Caridad y solidaridad

 

15/06/2020 | por Grupo Areópago


 

 

 

 

 

La sociedad española hace gala de ser solidaria. Si acudimos a la definición de la Real Academia de la Lengua, solidaridad es la “adhesión circunstancial a la causa o empresa de otro”. El adverbio circunstancial indica temporalidad.

Hasta el siglo XIX no existía el concepto de solidaridad porque se vivía la Caridad. Sin embargo, debido al trasfondo religioso que provenía del cristianismo apareció el término solidaridad como una manera de secularizar la caridad y desproveerlo de toda connotación religiosa.

Ello viene a colación por el drama económico que se está sufriendo en nuestro país, como en otros, por la pandemia del COVID 19.  Ciñéndonos a España, existen más de medio millón de trabajadores afectados por expedientes de regulación de empleo y que desconocen si volverán a ser contratados en los que eran sus trabajos hasta que se decretó el estado de alarma, miles de autónomos que cada mañana ignoran cuánto tiempo más podrán aguantar la situación de sus negocios, pues su apertura o continuidad no garantiza su supervivencia, por no hacer referencia a tantas familias sin ningún tipo de ingresos económicos que ya necesitan ser ayudados con  alimentos para subsistir.

Pero se acerca el verano, y por ende, vacaciones.

Vacaciones para quienes tengan un trabajo del que poder descansar. Para quienes carecen de trabajo, el tiempo de verano será continuidad de sus situaciones dramáticas.

Los gobiernos de los distintos países, por su parte, intentando garantizarse los destinos turísticos de este verano como manera de reactivar sus economías.

Quién pueda disfrutar de vacaciones, que las disfrute, pero si ello conlleva cerrar los ojos a la realidad social de tantas familias que este verano seguirán sufriendo su falta de recursos económicos, estaremos siendo relegados a solidarios circunstanciales, encerrados una vez más en el individualismo atroz de nuestro tiempo, del que salimos cómodamente cuando nos apetece colaborar con la causa solidaria.

Solo si el tiempo de descanso vacacional, con o sin vacaciones turísticas, es tiempo para implicarse aún más en el sufrimiento del otro, tiempo de compartir y de acoger el sufrimiento del otro como mío, estaremos siendo caritativos, y en ello, a los creyentes les va la vida; A los no creyentes  les va la reconstrucción de la sociedad.

 

GRUPO AREÓPAGO