Perspectiva de Género

 

Nosotras, feministas lesbianas, apoyamos a J.K. Rowling contra el linchamiento de los activistas trans

 

Aparece un manifiesto pro-Rowling en Francia

 

 

17 junio, 2020 | Infogender


 

 

 

 

 

J.K. Rowling, la autora de Harry Potter, desató la ira de los activistas trans tras publicar una serie de tweets en los que expresaba un punto de vista irónico sobre la diferencia de género.

Nosotras, feministas, queremos alertar al gran público sobre la situación de la comunidad lesbiana en Francia y a nivel internacional. Para empezar, nos gustaría recordar que las lesbianas no son las únicas que viven con miedo al activismo trans.

James Caspian, Eva Poen, Kathleen Lowrey… la lista de investigadores universitarios es larga (americanos, canadienses, británicos…), acosados y a veces despedidos por sus jefes siguiendo las órdenes de activistas trans-radicales (que no representan a toda la comunidad trans).

James Caspian, por ejemplo, fue atacado por intentar realizar un estudio sobre el porcentaje de personas que se arrepienten de haber “cambiado de sexo”. El simple hecho de querer hacer un estudio sobre el tema se considera ahora ofensivo.

Selina Todd, una historiadora británica, no fue acosada por sus jefes, sino que tuvo que contratar guardaespaldas tras las amenazas de algunos activistas trans. Rosa Freedman, una profesora de Derecho, fue zarandeada y amenazada con ser violada.

Desde hace aproximadamente un año se observa un auge en los países anglófonos y escandinavos de personas que utilizan Twitter, Reddit y YouTube para dar a conocer su de-transición. Pero estas personas tendrán que vivir con las consecuencias de su transición durante toda su vida. Cuanto más avanzada sea la transición, mayor y más irreversible será el daño físico. Las hormonas crean graves problemas óseos. Las ablaciones son definitivas.

En Suecia, el número de chicas menores de 18 años que desean “cambiar de sexo” (algo técnicamente imposible) en un intento de convertirse en personas transmasculinas se ha multiplicado por 15 entre 2010 y 2018. Según las estadísticas del gobierno sueco, el 15% de ellas eran autistas y el 19% hiperactivas.

En el Reino Unido su número se ha multiplicado por 45 de 2010 a 2018 (de 40 casos por año en 2010 a más de 1.800 en 2018). La entonces Ministra de Derechos de la Mujer del Reino Unido, Penny Mordaunt, expresó públicamente su preocupación.

Youtubers franceses incitan a los jóvenes menores de 15 años a tomar hormonas “en secreto de sus padres” y de forma ilegal.

Pero la marea finalmente ha cambiado, a pesar del mercado que se ha creado, a pesar de la presión y el lobbying de la industria farmacéutica.

El 22 de abril de 2020, gracias a la presión de los movimientos feministas, el Reino Unido anunció que prohibiría las operaciones con niños menores de 18 años. Desde noviembre de 2019, seis estados de los Estados Unidos han prohibido todas las formas de transición: hormonas, cirugías y bloqueadores de la pubertad (inhibidores hormonales que están diseñados para retrasar la pubertad antes de comenzar de la transición). Otros ocho estados de los Estados Unidos están debatiendo actualmente una legislación similar.

Un artículo en “The Economist” mostró también que en la gran mayoría de los casos los bloqueadores de la pubertad son inútiles porque la gran mayoría de los niños afectados no se convertirán en transexuales cuando sean adultos.

Suecia también está empezando a considerar una ley que prohíba las operaciones y los bloqueadores de la pubertad después de los programas televisivos sobre el tema de Malou Von Sivers, presentadora de televisión y activista feminista.

En Australia, la senadora (madre de tres hijas) Amanda Stoker ha emprendido una cruzada contra la reasignación de sexo en los niños. Los países pioneros de la transición en masa se están convirtiendo en los países pioneros de la de-transición en masa.

