut, celebra cada mañana a las 6:45 am (hora de Nueva York) la liturgia diaria, incluyendo los domingos, introducida con una breve reflexión en inglés y español.

La Celebración de la Eucaristía se transmite en vivo y puede ser accedida después para aquellos que no pueden participar a la hora prevista. El P. Andreas ha producido un corto video explicativo que se puede encontrar en inglés aquí, en español aquí y en alemán aquí.

Durante casi dos milenios y hasta hace unos 50 años, la liturgia Romana se celebraba comúnmente en latín y es capaz de reunir a fieles de cualquier nación, lengua o cultura, expresando así la naturaleza universal de la Iglesia Católica.

El último Concilio enseña (en Sacrosanctum Concilium, n. 36), que “el uso de la lengua latina debe ser preservado en los ritos latinos”. Algunas otras reflexiones interesantes sobre el valor de la Misa en latín han sido publicadas por la Oficina Vaticana de Celebraciones Litúrgicas y pueden ser consultadas aquí.

 

 

 

 

Perú: Mensaje de los obispos, “fe y esperanza” ante la COVID-19

Tiempo de practicar caridad y solidaridad
(zenit – 5 mayo 2020)-. El Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Peruana (CEP) ha escrito “un mensaje de fe y esperanza al pueblo peruano” ante el aumento de contagiados y muertos por el coronavirus en el país.

El mensaje, titulado, “La vida, don de Dios y bien supremo de la humanidad: protejámosla”, fue difundido por la propia CEP ayer, 4 de mayo de 2020.

Según los datos del Ministerio de Salud peruano (MINSA), el país presenta 47. 372 casos de COVID-19 y la cifra de personas fallecidas asciende a 1.344.

“El dolor y el sufrimiento que padecemos por esta pandemia nos hace constatar que somos más frágiles de lo que creemos”, expresa el texto de los prelados del Perú, recordando que “no estamos solos; el Cristo resucitado y su Iglesia nos acompaña”.

 

Responsabilidad y dignidad

Los obispos llaman a “responder con responsabilidad y dignidad el momento que vivimos”, cumpliendo las disposiciones de las autoridades del país y los profesionales de la salud, “como una obligación de conciencia” y utilizando los medios “necesarios y adecuados para protegernos personal y comunitariamente y así evitar la expansión de este virus”, pues “la urgencia de hoy es salvar tu vida y la de los demás”.

Al mismo tiempo, consideran que esta pandemia “está socavando los cimientos de la convivencia universal; es una crisis biológica, económica y antropológica; así mismo, es una crisis comunicacional” y apuntan que el Papa Francisco “nos dice que nuestra civilización necesita hacer un cambio, necesita repensarse y regenerarse”.

Por tanto, invitan a asumir “nuestra responsabilidad y afrontar el desafío por un nuevo humanismo; es decir, una nueva manera de ser y de convivir”.

 

Caridad y solidaridad

En este contexto, subrayan que es necesario preocuparse por los demás, especialmente los adultos mayores,  los enfermos,  los pobres y marginados y “aquellos que requieran una atención especial, como los miles de compatriotas que están procurando llegar a su lugar de origen”. Es tiempo “de practicar la caridad hacia dentro de la familia y la solidaridad hacia afuera con los más necesitados y vulnerables”.

De este modo, sostienen que es preciso “concretizar acciones por los migrantes y las personas en ‘situación de calle’ que son los más expuestos”: “No permitamos que los miles de personas contagiadas con el COVID-19 queden en el abandono”, exhortan.

 

Personas sin trabajo y presos

El mensaje remarca la urgencia de atender la situación de los que están perdiendo su trabajo, “cuya gran mayoría ’vive el día a día’”, algo que requiere la “acción decidida del Gobierno con políticas económicas donde prevalezca el gran valor de la vida tanto en su dimensión humana y social”.

Igualmente, el episcopado expresa su dolor frente el hacinamiento que sufren los presos y la sobrepoblación penitenciaria “que hacen imposible el aislamiento social necesario, lo que está llevando a un grave desenlace” e invoca a “una rápida atención en el marco de las recomendaciones que la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha dado en el contexto de esta pandemia”.

