Cáritas | Análisis y reflexión • 24/08/2020

 

Adicciones, una mirada para comprender

 

Conocemos las realidades ligadas a las adicciones, sus tipologías y las medidas que pone Cáritas a disposición de las personas

 

 

Por Equipo de Inclusión, Cáritas Española


 

 

 

 

 

La adicción a una sustancia es como si irrumpiera en nuestra vida un generador de ansiedad permanente, un dominador que invade y decide en nuestro cuerpo, nuestra mente y en nuestro entorno social y familiar. Lo cataliza todo: es una totalidad. Y aumenta la necesidad conforme aumenta el consumo, a esto llaman los expertos tolerancia: el aumento progresivo de cantidad de sustancia para conseguir los mismos efectos. A diferencia de otras situaciones en las que tener más podría significar poder ir a mejor, en la adicción necesitar más sencillamente significa “para poder permanecer igual”. Este es el infierno de la adicción. El generador comienza a exigir y la existencia se convierte en un automatismo: hay que “buscarse la vida”.

No todas las situaciones, sustancias y consecuencias son iguales, pero incluso en un uso recreativo, la sustancia cataliza el momento, la experiencia comienza. Y la accesibilidad a las sustancias es enorme, incluidas las ilegales, comenzando por el alcohol.

En la Confederación hay comunidades terapéuticas junto a centros de carácter ambulatorio que desde un modelo bio-psico-social fortalecen las condiciones para superar la adicción, así como proyectos de reducción de daño o baja exigencia cuyos objetivos intentan preservar la dignidad y la mejor calidad de vida posible incluso en situación de consumo.

En conversaciones con participantes hay dos expresiones de lo que han vivido que ayudan a comprender la adicción: ruina y tocar fondo. “Ruina” define la destrucción del andamiaje de la vida: la autonomía, la confianza, la autoestima, la esperanza, la familia, las amistades, el trabajo… Es una metáfora de un edificio sólido que deja de serlo. “Tocar fondo” hace referencia a un camino que hay que recorrer tortuoso, con falsas expectativas, autoengaño, recaídas… Solo llegando al final de este camino, al fondo, se puede comenzar el camino liberador de vuelta. Es como llegar a un punto de saturación que te sitúa ante la realidad esencial, el vacío, la posibilidad de un nuevo simbolismo. Un participante que finalizaba el proceso de rehabilitación, incluidas varias recaídas,  contaba su experiencia de renovación, llegar al final para partir de cero y así poder mirarse y mirar la realidad con un nuevo equipaje, un camino a iniciar. El tratamiento terapéutico será el encargado de allanar el camino.

 

Adicciones, más allá de una sustancia

No obstante, la interacción de una sustancia con lo que somos acaba definiendo una realidad muy compleja que va más allá de procedencias sociales, niveles culturales o profesionales. El rasgo común es que cuando domina la sustancia desaparece la persona. Si a la adicción unimos situaciones de vulnerabilidad y exclusión social, las razones poderosas que podrían entrar en juego para superar la adicción son menores: la exclusión corroe la capacidad, la esperanza y el futuro.

Hay dos realidades ligadas a las adicciones a tener en cuenta que no responden al estereotipo de persona adicta a sustancias fundamentalmente ilegales o a alcohol. Existe un consumo de medicamentos asumido socialmente verdaderamente preocupante.  En 2008 se habló de “medicalización de la crisis” por la alta prescripción de ansiolíticos para abordar trastornos provocados por situaciones insostenibles, desempleo, pobreza… Son situaciones resultado de una crisis no cerrada que ha consolidado una franja de vulnerabilidad y exclusión social para la que la solución no es farmacológica. Hoy, hay que estar al tanto para que los efectos sociales y económicos de la pandemia no queden en manos de medicamentos.

Finalmente, en los últimos años se está extendiendo un uso abusivo de dispositivos tecnológicos, son las “adicciones sin sustancia o comportamentales”, que en menores están generando una gran preocupación en la sociedad y nuestros proyectos. Son comportamientos integrados que pueden derivar en adicciones: conexión permanentemente, redes sociales, videojuegos… Es una realidad especialmente compleja en estos momentos de aislamiento social en los que los dispositivos tecnológicos están siendo de gran utilidad lo que dificulta la frontera entre uso y abuso, normalidad y dependencia. Según la OMS, una de cada cuatro personas sufre trastornos de la conducta relacionados con las adicciones sin sustancia. Desde el programa de Infancia, Juventud y Familia de Cáritas Española se ha iniciado una investigación sobre el “Impacto de las adicciones comportamentales en el absentismo y fracaso escolar de los adolescentes y la juventud en situación de vulnerabilidad y exclusión social”. Es una investigación en profundidad con implicación de las Cáritas Diocesanas a nivel nacional con adolescentes y jóvenes entre 12 y 17 años de edad.