Además, los estudios sobre las tasas de arrepentimiento no tienen en cuenta a quienes abandonan la “comunidad trans”, abandonan todo seguimiento y, por lo tanto, desaparecen de las estadísticas. Y sobre todo, estos estudios se realizaron en un momento en que los niños no podían hacer la transición, cuando la transición era un tratamiento para situaciones muy raras y específicas: la disforia de género, que describe la sensación de que una persona ha nacido con el sexo equivocado.

Un estudio de Lisa Littman, investigadora de salud pública, explica que algunas formas de disforia de género de aparición rápida en la adolescencia son a veces causadas por traumas, dificultades de adaptación, fenómenos de contagio ligados a las redes sociales o por una homosexualidad poco aceptada en una sociedad en la que es invisibilizada. Las investigaciones de Littman fueron públicamente negadas por la universidad en la que trabajaba, no en base a los medios utilizados, sino porque los resultados invalidaban las percepciones de algunos.

Algunos movimientos que dicen ser feministas explican que una mujer es una persona que se llama a sí misma mujer. Decir de una categoría de la población que engloba a cualquiera que afirme ser mujer es decir de esa categoría que no existe.

Observamos que a los hombres no les preocupa esto: un hombre es siempre una persona que es llamada hombre por otros hombres, que es percibida como hombre por otros hombres.

¿Cómo podía Keira Bell, la activista lesbiana inglesa de 23 años que ahora se arrepiente de haber tomado hormonas y bloqueadores de la pubertad a los 16 años, saber que era lesbiana?

También en Francia, cuando las lesbianas desean organizar actividades entre ellas, se ven presionadas por grupos que se identifican como feministas queer para incluir en sus actividades a personas transfemeninas atraídas exclusivamente por mujeres.

Constatamos que con demasiada frecuencia estas personas tratan de controlar nuestras palabras, nuestras prácticas y nuestra visibilidad. Queremos mantener nuestros espacios, deportes y actividades festivas sin que estén mezclados.

Los gays tienen espacios propios, los transexuales también tienen sus asociaciones, queremos poder hacer lo mismo sin que algunos grupos traten de detenernos violentamente en nombre del derecho a la “inclusión”.

El requerimiento en favor de la transición de las adolescentes (lesbianas o no) y la negación de la sexualidad de las mujeres lesbianas es sexismo y lesbofobia.

Alertamos a toda la sociedad sobre los peligros del trans-activismo extremo (que no representa a todas las personas trans) que oculta al conjunto de las mujeres y pedimos que trabajen por la visibilidad de las lesbianas.

Esta será la prueba para las niñas y adolescentes (incluidas las heterosexuales) de que es posible ser mujer sin conformarse con los estereotipos de género. Cuanto más nos demoremos en reaccionar, más mujeres jóvenes se verán afectadas, se verán obligadas a hacer una transición, y los daños físicos serán mayores y más irreversibles.

Manifiesto aparecido en Le Figaro y firmado por:

Asociación “44 Vilaines Filles” (colectivo de lesbianas de Nantes), Marie-Jo Bonnet, investigadora, historiadora, cofundadora de Les Gouines Rouges, activista lesbiana y feminista; Christine Le Doar, ex presidenta del centro LGBT de París y activista feminista universalista; Yolanda Alba, Vicepresidenta de la Red Europea de Mujeres Periodistas y Escritoras; Florence-Lina Humbert, periodista de la revista 50/50; Marguerite Stern, productora de podcasts y activista feminista; Marie Josèphe Devillers, activista feminista lesbiana; Ana Minski, escritora y activista; Marie Montaigue, profesora; Valérie Pelletier, feminista abolicionista y activista feminista radical; Nadia Guenet, directora de radio y productora de “la révolution sera féministe”; Julie-Elisa Go, feminista y promotora; Chantal Hervouet, feminista lesbiana y activista abolicionista; Alexis Solís, feminista lesbiana, abolicionista; Martine Ragon, activista feminista abolicionista; Morgane Ricard, activista; Valentine Minery feminista; Lucie Robin-Lesage, feminista; Marie Noëlle Gerolami, feminista lesbiana; Sophie Plisson, arqueóloga; Muriel Petit, profesora; Annick Karsenty, activista feminista abolicionista.