 

Gratitud y compromiso

“Debemos tener gratitud y orar por quienes están ‘en primera línea’ al frente de esta batalla: los médicos, las enfermeras y los trabajadores de los hospitales y clínicas; también las fuerzas armadas, la policía nacional, el personal penitenciario, el de limpieza y todos quienes están protegiéndonos”, añaden.

Por último, la CEP reafirma su compromiso “de servicio y ayuda a nuestros hermanos más necesitados a través de las Cáritas Diocesanas, las Cáritas parroquiales, las congregaciones religiosas, el voluntariado, y con el servicio de apoyo espiritual telefónico a los fieles y a toda persona que lo solicita”.

 

 

 

 

El Sacramento del Orden Sacerdotal durante la pandemia de COVID-19

Según autoridad eclesiástica en cada lugar
(zenit – 5 mayo 2020).- Hace relativamente poco celebrábamos la institución del sacramento del Orden rememorando la Última Cena –junto con el sacramento de la Eucaristía–. Era el Jueves Santo.

Según dispone el can. 1.008 “Mediante el sacramento del Orden, por institución divina, algunos de entre los fieles quedan constituidos ministros sagrados, al ser marcados con un carácter indeleble, y así son consagrados y destinados a apacentar el pueblo de Dios (…)”.

Auténtica vocación –llamada de Dios– a servir al prójimo, en plena identificación con Jesucristo, sumo y eterno Sacerdote. Llamada que será verificada por la idoneidad del candidato, confluyendo tres voluntades para su Ordenación: la de Dios, la del ordinario de quien dependa y la del propio ordenando.

 

Aplazamiento de las Ordenaciones

En alguna diócesis o circunscripción, antes de la explosión de la pandemia, habría previstas celebraciones de Ordenaciones diaconales o presbiterales y quizá se estuviera barajando donde correspondiera la posibilidad de unas episcopales –los tres grados del sacramento al que nos referimos–.

Esas celebraciones son acontecimientos muy especiales y naturalmente requieren previsión y una esmerada preparación previa.

La Ordenación consiste en un rito celebrado en el seno de una Misa solemne. En esencia comprende la imposición de las manos por parte del obispo celebrante y la oración consecratoria que los libros litúrgicos prescriben para cada grado.

Tendrá lugar en una iglesia u oratorio y serán invitados clérigos y otros fieles, de forma que asistan a la celebración el mayor número posible (can. 1.011). En esta disposición encontramos una razón clara que a fecha de hoy aconsejaría aplazar la celebración en muchos lugares, habida cuenta la prohibición de aglomeraciones y el prudente distanciamiento social que habrá que observar.

 

Siempre según señale la autoridad

En todo caso se atenderá a lo señalado por la autoridad eclesiástica en cada lugar y en cada momento. Hay obispos que han dispuesto la no celebración de estas ceremonias hasta que cesen las medidas de confinamiento. Aunque también hay quienes han optado por tenerlas, a puerta cerrada y con número limitado de asistentes, transmitiéndolas vía streaming para el gran público.

El sentido común, la prudencia y ponderación de oportunidad habrán regido esas decisiones. Y siempre con sumo respeto y acatamiento a lo dispuesto por la autoridad civil.

Hasta aquí la serie de breves consideraciones sobre los sacramentos y la COVID-19 que hemos ido haciendo durante las últimas semanas. Este de hoy, el del Orden, gracias a Dios está muy presente en muchas almas, que rezan porque haya más vocaciones y las apoyan de mil modos.

No en vano, desde muchas instancias periódicamente se convocan jornadas de oración por las vocaciones, para que el Señor envíe obreros a su mies y la Iglesia pueda ser servida como merece. Y así cuente sobradamente con quienes dispensen los misterios insondables del amor de Dios.

 

Alejandro Vázquez-Dodero Rodríguez
Doctor en Derecho Canónico y capellán del Colegio Tajamar de Madrid

 

 

 

 

Píldoras de esperanza: “Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen”

Martes de la IV Semana de Pascua
Reflexión sobre los Evangelios diarios

Invocamos al Espíritu Santo

Ven Espíritu Santo y llena mi vida de alegría y de paz mi corazón, otórgale sabiduría a mi mente para poder entender la Palabra de Dios.

