Cáritas | Voluntariado • 28/06/2020

 

El poder del voluntariado joven: el testimonio de Sergi y Elena

 

Estos jóvenes son parte de los 80.995 voluntarios y voluntarias que forman parte de Cáritas Española

 

 

 


 

 

 

 

 

“No hay nada tan poderoso como una persona”, es el mensaje que quiere acercar a todos nosotros la Memoria de Cáritas Española 2019, presentada ayer en Madrid. Un mensaje que asocia a cada individuo con la fuerza y la facultad del hacer, pero que desde Cáritas no tendría ningún sentido si cada año no existiera el fin de lograr que quienes sufren alguna situación de vulnerabilidad o exclusión, puedan disfrutar de una vida mejor.

Hablamos del poder de quien acompaña, pero también del poder que adquiere la persona acompañada, ambos luchando de la mano por defender sus derechos, asegurar el desarrollo de unas necesidades básicas y la participación activa en la sociedad.

Pero no podemos hablar del “PODER DE CADA PERSONA” sin mencionar, acto seguido, el “COMPROMISO DE CADA PERSONA”, porque cada uno de los que formamos parte de Cáritas damos lo mejor de nosotros cada día. Gracias a ello, a día de hoy estamos cerca de más de 1,4 millones de personas que lo necesitan y con un compromiso mutuo, logramos un mundo mejor.

Destacable por encima de cualquiera, es el compromiso generoso de los 80.995 voluntarios y voluntarias que forman parte de Cáritas Española. Sin ninguna duda, su esfuerzo, su apoyo y el tiempo que nos dedican, son piezas clave para el desarrollo de nuestra labor diaria, gracias a o cual podemos mejorar las condiciones de vida de miles de personas. Ellas y ellos han sido protagonistas a lo largo de la historia de Cáritas, durante la crisis sanitaria – aún muy cercana– y no menos durante la recientemente vivida Semana de Caridad… Hoy, nuevamente nuestros voluntarios y voluntarias serán protagonistas de la acción de nuestra entidad a través de las experiencias de Sergi y Elena que compartimos.

 

 

El compromiso de cada voluntario

“Viví la Semana de Caridad de forma extraña debido a la distancia física entre las personas; no podernos abrazar, celebrar sin fiesta…Sentía un clima de lejanía y tristeza, pero en eso encontré la razón por la que hacerme más cercano aún a los otros; porque con distancia de dos metros y mascarillas, hay alguien que sigue necesitando que le ofrezca mi mano.

Esta temporada vivida ha hecho darme cuenta de que no podemos prescindir de las otras personas y todos nos necesitamos para seguir avanzando en la vida. Ahora más que nunca tengo que estar atento de lo que pasa a mi alrededor para ofrecer mi tiempo, mis manos y mis habilidades para lo que haga falta, y a la vez transmitir mi pensamiento para que otras personas también colaboren. Porque hay mucha gente que necesita hablar, alimentarse…sentirse acompañado y querido y todos tenemos cosas para ofrecer.

Soy parte de Cáritas Joven de Girona y para mí, ser voluntario es darse libre y altruistamente, con todo, para acompañar a las otras personas. Es estar muy atento a todo aquel que nos encontremos y que necesita nuestra ayuda para darle nuestra mano y así compartir todo aquello que podamos ofrecerle. Ser voluntario me ofrece la oportunidad de vivir en primera persona los valores humanos tan necesarios en nuestro mundo como la responsabilidad, la solidaridad, la empatía, la generosidad, la justicia…”

Sergi, 26 años, Cáritas Girona.

«Encontré Cáritas y en seguida supe que quería comenzar a ayudar a los demás. Hace unos meses hice el curso de introducción al voluntariado junto a otro grupo de chicas y chicos y fue durante la pandemia cuando comencé a colaborar con Cáritas; no dude ni un segundo en empezar con esta tarea. En este tiempo ha aumentado mucho la demanda de alimentos y ayudas económicas y he aportado mi ayuda atendiendo llamadas de personas necesitadas.

De esta experiencia he aprendido que todos somos iguales y que no debería haber distinciones entre personas. A través de las decenas de veces que levanto el teléfono a lo largo del día, siento que soy parte del compromiso de Cáritas por fomentar la igualdad de oportunidades, sin importar la raza, el sexo o la religión de la persona”.

Elena, 27 años, Cáritas Mallorca.