De Libros

 

Una defensa “atea” de la naturaleza religiosa de las personas

 

El médico y antropólogo Melvin Konner, que se considera agnóstico, analiza el giro fundamentalista que ha tomado el ateísmo que busca excluir todas las formas de creencia

 

 

02/11/20 | José Francisco Serrano Oceja


 

 

 

 

 

Durante mucho tiempo fueron los padres de la sospecha. Ahora son Dawkins, Dennett, Harris y Weinberg los paladines del ateísmo. Y no han sido, y son, pocos los esfuerzos de filósofos y científicos en desenmascarar los argumentos del citado cuarteto.

Pues bien, Melvin Konner, médico, biólogo y antropólogo, profesor de la Universidad de Emory, que fue educado en la religión judía y ahora se confiesa agnóstico, afirma ya en las primeras páginas de este interesante libro:

“Comparto muchas de sus críticas a la religión, pero me disgustan –y yo no soy creyente- sus ataques contra la fe de otras personas. No creo que la fe vaya a desvanecerse, ni creo tampoco que pueda hacerlo”. Cuando algunos autores plantean que “el mundo necesita despertar de su larga pesadilla de creencias religiosas”, nuestro autor se pregunta, “y antes y después de la religión, ¿qué?”.

 

El giro fundamentalista del ateísmo

Confiesa nuestro autor que el ateísmo ha tomado un giro fundamentalista que busca excluir todas las demás formas de creencia. Plantea que este libro es una defensa científica de la religión, una defensa “atea” de la naturaleza humana.

Porque la clave de este libro es hacer, entre otros fines, una revisión de las más actuales investigaciones que relacionan neurociencia y psicología y religión para demostrar que si la naturaleza humana es el sustrato de la dimensión religiosa, de la creencia, no se puede deducir que la creencia sea fruto, creación, de esa dimensión insita de la naturaleza humana.

La inclinación religiosa, por tanto, está arraigada en la naturaleza humana: evolucionada, desarrollada y parcialmente codificada en genes que construyen circuitos cerebrales. Lo que le importa también de las religiones es lo que han descubierto sobre la naturaleza humana y lo que han intentando darle, expresión y significado.

 

La gran mayoría de la población es religiosa

Fijémonos en uno de los últimos párrafos del libro: “La gran mayoría de la población mundial es religiosa y tiene más hijos que los no creyentes. Hay evidencias de que las personas religiosas son más felices, más altruistas, más cooperativas (al menos con sus correligionarios) y más saludables que las personas sin fe. (…) Los adelantos y mejoras en la salud favorecen el descenso de la religiosidad, pero este va acompañado de la reducción del tamaño de la familia”.

Una de las preocupaciones de este autor es que en todas las grandes religiones, los fieles tienen más hijos. La evolución genética favorece la fe. La evolución cultural de la no creencia tendrá que habérselas con la capacidad de reproducción intrínseca de los creyentes, que agregan sus tendencias a la evolución cultural.

 

Por qué las creencias son parte de la naturaleza humana

Este libro, subtitulado “Por qué las creencias son parte de la naturaleza humana”, trae una buena síntesis de la fenomenología de las religiones, de la filosofía de las religiones, de la antropología religiosa con las últimas investigaciones de neurociencia y psicología social sobre la religión. Interesante, por ejemplo, el análisis de la superación de Freud por Jüng. Añade además algunos capítulos curiosos –por definirlos así- como el dedicado a las drogas y las religiones, o a la evolución y la religión.

Pero vayamos a algunas de las conclusiones finales, después del ingente número de estudios recientes citados. Sería algo así como que:

- Las inclinaciones y aptitudes religiosas se integraron en el cerebro humano –aunque no universal o uniformemente entre los individuos- por unas vías y mediante una química cada vez más conocida.

- Las inclinaciones y aptitudes religiosas se desarrollan durante la infancia, nuevamente no de manera uniforme, en parte como resultado de los genes y de un plan maduracional.

- La religión coevolucionó con el comportamiento ético, pero ni aquella explica esta ni este aquella.

- Para la mayoría de las personas, las funciones de la religión no pueden ser reemplazadas por la ciencia e incluso para muchas, tampoco por el conjunto de la ciencia, el arte, la ética y la comunidad.

Un libro sorprendente y novedoso que aborda muchos temas polémicos, pero que no hay que perder de vista.

 

 

 

 

 

Melvin Konner,
La especie espiritual.
Almuzara