De Libros

 

La política de Cristo contra Mao

 

El profesor de cristianismo Lian XI en ‘Cartas de sangre’ relata la historia de la periodista y disidente Lin Zhao, mártir cristiana de la China de Mao

 

 

José Francisco Serrano Oceja | 07/12/20


 

 

 

 

 

El 31 de mayo de 1965, la periodista y poeta disidente Lin Zhao, cristiana, treinta y tres años de edad, se sentaba en el banquillo de los acusados en la Corte Popular en Shanghái. Se le acusaba de ser contrarrevolucionaria, haber publicado un periódico clandestino “Una chispa de fuego”, que denunciaba el Gran Salto Adelante de Mao, que entre 1951-1961 causó, también por hambre, la muerte de 36 millones de personas.

Su sentencia final fue de pena de muerte al negarse a ser sometida al “proceso de reforma de pensamiento”. Es cierto que su rebeldía permanente, hasta el último momento, era entendida como un actitud sacrílega ante Mao y su Revolución. El 29 de abril de 1968 fue fusilada por órdenes del Comité de Control Militar de Shanghái. Tenía treinta y seis años.

 

Libertad frente al comunismo

Lin Zhao escribió páginas memorables. En los últimos tiempos lo hizo con su sangre, la única tinta que tenía en la prisión. “Defiendo a cara cubierta la libertad frente al comunismo y frente a la tiranía”, siguiendo “el camino del servicio a Dios, en la línea política de Cristo”.”Lucho por mi derecho a vivir una vida plena, íntegra, recta, por mi derecho a la vida”, “cuando el César demanda que le entreguemos lo que es de Dios, ¡se trata de un sacrificio que no estamos dispuestos a hacer!”. Estas fueron algunas de las frases que esta joven redactó a lo largo de los años.

Ernst Troeltsch, a quien Bonhoeffer leyó de estudiante, habló del cristianismo y de su efecto “desintegrador” de “cualquier forma de autoridad exclusivamente terrenal” debido a sus principios revolucionarios.

 

Mártir de la China de Mao

Por tanto, la “Historia jamás contada de Lin Zhao, mártir de la China de Mao”, como reza el subtítulo del libro, es un apasionante propuesta de deslegitimación de un modelo de gobierno dictatorial, el de la China de Mao, del Gran Salto Adelante y también de la Revolución Cultural.

Una de las virtudes de este libro es que ayuda a contextualizar no solo la historia contemporánea de China sino su cultura, tan desconocida para la mentalidad media occidental. Sorprende, por ejemplo, la presencia del suicidio, es decir, la perspectiva de una comprensión cultural del valor de la vida muy alejada del común. La tentación del suicido, presente en la familia y en la vida de Zhao, con el caso, por ejemplo, de su padre, que fue magistrado en la época anterior al comunismo, vivió el desprecio y la persecución posterior, y que terminó suicidándose.

Lin Zhao fue una joven entusiasta, educada en un elitista colegio metodista de chicas, Laura Haygood Memorial School, en dónde se convirtió la cristianismo, que después se sintió fascinada por la ideología igualitaria comunista, entró en la escuela Vocacional de Periodismo de Jiangsu Sur, trabajó en la reforma agraria como activista del régimen, ejerció el periodismo como reportera en el Noticiero Popular de Changzhoy, estudió en la Universidad de Pekín y vivió en sus carnes las contradicciones del sistema que le llevaron a enarbolar la bandera de la libertad, que al fin y al cabo, fue la bandera de la defensa de la dignidad de la persona.

 

Su vida en la cárcel

Esta detallada historia de esta mártir cristiana de la libertad tiene páginas memorables y, al mismo tiempo estremecedoras. Por ejemplo, las referidas a su vida en la cárcel de Tilanqiao, “la cárcel, el campo de batalla de la resistencia”. En una carta larga que escribió, con su sangre, dirigida al Diario del Pueblo, decía: “Como cristiana, mi vida pertenece a Dios. (…) Caballeros, los que esclavizan a otros no pueden ser libres. ¡Qué verdad tan despiadada y certera en vuestro caso!”.

Esta biografía, escrita por Lian Xi, profesor de Cristianismo en la Duke University en Durham, puede ser un buen aldabonazo para darnos cuenta de la consecuencias últimas de determinados regímenes construidos sobre ideologías ateas, totalitarias.

 

 

 

 

 

 

 

Lian XI,
Cartas de sangre.
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