Amén.

 

Evangelio según San Juan 10, 22-30

Se celebraba entonces en Jerusalén la fiesta de la Dedicación. Era invierno, y Jesús se paseaba por el Templo, en el Pórtico de Salomón.

Los judíos lo rodearon y le preguntaron: “¿Hasta cuándo nos tendrás en suspenso? Si eres el Mesías, dilo abiertamente”.

Jesús les respondió: “Ya se lo dije, pero ustedes no lo creen. Las obras que hago en nombre de mi Padre dan testimonio de mí, pero ustedes no creen, porque no son de mis ovejas.

Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen.

Yo les doy Vida eterna: ellas no perecerán jamás y nadie las arrebatará de mis manos.

Mi Padre, que me las ha dado, es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre.

El Padre y yo somos una sola cosa”.

Palabra del Señor

 

¿Qué dice el texto?

“Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen”.

 

¿Qué nos dice a nosotros hoy Dios en el texto?

El Capítulo 10 de San Juan si bien tiene un discurso muy importante, hay muchos diálogos, en este caso con los judíos que siguen insistiendo en ver signos y quieren que Jesús les aclare si es el Mesías… Aunque ellos han visto sus obras, les cuesta creer. ¿Acaso estos judíos que tanto acusamos… no se parecen a nosotros? Jesús insiste y tal vez nos insiste a nosotros: “ustedes no me creen”.

¿Cómo nos sentimos nosotros cuando Jesús vuelve a decirnos que no le creemos? La primera de las palabras de Jesús es para insistir en la fe, un tema recurrente en este Evangelio: Creer que jesús es el Mesías, el Señor.

La segunda idea también muy importante es el saber escuchar a Jesús. La palabra escuchar es muy distinta del oír. Escuchar es poner toda la atención, toda la voluntad para redireccionar mi vida con la Palabra Escuchada.

La idea es saber que hay muchos ruidos en nuestra vida, y así como una mamá de un niño pequeñito que está en una casa donde hay muchos sonidos, ella puede distinguir el sonido de su bebé en medio de tantos sonidos, de la misma manera debemos estar atentos a la voz del Señor que nos habla de tantas formas.

Jesús dice Mis ovejas escuchan mi voz y yo las conozco y ellas me siguen.

Son tres momentos: Escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen. Y ante estos tres momentos de esa frase de Jesús nos preguntamos en forma personal:

  • ¿Me preparo para estar atento a la voz de Jesús, mi único Pastor?
  • ¿Me dejo conocer por el Señor? ¿Le permito que entre en mi vida y me haga suyo?
  • ¿Soy capaz de seguir al Señor? ¿Lo sigo aún en las adversidades en que vivo?

Que este día, en las condiciones en donde estoy, pueda renovar mi pertenencia al Señor, saber que escucho su voz, que yo lo conozco y Él me conoce y me acepta, y con mis virtudes y defectos soy su seguidor, su discípulo.

Te invito a que repitas varias veces de manera que entre en tu corazón y en tu vida, esta frase:

“Señor, que siempre escuche tu voz y te siga”

Te invito a conocer más de nuestro trabajo diario sobre la Lectura Orante de la Biblia.

 

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Youtube: 
Fundación Ramón Pané

 

 

 

 

Padre Antonio Rivero: “¿Has encontrado a Cristo Camino, Verdad y Vida?” 

Quinto Domingo de Pascua
Ciclo A

Textos: Hechos 6, 1-7; 1 Pe 2, 4-9; Jn 14, 1-12

 

Antonio Rivero, L.C. Doctor en Teología Espiritual, profesor en el Noviciado de la Legión de Cristo en Monterrey (México) y asistente del Centro Sacerdotal Logos en México y Centroamérica, para la formación de sacerdotes diocesanos.

Idea principal: Cristo Resucitado es el Camino, la Verdad y la Vida (evangelio). Es la piedra angular (segunda lectura).

