Servicio diario - 21 de junio de 2020


 

Ángelus: Jesús invita a sus discípulos a no tener miedo
Raquel Anillo

Ángelus: Día Mundial de los Refugiados
Raquel Anillo

Letanías Lauretanas: Tres nuevas invocaciones a la Virgen María
Anne Kurian

Benedicto XVI espera regresar al Vaticano el lunes
Anne Kurian

San Paulino de Nola, 22 de junio
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

Ángelus: Palabras del Papa antes de la oración mariana

Jesús invita a sus discípulos a no tener miedo

junio 21, 2020 12:46

Angelus y Regina Coeli

(zenit – 21 junio 2020).- A las 12 del mediodía de este domingo, 21 de junio de 2020, el Santo Padre Francisco se ha asomado a la ventana del estudio del Palacio Vaticano Apostólico para recitar el Ángelus con los fieles y peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro.

Estas son las palabras del Papa al introducir la oración mariana:

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Palabras del Papa

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El Evangelio de este domingo (cf. Mateo 10, 26-33) recoge la invitación que Jesús dirige a sus discípulos a no tener miedo, a ser fuertes y confiados ante los desafíos de la vida, advirtiéndoles de las adversidades que les esperan. El pasaje de hoy forma parte del discurso misionero con el que el Maestro prepara a los Apóstoles para la primera experiencia de proclamar el Reino de Dios. Les insta con insistencia a “no tener miedo”, y Jesús describe tres situaciones concretas a las que se enfrentarán.

En primer lugar, la hostilidad de los que quieren silenciar la Palabra de Dios, edulcorándola o silenciando a los que la anuncian. En este caso, Jesús anima a los Apóstoles a difundir el mensaje de salvación que Él les ha confiado. Por el momento, Él lo ha transmitido con cautela, casi en secreto al pequeño grupo. Pero tendrán que llevar “a la luz”, es decir, abiertamente, y anunciar “desde las azoteas”, esto es, públicamente, su Evangelio.

La segunda dificultad con la que se encontrarán los misioneros de Cristo es la amenaza física en su contra, o sea, la persecución directa de su pueblo, incluso hasta el punto de que los maten. Esta profecía de Jesús se ha cumplido en todo momento: es una realidad dolorosa, pero atestigua la fidelidad de los testigos. ¡Cuántos cristianos son perseguidos aún hoy en día en todo el mundo! Si sufren por el Evangelio y con amor, son los mártires de nuestro día y podemos decir con seguridad que son más que los mártires de los primeros tiempos, tantos mártires solamente por ser cristianos. A estos discípulos de ayer y de hoy que sufren la persecución, Jesús les recomienda: “no temáis a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma” (v. 28). No hay que temer a los que intentan extinguir el poder de la evangelización mediante la arrogancia y la violencia. De hecho, no pueden hacer nada contra el alma, es decir, contra la comunión con Dios: nadie puede quitársela a los discípulos, porque es un regalo de Dios. El único amor que debe tener el discípulo es el de perder este don divino, renunciando a vivir según el Evangelio y procurándose así la muerte moral, que es el efecto del pecado.

El tercer tipo de desafío al que los Apóstoles deberán enfrentarse lo identifica Jesús en el sentimiento, que algunos experimentarán, de que el mismo Dios los ha abandonado, permaneciendo distante y en silencio. También en este caso nos exhorta a no tener miedo, porque, aunque pasemos por estos y otros escollos, la vida de los discípulos está firmemente en manos de Dios, que nos ama y nos cuida. Son como las tres tentaciones, edulcorar el Evangelio, aguarlo, segunda la persecución y tercera, la sensación de que Dios nos ha dejado solos. Jesús sufrió esta prueba en el huerto de los olivos, en la cruz: “¡Padre, por qué me has abandonado!”, dijo Jesús. Cuantas veces se siente esta aridez espiritual, pero no tenemos que tener miedo. El Padre nos cuida porque nuestro valor es grande a sus ojos. Lo importante es la franqueza del testimonio de fe: “reconocer a Jesús ante los hombres”, seguir adelante haciendo el bien.

Que María Santísima, modelo de confianza y abandono en Dios en momentos de adversidad y peligro, nos ayude a no ceder nunca al desánimo, sino a confiarnos siempre a Él y a su gracia,  que siempre es más poderosa que el mal.

