De Libros

 

Desmontando los mitos anticristianos de la ideología científica

 

El periodista y economista Richard Bastien ofrece en este libro una aportación sobre lo que el cristianismo ha contribuido a la ciencia

 

 

José Francisco Serrano Oceja | 03/05/21


 

 

 

 

 

Está claro. La cultura posmoderna que caracteriza nuestra época no admite otra razón que la científica, con lo que eso supone de negar la razón metafísica y el fundamento de la moral objetiva. Otro de los dogmas de nuestro tiempo, y ay de quien se oponga a ellos, es la incompatibilidad entre ciencia y fe cristiana, entre razón científica y razón creyente. Para este postulado la moral es un subproducto de la evolución o un conjunto de convenciones sociales que deben cambiar al compás de los supuestos tiempos marcados por las etapas de los desarrollos tecnocientíficos.

Y no son pocos los científicos que defienden la incompatibilidad entre ciencia y religión, una incompatibilidad producto de la ideología subyacente a su comprensión de la ciencia y, también, de la religión. El colmo está en quienes defienden que los ateos deben ser considerados los inteligentes y los creyentes una especie de limitados intelectualmente u obscurantistas de libro. Por ejemplo, el filósofo Daniel Denett publicó en New York Times un artículo en el que proponía con la mayor seriedad del mundo que los laicistas adoptasen la etiqueta de inteligentes, brights, para distinguirse de los creyentes.

 

Libro clave para los profesionales de la enseñanza

Por eso este libro me parece especialmente oportuno y sugerente. Tengo que confesar que de Richard Bastien, periodista y economista, fundador de la revista Égards, se me había pasado leer su anterior “Cinco defensores de la fe y de la razón”.

Estamos ante un libro clave, por ejemplo, para quienes se dedican al mundo de la enseñanza. Y no solo de las ciencias, también de la historia y de la filosofía. Son estas tres perspectivas las que dan forma a esta propuesta, actualizada, de deslegitimación de los dogmas materialistas, deterministas, naturalistas, evolucionistas y utilitaristas.

Además de demoler el mito de la incompatibilidad esta obra ofrece una notable aportación sobre lo que el cristianismo ha contribuido al desarrollo de la ciencia, en particular en el período medieval. El capítulo dedicado a esta cuestión es una magnífica síntesis de la bibliografía anglosajona al respecto. Bien traído incluso el pensamiento al respecto de Alfred North Whitehead. Por cierto que no hay que perderse otro capítulo, el dedicado a Galileo.

 

Concepción materialista de la naturaleza

Tengamos claro que lo que se opone a la religión no es la ciencia sino una concepción materialista de la naturaleza. Tal y como demostró el físico americano Stephen Barr, “en una obra titulada Modern Physics and Ancient Faith, los progresos científicos de los últimos años nos obligan a poner en cuestión el materialismo científico”.

Los “giros de la trama” (plot twist en inglés), ampliamente explicados en este volumen, son la teoría del Big Bang, la relación entre ciencia y belleza, las coincidencias antrópicas, la física cuántica –que abre la vía a la cuestión del libre albedrío- y la demostración matemática de la irreductibilidad del cerebro a una máquina.

 

Lo que nos revelan el Big Bang

Hay un párrafo en la página 79 que describe la síntesis del libro. He aquí: “Así pues, lo que nos revelan el Big Bang, el principio estético adoptado por los científicos, las coincidencias antrópicas, la física cuántica y los teoremas de incompletitud de Gödel es que la ciencia no se opone de ninguna manera a la concepción del hombre heredada de la tradición judeocristiana. Al contrario, la ciencia es perfectamente compatible con las nociones de libertad humana y de razón universal. El materialismo científico es incapaz de justificarse. Si, como pretende, nuestras ideas no son más que impulsos eléctricos producidos por la química del cerebro, ¿cómo puede afirmar que una idea, por ejemplo el materialismo, sea superior a otra? ¿por qué un impulso eléctrico del cerebro sería más verdadero que otro que se le opone?”.

Por cierto que en este libro he leído un ejemplo que pongo en clase. “Si Madre Teresa y Hitler han conocido la misma suerte al pasar de la vida a la muerte, la manera de vida que han elegido no tiene ninguna significación objetiva. ¿Por qué entonces empeñarse en ser bueno y generoso?”.

 

 

 

 

 

 

Richard Bastien,
El crepúsculo del materialismo.
Rialp.