Tribunas

El obispo y el converso

 

 

José Francisco Serrano Oceja

 

 

 

 

 

Confieso que aquí me han pillado en fuera de juego. Se me había pasado. Bueno, tampoco es que yo sea uno de los que frecuentan los predios del obispo de San Sebastián, monseñor José Ignacio Munilla. Un obispo ahora volcado en los medios, con una televisión diocesana que emite en abierto y él con gancho divulgativo evidente. Y también con estructura y red, que no es poco.

Hace un par de días, hablando con el bueno de Alfonso Simón, me comentó de la existencia de un vídeo en Youtube, un vídeo con un obispo y un converso. Se trata de Mikel Azurmendi, de quien ya he escrito en otras ocasiones, a quien  monseñor Munilla le hace una curiosa y sabrosa introducción. Por cierto que Munilla, de testigo y confesor en los medios, también suele ser mártir de determinados medios.

El vídeo, que está en Youtube con el título “Mikel Azurmendi, testimonio de una conversión”, colgado el 30 de diciembre de 2020, comienza con  la lectura de una perícopa de Mateo por parte del obispo.

Inmediatamente, y esta es una de las sorpresas de esta grabación, monseñor Munilla hace la siguiente reflexión, de la que dejo constancia por su valor histórico, refiriéndose a la vida de Mikel Azurmendi y a su paso por ETA.

“En esta ocasión, esa luz y ese testimonio de conversión que vamos a compartir con todos vosotros pues hace luz en un terreno, en un territorio, que ha tenido luz en muchas oscuridades. Me refiero a la historia convulsa de enfrentamientos, odio, violencia del País Vasco. Sí. Vamos a compartir con vosotros el testimonio de una persona, Mikel Azurmendi, pues que en su historia fue miembro de ETA y luego fue víctima de ETA. Una historia que todavía está pendiendo sobre todos nosotros, sobre este pueblo vasco. Algunos dirán que hemos pasado página de esa historia. Bien. Hemos pasado página, pero no es cierto del todo. Esa herida está mal cerrada. Está mal cerrada, porque la reconciliación no se ha producido verdaderamente. No ha habido los arrepentimientos que tenía que haber habido, no ha habido la humildad que debiera de haber existido para pedir perdón. Difícil la reconciliación. Difícil la humildad sin la conversión. Precisamente lo que en este testimonio queremos decir es que desde la conversión a Jesucristo, y solo desde la conversión a Jesucristo, esa reconciliación es posible. Jesucristo es el gran reconciliador. Solamente Jesucristo es capaz de sacarnos de ese laberinto vasco. Y es que nosotros, el pueblo vasco, ha sido un pueblo profundamente religioso. Hay un adagio que dice: fededum, euskaldum.  Ser creyente y ser vasco ha sido una sola cosa. Así ha sido en nuestra historia. Y para entender la crisis de lo acontecido en el País Vasco hay que entender que cuando nuestra fe pasó de ser existencial para ser meramente estética y formal, en el fondo cuando nos secularizamos, cuando nuestro corazón, el centro de gravedad de nuestro corazón, dejó de estar en Dios, inmediatamente lo ocuparon las ideologías y las idolatrías. Y es que, en el fondo, en el fondo, cuando dejamos de ser creyentes, inmediatamente pasamos a ser idólatras. Y las ideologías políticas forman parte importante de esa idolatría. Bueno, pues queremos compartir su testimonio. Le agradecemos mucho que este hijo de San Sebastián, donostiarra del barrio del Antiguo, que actualmente vive en Igueldo, nacido en el año 1942, antropólogo, escritor, traductor, profesor universitario, doctor en Filosofía, pues un día, escuchando la radio, escuchó una voz. Una voz que le pareció especialmente significativa…”

Quede aquí lo dicho por monseñor Munilla para la historia, también para la presente. Y, ah, merece la pena ver el vídeo.

 

José Francisco Serrano Oceja