Colaboraciones

 

Ese titular tendencioso… ¡anuncia guerra!

 

No hay Humanidad sin humanidad. No hay vida sin Vida. No hay verdad sin Verdad. ¿Quieres más?

 

 

24 septiembre, 2021 | Jordi-Maria d’Arquer


 

 

 

 

 

Lo denotaba bien el titular de un popular periódico que habitualmente insiste mucho en que es el mejor: “Hungría desafía a Europa”. ¿No será más bien que es Europa la que desafía a Hungría, más aún, a la verdad de la Vida? Rebobinemos. 1. “¡PREPARADOS!”: La UE ha abierto la puerta a la violación de la Vida con su aprobación y promoción del aborto, tratando de imponerlo en sus estados miembros… y lo que te rondaré, morena. 2. “¡LISTOS!”: Hungría y Polonia parece que están dispuestas a hacer prevalecer la Verdad y la Vida salvaguardándose de caer en esa lacra del aborto que está consumiendo la herencia intrínseca de la Humanidad. 3. “¡YA!”: No hay Humanidad sin humanidad. No hay vida sin Vida. No hay verdad sin Verdad. ¿Quieres más?

Abre bien los ojos, porque nos lo están plantando en nuestras narices. Cuando me muevo por mi trabajo o para mis libros me encuentro invariablemente con un factor que hasta ahora era sibilinamente sutil, pero que progresivamente está sacando rabo y orejas con insistencia y violencia crecientes. Resulta que aquel a quien contacto no me contesta, o no se me pone al teléfono, o me lo cuelga incluso, da largas sine die o me da un portazo en las narices… no colabora. ¿Qué sucede? Algunos se atreven a pasarme mis artículos por las narices, y punto. Ven que soy combativo y que no estoy dispuesto a hacer de pelele, y eso no les gusta. ¿No es esa la libertad de que ellos se llenan la boca? ¿Por qué no me respetan la mía a pensar diferente? Ellos tienen su razón, ¿no es así? Pero… ¿no será más bien sinrazón? Son libres de no colaborar, allá ellos, pero es inadmisible el desprecio y la falta de respeto, cosa que la Iglesia no hace con ellos, porque está dispuesta a recibirlos en su seno si ellos lo desean… paciente. Sabe que Dios tiene su hora. Y llegará Su hora.

Así es, amigo del alma. La presión aumenta sobre la clase repudiada por el pensamiento único del “Estado Policial Rosa”, según la denominación que con clarividencia Rod Dreher se ha sacado de la manga como un as, para orientarnos en un futuro tan inmediato que ya lo estamos viviendo. Podríamos hacer con esta frase un eslogan: “¡Vive tu futuro!”. No te rías, porque tendría sus riegos: que nos lo tomáramos en serio, y saliéramos al ruedo a dar la cara y luchar. Salir al ruedo y luchar significa ver, pensar, formarse y actuar. Pero: “¿Cómo actuar?”, podríamos plantearnos: “¡Si no te dejan!”.

Te diré qué puedes hacer tú, en tu espacio vital. Por pequeño que sea, estarás cumpliendo la voluntad de Dios en tu vida, y eso lo es todo. Todo para ganarte el Cielo, que para esto estás aquí. Siempre podrás hacer algo, y si no, deberás dar la vida… cuando Dios te la pida… o te darás de narices.

Sentencia Rod Dreher en su libro Vivir sin mentiras: “Si nosotros, los creyentes de los últimos tiempos, no somos capaces y no estamos dispuestos a ser fieles en los relativamente pequeños desafíos a que enfrentamos, no hay razón para pensar que seremos capaces de dar lo que toque para soportar la seria persecución en el futuro” (Rod Dreher. Live Not By Lies. Ed. Sentinel. New York City, 2020. Pág. 185).

Europa ha caído, como una carta más de la serie de cartas que irán cayendo del vanidoso castillo de naipes del Estado Policial Rosa. Es curioso -y señal de que el Mal está rampando- que algunos de los Padres de Europa fueran católicos, uno de ellos recientemente proclamado venerable (y por tanto, camino de ser canonizado) por la Iglesia católica: Robert Schuman. Europa no es lo que era.

…¡La Prensa tampoco! Cuesta creer, pero los titulares de la Prensa señalan cada día con mayor descaro y a destajo –con su no tan obvio manoseo de la tendenciosidad conceptual- el camino de la decadencia. Es una causa y un síntoma a la vez de que no avanzamos, sino que retrocedemos a la era de las cavernas.

Querido amigo, mantén los ojos abiertos, y actúa. Cuando huele a chamusquina es la prueba de que el fuego quema, y hoy agita las sombras de la noche. Aquellas sombras de las que Jesús le hablaba a Nicodemo: “La Luz vino al mundo y los hombres prefirieron la tiniebla a la Luz” (Jn 3,19). “Ellos”, los promotores del Mal, tendrán que rendir cuentas, tarde o temprano, pero yo, tú, él, nosotros y vosotros tendremos que romper el tabú del amor al prójimo y ayudarnos, también  económicamente o dando casa, de manera ingeniosa y hasta las últimas consecuencias, porque estamos en guerra (Peter Kreeft. Cómo ganar la guerra cultural. Ed. Cristiandad. Madrid, 2017).

Jesús es determinante: “La señal por la que conocerán que sois discípulo míos será que os amáis unos a otros”. (Jn 13,35). Es algo que se cumplió entre los primeros cristianos. ¿Y nosotros?, ¿qué hacemos? Sin nuestro testimonio, “ellos” seguirán tozudos, o bien se convertirán si testimoniamos sensata y santamente. Ya no escurrirán más el bulto como en épocas pasadas; ya ves que van en serio con su retahíla de desprecios prepotentes. Son aires que intoxican al más osado comodón, pero que ellos aprovechan para crecer y multiplicarse. Hasta que Dios diga: “¡Basta!”: “Unos saldrán a una resurrección de vida, otros de condena” (Cfr. Jn 5,29).