Cáritas | Cooperación internacional • 10/12/2020

 

Derechos humanos en contextos de conflicto

 

Cáritas alerta sobre las graves vulneraciones de derechos que se producen en los conflictos abiertos en el mundo

 

 

Por Área de Cooperación Internacional de Cáritas Española


 

 

 

 

 

Según el derecho internacional, los Estados deben garantizar el ejercicio de los derechos humanos de sus gobernados en todo momento, con independencia de la coyuntura económica, social y política, incluyendo las situaciones de conflicto armado. No debemos obviar que en tiempos de conflicto se producen muchas más vulneraciones de derechos que en tiempos de paz.

Sin embargo, los Estados tienden a no garantizar en esta situación los derechos y libertades de la población civil, e incluso a convertirse, junto con otros contendientes, en agentes de estas vulneraciones.

Cáritas mantiene su misión de reclamar a los Estados que cumplan con sus obligaciones jurídicas de defensa, garantía y protección de los derechos durante los conflictos armados, mientas contribuye a aliviar el sufrimiento de las víctimas, permitiéndoles, en la medida de lo posible, el ejercicio de sus derechos en razón de su extrema vulnerabilidad.

 

 

Vulneraciones de derechos durante los conflictos. Algunos ejemplos:

 

República Democrática del Congo

Las personas que habitan en el este de la República Democrática del Congo ven vulnerados sus derechos a la vida, la integridad física, la propiedad, la libertad sexual, la libre circulación, etc., debido al conflicto de larga duración que afecta a la zona. Tanto el Estado como los grupos armados abusan de la población a través de extorsiones, trabajos forzados, violencia física, psicológica y sexual, detenciones ilegales, torturas…

Cáritas acompaña a las comunidades más castigadas por el conflicto en la creación de comités locales de derechos formados por voluntarios. En los últimos seis meses, estos comités han desarrollado estrategias de autoprotección para la población y han conseguido liberar a 121 personas víctimas de detención ilegal, liberar a 106 personas de trabajos forzados en las zonas mineras, parar las torturas ilegales de 41 personas, evitar el matrimonio de 11 niñas y acompañar a 120 víctimas de tortura y tratamientos inhumanos, mediante asistencia psicosocial y médica.

 

Colombia

En conflictos enquistados como el colombiano, las cifras oficiales registran un histórico de 8,6 millones de víctimas por desplazamiento forzado. La violencia armada se traduce en amenazas, intimidaciones, homicidios, desapariciones forzadas y otras violencias a población civil especialmente señalada, como defensores y defensoras de derechos que ven severamente afectados sus derechos a la vida y a la integridad física y mental.

En los últimos seis meses, Cáritas ha prestado atención psicosocial a 350 personas desplazadas, ha desarrollado estrategias de prevención del reclutamiento con 150 niños, niñas y adolescentes y protegido a 40 líderes y lideresas que habían recibido amenazas. Gracias a la presión de la sociedad civil nacional e internacional y de la Iglesia, ha habido avances en el reconocimiento de derechos de las víctimas. Sin embargo, la persistencia de las causas estructurales del conflicto dificulta la reclamación de estos derechos por las víctimas. En el último medio año, Cáritas ha asesorado sobre el acceso a derechos a 239 víctimas de la violencia.

 

Siria

La situación en Siria, con hostilidades que persisten en áreas localizadas, sostiene aún hoy la mayor crisis de refugiados del mundo: no solo se prolongan los desplazamientos existentes, sino que se producen nuevos desplazamientos, menoscabando aún más si cabe la ya escasa capacidad de recuperación de las comunidades.

Los países vecinos acogen generosamente a esta población, pero se ven desbordados. Por eso, millones de desplazados encuentran dificultades para acceder a servicios básicos como refugio, sanidad y educación, truncando sus posibilidades de acceder a oportunidades y medios de vida.

Cáritas interviene especialmente con mujeres que han sido víctimas directas de violencia y esclavitud sexual, desde la recuperación de su dignidad y valía, superando así, patrones culturales y fortaleciendo su autonomía. Destaca la atención a la salud mental de las mujeres yazidis, victimas del ISIS, que, para adaptarse a sus necesidades específicas, se realiza de manera discreta y cercana. Ellas, sin duda, son la esperanza de un horizonte donde prevalezcan los derechos humanos y la paz.

 

La pandemia y el retroceso en derechos humanos

En la actual coyuntura de pandemia mundial, esta es frecuentemente asimilada a una guerra (últimamente leemos y oímos expresiones como lucha, enemigo, etc.), lo que ha propiciado, en aras de una supuesta “victoria”, vulneraciones inadmisibles de derechos y retrocesos flagrantes de la solidaridad internacional para con la población en situación de conflicto.

Esta supuesta “guerra” ha sacado del foco y recrudecido las guerras de verdad. Para no dejar a nadie atrás, los Estados deben poner los derechos de todos nuevamente en el centro, mediante un abordaje global, cooperativo e inclusivo, focalizado en los colectivos más vulnerables, incluyendo particularmente a la población en situación de conflicto bélico.