 

© Librería Editorial Vaticano

 

 

 

 

Ángelus: Día Mundial de los Refugiados

Palabras del Papa después del Ángelus

junio 21, 2020 13:50

Angelus y Regina Coeli

(zenit – 21 junio 2020).- Después de la oración mariana el Papa recordó el Día Mundial de los Refugiados y la jornada del Padre que se celebra en Argentina y en otros lugares invitando a orar por ellos.

También recordó a San Luis Gonzaga “un muchacho lleno de amor a Dios y al prójimo; murió muy joven, aquí en Roma, porque se ocupó de las víctimas de la peste”, confiando a su intercesión a todos los jóvenes del mundo.

A continuación las palabras del Papa después del Ángelus:

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Palabras del Papa

Queridos hermanos y hermanas:

Ayer celebraron las Naciones Unidas el Día Mundial de los Refugiados. La crisis que ha provocado el coronavirus ha puesto en relieve la necesidad de asegurar la protección necesaria también a las personas refugiadas, para así garantizar su dignidad y seguridad. Os invito a uniros a mi oración por un empeño renovado y eficaz de todos en favor de la protección efectiva de cada ser humano, en particular los que se han visto obligados a huir debido a situaciones de grave peligro para ellos o sus familias.

Otro aspecto sobre el que la pandemia nos ha hecho reflexionar es la relación entre el hombre y el medio ambiente. La cuarentena ha reducido la contaminación y ha redescubierto la belleza de muchos lugares libres de tráfico y ruido. Ahora, con la reanudación de las actividades, todos deberíamos ser más responsables de cuidar la casa común. Aprecio las muchas iniciativas que, en todas partes del mundo, vienen “desde abajo” y van en esta dirección. Por ejemplo, hoy en Roma hay una dedicada al río Tíber. ¡Pero hay muchas en otras partes! Que fomenten una ciudadanía cada vez más consciente de este bien común esencial.

Hoy en mi patria y en otros lugares se celebra el día dedicado al padre, a los papás. Aseguro mi cercanía y oración a todos los padres. ¡Todos sabemos que ser papá no es un trabajo fácil! Por esto recemos por ellos. Recuerdo de manera especial a nuestros padres que continúan protegiéndonos desde el Cielo.

Os saludo a todos vosotros, queridos fieles romanos y peregrinos venidos de varias partes de Italia – ahora empiezan a verse los peregrinos– y, cada vez más, también de otros países; veo algunos con sus banderas… Os saludo especialmente a vosotros, jóvenes: hoy recordamos a San Luis Gonzaga, un muchacho lleno de amor a Dios y al prójimo; murió muy joven, aquí en Roma, porque se ocupó de los enfermos de la peste. A su intercesión confío a los jóvenes de todo el mundo.

Y a todos os deseo un buen domingo. Por favor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y adiós!

 

 

 

 

Letanías Lauretanas: Tres nuevas invocaciones a la Virgen María

Una para los migrantes, querida por el Papa

junio 21, 2020 17:50

Papa y Santa Sede
Roma

(zenit – 21 junio 2020).- Por voluntad del Papa Francisco, se insertarán tres nuevas invocaciones en las “Letanías de Loreto”, dedicadas a la Virgen María: “Madre de la misericordia” (Mater misericordiae), Madre de la esperanza (Mater spei) y bienestar para los migrantes (Solacium migrantium).

En una carta a los presidentes de las Conferencias Episcopales publicada el 20 de junio de 2020, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos subraya que la oración a la Virgen María es una “forma privilegiada y segura de encontrarse con Cristo”.

 

Carta de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos

Del Vaticano, 20 de junio de 2020
Memoria del Inmaculado Corazón de la Virgen María

Eminencia,

Peregrina a la Santa Jerusalén del cielo, para gozar de la inseparable comunión con Cristo, su Esposo y Salvador, la Iglesia recorre los caminos de la historia confiando en Aquel que creyó en la palabra del Señor. Sabemos por el Evangelio que los discípulos de Jesús han aprendido, de hecho, desde el principio, a alabar a la “bendita entre las mujeres” y a contar con su intercesión maternal. Son innumerables los títulos e invocaciones que la piedad cristiana, a lo largo de los siglos, ha reservado a la Virgen María, el camino privilegiado y seguro para el encuentro con Cristo. Incluso en la época actual, marcada por razones de incertidumbre y desconcierto, el recurso devoto a ella, lleno de afecto y confianza, es particularmente sentido por el pueblo de Dios.

