De Libros

 

La respuesta de Dios al mal, no tiene desperdicio

 

La teóloga protestante Marion Muller-Colard, en ‘El otro Dios’, aglutina las experiencias más duras que ha tenido con la enfermedad y el dolor

 

 

José Francisco Serrano Oceja | 01/02/21


 

 

 

 

 

Mi admirado don José Carlos Martín de la Hoz, uno de los historiadores, entre otros muchos menesteres, más interesantes del presente, me puso en la pista de este libro. De hecho él ha escrito para su blog de lector compulsivo que “la última obra de la escritora francesa Marion Muller-Colard ha vuelto a acertar tanto por el tema escogido, como por el modo profundo y sencillo de abordarlo, así como por los textos de la Sagrada Escritura escogidos y la apoyatura del sentido teológico de la revelación y del encuentro”.

¿Por qué traigo a colación esta novedad? La humanidad, todos nosotros, de una forma o de otra, atravesamos un período en el que la enfermedad, el sufrimiento, la muerte ha interrumpido en nuestra vida o en la vida de personas cercanas. Es evidente la proliferación de libros de corte sociológico, económico, político, histórico. Pero no he encontrado muchas propuestas que vayan a la raíz teológica, espiritual del mundo vida en el que estamos inmersos, que reflexionen sobre el mal, la impotencia, el límite, el sufrimiento. Ésta es una muy singular. Tengo que confesar que cuando leía este libro, un buen amigo se debatía entre la vida y la muerte a causa del Covid. Fue por tanto una lectura paralela de la realidad que resultó fructífera.

 

Teóloga protestante

Hay que aclarar que esta autora es una teóloga protestante dedicada a la pastoral de la salud. Y, sobre todo, madre de familia. Será la experiencia de la enfermedad crónica de su hijo la que, entre otras razones, motive esta paráfrasis del libro de Job. “Largos meses de respiración artificial, de pronóstico vital poco halagüeño, de incertidumbre, de gran bochorno médico, de operaciones, de morfina, de limbos, de estupor” escribe. Nuestra autora también se refiere a sus raíces familiares. Hija de unos padres prototípicos del mayo del 68, con una abuela que mantenía encendida la llama de la fe.

Al fin y al cabo lo que hace nuestra autora es aglutinar las experiencias más duras que ha tenido con la enfermedad, con el dolor, con el sufrimiento, con la muerte, en su vida y en la vida de aquellos a los que ha acompañado en esos momentos, para invitar al lector a descubrir una forma de relacionarse con Dios no desde las cláusulas de la justicia retributiva sino desde la gracia.

 

“La queja, la amenaza y la gracia”

El libro se subtitula “La queja, la amenaza y la gracia”. Un proceso, un tránsito, un camino común de quien, vitalmente, se enfrenta con el mal. Y, en concreto, el problema del mal último, el sufrimiento de los niños, de los inocentes.

Son muchas las páginas cargadas de profunda lucha interior, descrita con una belleza irreproducible. En este sentido hay que agradecer la buena traducción del francés.

“Es una lástima, pero no existe ninguna formación universitaria que nos prepare para la impotencia”. Así comienza este diario de un alma en búsqueda del sentido del mal. Esta acta de las preguntas, de las respuestas, de las quejas y de la Queja. Quizá porque la impotencia no tolera ninguna fórmula. “Hay que respetar, dice nuestra autora, el período de espasmos que necesita el alma para vaciar su bilis”, leemos.

Verdades, eso es de lo que habla este libro, de las verdades de la vida. “El sufrimiento físico tiene el poder diabólico de arrinconarnos hasta un punto inaccesible”. O esa otra que dice que “la Modernidad ofrece una escala de religiosidad asombrosa. La humanidad todavía no ha encontrado nada que la ayude a soportar la Amenaza y evitar así caer en las fauces de la Queja”.

 

La luz de Dios

Y, al final, como en el libro de Job, aparece la luz de Dios que ilumina la lucha por la vida. Esa luminosidad de las razones que parecían no convencer, que están cargadas miradas, de gestos, de caricias divinas, de Cristo Jesús. Como dice la autora, “se nos da mejor consolidar nuestras desgracias que consolarnos de ellas”. El libro de Job, del que es paráfrasis este testimonio, acaba de ser reescrito. “Me curé de la queja creyendo a pies juntillas la frase del Creador: “Esto es justo y bueno”.

Yo sé a quién le voy a regalar este libro.

 

 

 

 

 

 

Marion Muller-Colard,
El otro Dios.
Fragmenta Editorial