Cáritas | 29/10/2020

 

Proteger del virus y la soledad a las personas sin hogar

 

Entrevista a Sara Flores, directora del Centro Hermano, de Cáritas Mérida-Badajoz

 

 

 


 

 

 

 

 

Cuando comenzó la pandemia, Cáritas Mérida-Badajoz amplió las plazas para personas sin hogar.  ¿Tienen intención de aumentarlas de cara a al invierno y al estado de alarma?

En el estado de alarma de primavera hubo una demanda mayor de alojamiento para personas que se encontraban en riesgo de exclusión social o en exclusión social severa, fundamentalmente en Badajoz y Mérida. Hasta ese momento, nuestra Diocesana contaba con dos centros residenciales de acompañamiento integral de 28 plazas cada uno y cuatro viviendas, lo que hacía un total de 72 plazas.

Durante el confinamiento, alojar de urgencia a las personas en situación de sin hogar fue primordial. Por eso, se creó un nuevo recurso de 50 plazas por el que pasaron 88 personas. En mayo, con la desescalada, se cerró este recurso de “urgencias” y se abrió otro más ajustado a las plazas necesarias, dotándolo de personal e infraestructura para todo el tiempo que dure la crisis por la COVID-19.

Actualmente contamos con 75 plazas, pero la intención de Cáritas Diocesana y de la Administración es ampliar las plazas para ir dando una respuesta ajustada a la situación actual de toque de queda y en previsión de la campaña de invierno.

 

¿Cómo responden los usuarios a las medidas higiénicas y de distanciamiento social?

Los participantes han respondido bastante bien. Están concienciados y con miedo ante la situación que estamos viviendo. Se muestran colaboradores con las medidas, que no son otras que las que nos vienen dadas por Salud Pública, además de las específicas de cada recurso: adaptación de las estancias a un aforo determinado, uso de mascarillas, limpieza y desinfección de sitios comunes de manera constante, higiene y aseo personal, etc.

Desde Salud Pública se nos facilita la realización de la prueba PCR a todas aquellas personas que ingresan en el centro, que tienen síntomas, que forman parte de un contacto estrecho… Los diagnósticos nos los mandan rápido, algo fundamental para la detección de nuevos casos de contagio.

 

¿Cuál es el perfil de las personas participantes? ¿Cómo han sobrellevado el confinamiento?

Las personas que hacen uso del recurso vienen con diferentes circunstancias: problemas de conductas adictivas (alcoholismo, toxicomanía, ludopatía), enfermedad mental (en muchas ocasiones sin diagnosticar), patología dual, privación de libertad, ruptura y desestructuración familiar, inmigración, enfermedad física, desempleo, violencia de género y filio parental… La mayoría de las personas conviven con más de una de estas dificultades.

Quiero señalar que hay muchas personas que vivían en la calle y nunca habían hecho uso de nuestros recursos, que están con nosotros desde marzo. Esto es un cauce para que introduzcan cambios en sus vidas.

El confinamiento, en general, lo llevaron bien; era una situación nueva y nos encontrábamos con emociones de todo tipo. ¡Lo normal! Muchas actividades tuvieron que ser suspendidas.

En el nuevo centro de emergencia que se puso en marcha durante el estado de alarma-confinamiento fue fundamental la atención sanitaria: médicos de Atención Primaria y enfermeras colaboraron estrechamente con el personal técnico. Los participantes agradecían mucho el sentirse protegidos, resguardados, apoyados por un equipo educativo, médico…, y sobre todo, el no estar solos.

 

¿Los usuarios permanecen más tiempo en el centro por miedo al virus?

El miedo al virus existe, y agradecen no tener que buscarse “la vida” para dormir, para ir al médico, para poder comer, empadronarse, hacer gestiones, obtener el DNI, etc. De todas formas, tenemos que ser conscientes de que la realidad de muchas de estas personas se ve mermada por sus circunstancias psíquicas o de dependencia a sustancias.

Por prevención, no tenemos un tiempo de estancia determinado para las personas que se encuentran en los centros. De esta manera evitamos la rotación entre centros y con ello las posibilidades de contagio. Nosotros vemos esto como una oportunidad para conocernos, crear vínculos, motivar para el cambio, etc.

En este punto es importante recordar que, desde el comienzo de la pandemia, nuestro mayor esfuerzo ha sido avanzar hacia soluciones permanentes para que las personas sin hogar no volvieran a la situación anterior. No hay que olvidar que nuestro objetivo fundamental es la promoción y desarrollo de las personas.