Como intérprete de este sentimiento, el Sumo Pontífice FRANCISCO, aceptando los deseos expresados, quiso disponer que en la forma de las letanías de la Santísima Virgen María, llamadas “Lauretane”, se insertaran las invocaciones “Mater misericordiae, Mater spei y Solacium migrantium.

La primera invocación se insertará después de “Mater Ecclesiae”, la segunda después de “Mater divinae gratiae”, la tercera después de “Refugium peccatorum”.

Si bien me complace comunicarle a Su Eminencia esta disposición para que sea conocida y aplicada, aprovecho la oportunidad para expresarle mis sentimientos de mi estima.

Vuestro muy devoto en el Señor

 

Cardenal Robert Sarah, prefecto

Arzobispo Arthur Roche, arzobispo secretario

 

 

 

 

Benedicto XVI espera regresar al Vaticano el lunes

Visitó la tumba de sus padres en Baviera

junio 21, 2020 18:24

Benedicto XVI

(zenit – 21 junio 2020).- Benedicto XVI debería regresar al Vaticano el lunes 22 de junio de 2020, después de tres días en su tierra natal en Baviera, con su hermano enfermo, indica la diócesis de Ratisbona en un tweet.

El papa emérito de 93 años viajó a Alemania el 19 de junio en una silla de ruedas y visiblemente debilitado para visitar a su hermano Georg Ratzinger, de 96 años. Después de llegar a Ratisbona el viernes por la tarde, los dos hermanos celebraron misa juntos. Después Benedicto XVI se retiró al seminario por la tarde y regresó a la casa de su hermano por la noche.

Al día siguiente, después de un desayuno bávaro en el seminario, Benedicto XVI volvió a celebrar una misa con su hermano, por el Sagrado Corazón de Jesús, y volvió a ver a Georg por la noche.

El sábado 20 de junio, el Papa Emérito visitó la casa de su familia, conmovido por los retratos de sus antepasados, y su antigua residencia, donde vivió entre 1970 y 1977. También visitó la tumba de sus padres y de su hermana Maria en el cementerio Ziegetsdorf, donde se recogió.

 

 

 

 

San Paulino de Nola, 22 de junio

Maestro de la amistad espiritual

junio 21, 2020 09:00

Testimonios de la Fe

 

“Maestro de la amistad espiritual. Su esposa y él convinieron en decantarse por la suma entrega de sus vidas a Dios. Este prelado recibió la estima y admiración de santos como Ambrosio, Agustín y Francisco de Sales”

Meropio Poncio Anicio Paulino, aclamado patricio romano que se abrazó formalmente al cristianismo y alcanzó la gloria de Bernini, fue muy estimado por santos de la talla de Ambrosio y Agustín, que fueron sus amigos, como también de san Jerónimo con el que mantuvo correspondencia. San Francisco de Sales admiró de él su exquisita educación y amabilidad. Nació en Burdeos, Francia, el año 353. Su padre, prefecto en Aquitania, encomendó su formación a su amigo el poeta Ausonio, profesor de la universidad de la ciudad. Luego Paulino completó estudios en Milán.

Con un importante bagaje intelectual que incluía filosofía, derecho, física, poesía, etc., el año 378, apenas rebasados los 20 años, edad en la que ya poseía cuantiosos bienes, ingresó en la carrera política como senador del Imperio romano. Fue gobernador de la Campania donde se veneraba a san Félix, punto de referencia importante en su vida. Oraba en el santuario dedicado al santo percibiendo un íntimo destello, desconocido hasta entonces, que iba empujándole hacia Dios: “A las puertas de aquella iglesia —dirá más tarde— sentí que mi alma se volvía hacia la fe y que una luz nueva abría mi corazón al amor de Cristo”. Pero aún no había resonado con fuerza en él la llamada a una entrega decisiva. Después viajó a Barcelona donde conoció a una cristiana, Teresa, con la que se casó. Ella influyó en su fe, y el año 389 recibió el bautismo de manos del obispo san Delfín.

