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Carmen Hernández, iniciadora del Camino Neocatecumenal. Historia de una gran desconocida

 

El profesor Aquilino Cayuela describe el alma de una de las mujeres más influyentes en la Iglesia Católica de la segunda parte del siglo XX

 

 

20/09/21


 

 

 

 

 

No nos equivoquemos. Bibliografía sobre el Camino Neocatecumenal, sobre sus iniciadores, sobre su historia, sobre los problemas de su marcha en la Iglesia, sobre el fenómeno de su supersónica expansión por el mundo, no hay mucha. Al menos en español. Se podría contar con los dedos de una mano.

Por lo tanto estamos no solo ante una biografía, también espiritual, de Carmen Hernández Barrera (1930-2016), iniciadora junto a Kiko Argüello (1939), de este Catecumenado bautismal de adultos. Nos encontramos ante una historia del Camino, autorizada, en la medida en que el autor, el profesor Aquilino Cayuela, ha tenido acceso a fuentes primarias internas. Una historia del Camino hasta la fecha del fallecimiento de Carmen.

 

Cuatrocientas páginas

El profesor Cayuela, con una preclara mente germánica, ha trabajado a fondo. Y eso se nota. No ha dejado detalle de la vida de Carmen, nombre, lugar, fecha, que no  haya contrastado, ampliado, que no haya relacionado con otros datos de relevancia. Su capacidad estilística permite que la biografía, de cerca de cuatrocientas páginas, enganche. Entre otras razones porque no sé si se podría decir, al menos para los que no somos miembros del Camino Neocatecumenal, que Carmen era la gran desconocida de esta historia de abundancia de gracia divina.

No me refiero solo a su vida, que es apasionante incluso en el sentido novelado de la palabra –yo no dudaría en dar el salto hacia una serie de televisión o una película-. Es fascinante por su vida interior, por sus luchas, la permanente consigo misma, por las expresiones de su carácter, su identidad personal, el amor a Jesucristo, su itinerario de formación, el encuentro con Kiko, su noche oscura del alma, similar a las de Teresa de Lisieux o Teresa de Calcuta… Muchos aspectos que se pueden describir gracias a sus Diarios (1979-1981), parcialmente publicados en la BAC, la casa editorial que está cuidando a esta realidad eclesial expandida por todo el mundo.

 

Presentación de Rouco

Como dice el cardenal Rouco en la presentación, este libro es “una oportunidad de oro para conocer con extraordinaria viveza uno de los capítulos más palpitantes espiritual y apostólicamente –y posiblemente más fecundos- de la historia contemporánea de la Iglesia: la del Concilio Vaticano II”.

El profesor Enrique Bonete, en un reciente estudio, añade sobre este volumen: “Se nos da a conocer de modo ponderado el alma de una de las mujeres más influyentes en la Iglesia Católica de la segunda parte del siglo XX por cuanto ha contribuido de modo significativo a la difusión y aplicación pastoral de las renovaciones principales derivadas del Concilio Vaticano II: la bíblica (Dei Verbum 1965), la litúrgica (Sacrosanctum Concilium 1963) y la eclesiológica (Lumen Gentium 1964)”.

Entrar en la vida de Carmen Hernández a través de esta biografía supone alcanzar una visión panorámica del contexto eclesial del siglo XX y de la riqueza y variedad de carismas y de personalidades católicas, la mayoría presentadas en largas y bien documentadas notas a pie de página.

 

Corazón inquieto

No son pocas las etapas que jalonan la vida de Carmen, un corazón siempre inquieto. Desde sus estudios iniciales en el colegio de la Compañía de María, su relación con los jesuitas, su época de estudiante de Químicas en la universidad madrileña, su ingreso en las Misioneras de Cristo Jesús (en contra de la voluntad de sus familiares), su noviciado en tierras navarras, los cinco años de formación teológica en Valencia, la estancia en Londres para estudiar inglés antes de partir como misionera a la India, la etapa de Barcelona tras ser expulsada de la Congregación por su afán reformista, su larga y emocionante peregrinación por Tierra Santa, y el regreso inesperado a Madrid, donde conoce a Kiko Argüello, son algunos de los hitos vitales de este tapiz de muchos colores, de muchos matices, de no pocas relaciones.

Uno de los aspectos más ricos de la vida de Carmen, que se refleja fielmente en esta biografía, es su relación con personalidades destacadas de la historia de la Iglesia. Desde el jesuita padre Valentín Sánchez Ruíz, que también fue director espiritual de san Josemaría Escrivá y de Carmen Hernández en su época de estudiante universitaria, al P. Moisés Domenzáin. De manera relevante monseñor Marcelino Olaechea, el liturgista Pedro Farnés, el P. Paul Gauthier, de curiosa historia, hasta su encuentro con Kiko.

 

“Personalidades mesiánicas”

A mi modo de ver las páginas que relatan ese período de su regreso a Madrid después del viaje a Tierra Santa, su encuentro con Kiko, las reticencias iniciales, la visita de monseñor Morcillo a las chavolas de Palomeras, con un relato fascinante, y los primeros meses y años del Camino, son un momento fascinante de esta biografía. Ese permanente realismo directo que se refleja en el libro y que hacía a Carmen decir lo que pensaba, el juego de “personalidades mesiánicas”, la defensa de la justicia, el amor a los pobres, la centralidad de la eucaristía...

Y para ser sinceros hay que añadir que da la impresión de que el final de la segunda parte, que es la que se refiere a la consolidación y expansión, hasta la muerte de Carmen, del Camino, tiene un interés distinto a la primera, que es más intimista.

 

Curiosidades

El libro tiene algunas curiosidades dignas de reseñar. Entre otras. Página 52. Hablando de la historia de las Clarisas de Tudela, dice el autor que “Las Clarisas son la única orden contemplativa que hoy permanece en la ciudad gracias a las recientes vocaciones suscitadas dentro del Camino Neocatecumenal”.

O en la página 110, cuando habla de la influencia de “El Señor” de Romano Guardini en Carmen, dirá: “Siempre evitará como catequista poner moldes y etiquetas, un punto en le que tiene una gran comunión con Kiko, que es un artista y un espíritu libre; de modo que el Camino que ellos inician va a apartarse de la normatividad, la rigidez, la institucionalización y todo aquello que suponga troquelar, uniformar o modelar a las personas”.

 

Ricardo Blázquez

O en la página 241 cuando nuestro autor comenta, referido a los años 1968-1971, que “en Roma, en la parroquia de la Natividad, un joven presbítero español de Ávila se incorporó a esta comunidad, este joven presbítero actualmente es cardenal arzobispo de Valladolid y ha llegado a ser presidente de la Conferencia Episcopal Española; nos referimos al cardenal Ricardo Blázquez”.

Sin lugar a dudas, la personalidad espiritual e incluso intelectual y teológica de Carmen Hernández adquiere una nueva dimensión pública con este trabajo. Quien quiera saber qué es el Camino Neocatecumenal, quiénes son sus iniciadores, en qué contexto se desarrolla, cuál es su aportación específica, tiene que pasar por aquí.  No me extraña que pronto se inicie el proceso de la causa de beatificación de Carmen Hernández. Motivos hay sobrados.

 

 

 

 

 

 

Aquilino Cayuela,
Carmen Hernández. Notas bibliográficas.
BAC.