Resumen del mensaje: Sin Cristo que es Camino, nos extraviamos. Sin Cristo que es Verdad, caemos en la mentira y en las ideologías. Sin Cristo que es Vida, nos alcanzará la muerte del alma. Sin Cristo que es Piedra angular, el edificio de la Iglesia, del matrimonio y de nuestra vida personal y profesional se derrumba. En estos momentos del coronavirus miremos a Cristo. Sólo en Él está la solución y la respuesta a cuanto está pasando.

 

Puntos de la idea principal:

En primer lugar, Cristo no sólo enseña la verdad, sino que es la Verdad encarnada. Desde la Encarnación Cristo Verdad acampa entre nosotros. Así dice san Agustín: “Esta verdad se vistió de carne por nosotros y nació de María virgen para que se cumpliera la profecía: la Verdad brotó de la tierra”. Cristo, la Verdad eterna, se hizo Verdad en el tiempo. En un mundo plagado de mentiras aberrantes, mentiras en el campo social, en la política, con un lenguaje de medias verdades y sofismas insostenibles desde el punto de vista racional –baste apuntar de pasada lo que nos vino encima con la ideología del género y que nos obligan a aprobar y aceptar como natural en los colegios y en la sociedad-. Mentiras que tantas veces disfrazan la cobardía, la manipulación del género humano y el atentado contra Dios Creador. Es la hora de que sigamos siempre la verdad plena que es Cristo. No olvidemos lo que nos dice el salmo 32 leído de hoy: “La Palabra del Señor es recta y Él obra siempre con lealtad; Él ama la justicia y el derecho”. Mi pregunta en estos momentos de pandemia es obvia: ¿Se nos ha dicho la verdad a nivel mundial de las causas de este terrible virus? ¿No estarán los países causantes escondiendo la verdad y disfrazando las noticias con la mentira? Si todos siguiéramos a Cristo-Verdad, estaríamos más serenos y esperanzados.

En segundo lugar, Cristo no sólo tiene vida, sino que es la Vida. Mediante la Encarnación, la Vida eterna que es Dios, se hizo carne entre nosotros. “Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia”. ¿Qué significa que Cristo es Vida? Que anhela hacerse vida nuestra, que anhela vivificar nuestro ser. Dicha vida fue introducida en nuestros corazones el día del bautismo. Pero dicha vida en nosotros tiene que estar en crecimiento, al modo de una semilla que apunta a su plenitud, que tiende a hacerse árbol. Las flores y los frutos de la gracia y de esa vida divina en nosotros son las virtudes cristianas, las teologales y las cardinales. Lo que mataría esta vida de Cristo en nosotros es el pecado. Por tanto, mantengámonos lejos, no sólo del pecado, que esclaviza, sino de la mediocridad, que es como una arterosclerosis del espíritu, porque impide el paso triunfal de la savia divina por las venas de nuestra alma. ¿Los que aprueban, promueven, aplauden y hacen el aborto y la eutanasia y los mil experimentos genéticos que ofenden la dignidad de la persona humana siguen a Cristo-Vida? No podemos menos que apuntar aquí el problema del coronavirus que está matando a tantos de nuestros hermanos. ¿Qué estará pensando Cristo-Vida de todo esto? ¿Acaso Él lo ha querido? ¡Eso, nunca! El causante de todo esto es el hombre, la malicia del hombre que no sigue ni acepta a Cristo-Vida. Cada uno de nosotros tendrá que rendir cuentas ante Dios de todos sus actos.