Hasta ese momento Dios no había ocupado expresamente su corazón; quedaba oscurecido entre otra multitud de intereses. Dos años más tarde, nació el único vástago del matrimonio, Celso, un niño que sobrevivió ocho días. El trágico episodio, lejos de infundir en Paulino la desesperación, lo encaminó a una entrega definitiva a Dios. En su corazón latía la certeza de que ese ser de su carne y de su sangre, que tan raudo había volado al cielo, arrebataría esas gracias que juzgaba convenían a su otrora vida impenitente: “Largo tiempo lo habíamos deseado; pero se apresuró a partir a las moradas celestes. En otro tiempo fui pecador; tal vez esta pequeña gota de mi sangre sea mi luz”.

En la misa de Navidad del año 393 los fieles le aclamaron unánimemente: “¡Paulino, sacerdote!”, pidiendo al obispo de Barcelona que lo ordenase. Y de común acuerdo con su esposa, ambos determinaron llevar una especie de vida monástica que incluía la perfecta continencia. Era una decisión meditada, orada, pero incomprendida y sorprendente para muchas personas. Ante las murmuraciones de rigor el santo respondía con serenidad, dejando claro a quién sometía su conducta: “Mi afán es librarme de mis pecados… Me basta ser aprobado por Cristo”.

Recibió el sacramento del orden el año 394 y vuelto a Italia trabó contacto con san Ambrosio. En este viaje fue acogido con visibles muestras de afecto y gratitud, con excepción de un sector del clero y del mismo pontífice Silicio, quien actuó con él de forma reservada y con cierta desconfianza. Probablemente tuvo en cuenta que fue ordenado sacerdote siendo casado, amén de recaer la elección en el pueblo, hecho inusual que se hallaba fuera de los cánones ordinarios. Su sucesor en el pontificado, san Anastasio, dirigió una carta a los obispos de Campania en la que elogiaba a Paulino. Había quedado conmovido por la virtud de este hijo de patricios que, pudiendo convertirse en una de las grandes figuras del Senado, había dado la espalda a su carrera política para llevar una vida heroica junto a su esposa. Estos fueron los reconocimientos que recibió de antemano por parte de sus santos amigos.

En cierto modo los recelos que había suscitado, de los que no era directo responsable, le confirmaron en su decisión de retirarse a Nola, donde se hallaba la tumba de san Félix, lugar en el que siendo gobernador hizo construir un albergue para los pobres. Allí vivieron austeramente su esposa y él entregados a la oración y la caridad con los pobres. Cultivaban un pequeño trozo de tierra. Él, ceñido con un cilicio de pelos de camello que le obsequió Sulpicio Severo, antiguo condiscípulo suyo y monje en san Martín, se formaba en el estudio de las Sagradas Escrituras. Al hilo de sus meditaciones surgieron escritos, que se conservan, en los que refuta las tesis pelagianas. Son bellísimas cartas en prosa y en verso, fruto de la importante correspondencia que mantuvo con los santos Ambrosio, Jerónimo, Agustín, Sulpicio Severo y Delfín de Burdeos, así como con Alipio.

Parece que al inicio de su llegada a Nola, Paulino contrajo una enfermedad de la que sanó con la mediación de san Félix, en cuyo honor, y como signo de gratitud, erigió una basílica. En la primera década del siglo V falleció Teresa, que había llevado una vida cenobítica en un lugar colindante, mientras el santo convivía con otros compañeros que se unieron a él. Teresa había prestado asistencia a todos en aspectos domésticos, y fue un estímulo para su vida de perfección. Alrededor de esas fechas, en el año 410, Alarico invadió la región. A la muerte de Pablo, los fieles que admiraban la edificante vida que había llevado el matrimonio, emulando a los catalanes mostraron su anhelo de que Paulino fuese el nuevo obispo de Nola, y él lo aceptó. Más tarde, los godos diezmaron a la población y muchos fueron apresados como esclavos. Entre ellos estaba el único hijo de una viuda. Paulino vendió la cruz episcopal para rescatarlo y se ofreció para ser canjeado por el muchacho. Lo trasladaron a África, y allí sirvió como jardinero.

Un día efectuó un vaticinio que afectaba a la integridad física del rey, y al descubrir que era obispo lo liberaron junto al resto de los prisioneros –a demanda suya, tras ser invitado a manifestar qué deseaba en pago por lo que hizo– proporcionándoles un barco cargado de viandas. A punto de morir acogió misericordiosamente a los que se había visto obligado a excluir del seno de la Iglesia por motivos disciplinares. Murió el 22 de junio del año 431. Los prodigios que obró en vida se multiplicaron tras su muerte.