Tribunas

La otra memoria histórica: mártires y periodistas

 

 

José Francisco Serrano Oceja

 

 

 

 

 

Las Causas de los mártires de la persecución religiosa del siglo XX en Madrid han cogido una velocidad de crucero. Y no es para menos. Es un lujo tener un obispo de la categoría intelectual de monseñor Juan Antonio Martínez Camino dedicado a este menester. No sé si a tiempo parcial, media jornada o jornada completa.

El próximo 12 de diciembre, en la catedral de La Almudena, se procederá a la sesión de apertura de las Causas por declaración de martirio de: Timoteo Rojo Orcajo y 60 compañeros, sacerdotes diocesanos; Rufino Blasco y Sánchez y 70 compañeros, lacios; e isidro Almazán Francisco y 7 compañeros, lacios.

Madrid tiene en la fase romana tres Causas de mártires del siglo XX: desde 1992, la de Esteban Guerrero Martín, laico; desde 2014, la de Ignacio Aláez Vaquero y 10 compañeros seminaristas y familiares; y desde 2018, la de Cipriano Martínez Gil y 55 compañeros sacerdotes y familiares.

Las seis causas suman un total de 208 siervos de Dios, de los cuales 111 son sacerdotes, 9 seminaristas y 88 laicos. No olvidemos los datos. En 1936 los sacerdotes diocesanos de Madrid eran 1.118. En concreto, y según las últimas investigaciones publicadas, murieron en Madrid víctimas de la persecución religiosa de los años treinta 408 sacerdotes y 17 seminaristas diocesanos. De ellos, 342 sacerdotes y 11 seminaristas tenían oficio en Madrid. Los 72 restantes eran de otras diócesis, pero se encontraban circunstancialmente en la capital de España. Se asesinó a 1 de cada 3 sacerdotes.

Quizá los datos de Madrid no llamen la atención si tenemos en cuenta las cifras de España, que son más conocidas: 12 obispos, 4.200 sacerdotes y seminaristas y cerca de 3.000 religiosos y religiosas, junto con decenas de miles de laicos. Son ya cerca de 2.000 los que han sido elevados a los altares.

Pero en estas Causas de ahora me voy a fijar en algunas curiosidades. Por ejemplo, los mártires de la Asociación Católica de Propagandistas, que tienen como primer nombre a Marcelino Oreja Elósegui, el padre de Marcelino Oreja, ministro destacado de la Transición política. Me imagino la escena de la ceremonia de la Beatificación de estos mártires, en la Plaza de la Armería, entre la Catedral y el Palacio Real. Testimonio público de memoria histórica, por cierto. Nada de encerrarse en los templos.

Pero en estas causas van también tres periodistas: Julián Blanco Pérez del Camino, del ABC, por cierto hijo del siervo de Dios Rufino Blanco Sánchez; Antonio Bermúdez Cañete, de El Debate; y Alejandro del Amo y Castro, de SIGNO. ¿Se imaginan que el diario ABC, el único que sobrevive de los tres medios en los que trabajaban, tenga su santo mártir en este momento? Un lujo.

 

José Francisco Serrano Oceja