Finalmente, Cristo no es un camino entre muchos otros, sino “el” Camino, el único camino para la salvación, para la felicidad. Cristo se hizo camino también por medio de la Encarnación. Dirigiéndose desde Belén hasta el Calvario, nos trazó el camino de la Redención. Camino de venida. Tras su muerte y resurrección, ascendió al cielo, retornando a la casa del Padre. Camino de vuelta. Por el mismo camino vino y volvió, para señalarnos la dirección de la ruta verdadera. San Agustín nos dice: “Siguiendo el camino de su humanidad, llegarás a la Divinidad. Él te conduce a Él mismo. No andes buscando por donde ir fuera de Él. Si Él no hubiera tenido la voluntad de ser camino, extraviados anduviéramos siempre. Se hizo, pues, camino, por donde ir. Por tanto, no te diré: Busca el camino. El camino mismo es quien viene a ti. ¡Levántate y anda! Anda con la conducta, no con los pies. Muchos andan bien con los pies y mal con la conducta. Y aun los hay que andan bien, pero fuera del camino. Corren, mas no por el camino, y cuanto más andan, más se extravían, pues se alejan más del camino… Preferible, sin duda, es ir por el camino, aun cojeando, a ir bravamente fuera del camino” (Sobre el evangelio de san Juan, 13). Sí, Cristo es camino estrecho, frente a los caminos espaciosos del mundo. Pero estos últimos son atajos sin salida. En estos momentos de pandemia, ¿por donde caminar? Cristo-Camino nos dejó el evangelio. Metámonos en ese sendero y llegaremos a buen puerto.

Para reflexionar: ¿Qué me impide seguir a Cristo camino: los atajos agradables del mundo? ¿Qué me impide seguir a Cristo verdad: las ideologías de turno (ideología de género, el tradicionalismo a ultranza…) y los trucos del mundo? ¿Qué me impide seguir a Cristo vida: los elixires de esta sociedad sin Dios que promete la eterna felicidad cuando en realidad provoca la muerte del alma?

Para rezar: Señor, si Tú eres el Camino, dame la fuerza para andarlo. Si Tú eres la Verdad, que la acepte y la defienda, si es necesario con mi sangre. Y si Tú eres la Vida, líbrame de ir al cementerio de las almas. Amén.

 

Para cualquier duda, pregunta o sugerencia, aquí tienen el email del padre Antonio, arivero@legionaries.org

 

 

 

 

San Pedro Nolasco, 6 de mayo

Redentor de cautivos
Este redentor de cautivos, fundador de la Orden de Santa María de la Merced consagró su vida a liberar a los cristianos y él mismo fue apresado en Argelia en una de las expediciones que llevaba a cabo con este objetivo”

Natural de Barcelona, España, nació hacia 1180. Sus padres debían poseer tierras en zonas colindantes a la capital. Y él crecería en ese privilegiado entorno junto a un monasterio románico, hasta que huérfano de padre a los 15 años, con la aquiescencia materna, repartió sus bienes. En edad de contraer matrimonio se arrodilló ante la Virgen de Montserrat y le ofreció su vida dando la espalda a mundanas vanidades. La época histórica en la que discurría su quehacer, con el dominio musulmán sobre las costas en todo su apogeo, trajo consigo el destierro de miles de cristianos a África. Eran personas cruelmente maltratadas y angustiadas por un yugo injusto que llevó a muchas a renegar de su fe pensando que Dios las había abandonado. Pedro tomó conciencia de la tragedia que encierra la esclavitud. Y en 1203 ya estaba implicado como benefactor de los pobres, según consta en documento escrito que lo menciona como “responsable de la limosna de los cautivos». Precisamente ese año tuvo lugar en Valencia la primera «redención de cautivos”. El santo rescató con sus propios medios a unos 300. Cuando se le agotó el dinero, formó grupos para recaudar la “limosna para los cautivos”. Y al quedar clausurada esta vía de ayuda, pensó ingresar en alguna Orden religiosa o trasladarse al desierto.

Hubo dos hitos significativos de carácter sobrenatural que marcaron su trayectoria espiritual y apostólica. En 1203 en un sueño se vio transportado al atrio de un espléndido palacio donde existía un frondoso olivo. Dos venerables ancianos le encomendaron su tutela. A ellos siguieron los furibundos ataques de otros dos hombres que se cebaron en las ramas y en el fruto. En medio de la lucha observó que de la rama cercenada brotaba otra más esplendorosa, y otro tanto acontecía con el fruto. Desvanecida la visión, quiso interpretarla. Esta experiencia, a decir de los cronistas, pudo ofrecer dos perspectivas. En la primera, el atrio sería el mundo; la oliva, la Iglesia, y los agresores, los enemigos de la fe representados en las cohortes de prisioneros que se asfixiaban bajo las cadenas de la cautividad. Al rescatarlos, él liberaría a la Iglesia de su opresión. En otra lectura se habrían invertido los símbolos; tendrían nueva y simple matización. El atrio sería la Iglesia y la oliva la Orden que iba a fundar: un alborear para los que se hallaban presos. A esta convicción le habría conducido la Santísima Virgen, a quien Pedro se encomendaba buscando luz para clarificar su devenir, y la voluntad divina que pudiera encerrar este hecho.

