Cáritas | Acción social • 25/06/2020

 

Cáritas diocesana de León: en la pandemia seguimos buscando la dignidad y la autonomía en las respuestas al derecho a la alimentación

 

De la bolsa de comida, al economato y después a las tarjetas monedero con recargas automáticas durante el estado de alarma

 

 

 


 

 

 

 

 

La entrega de alimentos en Cáritas Diocesana de León es una de las actividades que más recorrido tiene, especialmente en las Cáritas Parroquiales. Durante muchos años se ha apoyado a las familias en la cobertura de alimentos a través de la entrega de bolsas, una actividad que ha hecho posible mantener un contacto estrecho con las familias acompañadas.

Con el paso del tiempo se fue iniciando una reflexión sobre la conveniencia de complementar ese sistema con otros métodos que supusieran una evolución los espacios de entrega de ayudas, y se abrió un economato que lleva funcionando ya más de ocho años.

 

La buena aceptación del economato hizo evidente que esta modalidad era mucho más enriquecedora e integradora para las personas que acudían al mismo.

Esta dinámica nos hizo ir avanzando en la idea de normalizar los espacios de entrega de ayuda y potenciar la autonomía y responsabilidad de las personas. Por ello en abril de 2018 se puso en marcha una iniciativa para realizar la entrega de alimentos a través de tarjetas monedero. Cada familia tiene un saldo según el número de miembros de la unidad familiar, que se carga mensualmente, y con esa tarjeta pueden acudir a cualquier tienda o supermercado para adquirir: alimentos, productos de higiene personal y productos de limpieza del hogar.

 

Esta forma de entregar las ayudas ofrece muchas ventajas:

– Las familias adquieren aquellos productos que realmente necesitan y de acuerdo también con sus gustos.
– Pueden complementar los productos que reciben en especie de otras entidades comprando carne, pescado y alimentos frescos, por ejemplo.
– Pueden acudir a las tiendas que están más cerca de sus domicilios, sin hacer desplazamientos innecesarios.
– Realizan las compras en los mismos establecimientos que el resto de personas, de manera que no se sienten diferentes.
– Permite a los voluntarios y voluntarias dedicar más tiempo a acompañar a las personas, ya que no necesitan rellenar bolsas, etc.

 

Durante el estado de alarma este método ha sido realmente útil, ya que se han podido dar las ayudas de alimentos a través de las recargas automáticas sin necesidad de acudir en persona, evitando así los riesgos de contagio, y las familias han seguido comprando con total normalidad.

Para aquellas familias que recibían todavía bolsas desde las Cáritas Parroquiales, ya que muchos voluntarios eran mayores y no podían realizar esta tarea por el riesgo que conllevaba por el virus, se han realizado transferencias bancarias directamente a las familias. Esta opción también ha funcionado muy bien, reforzando esta idea de la autonomía, la normalización de espacios de ayuda y la confianza en las personas a las que acompañamos.