Sociedad y Familia

 

Los promotores de la gestación por sustitución buscan recortar el aborto

 

Los aspirantes a subrogantes pueden verse disuadidos de embarcarse en una gestación por sustitución sabiendo que corren el riesgo de que la gestante aborte

 

 

05 noviembre, 2020 | ForumLibertas.com


 

 

 

 

 

El Gobierno de coalición entre PSOE y Podemos ha planteado, a través de su ministra de Igualdad, Irene Montero, la derogación de la Ley del Aborto de 2015 con el objetivo de que las menores también puedan abortar sin restricciones. ¿Qué relación existe entre ese paso y los efectos que pueda tener en la gestación por sustitución?

Lo podemos entender leyendo al notario de Tarancón (Cuenca) Luis F. Muñoz de Dios Sáez, que en su artículo ‘La gestación subrogada: amenaza para el aborto de 2010‘ desgrana cómo esa reforma del aborto considerará la gestación por sustitución (GpS) -mejor conocidos como vientres de alquiler– como explotación reproductiva y un tipo de violencia sobre la mujer. Relaciona, pues, Irene Montero aborto y gestación por sustitución, como denotando que ésta es enemiga de aquél.

Beatriz Gimeno, diputada de Podemos en la Asamblea de Madrid, en el blog de “El Público”, abortista nada convencida de la bondad de la gestación por sustitución, apunta en este mismo sentido que regular la GpS “sin tener en cuenta su vinculación con el derecho al aborto, puede significar dejar entrar un caballo de Troya en este derecho”, a su juicio, “tan fundamental para las mujeres”.

“Ambas políticas olvidan -explica el artículo- que el aborto o, si se prefiere, el abortismo suministra a los partidarios de la gestación por sustitución una considerable coartada teórica para defender la gestación para otros: la prensa se ha hecho eco de que unas cuantas mujeres apoyan a los miembros -generalmente hombres- de la asociación “son nuestros hijos” -promotora de la GpS-, frente a las feministas de la asociación “no somos vasijas” -integrada por mujeres contrarias a la GpS-, reivindicando las primeras, en línea con el axioma “nosotras parimos, nosotras decidimos”, que, “si podemos abortar, podemos gestar para otros””.

Y es que un aborto extremo en apariencia, legitima una GpS extrema.

El razonamiento parece impecablemente lógico: “quien puede lo más -terminar con la vida del feto-, puede lo menos -dárselo a un tercero-; si no fuera porque la premisa resulta falsa: nadie debería poder abortar, sin perjuicio de la exclusión de la responsabilidad penal en determinados supuestos: los de violación, riesgo para la vida de la gestante o riesgo grave para la salud física de la gestante”, explica Muñoz de Dios.

El silogismo no funciona a la inversa, según el notario: no cabe sostener que, si una mujer puede gestar para otro, también ha de poder abortar, porque moralmente no se pueden equiparar la generación de una vida humana –aunque se realice por un medio discutible y discutido- con la eliminación adrede de una vida humana en ciernes.

Por ello, en la práctica, el aborto no favorece precisamente a la GpS sino que se muestra como su enemigo. Los aspirantes a subrogantes pueden verse disuadidos de embarcarse en una gestación por sustitución sabiendo que corren el riesgo de que la gestante aborte.