Así las cosas, y este fue el segundo hito, la noche del 1 al 2 de agosto de 1218 se le apareció la Virgen. Iba vestida con el hábito blanco característico de los mercedarios. Movido por Ella, el 10 del mismo mes y año creó la Orden de Santa María de la Merced para la redención de cautivos en la catedral de Barcelona. Fue un acto emotivo, de honda significación, que tuvo lugar ante la presencia del monarca Jaime I de Aragón y del obispo Berenguer de Palou. Éste fue quien impuso al santo y a los doce primeros integrantes de la fundación la túnica blanca con todos sus elementos inspirada en la que llevó María. La nueva realidad eclesial, que anteriormente había sido laica, fue dotada con un cuarto voto, el de liberar esclavos, que se añadió a los clásicos de pobreza, castidad y obediencia. Les comprometía a entregar la propia vida a imagen del Redentor.

En los inicios de la instauración de su obra, Pedro no estuvo solo; contó con el inapreciable consejo y ayuda de san Raimundo de Peñafort. En ese momento, las circunstancias propiciaban la labor de estos nuevos redentores. El hospital barcelonés de Santa Eulalia era cobijo de indigentes y cautivos que regresaban de tierras moriscas sin medios para sobrevivir. Y en ese establecimiento, asignado a los mercedarios por el rey aragonés, comenzaron su excelsa labor. Cada rescatado tenía la obligación de participar durante un tiempo en la redención de nuevos cautivos. También reemplazar al esclavo ocupando su lugar, siempre que su fe estuviese en peligro y no tuviesen dinero para rescatarlo. En una de las expediciones realizadas por Pedro Nolasco a Argelia para liberar a cristianos fue hecho prisionero, pero finalmente consiguió la libertad.

Fue un hombre de oración, humilde, generoso, lleno de fe y entrañas de misericordia, fiel observante de la regla, entregado, con gran visión y celo apostólico. A ello se unían sus ansias de morir por Cristo. Éste ímpetu, junto a su fe, propiciaron la existencia de la rama mercedaria femenina. La materializó con la anuencia de María de Cervelló, luego canonizada, joven natural de Barcelona a la que supo transmitir el espíritu que animaba la Orden instituida por él y de la que fue superior general. Diecisiete fundaciones extendidas por Cataluña, Aragón, Valencia, Mallorca y Carbona dan idea también de su amor a Cristo y a sus semejantes. Con el generoso grupo de seglares que se implicaron en la admirable tarea de auxiliar no solo a los cautivos sino de prestar asistencia a pobres, enfermos y peregrinos, creó una fraternidad.

El rey Jaime I, al que acompañó en la conquista de Mallorca y de Valencia, le donó el monasterio de El Puig. En 1235 Gregorio IX emitió la bula “Devotionis vestrae” confirmando su obra. Fue agraciado con éxtasis y dones de profecía y milagros. Cuenta la tradición que hubiera deseado venerar las reliquias de san Pedro en Roma, peregrinación que no pudo efectuar. En su desconsuelo, éste se le apareció en sueños durante tres noches consecutivas diciéndole: “vengo a verte porque tú no puedes ir a visitarme”. En la última, mientras Pedro Nolasco oraba de rodillas, vio al apóstol crucificado, cabeza abajo. Le instó a no dejar España donde florecía su excelsa labor. Murió el 6 de mayo de 1245 pronunciando el Salmo 76: “Tú, oh Dios, haciendo maravillas, mostraste tu poder a los pueblos y con tu brazo has rescatado a los que estaban cautivos y esclavizados”. Urbano VIII lo canonizó el 30 de septiembre de 1628.